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lunes, 30 de enero de 2017

Novela: Blas de Lezo, "el malquerido" de Carlos Alonso Mendizábal (2008)

Blas de Lezo 
Este libro es una biografía novelada de Blas de Lezo y Olavarrieta, importante almirante de la Armada española de la primera mitad del siglo XVIII. Apodado “El malquerido” porque, a pesar de su lealtad y buen hacer, parece ser que no obtuvo el reconocimiento que merecía en vida. Desde hace unos años se está rehabilitando su memoria y es reconocido como un importante estratega. Hasta tal punto que en el Reino Unido iban a nombrar a un buque de investigación Blas de Lezo, pero no se consideró conveniente. En 1741, Blas de Lezo comandó la defensa de Cartagena de Indias frente al asedio de los británicos y les venció aunque le fue en ello la vida. 

Había nacido en Pasajes-Pasaia (Guipúzcoa) en 1689, donde todavía se conserva su caserón natal. Se había formado en la Armada francesa bajo las órdenes del Conde de Toulouse, hijo natural posteriormente legitimado de Luis XIV de Francia e intervino activamente en la Guerra de Sucesión a favor del pretendiente Felipe V. Esta guerra se mantuvo durante casi 15 años y derivó en un conflicto internacional, por esto las batallas navales tuvieron una gran importancia. Blas de Lezo intervino en la más importante de este conflicto, la Batalla de Málaga, donde perdió una pierna.

Batalla de Málaga 1704

Luis XIV dejó de respaldar a su nieto Felipe V para poder establecer la paz con Gran Bretaña, así que Blas de Lezo pidió enrolarse en la flota de Cádiz, abandonando la Armada francesa. Para entonces, aunque todavía era muy joven, había perdido también un ojo. En 1713, todavía no se había firmado la paz con Austria y la Guerra de Sucesión continuaba en el Mediterráneo. Pero el archiduque Carlos, por fin, fue nombrado emperador de Austria y decidió abandonar sus pretensiones a la corona española. Aun así, antes de irse, reclamó la independencia para Cataluña porque le había sido leal durante toda la contienda. En fin, que de aquellos polvos vienen estos lodos y este es un asunto que todavía no se ha solucionado. Por supuesto, Felipe V no concedió la independencia ni respetó los fueros y además sitió Barcelona durante mucho tiempo bombardeándola sin piedad. Sitio en el que Blas de Lezo también participó, perdiendo el brazo; aunque nunca se le ocurrió dejar por ello la Armada.

Asedio de Barcelona 11 de septiembre de 1714

El siguiente destino fue el Caribe donde seguían los problemas con los ingleses. Era lógico, un imperio (el español) estaba en franco declive y el otro (el británico) comenzaba a dar sus zarpazos. Y en este destino Blas de Lezo intervino en otra guerra, como no podía ser de otra manera. La Guerra de la Oreja de Jenkins o Guerra del Asiento. Parece un chiste, pero históricamente fue así. La Guerra del Asiento se desarrolló entre 1739 y 1748 en el Caribe y terminó con una derrota inglesa. Esa derrota que costó la vida a Blas de Lezo.

Blas de Lezo 
Con la firma de los Tratados de Utrecht, Gran Bretaña no sólo consiguió Gibraltar (ahí estamos con otro conflicto que resurge de vez en cuando) y Menorca, también obtuvo lo que se llamaba el “asiento de negros”, es decir, el derecho de vender esclavos negros en los virreinatos españoles en América. Pero aprovechando esta licencia se dedicaba también al contrabando de otras mercancías, desafiando el monopolio del comercio español en la zona. Así que un tal Jenkins, pirata o corsario según se mire, acusó al capitán español Fandiño de haberle apresado, torturado y después cortado una oreja, ante el Parlamento inglés, que no dudó en solicitar una indemnización al reino de España, la cual éste se negó a pagar. Así que otra guerra más, por motivos más comerciales que políticos. Viene bien ahora hacer un paréntesis y explicar para qué sirve la Unión Europea, pues se creó con el firme convencimiento de que los países que comercian entre ellos nunca pelean y hasta ahora había funcionado bien (veremos como supera la zancadilla del Reino Unido y el Brexit). Seguimos con la historia de Blas de Lezo.

Guerra del Asiento
Así que Gran Bretaña desplegó su armada (que era muy superior a la española desde el desastre de la Gran Armada) y estuvo atacando los principales puertos españoles en el Caribe. En Portobelo que entonces se llamaba Puerto Bello, desde donde se exportaba la plata, la jugada les salió bien a los ingleses y la ciudad fue sitiada y destruida. Pero en Cartagena de Indias, estaba Blas de Lezo al mando y, aunque no se llevaba muy bien con el  virrey Eslava y recibía órdenes contradictorias, pudo repeler los ataques de una flota mucho mayor y mejor armada.

Castillo San Felipe de Barajas, Cartagena 
Durante la batalla fue herido y como consecuencia de ello o de unas fiebres murió allí y no se sabe dónde está enterrado. Mejor que muriera entonces porque, a causa de las intrigas del virrey, en España no se reconoció su intervención en esta victoria contra los ingleses. Al contrario fue acusado de negligente y destituido después de muerto. Años después sí que fue recompensado con un título nobiliario otorgado a su hijo mayor y hoy tiene varias estatuas en España y Colombia y algunos buques también han llevado su nombre. Pero su historia es poco conocida y debería ser estudiada en los colegios e institutos, aunque ahora que la historia en general tiene tan poco sitio en los planes de estudios dudo que así sea.

Fuerte de Portobelo 
Al final, queda resumido en un solo hombre un conflicto internacional que sigue teniendo repercusiones. Un vasco educado en Francia que contribuyó a la entronización de una dinastía francesa en España, luchando contra austriacos y catalanes y que después se enfrentó (y derrotó) a Gran Bretaña cuando ésta empezaba a despuntar como hegemón.



El libro resulta muy interesante como documentación biográfica del personaje, ilustrado además con mapas muy explicativos, pero como novela le falta ritmo y pasión. 


Blas de Lezo, "el Malquerido"
Carlos Alonso Mendizábal

Editorial Dossoles

jueves, 19 de mayo de 2016

Ensayo: Chroniques Algériennes de Albert Camus (1939-1958)

El autor.-
Nació en la Argelia francesa en 1913, hijo de colonos pobres de origen español. Novelista, periodista y filósofo relacionado con el existencialismo y la filosofía del absurdo. Perteneció al Partido Comunista Francés y también colaboró con la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial. Fue Premio Nobel de literatura en 1957. Profundamente rebelde y humanista. Murió en accidente de coche en 1960. Otras obras suyas: el Extranjero, El mito de Sísifo, La peste, La caída. 

Mi opinión.-
Este libro es la recopilación de artículos que Camus escribió desde 1939 a 1958, en diversos medios, relativos a la cuestión argelina. Durante 20 años estuvo intentando dar a conocer a la sociedad francesa la verdadera situación, de opresión insoportable, de la colonia. Fue un intento inútil de evitar el enfrentamiento armado que después sorprendería y asustaría a la metrópoli, que comenzaría por atentados contra la población civil, torturas para los rebeldes y una guerra abierta que condujo al retorno de franceses y argelinos, pied-noirs y harkis, a la metrópoli y a una frágil independencia para Argelia.



Camus, francés y argelino a partes iguales, vivió la indiferencia de Francia como un auténtico desgarro. En sus textos describe la situación escrupulosamente. Dando cifras sobre la población, sobre las cosechas necesarias para alimentarla y que se debía importar, el clima y el territorio poco fértil, los salarios obtenidos por los trabajadores, explotados casi en régimen de esclavitud, los niños famélicos revolviendo en las basuras. Es consciente de la mala gestión y de la mezquindad de Francia y de los colonos de origen europeo, pero también es crítico con quienes utilizarían el terrorismo para producir los cambios que deseaban.

