Algunas partes de la Seo del Salvador son la única muestra
de románico que queda en Zaragoza. Por eso cuando estuve viviendo en Huesca no
podía dejar de admirar la iglesia parroquial de San Pedro el Viejo, en la parte
más vieja de la ciudad. Antes del edificio actual hubo una pequeña iglesia
visigoda y en 1117 se derribó la iglesia mozárabe para construir la actual. Puro
románico.
Hoy es iglesia parroquial, pero entonces fue monasterio benedictino
dependiente de San Ponce de Tomeras, por eso conserva su precioso claustro,
restaurado a principios del siglo XX.
La entrada principal está presidida, como es típico en el
Alto Aragón, por un crismón trinitario en bajorrelieve, sostenido por dos
ángeles, que destacan por el detalle de sus vestiduras aunque sea mucho más
sencillo que el de la Catedral de Jaca. Quedan todavía restos de pintura en las
arquivoltas, una de ellas de ajedrezado jaqués, difícilmente apreciables a primera
vista.
La iglesia tiene tres naves de considerable altura cubiertas
con bóvedas de cañón y terminadas en sus correspondientes ábsides, aunque el de
la nave principal está totalmente cubierto por un retablo renacentista, de
transición al barroco. El cimborrio es del siglo XIII y sus cuatro ventanas son
los puntos de luz fundamentales del templo. Frente al altar mayor se sitúa el
coro.
El retablo barroco está dedicado a san Pedro, esculpido como
papa y vemos también bajorrelieves de su vida y su muerte y fue colocado en
1601. Encima de la talla de san Pedro está el óculo expositor, donde está el
sagrario. Estos óculos son muy típicos de las iglesias aragonesas por ser un
privilegio concedido por el Papa Luna. A ambos lados las figuras de los
patronos de Huesca, san Lorenzo y san Vicente y encima de éstos, los padres de san
Lorenzo, san Orencio y santa Paciencia.
En la nave lateral izquierda encontramos dos capillas. La capilla
de San Ponce es la parte baja de la torre campanario, de planta hexagonal. Y al
otro lado de la entrada principal vemos una capilla del siglo XVII dedicada a
los Santos Justo y Pastor, cuyos restos están allí enterrados. Está decorada con
yeserías y tiene una galería en la parte superior.
Frente a esta capilla encontramos la puerta de acceso al
claustro. Poca gente imaginaría que en el centro de la ciudad todavía podemos
encontrar un claustro. En la puerta de acceso encontramos otro crismón y bajo
éste una escena de Adoración de los Reyes Magos, atribuido al Maestro de doña
Sancha, en la que destaca la estrella de Belén.
La estructura del claustro es de las más simples, un rectángulo
con cuatro crujías. En su momento existió un pozo pero actualmente ha
desaparecido. Las columnas pareadas sostienen un único capitel. Son 38
relacionados con la vida y muerte de Cristo y con los vicios y virtudes. La mayoría
de ellos fueron sustituidos a principios del siglo XX por copias de la época
debido a su deterioro y actualmente se conservan en el Museo Provincial. El
resto tiene distinto nivel de deterioro, pero todavía conservan un encanto
especial, son obra del Maestro de San Juan de la Peña, realizados entre 1170 y 1175.
Este es el célebre capitel de la bailarina, símbolo de lujuria
y de pecado, contorsionándose con su melena suelta. Salomé está acompañada por un músico que
tañe el arpa y una sirena, a punto de ser abatida por un centauro sagitario.
La última sorpresa de esta iglesia es una pequeña capilla
que sirve como panteón de los reyes de Aragón. Es la capilla de San Bartolomé y
allí se solían realizar los exorcismos. Eran exorcismos sencillos, en realidad
se trataba de sanar enfermedades que en la época ni siquiera sabían
diagnosticar. Para ello preparaban un brebaje a base de agua, vinagre, aceite
de ricino y sal y cualquiera que lo soportase no cabía duda de que habría
vomitado al demonio y todo lo demás también.
Alfonso I el Batallador, quien conquistó Zaragoza en 1118 y
su hermano y sucesor, Ramiro II el Monje, conocido por el episodio de la
campana de Huesca, son quienes reponsan allí, junto a dos infantes y un abad. Destaca
el sepulcro de Ramiro II, un sarcófago romano del siglo III, y sí, se conservan
allí sus restos como atestigua la fotografía tomada por Antonio García Omedes.
Fotografías de García Omedes |
Precisamente dentro de los actos conmemorativos del 900
aniversario de la edificación del templo, se puede contemplar en el Palacio de
Villahermosa una exposición de fotografías espectaculares tomadas por García
Omedes, y que también están en esta página web Románico Aragonés. Se han dispuesto en dos salas
del palacio, pero que a mí me resultan demasiado grandes y las fotografías
acaban deslucidas. En una sala más pequeña y con otra disposición la exposición
se disfrutaría mucho más. Del Palacio de Villahermosa hablaré en otro post,
porque sólo su alfarje ya lo merece.
Detalle del alfarje del Palacio de Villahermosa |
En la Iglesia de San Pedro el Viejo podemos contemplar
también dos vidrieras modernas que juegan con la luz.
Fotografía de García Omedes |
En septiembre continúan los actos de conmemoración del 900 aniversario. En esta página se puede consultar toda la programación, San Pedro el Viejo
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