En el año 2018 se cumplirán novecientos años desde que
Alfonso I, el Batallador, conquistase la ciudad que hasta entonces había sido
capital de la taifa saraqustí. Al final, y sin duda por ese ADN zaragozano que nos
impide rendirnos por las malas, fue el hambre el factor determinante para que
los cristianos entrasen en la ciudad. No sé si se está preparando algún tipo de
conmemoración pero debería hacerse. No me gustaría, sin embargo, que ese recuerdo
subrayase la victoria de una cultura sobre otra, la cristiana sobre la
musulmana, sino que nos ayudase a pensar que en algún momento de la historia
hemos pertenecido también a otras culturas.
Pocos vestigios quedan en la ciudad de esas otras culturas y
de su esplendor. Pero para recordar también tenemos la literatura y su compañera,
la música. En Zoótropo Teatro han programado visitas teatralizadas durante este
verano, intentando revivir ese pasado común que, de otra manera, se nos escaparía. Con música y literatura, recorrimos
la ciudad y su historia. Muchos fueron los autores nombrados y leídos, y es una lástima que no los recuerde a todos.
Patio de la Escuela de Música y Danza |
Empezamos en la Escuela de Música y Danza de la calle Las
Armas, 32. Un edificio poco conocido de Zaragoza. Un antiguo palacio de los siglos XV-XVI, con
patio interior rectangular, que conserva todavía algunas portadas originales y
decoración mudéjar de ataurique. Perteneció a la familia Ariño, alta burguesía
de la época y, durante la Guerra de la Independencia parece ser que sirvió como
residencia de los oficiales franceses. De entonces se conserva un salón con el
alfarje original y pinturas del siglo XIX. Ya después en el siglo XX se acondicionó como edificio de
viviendas hasta llegar a la rehabilitación actual, concluida en los años 2000.
Salón Principal |
Allí nos enteramos por Catulo, Cayo Valerio Catulo poeta
romano del siglo I a.C., que los celtíberos (los de Zaragoza y el resto
también) tenían por costumbre cepillarse los dientes con orina (esperemos que
fuese con la suya propia) y que los romanos ricos importaron esta costumbre (y
la orina también) de Hispania. La otra opción que tenían los romanos como
dentífrico era utilizar sesos de rata, secos y machacados. No sé qué sería
peor. El caso es que Catulo escribió un poema a Egnacio, un celtíbero que
sonreía siempre y que no debía caerle muy simpático,
Egnacio por tener los
dientes resplandecientes,
va sonriendo por
doquier, …
sea lo que sea, allí
donde esté
haga lo que haga
sonríe. Tiene esta enfermedad,
ni elegante, como
pienso, ni educada. …
Pues no hay cosa más
inoportuna que una sonrisa inoportuna.
Ahora bien, eres
celtíbero. En la tierra celtíbera,
cada uno, con lo que
haya meado, suele abrillantar
por la mañana los
dientes y la sonrosada encía;
así que cuanto más
pulida está esa dentadura vuestra
tanto más enjuague
delata que has bebido.
Marco Valerio Marcial, también poeta latino pero nacido en
Calatayud (es decir en Bilbilis), un siglo después, emigró a Roma e intentó prosperar allí,
pero parece que no lo tuvo fácil por su origen hispano o porque sus versos no
fueran apreciados. Así que desengañado aconsejaba a un padre sobre la educación
de su hijo, con toda la socarronería aragonesa de la que era capaz,
… Como haga versos
deshereda al poeta. ¿Quiere aprender oficios de dinero? Procura que se haga
citarero o flautista de acompañamiento. Si el muchacho tiene visos de ser duro
de mollera, hazlo pregonero o arquitecto.
