La autora.-
Espido Freire es escritora, periodista y colaboradora en radio
y televisión. Fue Premio Planeta con 25 años por Melocotones helados. Dirige también una escuela literaria en
Madrid, E+F. Ha publicado ya bastantes libros desde su primera novela Irlanda, principalmente novelas, cuentos
y también ensayos: Los malos del cuento, Quería volar, Mileuristas. Yo hasta ahora sólo había leído Querida Jane, querida Charlotte, ensayo sobre Charlotte Brönte y Jane Austen, comparando sus vidas y su obra; en cierta manera parecido al libro que comento ahora. También ha escrito poesía, Aland
la Blanca.
Mi opinión.-
Es difícil definir este libro. Está a mitad de camino entre la
biografía y la reflexión de la propia autora; pero también es una comparación
entre épocas, el siglo XVI y el siglo XXI, resaltando cierto paralelismo en la
situación de las mujeres entre ambas. Es muy ameno para la lectura y me ha
sorprendido el tono distendido y alegre y no por ello menos profundo.
Está dividido por semanas y cada día de la semana trata un
tema diferente, empezando por Teresa y la
dificultad de ser una mujer en un mundo de hombres. La verdad es que Espido
Freire no podía haber buscado un comienzo más actual. Subrayo ya desde el
primer capítulo y en éste me quedo con: “…
durante siglos, moros, judíos y cristianos se habían puesto de acuerdo en un
buen número de cosas, y entre ellas, la más evidente era la inferioridad y la
sumisión de sus mujeres… Buen comienzo, ¿no?
Teresa no se encontraba favorecida en este cuadro de Juan de la Miseria |
Los neomachistas o posmachistas (denominados así por Luis
Bonino y Miguel Lorente, expertos en masculinidad e igualdad de género) afirman
rotundamente que la igualdad efectiva entre hombres y mujeres ya se ha
conseguido hace mucho tiempo e incluso que el hombre ahora está discriminado y penalizado por ser hombre. Y para demostrarlo siempre ponen de ejemplo a
mujeres excepcionales que han triunfado durante los siglos porque se esforzaron, no porque nadie les regalase cuotas de representación. Además también se
han inventado las categorías de hembrismo
y feminazi como descalificación para
las mujeres que seguimos pensando que no es así y que queda mucho camino por
recorrer. Y es que no es cuestión de que existan las token women, mujeres símbolo aparentemente triunfadoras, sino de
que todos los seres humanos puedan desarrollarse sin límites y en el campo de
su elección. Y eso todavía está lejos de suceder. Mucho se ha avanzado, pero
ahora todavía nos queda por detectar (y convencer a la gente que de verdad
existen) los techos, suelos y paredes de cristal, las zancadillas de cristal,
los topes de cristal y cualquier otro artilugio de cristal (incluido el zapatito de Cenicienta) diseñado para
estancar las ilusiones y la capacidad de esfuerzo de las mujeres. Y es que en Occidente quizá ya nos hayamos quitado los burkas y hayamos quemado los sujetadores, pero las estrategias de dominio simbólico están lejos de desaparecer. En eso
estamos.
Pero el libro va más allá de la crítica feminista. También es
un retrato de la España de Santa Teresa y de sus crisis, pecados y miserias a
veces tan parecidos a las actuales: la revuelta de los comuneros y de las
germanías contra un rey-emperador extranjero, la explotación del oro y la plata
de América, que debió ser el primer pelotazo de la economía española y que, además
de no redundar en una mejora de las condiciones de vida generales, engendró una brutal
inflación y sirvió principalmente para financiar guerras absurdas. Puede que la
constante presencia de la inquisición y el miedo a ser acusado ante ella
(miedos reales durante el siglo XVI y que Teresa de Jesús padeció), nos hayan
hecho un país excesivamente garante respecto a la presunción de inocencia de
estos sinvergüenzas que, también, en el siglo XXI nos han estado robando y aún se niegan
a dimitir de sus puestos públicos.
Espido Freire también escribe sobre la creatividad de Teresa
y sobre su fuerza y determinación, de sus éxtasis y de la enfermedad mental,
del arrobamiento y el misticismo y cómo conjugarlo todo en la misma persona.
Difícil, pues la mente o el alma humanas son insondables y todavía no existía
criterio común para acercarse a personas excepcionales como Teresa. Loca o
mística, ¡quién sabe! Teresa había sido una mujer enferma y conflictiva, llena
de miedos, dudas y angustia. Había tratado de acomodarse a lo que la Iglesia le
pedía, pero algo le impedía a hacerlo. Cuando llega a la madurez a los 48 años,
ya no puede perder su tiempo en miedos y comienza su febril actividad en la
fundación de nuevos conventos. 48 años en el siglo XVI, en una mujer, era una
edad muy avanzada. Entonces encuentra en sí misma una fuerza que desconocía. Me
pregunto si tendría algo que ver con la menopausia (una época en la vida de las
mujeres tan denigrada); debería hacerse un estudio de si, una vez que
terminamos con nuestra obligación
reproductiva con la especie (ironía) podemos utilizar toda nuestra fuerza
para nosotras mismas y eso nos hace cambiar a mejor nuestra manera de ser, ser
más auténticamente nosotras. Es algo que se debería estudiar.
También compara Espido Freire su experiencia como emprendedora en tiempo de crisis a la experiencia de la santa fundando conventos y enfrentándose a todo y a todos para ello. Al egoísmo y la falta de visión de la Iglesia, a la falta de dinero, a los intentos de los poderosos y los ricos para manipularla a cambio de dinero. Esa es la soledad del emprendedor. Y es que la autora dice algo así, si quieres algo y no existe tendrás que crearlo; y frente a la dureza de arriesgarse después está la satisfacción por el esfuerzo. Para Espido Freire, Teresa también es de las primeras en
utilizar la escritura como terapia y por órdenes, en su caso, de su director
espiritual. No está mal esa idea de la escritura terapéutica. Yo no utilizo este
blog en ese sentido, pero sí como diversión y la diversión también puede ser terapéutica. Me quedo con muy buena sensación respecto a este libro. Me ha
sorprendido porque yo creí que sería una biografía más convencional. De las
frases de la santa, esta es la que más me importa: Lee y conducirás, no leas y serás conducido. Sabiduría.
Siempre se han comparado los éxtasis de Santa Teresa con
orgasmos. A Espido Freire esa comparación no le parece suficiente. La primera
vez que vi Habitación en Roma,
película de Julio Medem de 2010, hubo una escena que me recordó la imagen del
éxtasis de Santa Teresa esculpida por Bernini; el corazón traspasado por una
flecha que corta la respiración. La dejo en el siguiente enlace.