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domingo, 13 de octubre de 2024

Ensayo: Hamás. La marcha hacia el poder (2007) de Carmen López Alonso

La autora.-

Carmen López Alonso es doctora en Ciencias Políticas y autora de varios libros sobre historia de las ideas políticas y sociales y también las relaciones entre política y religión (un punto importante cuando se estudia el islamismo). Es también profesora invitada en diversas universidades y en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado. Es especialista en el conflicto palestino-israelí.

Mi opinión.-

Es difícil encontrar un libro didáctico y, a la vez, muy exhaustivo que trata del surgimiento y la consolidación de una fuerza política, social y armada como Hamás. En este caso, es así. La lectura de este libro es clara y fluida, apoyada en muchos datos que no se hacen indigeribles. Se agradece este esfuerzo de la autora para llegar a un público no especializado. Además, aunque el libro se publicase en 2007 y no esté actualizado a los últimos hechos, sirve de base para poder entender parte de esta situación tan dramática y caótica que estamos viviendo y que parece no tener fin.

El libro está estructurado en tres partes atendiendo a los orígenes y causas del Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás), su relación con la causa palestina y su oposición a un nacionalismo palestino laico; la segunda parte, es la más sustanciosa, desde mi punto de vista. Describe la acción política, la importantísima acción social y también la acción militar de Hamás a través de los años. Y la tercera parte, queda para los interrogantes del futuro de la organización y se concreta en un segundo libro publicado en enero de 2024.

No hay dudas sobre la influencia en el surgimiento de esta organización de la Hermandad Musulmana de Hassan al Banna y de que se utiliza como aglutinante la religión, la versión más tradicionalista de la religión. Así como en otros movimientos totalitarios se ha utilizado la raza o la genética (como en el nazismo), en el islamismo la religión es utilizada como medio de control social.

La segunda parte, como decía antes, es totalmente esclarecedora. Hamás es un movimiento integral, entendiendo por tal, un movimiento que abarca todas las necesidades de una sociedad, a menudo abandonada por los poderes públicos estatales (algo que sucede también con Hezbolá en El Líbano). Hamás provee a la población de la posibilidad de participar políticamente. También es la encargada de proveer de educación, de sanidad y de asistencia social a la población civil. Todo ello dirigido especialmente a la infancia y juventud (antes de la represión desencadenada en el último año, un 40% de la población gazatí era menor de 15 años) y con un bajo coste económico. De esta manera ofrece u ofrecía expectativas de mejora, aunque muy limitadas, para una población sometida a un bloqueo infernal. Mantiene también una estrategia militar propia, diferente y, a veces, opuesta a la de la Autoridad Nacional Palestina de Cisjordania, que oscila entre la resistencia armada, el atentado suicida y las operaciones más sofisticadas de una organización militarizada y preparada para la guerra híbrida. Entre éstas últimas están los atentados del 7 de octubre de 2023. Todo ello a cambio de una fidelidad incuestionable.

La tercera parte del libro debe ser completada con el nuevo libro aparecido que ya he comentado. Sin embargo, el hecho de que después de haber ganado las elecciones municipales de 2006, Hamás no volviese a convocar otras ya era un síntoma de lo que podía esperarse. Una organización autoritaria que quiere perpetuarse en el poder al coste que sea. A partir de ahí, la operación del 7 de octubre de 2023 sólo podía volverse en contra de la propia población civil palestina como así ha sido. A Hamás como organización fascista no le ha importado, lo más mínimo, llevar a su población a la picadora de carne israelí. Y lo más terrible es que la comunidad internacional no puede parar esta espiral de violencia provocada por las extremas derechas de los dos contendientes. Fascismo contra fascismo.

Recomiendo la lectura de este libro para entender un poco más el conflicto palestino-israelí.


Hamás. La larga marcha hacia el poder
Carmen López Alonso
Los libros de la catarata

jueves, 14 de mayo de 2020

Ensayo: La pureza peligrosa de Bernard-Henri Lévy (1994)


El autor.-
BHL ha tenido siempre fama de intelectual excesivamente mediático y de narcisista ha sabido comunicar y divulgar y también proyectar la influencia de la filosofía en nuestras sociedades actuales. Todo ello con mucha claridad y sensatez. Nació en Argelia y estudió en París en el Instituto de Estudios Políticos y después en la Escuela Normal Superior. Se ha mostrado comprometido con diversas causas y últimamente se ha significado como un claro europeísta y muy preocupado por el ascenso del antisemitismo en Francia. Otras obras suyas: Hombres y mujeres, Los últimos días de Charles Baudelaire, El siglo de Sartre, El espíritu del judaísmo. 

Mi opinión.-
Ya en el prólogo de este libro BHL compara el desasosiego de la Europa de 1993 con aquel que sufrió Alemania antes de la oscuridad nazi. La República de Weimar, culta e intelectual, “había dado a luz a un monstruo”. BHL intenta saber por qué.