Mapa de la Argelia francesa en 1877
Estaba absolutamente convencido de que una tercera vía era posible y seguía peleando por ella, desde su posición de intelectual comprometido, pero nadie lo veía así y en sus textos se encuentra esa pasión y también la desesperación con que los escribió. Esa tercera vía pasaba por lo que ahora se llama empoderamiento y que en realidad sólo significa dar a los seres humanos la posición y el protagonismo que deben de tener en su vida. En Francia se utilizaba el término “indígena” para referirse a la población argelina autóctona, se les privaba de derechos civiles, políticos y sociales en el país donde habían nacido por generaciones. Tenían derecho a la educación pero una educación segregada, con escuelas miserables alejadas de sus pueblos.



La educación, incluida la educación de las niñas, que debía ser la base para superar la distancia entre las dos comunidades, árabe y europea, quedaba en la práctica deslucida, inefectiva. Pero Camus insistía en conseguir una escuela en la que compartiendo los pupitres de una misma escuela, dos pueblos hechos para comprenderse comenzarán a conocerse. Esta lucidez de Camus, sin embargo, no era compartida ni por la mayoría de franceses ni por la mayoría de argelinos, forzados a vivir juntos, e incapaces de unirse, deciden al menos morir juntos. Una espiral de destrucción para ambas comunidades, por la reticencia a introducir cambios y renegociar condiciones de vida mínimas, perdiendo privilegios por parte de unos para que otros mejoren.

Las mujeres participaron activamente en la guerra de independencia

Un libro muy recomendable para tiempos turbulentos. Para todos los tiempos. El 20 de diciembre de 2012, el presidente de la República Francesa, François Hollande, reconoció ante el parlamento argelino, el sufrimiento producido por la colonización durante 132 años. 



Chroniques algériennes 1939-1958
Albert Camus 

Folio Essais

jueves, 21 de abril de 2016

Cine: Casablanca de Michael Curtiz (1942)

No pudo haber sido un estreno más oportuno. Fue en enero de 1943, poco después del desembarco aliado en Casablanca. Esta era una película con presupuesto normal y que no estaba destinada a convertirse en leyenda. Pero sí, se convirtió en leyenda. Obtuvo tres premios óscar y ha sido éxito de público durante años. Todavía emociona, aunque sigamos sin fijarnos en sus decorados de cartón piedra. Es una conmovedora historia de refugiados que huyen porque ya no pueden luchar más. Nunca, hasta los horrendos atentados de París de noviembre de 2015, había sido la Marsellesa tan conmovedora, nunca había servido como himno para todos los que buscan la libertad ¿Ha sido un cañonazo o son los latidos de mi corazón? 

Porque la historia sentimental de Ilsa y Rick es bastante sencilla, el triángulo amoroso de toda la vida. Pero tiene esos toques de cinismo, ironía y humor y, además, no nos podemos resistir a los ojos de Ingrid Bergman que se mueven entre la desorientación y el anhelo absolutos. Aunque al final el triángulo imposible se deshaga, … lo esencial se revela mientras el tiempo pasa. 



En el microcosmos del café de Rick en Casablanca, aunque el humo proporcione un aspecto de irrealidad, se vive al límite porque los nazis se encargan de ir empujando a todos los que no son como ellos hacia el abismo (o lo que es peor hacia la extinción). En el café las emociones se desbordan y el tiempo se acaba. Pero aunque se sientan perseguidos y, a pesar de que la huida es el último recurso, todavía se empeñan en resistir un poco más. Esa es la vida en Casablanca. La posibilidad de resistir un poco más.



Murray Burnett y Joan Alison, después de volver de un viaje por Europa y sentirse conmovidos por la situación de los refugiados políticos, habían escrito una obra de teatro que no había tenido mucho éxito en Broadway. Hoy la situación de los refugiados no nos conmueve porque la vemos en directo, en los telediarios de las 15.00 horas, durante todos los días. La televisión tiene ese poder anestesiante.



Volviendo a la película, todo el mundo sabe que el rodaje fue un caos y que el guion cambiaba continuamente. Pero quizá sea eso lo que la hizo excepcional. Parecerse tanto a la vida, donde nada está escrito; donde, en circunstancias tan cambiantes, los sentimientos van y vuelven sin ningún orden. En ese caos Rick (Humphrey Bogart) se reencuentra con Ilsa (Ingrid Bergman). ¡Qué mala suerte! El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos. Pero, ¿qué otra cosa podrían pedir unos enamorados, más que quedarse solos en el mundo para recomenzarlo de nuevo?




