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jueves, 16 de marzo de 2017

Viajes: Ciudadela de Jaca, Huesca.

Su nombre oficial es Castillo de San Pedro. Es una fortificación construida a finales del siglo XVI por encargo del rey Felipe II para defenderse de posibles ataques franceses. Fue proyectada por Tiburcio Spanoqui, caballero de la Orden del Hospital de Jerusalén, en un barrio que quedaba fuera de las murallas de Jaca y que estaba habitado principalmente por mercaderes. 


El barrio se llamaba el Burnao. Para decidir el emplazamiento, Spanoqui recorrió todos los valles pirenaicos en el invierno de 1592. No debió ser nada fácil, además teniendo en cuenta que las coronas de Aragón y Castilla apenas hacía un siglo que se habían unido y que hacia mitad del siglo siguiente se iniciarían las revueltas en Cataluña. De todas maneras, Spanochi debió de hacer un gran trabajo porque en 1601 fue nombrado Ingeniero mayor, estando al cargo de todas las fortificaciones españolas en la península y en América.


Del Burnao sólo se conserva parte de la pequeña iglesia románica, la espadaña situada en la parte superior del acceso a la ciudadela, una talla de la virgen, del siglo XIV que puede verse en el Museo Diocesano de Jaca y la pila bautismal que hoy está en la pequeña iglesia construida dentro de la Ciudadela. En esta iglesia de San Pedro se puede ver también el sepulcro de Juan de Velasco, maestre de campo de la ciudadela hasta 1597. Actualmente sigue siendo un edificio militar aunque no hay tropas destinadas y su uso es cultural, albergando también el Museo de Miniaturas Militares, que no pude ver por falta de tiempo.


Es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura militar del siglo XVI. Con el desarrollo de la artillería ya no fue necesario construir castillos de altos muros para la defensa. En su lugar se proyectaron este tipo de edificios, con forma pentagonal para, alargando cada una de sus puntas, albergar los baluartes en forma de punta de flecha donde se emplazaban las piezas de artillería y toda la munición necesaria para una buena defensa. Cada uno de estos baluartes tiene un nombre: Santa Bárbara, España, San Francisco, Santa Orosia y San Pedro, aunque en el plano de Spanoqui son Santiago, Santa Orosia, San Francisco, San Felipe y San Jorge.


La Ciudadela tiene una única entrada protegida por un puente levadizo y un foso de cuatro metros de profundidad que nunca tuvo agua. En el foso desde 1974 vive una manada de ciervos y aunque allí están protegidos de disparos de cazadores, alguno de ellos ha muerto al parecer por comer plástico. No todo el mundo está de acuerdo con mantener a los ciervos allí para ser entretenimiento de turistas, pero de momento allí siguen.


Los pabellones militares se disponen alrededor del patio de armas y, aunque en principio se proyectaron como cinco pabellones separados, para facilitar la defensa y el acceso a los baluartes, posteriormente se unieron.


Las obras principales se terminaron en el siglo XVII y así quedó como había sido ideada por Spanoqui. No sé si por su efecto disuasorio o porque los usos y objetivos de las guerras ya habían cambiado, no tuvo mucho uso en combate como fortaleza militar, aunque sí como punto estratégico importante en la Guerra de sucesión, manteniéndose Jaca fiel a la causa de los borbones. Sin embargo, un siglo más tarde, volvió a protagonizar un enfrentamiento bélico. En 1809, las tropas napoleónicas ocuparon Jaca y se produjo la capitulación de la Ciudadela, defendida por una dotación escasa. No fue hasta 1814, tras varios meses de asedio, cuando se recuperó. En verano se hacen visitas teatralizadas recordando este hecho. 


Más información en el libro La Ciudadela de Jaca de Juan Carlos Moreno Anaya. 


lunes, 30 de enero de 2017

Novela: Blas de Lezo, "el malquerido" de Carlos Alonso Mendizábal (2008)

Blas de Lezo 
Este libro es una biografía novelada de Blas de Lezo y Olavarrieta, importante almirante de la Armada española de la primera mitad del siglo XVIII. Apodado “El malquerido” porque, a pesar de su lealtad y buen hacer, parece ser que no obtuvo el reconocimiento que merecía en vida. Desde hace unos años se está rehabilitando su memoria y es reconocido como un importante estratega. Hasta tal punto que en el Reino Unido iban a nombrar a un buque de investigación Blas de Lezo, pero no se consideró conveniente. En 1741, Blas de Lezo comandó la defensa de Cartagena de Indias frente al asedio de los británicos y les venció aunque le fue en ello la vida. 

Había nacido en Pasajes-Pasaia (Guipúzcoa) en 1689, donde todavía se conserva su caserón natal. Se había formado en la Armada francesa bajo las órdenes del Conde de Toulouse, hijo natural posteriormente legitimado de Luis XIV de Francia e intervino activamente en la Guerra de Sucesión a favor del pretendiente Felipe V. Esta guerra se mantuvo durante casi 15 años y derivó en un conflicto internacional, por esto las batallas navales tuvieron una gran importancia. Blas de Lezo intervino en la más importante de este conflicto, la Batalla de Málaga, donde perdió una pierna.

