La autora.-
Siri Hustvedt es ensayista, novelista y poeta. Ha publicado
ya bastantes libros, la mayoría ensayos sobre feminismo, arte y ciencia, aunque pocos de ellos están traducidos al
castellano, lamentablemente. Su último libro publicado en castellano es un ensayo: La mujer que mira a los hombres que miran a
las mujeres.
Mi opinión.-
Debido a la preocupante falta de espacio en mi casa para
albergar más libros y también a mi precaria situación económica, cuando me
interesa un autor ahora recurro a las bibliotecas públicas de Zaragoza para
leer antes de comprar. Así me encuentro con gratas sorpresas como esta novela, El verano sin hombres.
Mía Fredricksen tiene 55 años, es una poetisa reconocida que lleva casada 30 años con Boris, hasta que un día, este Boris decide que
está cansado y necesita una pausa. La “pausa” es una joven francesa que no
tiene más relevancia en la novela. Sin embargo, esto para Mía supone una
debacle. Aunque es una mujer de finales del siglo XX o principios del XXI, que
ha desempeñado su profesión y ha vivido en un ambiente aparentemente
igualitario respecto a las relaciones de género, todo su mundo se viene abajo y
su salud mental también.
Después de salir de la clínica psiquiátrica regresa a su
pueblo natal, con su madre. Allí tendrá la oportunidad de conocer a las “Cisnes”,
amigas de su madre que han formado un peculiar club de lectura. También podrá
dar clase de creación literaria a unas adolescentes, inseguras, oscuras y
agresivas como son todas las adolescentes. Y por último, se encontrará también
con una vecina casada, joven y con dos niños y una considerable dependencia
emocional y económica respecto a su marido, inseguro y violento.
El encuentro con las ancianas “cisnes” supone para Mía mirar
abiertamente los estragos de la vejez y enfrentarse con la muerte y también con
una generación de mujeres que no han podido expresarse libremente. Abigail
sería la representante clara de esa generación de mujeres silenciadas. Toda su
vida ocultó que había estado enamorada de otra mujer. Pero para expresarse ha utilizado otra táctica: se permite
bordar lo que ella llama divertimentos. En ellos oculta/revela su verdad.
La novela es muy interesante. La protagonista se coloca en
el papel de cronista de las realidades de esas mujeres de diferente edad a una
cierta distancia pero también es capaz de autoexaminarse constantemente con esa
misma distancia, con humor y a veces con un poco de cinismo. La acción, durante
el verano, discurre lentamente pero no se hace pesada. Al mismo tiempo Mía
intercala sus recuerdos.
También autoexamina a su marido y la larga relación que han
mantenido, y esto le sirve para, caústicamente, teorizar sobre las dependencias
emocionales de los hombres y las diferencias sexuales, biológicas y psicológicas
con las mujeres. La manera diferente en que ambos entendemos el amor, la
intimidad y, a fin de cuentas, la vida.
Hustvedt refleja el caos interior que vive Mía después de
ser abandonada por su marido a través de esta narrativa en primera persona, con
sus recuerdos y también con cartas y correos electrónicos, disquisiciones
teórico-filosófico-psicológicas y también ingenuos dibujos de la propia autora. A mí lo que me parece más importante de ese excepcional verano, no es que Mía, en su edad adulta, viva sin hombres sino
que se rodea especialmente de mujeres en momentos cruciales de su adolescencia, juventud y vejez. Muy recomendable.
El verano sin hombres
Siri Hustvedt
Trad.: Cecilia Ceriani
Ed. Anagrama
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario