La Iglesia Parroquial de San Miguel de los Navarros fue
construida en el siglo XIV en estilo mudéjar sobre el solar de una pequeña
ermita románica situada, entonces, extramuros de la ciudad de Zaragoza que
databa de 1260. Los navarros habían participado en la reconquista de la
ciudad por parte de Alfonso I el Batallador y fueron recompensados con su
barrio propio cerca de la muralla medieval, entre los muros de rejola y de
piedra. De la muralla de rejola quedan en pie algunos torreones y lienzos en algunas
calles; la Puerta del Carmen, única en pie en Zaragoza, es muy posterior de
1794, pero está más o menos situada donde estuvo la Puerta de Baltaxio del siglo XIII.
Vista exterior del ábside y la torre |
De este origen mudéjar queda todavía, en el interior la
decoración con yeserías y el frontal del altar del que hablaré luego; también la
decoración exterior del ábside con celosía y cruces navarras y la torre, aunque toda la iglesia sufrió una profunda reforma interior y ampliación entre
1666 y 1669. En esta ampliación se construyó sólo una nueva nave en el lado sur
porque en el otro lateral todavía estaba el cementerio de la parroquia. También se
colocó entonces un nuevo coro y sobre él el órgano, con trompetas de
batalla, construido por José de Sesma.
El órgano y el coro |
En 1604 se construyó también el trasagrario, una pequeña
capilla situada detrás del retablo mayor, donde de forma poco armoniosa, se “almacenan”
relicarios y reliquias de santos, alguna talla y pinturas murales de Felices de
Cáceres sobre un zócalo de azulejo. Unas puertas centrales permiten ver la
trasera de madera del retablo mayor.
Escenas del retablo mayor |
En el siglo XVIII se construyó en la nueva nave lateral la
capilla de Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja, restaurada en 2004, donde hoy
se pueden contemplar dos pinturas de José Luzán, maestro de Goya y los Bayeu, que
representan la Reconquista de Zaragoza por Alfonso I con ayuda del arcángel San
Miguel y con la aparición de la Virgen también. En esta capilla se conserva el único
carillón de estudio que hay en España.
Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja |
En la fachada, encima de la portada principal barroca,
protegida por una gran venera, hay una escultura de San Miguel de Antonio Palao,
como se le presenta habitualmente, derrotando a Lucifer, pero éste resulta un
tanto extraño. Y es que un rayo “vengador” cayó sobre la cabeza de la escultura
de Lucifer y la dañó gravemente. Así que tuvo que ser sustituida y el artista,
Félix Oroz, decidió dejar para la posteridad un retrato (como diablo) de su
amigo Jerónimo Borau, entonces rector de la universidad. No debía de ser muy
simpático para los estudiantes.
San Miguel y Jerónimo Borau |
La torre es de planta cuadrada y tiene tres tramos. Comenzó a
edificarse en 1396, acabándose en 1583. Decorada con arcos mixtilíneos y vanos
geminados, no es tan esbelta como otras torres mudéjares de Aragón, pero tiene
su encanto. Su chapitel es todavía más tardío. Diseñado por Ricardo Magdalena
en 1898, es de estilo modernista, de hierro forjado con decoración floral y
alberga la célebre Campana de los
perdidos.
La torre mudéjar |
Hay que trasladarse a 1500, cuando la iglesia estaba en el
límite de la ciudad, donde empezaban los huertos que la abastecían, pero
también la abundante maleza que flanqueaba al río Huerva. Hombres y mujeres
salían de la ciudad a trabajar en los huertos o recoger leña durante todo el
día. Y a la vuelta, podían encontrarse al anochecer con densas nieblas, heladas
y lluvia; un frío de muerte en el que muchos de ellos se perdían. Se decidió
colocar una linterna que actuase como faro para guiar a los perdidos, pero no
tuvo mucho éxito. Así que se decidió tocar la campana cada media hora, desde el
atardecer hasta medianoche. 33 toques, por la edad de Cristo. Actualmente sólo
toca una vez, a las 21.00 horas en Otoño e Invierno y a las 22.00 en Primavera
y Verano. Pero siguen siendo 33 toques.
Chapitel y Campana de los perdidos |
Sin duda las dos piezas más impactantes del interior de esta
iglesia son el altar mayor y el frontal del mismo altar. El frontal es una
pieza de madera de pino de estilo mudéjar en cuyo centro se encuentra una
pintura gótica al temple (1400) representando a San Miguel, vestido como un
soldado de Juan II de Aragón. Se atribuye al pintor catalán Luis Borrasá. Los
laterales presentan labor de lacería dorada y policromada, con flores
encajadas en octógonos y rodeadas de estrellas de ocho puntas
Frontal gótico-mudéjar |
El retablo del altar mayor es obra de Damián Forment y
lógicamente representa escenas según la leyenda dorada de San Miguel,
destacando la escultura central de San Miguel vestido como soldado romano. El
retablo está tallado en madera de pino dorada posteriormente y no en alabastro
como otros del mismo autor, por ejemplo el del Pilar. Se encargó en 1519 y
sería interesante conocer porqué una “pobre” parroquia de barrio pudo encargar
al mismo escultor que trabajaba para la basílica del Pilar. La respuesta es que el retablo fue sufragado por el mismísimo papa León X, amigo de Alonso de Aragón, hijo
ilegítimo de Fernando el Católico y arzobispo de Zaragoza. Es una muestra del
primer Renacimiento, con jarrones, angelotes y otra ornamentación típica, manteniendo todavía características góticas. La escultura central es obra exclusiva de
Forment y destaca por la expresión serena de su rostro enmarcado en una rizada cabellera
rubia.
Retablo mayor y San Miguel Arcángel |
Aquí más información y buenas fotos: Aragón Mudéjar y gozARTE.
El trazado de la muralla medieval de Zaragoza y sus puertas. En el número 5 está la Iglesia de San Miguel de los Navarros.
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