Sin embargo, Casablanca va más allá. Plantea también otro dilema, esta vez ético. ¿Qué es el amor egoísta frente a la lucha por el bienestar y la libertad de todos? Rick, el héroe perdedor, se desvanece entre la bruma para continuar la lucha mientras su amada queda a salvo para siempre. Rick y el capitán Renaud, otra vez don Quijote y Sancho… esto será el principio de una bonita amistad.




Director: Michael Curtiz
Guion: Julius J. Epstein, Phillip G. Epstein, Howard Kock (de Murray Burnett-Joan Allison)
Música: Máx Steiner
Fotografía: Arthur Edeson 
Intérpretes: Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Paul Henreid, Claude Rains, Dooley Wilson 



jueves, 9 de julio de 2015

Cine: Suite Francesa de Saul Dibb (2014)

Nueva película sobre la II Guerra Mundial, pero esta vez contando la ocupación de Francia a través de una pequeña historia de amor, entre una joven francesa recién casada y un oficial alemán. Creo que los franceses no han terminado de asumir (ni de perdonarse) su pasado de colaboración con los ocupantes nazis. Esta película está basada en la novela, en realidad iba a ser una serie de novelas, del mismo título que quedó inacabada por la muerte de su autora Irène Némirovski en 1942, en Auschwitz. Némirovski había nacido en Ucrania y era de religión judía, aunque ella siempre se consideró laica, burguesa y muy rica. Su familia había huido de la revolución rusa y se había exiliado en Francia, con la esperanza de poder vivir en paz, en un país que había hecho del laicismo su religión de estado. Fue una ironía que ni siquiera allí encontrase protección. Nunca se le concedió la ciudadanía francesa, aunque poco importaría esto cuando los judíos franceses también fueran deportados y víctimas del holocausto. En unas notas personales escribió: “¡Dios mío! ¿Qué me hace este país? Ya que me rechaza, considerémoslo fríamente, observémoslo mientras pierde el honor y la vida”. 

Así proyectó su obra iniciada ya en los primeros meses de la guerra. Como he dicho, se trataba de un conjunto de cinco novelas que tratarían la ocupación francesa, aunque sólo tuvo tiempo para realizar dos de ellas. Una galería de personajes para retratar la miseria humana: los colaboracionistas, los explotadores, los hombres abusando de mujeres, los primeros intentos de resistencia, los primeros enamoramientos imposibles. En la película no se profundiza demasiado y resulta un poco fría y formal. Muy bien interpretada y también muy bien ambientada pero le falta un poco de vida, especialmente por parte de Matthias Schoenaerts que interpreta al joven oficial alemán amante de la música y que detesta la violencia.


Es también una historia de mujeres, de cómo las mujeres “ocupadas” viven la guerra. Lucille Angellier (Michelle Williams) se ha casado sin apenas conocer a su marido y ahora él está prisionero en Alemania. Vive en Bussy con su suegra (Kristin Scott-Thomas) preocupada por recaudar las rentas de sus inquilinos hasta el último céntimo, a pesar de la guerra. La suegra es una mujer dominante y estirada, capaz de dar miedo a los mismos oficiales nazis, pero que al final sorprenderá a todos. Lucille siente una gran pasión por la música, igual que el oficial alemán. Ese será su punto de unión. La película se aleja del maniqueísmo entre ocupados franceses buenos y ocupantes alemanes malos y pone de manifiesto que las diferencias se dan entre las personas, no entre nacionalidades.

Con este planteamiento hubiera sido fácil que la película se convirtiese en un dramón romántico, pero realmente pasa lo contrario y resulta ser excesivamente sobria. No consigue transmitir emoción a pesar de las buenas interpretaciones y de la excelente banda sonora.  


Director: Saul Dibb
Guión: Saul Dibb y Matt Charman
Música: Rael Jones 

jueves, 25 de diciembre de 2014

Viajes: Pau en Francia (2014)

Pau es una pequeña ciudad universitaria, capital del departamento francés de los Pirineos Atlánticos en Aquitania. Aprovechando el buen tiempo que, todavía, hace en diciembre me fui allí como mi amiga A. Desde Zaragoza, y después de la inauguración del Túnel de Somport, la ruta es muy buena. Aunque, A. y yo íbamos hablando y hablando y hablando y arreglando el mundo y se nos pasó el desvío del túnel y cruzamos a Francia por el viejo Puerto de Somport, ¡uyyyy!

