Florence Foster Jenkins tenía muchísimo dinero y le faltaba casi
todo lo demás. Ha pasado a la historia por su voz chillona y chirriante y por
su horrorosa manera de cantar. La primera vez que oí hablar de ella fue en un
programa de radio que dejó de emitirse hace tiempo. Era Clásicos Populares, dirigido y presentado por Fernando Argenta.
El programa tenía una sección que se llamaba ¿Hacemos cisco el disco? Creo recordar
que, además de estas cantantes de ópera, con mucha voluntad pero sin ningún
talento, se daba paso también a música chill-out y aquello que se llamó música de
la Nueva Era, que para mí resultaba
un poco desquiciante. Y creo que para Fernando Argenta también.
Florence Foster Jenkins pasó a la historia como un personaje
friki. Pero evidentemente detrás de cada uno de estos personajes frikis,
siempre hay una persona que actúa con lógica, aunque sea con una lógica propia
que los demás no podemos entender. Queda claro también que el fenómeno friki, donde
un individuo capta la atención de una audiencia por su notoria falta de
talento, no es un invento de la televisión actual. Ya había muestras de ello en
los años 1940, especialmente en Estados Unidos. Tenía que ser en Estados
Unidos, donde el dinero es Dios y obtenerlo, sea como sea, una Religión.
Lo que hace esta película, precisamente, es humanizar al
personaje, dentro de sus límites como ficción. Con un cariño indudable por
Florence, Stephen Frears, la presenta como una excéntrica mujer adinerada, en
los últimos años de su vida, apasionada por la música y con la suficiente fuerza
y con grandes deseos para poder expresarse libre, aunque sea torpemente. Es una
mujer emprendedora. Creó el Club Verdi, para que personas de la alta sociedad,
pero musicalmente bastante incultas, asistieran a espectáculos teatrales que
ella misma financiaba y protagonizaba.
Se trataba de representar escenas de las principales óperas
y ballets, como tableaux vivants. También
se ocupaba del diseño de vestuario y de las coreografías. Excéntrica, sí; pero también
muy creativa. No hay que olvidar que tenía más de 70 años cuando murió, poco
después de cantar en el Carnegie Hall de Nueva York, y que padeció toda su vida
la sífilis que le contagió su primer marido a los 18 años.
La verdadera Florence Foster Jenkins |
En la película se presenta el ambiente en el que vivió y los
personajes, más o menos famosos que conoció y que se acercaban a ella cuando
necesitaban dinero. Todos menos uno. Su marido tiene un gran protagonismo. Era
también un actor mediocre pero que ejerció durante toda su vida como ángel de la guarda de Florence. Él se
encargaba de la promoción de los espectáculos y de “contratar” a los
periodistas que debían escribir las críticas halagadoras sobre los espectáculos.
El problema se presentó cuando Florence quiso cantar además de representar cuadros vivos.
El marido se llamaba St.Clair Bayfield y estuvieron juntos 30 años, a
pesar de mantener una relación de abstinencia sexual debido a la enfermedad de
ella. Hugh Grant se encarga de darle al personaje su especial toque británico y
una ternura infinita en su relación con Florence (Meryl Streep).
No sabría decir si Florence era consciente de sus nulas
capacidades para cantar y le importaba un pimiento porque quería vivir y
transmitir su pasión por la música o si vivía las consecuencias de un delirio
mental producido por la sífilis. De cualquier manera, no perjudicaba a nadie y,
sin embargo, fue objeto de burla alguna vez, aunque su marido estuviera allí
siempre para protegerla. Al final de la película, antes de su muerte, Florence
dice dicen que no sé cantar, pero en
realidad lo he hecho en el Carnegie Hall. Fue su sueño cumplido.
La película es una biopic clásica que da mucha importancia a
la puesta en escena, un poco teatral, y sobre todo se apoya en las magníficas interpretaciones de
Meryl Streep, Hugh Grant y de Simon Helberg que interpreta al pianista que
siempre acompañó a Florence.
Dirección: Stephen Frears
Guion: Nicholas Martin
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Danny Cohen
Intérpretes: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg, Nina Arianda, Rebecca Ferguson.
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