Batalla de Málaga 1704

Luis XIV dejó de respaldar a su nieto Felipe V para poder establecer la paz con Gran Bretaña, así que Blas de Lezo pidió enrolarse en la flota de Cádiz, abandonando la Armada francesa. Para entonces, aunque todavía era muy joven, había perdido también un ojo. En 1713, todavía no se había firmado la paz con Austria y la Guerra de Sucesión continuaba en el Mediterráneo. Pero el archiduque Carlos, por fin, fue nombrado emperador de Austria y decidió abandonar sus pretensiones a la corona española. Aun así, antes de irse, reclamó la independencia para Cataluña porque le había sido leal durante toda la contienda. En fin, que de aquellos polvos vienen estos lodos y este es un asunto que todavía no se ha solucionado. Por supuesto, Felipe V no concedió la independencia ni respetó los fueros y además sitió Barcelona durante mucho tiempo bombardeándola sin piedad. Sitio en el que Blas de Lezo también participó, perdiendo el brazo; aunque nunca se le ocurrió dejar por ello la Armada.

Asedio de Barcelona 11 de septiembre de 1714

El siguiente destino fue el Caribe donde seguían los problemas con los ingleses. Era lógico, un imperio (el español) estaba en franco declive y el otro (el británico) comenzaba a dar sus zarpazos. Y en este destino Blas de Lezo intervino en otra guerra, como no podía ser de otra manera. La Guerra de la Oreja de Jenkins o Guerra del Asiento. Parece un chiste, pero históricamente fue así. La Guerra del Asiento se desarrolló entre 1739 y 1748 en el Caribe y terminó con una derrota inglesa. Esa derrota que costó la vida a Blas de Lezo.

Blas de Lezo 
Con la firma de los Tratados de Utrecht, Gran Bretaña no sólo consiguió Gibraltar (ahí estamos con otro conflicto que resurge de vez en cuando) y Menorca, también obtuvo lo que se llamaba el “asiento de negros”, es decir, el derecho de vender esclavos negros en los virreinatos españoles en América. Pero aprovechando esta licencia se dedicaba también al contrabando de otras mercancías, desafiando el monopolio del comercio español en la zona. Así que un tal Jenkins, pirata o corsario según se mire, acusó al capitán español Fandiño de haberle apresado, torturado y después cortado una oreja, ante el Parlamento inglés, que no dudó en solicitar una indemnización al reino de España, la cual éste se negó a pagar. Así que otra guerra más, por motivos más comerciales que políticos. Viene bien ahora hacer un paréntesis y explicar para qué sirve la Unión Europea, pues se creó con el firme convencimiento de que los países que comercian entre ellos nunca pelean y hasta ahora había funcionado bien (veremos como supera la zancadilla del Reino Unido y el Brexit). Seguimos con la historia de Blas de Lezo.

Guerra del Asiento
Así que Gran Bretaña desplegó su armada (que era muy superior a la española desde el desastre de la Gran Armada) y estuvo atacando los principales puertos españoles en el Caribe. En Portobelo que entonces se llamaba Puerto Bello, desde donde se exportaba la plata, la jugada les salió bien a los ingleses y la ciudad fue sitiada y destruida. Pero en Cartagena de Indias, estaba Blas de Lezo al mando y, aunque no se llevaba muy bien con el  virrey Eslava y recibía órdenes contradictorias, pudo repeler los ataques de una flota mucho mayor y mejor armada.

Castillo San Felipe de Barajas, Cartagena 
Durante la batalla fue herido y como consecuencia de ello o de unas fiebres murió allí y no se sabe dónde está enterrado. Mejor que muriera entonces porque, a causa de las intrigas del virrey, en España no se reconoció su intervención en esta victoria contra los ingleses. Al contrario fue acusado de negligente y destituido después de muerto. Años después sí que fue recompensado con un título nobiliario otorgado a su hijo mayor y hoy tiene varias estatuas en España y Colombia y algunos buques también han llevado su nombre. Pero su historia es poco conocida y debería ser estudiada en los colegios e institutos, aunque ahora que la historia en general tiene tan poco sitio en los planes de estudios dudo que así sea.

Fuerte de Portobelo 
Al final, queda resumido en un solo hombre un conflicto internacional que sigue teniendo repercusiones. Un vasco educado en Francia que contribuyó a la entronización de una dinastía francesa en España, luchando contra austriacos y catalanes y que después se enfrentó (y derrotó) a Gran Bretaña cuando ésta empezaba a despuntar como hegemón.



El libro resulta muy interesante como documentación biográfica del personaje, ilustrado además con mapas muy explicativos, pero como novela le falta ritmo y pasión. 


Blas de Lezo, "el Malquerido"
Carlos Alonso Mendizábal

Editorial Dossoles