Debería habernos dado miedo, pero la verdad es que A. conduce muy bien y con mucha prudencia y fuimos admirando el espectacular paisaje. Árboles, árboles y árboles cubiertos de nieve completamente. Como en la foto. Antes habíamos parado en Canfranc a tomar un café y a ver la mítica estación, punto de encuentro de espías durante la II Guerra Mundial. Y esta vez le he hecho jurar a A. más de una vez que un día, no muy lejano, volveremos a subir a Canfranc pero en el canfranero, porque estoy segura de que merece la pena disfrutar del paisaje durante las tropecientas horas de trayecto, desde Zaragoza. Además que tenemos que hacer lo que sea para que el tren vuelva a circular de Canfranc a Francia. 

Pau apenas tiene 100.000 habitantes y es una maravilla. Conocida por ser el lugar de nacimiento de Enrique IV, primero rey de Navarra y después de Francia. Aquel famoso rey que dijo “París bien vale una misa” y es que para llegar a ser rey de Francia tuvo que abjurar de su fe (era protestante) y convertirse al catolicismo y casarse con la reina Margarita. Hay que aclarar que fue rey de la Baja Navarra porque la Alta Navarra correspondía a la parte sur de los Pirineos y ya había sido conquistada en 1512 por Fernando el Católico, para las Españas.

Esta es la cuna
Tuvimos mucha suerte durante el viaje, no sólo porque el tiempo fue fantástico, sino porque también era primer domingo de mes y en esa fecha, la entrada al castillo donde nació Enrique IV en 1553 era gratuita y con un guía guapete. El castillo es medieval y dado su origen militar y que se construyó como defensa de la ciudad está enclavado en una pequeña colina y protegido por un foso que ahora está destinado a jardines. De la época de Enrique IV apenas queda nada, excepto el caparazón de tortuga que le sirvió de cuna. El caso es que el abuelo de Enrique IV le recomendó a su hija y madre del neófito que le meciese en esa cuna tan original para que el futuro Enrique IV adquiriese la perseverancia y la fortaleza de las tortugas. No le vino mal el consejo, porque está considerado por los republicanos franceses como un buen rey, aunque en su momento fue asesinado. Durante el siglo XIX el castillo fue completamente restaurado y amueblado con reproducciones de la época original. Tiene también un magnífica colección de tapices y un bargueño que no me importaría nada que fuese mío. 

El funicular
También nació en Pau el mariscal Bernadotte que terminó siendo Carlos XIV Juan de Suecia y Noruega, el fundador de la actual dinastía de reyes suecos. Es curioso que, durante las guerras napoleónicas, parece que este caballero se había comportado con justicia con los prisioneros suecos y, como el rey no tenía descendencia, los aristócratas suecos decidieron ofrecerle la corona. Se casó con Desirée Clary que estaba emparentada con Napoleón. Su reinado fue largo y próspero.


Volviendo a la ciudad, lo verdaderamente impresionante es recorrer el Boulevard des Pyrenées desde donde se puede ver la línea de los Pirineos. Además en la balaustrada están marcados el nombre y la altitud de los principales picos. Sólo por eso ya se merece una visita la ciudad. Pau tradicionalmente ha sido destino de turistas. Durante el siglo XIX los ingleses frecuentaban la ciudad en sus vacaciones por las bondades de su clima; se construyeron entonces los hoteles del Boulevard des Pyrenées por esto tienen un cierto aire inglés. Además para salvar el desnivel del boulevard y poder acceder con más facilidad a la estación se construyó un pequeño funicular que todavía sigue en uso.

Vista desde el Boulevard des Pyrenées

El vino de Jurançon es un buen recuerdo para traerse de la ciudad. También hay un pequeño museo sobre la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial y otro de Bellas Artes; pero no me quedó tiempo para ver ninguno de los dos. Para volver.