Palacio de la Alfajería |
Pero a partir del siglo VIII, los poetas y los artistas, en
general, fueron mucho mejor apreciados. Se decía que la mezquita mayor de
Saraqusta, ciudad principal y luego capital de taifa, había sido fundada por un
discípulo directo de Mahoma. Avempace nació en esta Saraqusta entre 1085 y 1090,
poeta, médico y filósofo. En la corte saraqustí se refugiaron los intelectuales
más importantes que huían de las guerras civiles del sur de Al-Ándalus y no
sólo eran musulmanes, también acudieron aquí, al Palacio de la Aljafería, Ibn Gabirol, nacido en Málaga e Ibn Paquda, ambos judíos, respectivamente. Medina Albaida era el sobrenombre de Saraqusta por sus
murallas blancas consideradas un talismán contra las serpientes, según contaba
Al-Edrisí en el siglo XII,
Zaragoza ocupa una
basta extensión de terreno, está poblada y sus barrios están ampliamente
instalados; posee calles anchas, casas y residencias muy hermosas; rodeada de
jardines, huertos y provista de una sólida muralla de piedra. Situada a la
orilla de un gran río, parte de cuyas aguas provienen del país de los Rum, de
las montañas de Calatayud y de otros sitios. Todos éstos cursos confluyen
al norte de la ciudad de Tudela y el Ebro discurre enseguida hasta Zaragoza.
Zaragoza lleva también
el nombre de “Ciudad Blanca” que se le da a causa de la gran cantidad de yeso y
cal que en ella se encuentra. Una particularidad de la ciudad es que las
serpientes jamás penetran en ella; si se lleva allá una
serpiente, ésta muere enseguida. Algunos sostienen que existe en Zaragoza
un talismán contra serpientes. Otros dicen que para la mayor parte de las
construcciones de la ciudad se ha utilizado mármol, que es una variedad de la
sal gema, y que tiene la propiedad de alejar a las serpientes de los lugares
donde se ha utilizado: así sucede en muchos distritos.
Primera edición del Amadís de Gaula de 1508 |
Durante los siglos XVI y XVII, Zaragoza era “La harta”, una
ciudad próspera, la Florencia de España, centro de intelectuales y artistas
otra vez. Nombrada en las exitosas novelas de caballerías que rememoraban un
tiempo pasado y que se imprimían en la casa de Jorge Cocci: Don Clarisel de las
Flores de Ximénez de Urrea o el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. El Quijote
de Cervantes tenía previsto asistir a las justas que se iban a celebrar en
Zaragoza, sin embargo, no lo hizo, porque el Quijote de Avellaneda se le adelantó.
Manuscrito del Clarisel de las Flores. Universidad de Zaragoza |
No obstante, Cervantes menciona la historia de la liberación
de Melisendra, presa en la ciudad de Sansueña (Zaragoza) por su esposo, don
Gaiferos. Y es que en 1595, Cervantes había acudido a un certamen poético organizado
por los dominicos en honor a San Jacinto en Zaragoza y lo había ganado. El premio
fueron unas cucharillas de plata. Baltasar Gracián es todavía considerado un gran valor
literario universal. Nacido en 1601, en 1992 su Oráculo fue considerado un best-seller en Estados Unidos, como
libro de autoayuda para jóvenes ejecutivos según escribe Juan Domínguez
Lasierra en su libro Aragón en la literatura.
Y sigue siendo también de gran inspiración para escritores actuales. También
del siglo XVII María de Zayas estuvo viviendo en Zaragoza en 1635 y
publicó dos años después sus Novelas amorosas
y ejemplares. En Zaragoza, sitúa El
jardín engañoso, una historia de amores, desamores, diablos, jardines
encantados, fidelidad conyugal y máximo sacrificio.
María de Zayas y Sotomayor |
Otra autora mencionada en esta visita teatralizada es Josefa
Amar y Borbón. Pionera del feminismo en España, nació y murió en Zaragoza,
entre 1749 y 1833. Para ella, el cerebro no tenía sexo y las mujeres podían
desempeñar cualquier profesión siempre y cuando recibieran la educación adecuada.
Así dice en su Discurso en defensa del
talento de las mujeres (Antología del Pensamiento Feminista Español, Johnson y
Zubiaurre eds.),
No contentos los
hombres con haberse reservado los empleos, las honras, las utilidades, en una
palabra, todo lo que puede animar su aplicación y desvelo, han despojado a las
mujeres hasta de la complacencia que resulta de tener un entendimiento ilustrado.
Nacen y se crían en la ignorancia absoluta: aquellos las desprecian por esta
causa, ellas llegan a persuadirse que no son capaces de otra cosa, y como si
tuvieran el talento en las manos, no cultivan otras habilidades que las que
pueden desempeñar con estas. ¡Tanto arrastra la opinión en todas materias! Si
como esta da el principal valor en todas las mujeres a la hermosura y el
donaire, le diese a la discreción, presto las veríamos tan solícitas por
adquirirla como ahora lo están por parecer hermosas y amables. Rectifiquen los
hombres primero su estimación, es decir, aprecien las prendas, que lo merecen
verdaderamente, y no duden que se reformarán los vicios de que se quejan.
Entretanto no se haga causa a las mujeres, que solo cuidan de adornar el
cuerpo, porque ven que este es el idolillo a que ellos dedican sus inciensos.
Giacomo Casanova |
También Giacomo Casanova pasó por Zaragoza en 1768, pues
tenía interés en conocer la ciudad de sus antepasados. En 1482, un tal Jacobo
Casanova de Zaragoza había raptado a doña Ana de Palafox y ambos habían huido a
Roma. Así que el arte de la seducción del célebre Casanova tenía genes
aragoneses. Aquí sedujo a doña Ignacia, pero también le quedó tiempo para
certificar la devoción por la virgen del Pilar y extrañarse de la vestimenta de
los embozados que persistía en la ciudad a pesar de estar prohibida por el
Conde de Aranda. También es indiscreto con las costumbres puteriles del canónigo Ramón Pignatelli,
… que presidía la
Inquisición y todas las mañanas hacía meter en la cárcel a la alcahueta que le
había dado de cenar el día de antes con una puta que había pasado la noche con
él, después de esto iba a confesarse, decía misa, comía después, el demonio de
la carne se apoderaba de él, le buscaban otra mujerzuela, la gozaba y al día
siguiente por la mañana hacía lo que el precedente.
Dos mil años de historia dan tiempo para mucha más
literatura y música. De la Escuela de Música y Danza pasamos al Albergue de la
calle Predicadores 70. Destinado a jóvenes y también a peregrinos del Camino de
Santiago. Lo que nos interesa de este albergue es su sótano, la Bóveda del
Albergue. Hoy es una sala de conciertos destinada principalmente a música Jazz,
pero también a música latina y alternativa. Se puede consultar la programación
aquí, La Bóveda
Uno de los pasadizos que salen de la Bóveda |
En el siglo XIX, en sus Episodios Nacionales y concretamente
en el de Zaragoza, Galdós menciona la existencia de una red de bodegas
conectadas por el centro de la ciudad que los franceses utilizaron para poder
infiltrarse. Claro que cuando los zaragozanos se dieron cuenta de esto
acudieron rápidamente a luchar. Fueron las guerras subterráneas. En la Bóveda del
Albergue todavía pueden verse pasadizos con escaleras que se adentran todavía
más en el subsuelo y que no se sabe dónde terminan. Existen muchas más, algunas
de ellas se utilizan como restaurantes, pero nadie sabe a ciencia cierta
cuántas hay y si se podrían volver a conectar. A mí no me importaría nada
seguir explorándolas. Espeleología urbana. Aquí se puede ver un poco más sobre los subsuelos de Zaragoza, Heraldo de Aragón
Fotografía de Jean Laurent, 1876 |
Terminamos el siglo XIX, mencionando el turricidio que todavía lloramos en Zaragoza. La Torre Nueva fue
construida entre 1504 y 1512, como torre civil para albergar el reloj público. Su
base tenía forma de estrella de 16 puntas y los otros tres cuerpos eran
octogonales, terminaba en un chapitel con cubiertas de pizarra añadido en 1749.
Fue muy útil durante la guerra de Independencia para vigilar a las tropas
francesas, pero a finales del siglo XIX molestaba. Gascón de Gotor, pintor y
escritor de la Zaragoza Artística,
Monumental e Histórica, publicó muchos artículos en la prensa para
denunciar el turricidio pero no pudo evitarlo. Se empezó por desmochar el
chapitel en 1878 y se terminó derribando la torre en 1892. En Montal mantienen un pequeño museo con
documentos y fotografías de la Torre Nueva y la esfera de su reloj también, Museo de la Torre Nueva. Yo propondría por suscripción popular volver a construirla y utilizarla como mirador.
Torre Nueva ya desmochada y se puede ver que la inclinación no es tan evidente como en la foto anterior |
El siglo XX se inicia también con una renovación urbanística
de la ciudad. Se cubre el río Huerva y desaparece de la vista de los zaragozanos,
pero a cambio se pueden contemplar en el Paseo de la Constitución los enormes
magnolios que se plantaron hace casi 100 años. Es la Zaragoza de la Quinta
Julieta, mencionada por Ramón J. Sender en Crónica del Alba y del crimen de la
camarera de Espumosos que mató con un sifón a un cliente alemán que la cogió
por la cintura. El juez no la condenó
porque el pudor femenino en general y el español en particular tiene
derecho a expresarse aunque sea a golpes de sifón. También es la Zaragoza de otros
grandes cafés como el Ambos Mundos en el Paseo de la Independencia, el café más
grande de Europa, con un jardín trasero para el verano inaugurado en 1881
ocupaba una manzana completa y se cerró en 1955; o el Café de Levante en la Puerta
del Carmen, hoy en la calle Almagro, y su leche merengada.
Café Ambos Mundos |
También destacan las tertulias literarias y entre ellas la
del café OPI-Niké con Miguel y José Antonio Labordeta y otros poetas como
Manuel Pinillos, al cual acabo de descubrir. También asistían otros artistas
pero la tertulia era, en realidad, la Oficina Poética Internacional. Aquí el
poema Mataos de Miguel Labordeta,
Julio Antonio Gómez también perteneció a esa tertulia y dejó
una poesía desesperada, inspirada en la dureza de su vida y de esta tierra.
Aquí Paisaje que limita… con todo límite,
Quedan muchos más. Imposible nombrarlos a todos y, mucho
peor, casi imposible leerlos a todos. Quedan además tantos por descubrir como
Benjamín Jarnés o Luis García Brines. Sólo una mención para los más modernos:
Sergio del Molino, Félix Romeo y yo añadiría Jorge Sanz Barajas, Cristina
Fallarás, José Luis Melero, Fernando Sanmartín, Magdalena Lasala, Soledad
Puértolas, Juan Bolea, Ignacio Martínez de Pisón y tantos y tantas más.
Refectorio del Convento de Santo Domingo, hoy biblioteca |
Cillas |
Muy interesante recorrer en 90 minutos un poco de la
historia de Zaragoza a través de la literatura y la música, especialmente, para
crear una cierta desazón en el oyente y que siga investigando por su cuenta. La
visita terminó en el Antiguo Convento de Santo Domingo, obra mudéjar del siglo
XIII, del que hoy queda muy poco. El refectorio del siglo XIV hoy utilizado
como biblioteca del Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente, parte
de las cillas y la iglesia.
Fragmentos de escudillas de cerámica |
Miguel Ángel Fraile se encargó de la música y Mariano
Lasheras de la literatura. En septiembre siguen las visitas. Más información aquí Zoótropo Teatro
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