República de Weimar

Europa en los años 1990 sufrió fuertes convulsiones. La caída del comunismo no trajo la libertad, ni la igualdad como muchos intelectuales deseaban y habían previsto. Antes al contrario se ha producido una resurrección de los nacionalismos excluyentes. Basta echar un vistazo a algunos de los países, y a sus gobernantes, incorporados a la Unión Europea que provienen de la órbita exsoviética y se verá que no son muy respetuosos con las minorías, ni con los inmigrantes, ni con los derechos humanos.

Caída del Muro de Berlín, 1989

Pero tampoco otros países que han vivido las consecuencias del fascismo escapan a esta tendencia. En Italia resurgen esos mismos movimientos que priorizan a los naciones e, incluso, en España gracias a la intervención de los catalanazis y su ridículo procès, ponen de manifiesto que es cierto, en determinadas ocasiones, las democracias dan a luz a monstruos. Hay políticos mediocres, manipuladores y marrulleros que son capaces de retorcer la legalidad de tal manera que las democracias pierden su sentido.

Imbéciles reunidos

Algunos intelectuales creían que la caída del comunismo supondría la consolidación y la consideración de la democracia como único sistema y también como el más valioso y digno de estima y protección. Pero, en realidad, se produjo la desideologización de la ciudadanía y su conversión rápida y brutal en simples consumidores. Esa fue la verdadera derrota de la democracia. Desde ese momento, la democracia ha sido abusada y pervertida y pretende ahora ser sometida a unos estándares de pureza que sólo fomentan el integrismo.


Ya sea la pureza religiosa de los islamistas o el delirio identitario de los catalanazis, ambos se fundamentan en la exclusión. El integrismo, sea cual sea su base, presupone que existe una comunidad perfecta, el cielo en la tierra y una comunidad que ha sido contaminada pero que puede volver a ser purificada. Generalmente esa purificación lleva al exterminio de lo contaminante. Es interesante repasar la prensa de los años 1930 en Alemania y se verá como el judío era identificado, con una enfermedad, con un virus, con un cáncer que había que extirpar. Esos comentarios aparentemente objetivos en la prensa, oficial y no oficial, se filtraron en la psique de la gente y así no extraña que justificar la solución final fuese después muy fácil.


Paradójicamente, el comunismo, tener un enemigo común, era el aglutinante que las sociedades occidentales necesitaban. Ahora, en el año 2019, parece que esas fuerzas desintegradoras que BHL intuyó en los años 1990, siguen campando a sus anchas. Este libro no es muy optimista pero es completamente vigente después de haber sido publicado hace 25 años.



Bernard-Henri Lévy
La pureza peligrosa
Trad. Berta Corral y Mercedes Corral
Ed. Espasa Hoy

jueves, 14 de marzo de 2019

Cine: Cafarnaúm de Nadine Labaki (2018)


La única noticia que tenía sobre la ciudad de Cafarnaúm era que Cristo predicó allí el Evangelio y que pueden visitarse todavía las ruinas de la Casa de Pedro. No había pensado nunca en que también podría ser una metáfora de una ciudad que vive en el siglo XXI y que expulsa a algunos de sus ciudadanos como si no quisiera haberlos tenido nunca o como si renegase de su propio nombre. No estoy segura, pero creo que el significado en árabe Kfar Nahum sería ciudad del consuelo.


En cualquier caso, esta es una película libanesa y se desarrolla en los arrabales de Beirut, donde lo único que se desenvuelve con facilidad y con verdaderas ganas de engullirlo todo es la miseria. Allí vive Zein, un niño de unos 10-12 años con sus padres y sus hermanas más pequeñas. Excepto una de ellas un poco mayor. Y este es el primer detalle que salta a la vista. Zein tiene que declarar ante un juez pero es el médico forense el que establecerá su edad porque nunca ha sido inscrito, nunca ha ido a la escuela, nunca ha ido al médico. En definitiva, nunca ha existido.


Zein está en la cárcel por, como él mismo dice, acuchillar a un cabrón. Pero se presenta ante el juez por otro asunto. Quiere demandar a sus padres por haberlo traído al mundo. No es una broma, es su sufrimiento. Doce años de sufrimiento constante. Cuando sus padres deciden vender a su hermana mayor por unas gallinas Zein escapa de su casa para conocer otras realidades igual de terribles pero, quizá allí, encuentre algo de luz.


Se ha criticado a la directora por hacer una película de pornomiseria, de recrearse de una manera morbosa en las circunstancias terribles de la vida de Zein. Y, al mismo tiempo, se le ha reprochado lo contrario que imponga un cierto final feliz y que la película acabe con una sonrisa. Yo creo que ha tomado un punto de vista muy neutro. En ningún momento se interesa por las causas de la miseria. Poco sabemos de los padres de Zein. El padre está en el paro y se pasa el día durmiendo; él únicamente obedeció. Le dijeron que se casase y que tuviese hijos que así sería feliz. La madre hizo lo mismo se casó con 11 o 12 años y empezó a parir sin descanso. Eso es lo único que sabemos.


