La autora.-
Rebecca Solnit nació en Connecticut en 1961, pero se
trasladó enseguida a California. Como ella misma se define en su página web, “es
un producto del sistema público de educación”. Ha escrito sobre arte,
feminismo, indigenismo, cambio social, sociedad civil y también resiliencia
frente a desastres. Otras obras suyas son: The
mother of all questions, A Paradise built
in hell, Savage Dreams, Wanderlust. Lamentablemente sólo éste
último está traducido al castellano. Rebecca Solnit
Mi opinión.-
En A Paradise built in
hell, Solnit abordaba la extraordinaria fuerza y capacidad de las
comunidades ante desastres. Escribió entonces “Lo que ocurre en los desastres
demuestra el triunfo de la sociedad civil y el fracaso de la autoridad
institucional”. No estoy plenamente de acuerdo con esta frase pero sí que creo
que es tiempo ya de reivindicar la mayoría de edad de la sociedad civil.
Este libro, Los
hombres me explican cosas, es una recopilación de artículos y ensayos publicados
individualmente en la prensa. Se editó en principio en ebook, pero enseguida
pasó al papel. Ha tenido una gran difusión. Además se considera que, gracias a
estos artículos, nació el neologismo mansplaining.
No tiene todavía una traducción exacta al castellano, pero podríamos considerar
que el manspreading, el “despatarre
masculino en transporte público”, recientemente de moda también, es una de sus
variantes. Así que, tirando un poco de humor feminista, podríamos traducir
mansplaining como “despatarre verborreico”.
Este es el tono que mantiene el libro. Habla de cosas atroces
que les ocurren a las mujeres pero no abandona un cierto sentido del humor y,
por supuesto, la esperanza. Desde el silencio a la violación y la muerte, la
autora analiza toda una serie de situaciones en las que la mujer es obligada y,
sobre todo, es educada para retroceder. Para demostrar su modestia, para no
herir la sensibilidad del hombre, para ocultar sus carencias educativas o por
cualquier otra razón.
En Mad Men ella explicaba cosas |
El caso es que ese paso atrás ha sido una ventaja regalada a
los hombres. Una ventaja brutal y terrible. Leo ahora mismo que una mujer de 47
años fue golpeada hasta la muerte por su expareja, un hombre de 80. Un anciano,
supongo que con sus fuerzas considerablemente mermadas por la edad, pudo matar
a una mujer adulta sin que ésta se defendiera. No creo que sean necesarias más
pruebas de la educación para la indefensión que hemos recibido, en todos los
ámbitos.
Déjame explicarte porqué estás equivocada |
Los hombres nos explican cosas con condescendencia, nos
permiten que ocupemos parte de su espacio, nos corrigen aunque no estemos
equivocadas, nos llevan por el camino que quieren. Todas hemos vivido estas
experiencias. Yo puedo mencionar dos. Asisto a un taller de lectura todos los
meses y entre las cincuenta mujeres hay pocos hombres, tres o cuatro como
máximo. Bueno pues esos tres o cuatro siempre dan su opinión, pero la mayoría
de las mujeres calla ¿Por qué?
El segundo ejemplo queda más atrás en el tiempo, hace unos
25 años. Acababa de sacarme el carnet de conducir y tenía mi coche aparcado
cerca de casa. Estaba maniobrando para sacarlo e irme donde fuera cuando llegó
un amable vecino y empezó a indicarme cómo tenía que aparcarlo. Por supuesto
que no le contradije y volví a aparcar para no herirle y no ser maleducada ¿Por
qué?
En este libro hay varias explicaciones. Una de ellas es que
las mujeres son vistas como seres no creíbles y no fiables. Así desde Eva o
desde que Cassandra rechazó los avances sexuales de Apolo. Éste la maldijo. Le dio
el don de la profecía pero al mismo tiempo la castigó para que nadie la
creyese. Pero también porque a los hombres se les educa en la exclusividad y la
arrogancia, en no tener que escuchar a nadie que no sea varón, blanco, adulto y,
hasta hace poco tiempo, homosexual.
Esa arrogancia y esa sobreocupación del espacio público
pueden degenerar en la violencia, el maltrato y la muerte de las mujeres. No
son compartimentos estancos sino puntos de una línea continua de desprecio
hacia las mujeres. Ocupar el sitio público que nos pertenece, simplemente por
haber nacido en este mundo, ha sido una lucha constante y lo sigue siendo. Los ejemplos
más recientes son los de mujeres que intentan hacerse hueco como ilustradoras
de cómic o en el ámbito de los juegos en red. No son muy bien recibidas como
tampoco lo fue Charlize Theron en Mad
Max. Furia en la carretera, y su supuesto tono feminista.
Vivimos en un tiempo de fundamentalismo capitalista. Poco podemos
hacer si nos enfrentamos a ese Saturno que devora implacablemente a sus hijos y
más aún a sus hijas, pero hay esperanza. La esperanza puede estar en caminar en
la incertidumbre y el cuestionamiento sin adorar falsos y voraces dioses y
entender que la lucha emprendida por mujeres hace 150 años, ha sido la
revolución blanca más consolidada e incruenta de la historia.
Siempre tengo la razón y sé más que tú |
El feminismo no pretende liberar a las mujeres. El feminismo
libera a los hombres y a las mujeres. A ver si de una vez lo entendemos. Lectura muy recomendable, éste y el resto de sus libros.
Los hombres me explican cosas
Rebecca Solnit
Trad. Paula Martín
Ed. Capitán Swing
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