Los autores.-
Altarriba y Keko |
Antonio Altarriba es escritor, ensayista, catedrático de
literatura francesa, crítico literario, etc, etc, etc. Su vida discurre
alrededor de la literatura y la narración. Se define desde muy joven como
contador de historias. Nació en Zaragoza. Ha escrito el guion de esta historia.
Keko, José Antonio Godoy, es historietista e ilustrador. Ha
sido muy valorada por los críticos de cómic su capacidad para controlar la luz
en el dibujo. Ha publicado en Madriz
y en Exit Express. Se ha ocupado del
dibujo de esta historia.
Mi opinión.-
No soy lectora habitual de cómics pero sí que me interesa
mucho la pintura, la fotografía y más recientemente la ilustración. El perdón y la furia pertenece a una
colección editada por el Museo Nacional del Prado y que se presenta como
complemento de algunas exposiciones o más bien de algunas obras muy
significativas y que se muestran como absolutas protagonistas del cómic.
Así en esta novela gráfica, son las cuatro furias de José de
Ribera, el Españoleto las
protagonistas. Parece que Ribera se formó principalmente en Italia y muestra
una fuerte influencia de Caravaggio y el tenebrismo. Se instaló en Nápoles que entonces
era virreinato español. Allí recibió este encargo del mismo virrey, puesto que
era un pintor muy apreciado. Se trataba de la realización de cuatro cuadros,
cada uno dedicado a una de las furias.
Se las llamó furias, aunque representaban a cuatro hombres
sometidos a suplicios eternos. Hoy se conservan dos de ellas, Ticio e Ixión expuestas
en la Rotonda Alta del Museo del Prado, y se han perdido, no se sabe cuándo ni
cómo, Sísifo y Tántalo. Ticio era un personaje lujurioso, castigado eternamente
por intentar violar a Leto, una de las amantes de Zeus. Los buitres se comían
eternamente su hígado.
Ticio y detalle. El Españoleto |
El suplicio de Ixión no era menos doloroso. Había intentado
seducir a la propia Hera, esposa de Zeus y por ello fue desterrado al Tártaro,
atado por serpientes a una rueda ardiente que no cesaba de girar.
Ixión y Detalle. El Españoleto |
Parece que el crimen de Sísifo no fue tan horrendo como el
de los anteriores aunque su suplicio también es eterno. Reveló los secretos de
los dioses y por ello fue condenado a subir una enorme roca por la pendiente de
una montaña para que, invariablemente, la roca cayese poco antes de alcanzar la
cima. Y así, vuelta a empezar. Albert Camus escribió un ensayo que terminaba
diciendo “Hay que imaginar a Sísifo feliz”.
Tántalo invitó a comer a los dioses pero cuando la comida
escaseó en su mesa, decidió matar a su hijo y servirlo. Todos los dioses se
percataron de ello y no comieron, excepto Deméter que devoró uno de sus
hombros. Zeus le devolvió a la vida pero castigo a Tántalo a sentir eternamente
hambre y sed y a estar sumergido en un lago de agua dulce hasta la barbilla, siendo
constantemente rozado por las ramas de árboles llenos de fruta, que se
apartaban de su boca cuando intentaba saciar su hambre y su sed.
No debemos olvidar que estamos en pleno barroco. En el
momento en que la culpa, el tormento, el castigo y la furia divina tienen una plena
difusión. Estos cuatro delincuentes se contorsionan por el dolor, sus caras son
muecas de absoluto padecimiento y además están colocados formando un círculo
para mostrar, sin ningún género de duda que su castigo será eterno.
Con esta base, los autores han creado una novela negra con
tintes mágicos. A partir del intento de volver a pintar los cuadros perdidos,
el protagonista, un profesor de universidad y pintor, llegará hasta la locura. Intentará
reproducir los pigmentos añadiendo su propia sangre y reproducirá con su cuerpo
las contorsiones producidas por el dolor eterno.
Nada de eso será suficiente. Y nunca alcanzará el perdón por
sus pecados, esos pecados que los lectores no conoceremos jamás.
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