La directora no juzga a los padres. Ni tampoco nos ofrece información sobre si la miseria tiene un origen religioso, social, político o, incluso, si deriva de la guerra que vivió el Líbano durante tantos años. Toma un punto de vista que me recuerda al naturalismo de Émile Zola y concretamente a la familia Maheu de su novela Germinal. Poco menos que reducidos a una condición animal, trabajar y reproducirse. Una condición no definida por su maldad intrínseca sino por estar sometidos a unas circunstancias de las que no pueden salir. Un círculo vicioso que nunca podrán romper. Esto explicaría el destino fatal en el siglo XIX, pero ¿y en el XXI?


Esta película también recuerda al cine posterior a la Gran Depresión ¿seguimos entonces igual sólo que en otro país, en otro continente? La directora se inspiró en noticias aparecidas en la prensa sobre la cantidad de niños sin escolarizar y destinados a trabajar desde la primera infancia. Realidad que está ahí y nos golpea sistemáticamente desde los telediarios pero a la que no le damos la importancia que debemos. ¿Qué clase de adultos serán esos niños, si llegan a ser adultos?


Las primeras escenas de la película son de niños jugando a matarse en una guerra no tan imaginaria; niños que fuman lo que encuentran por la calle; niños brutales que no vivirán nunca un final feliz. ¿Qué clase de adultos serán esos niños, si llegan a ser adultos? Zein es la esperanza, siempre y cuando tenga una oportunidad.


Dirección y Guion: Nadine Labaki
Música: Khaled Mouzanar
Fotografía: Christopher Aoun
Intérpretes: Zain al Rafeea, Yordanos Shiferaw, Kawthar al Haddad 




lunes, 25 de febrero de 2019

Ensayo: Un libro para la paz de Fatema Mernissi (2004)


La autora.-
Fátima Mernissi fue escritora y profesora de universidad marroquí. Destacada siempre por su pensamiento crítico que no le impedía ser respetuosa con los demás. Pertenecía a una rica familia marroquí y pudo estudiar en la universidad de Marruecos y también en La Sorbona, Francia. Fue Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2003, junto a Susan Sontag. Otras obras suyas son: Marruecos a través de sus mujeres, Las sultanas olvidadas, El hilo de Penélope: la labor de las mujeres que tejen el futuro de Marruecos. 

Mi opinión.-
Mernissi va a ser de esas escritoras de fondo que siempre voy a tener en mis estanterías. Es bueno volver a ella de vez en cuando y es una lástima que muriese cuando todavía tenía tantas cosas por escribir y vivir.


Mucho más que un cuento para niños.

Este pequeño libro ha sido todo un descubrimiento. Me gusta lo que puede aportar a la civilización occidental en estos momentos en los que prima un replegarse identitario nada conveniente. La autora se plantea por qué le da miedo la globalización a una mujer como ella. Culta, de tradición arabomusulmana y educada también en Occidente. La globalización nos pone frente al extranjero, frente a múltiples extranjeros que podemos ver como amenazadores. Sin embargo, los intercambios culturales siempre ha existido y con mayor o menor fortuna forman parte de nuestras vidas.

El cowboy

Tenemos miedo de la globalización actual porque intensifica, de un modo que no podemos asimilar, relaciones que van a cambiar irremisiblemente nuestra vida. Los movimientos migratorios afectan a millones de personas, las comunicaciones son cada vez más rápidas pero esto no quiere decir que sean más fiables puesto que los bulos se transmiten más rápidamente que sus desmentidos. Pero la tesis de Mernissi es que estos intercambios pueden ser beneficiosos para ambas partes y recurre para argumentarla a resaltar la diferencia entre la figura del cowboy agresivo y conquistador y la de Simbad dialogante y seductor, como héroe de otra globalización producida en el siglo IX y hacia el Océano Índico que tenía como base las relaciones comerciales.

Ibn Jaldún

En realidad se trata de una diferencia que en Occidente también hemos conocido y que, en cierto sentido, es la base de la creación de la Unión Europea. Al final de la II Guerra Mundial, Jean Monnet, Robert Schuman, Konrad Adenauer y otros líderes políticos, hartos de las guerras entre Francia y Alemania desde la segunda mitad del siglo XIX, decidieron fomentar la integración de ciertos países europeos basándose en la premisa de que los pueblos que comercian entre sí, no pelean. Deberíamos recordar esto, hoy, que la Unión Europea está tan desprestigiada y alberga en su interior tendencias disgregadoras, todas conectadas en cierta manera que el fascismo y el nazismo: el catalanismo y otros movimientos secesionistas o los gobiernos fascistas de Hungría y Polonia, incluso Austria o Italia con sus políticas contra los inmigrantes.

Al-Mutadid
Deberíamos recuperar esta filosofía. Apartar el conflicto y priorizar la negociación. Es fácil decirlo, pero después esta filosofía queda pervertida por los intereses que no podemos llamar intereses nacionales, sino intereses de determinadas elites que salen ganando con el enfrentamiento a costa de perjudicar a sus propios países y poblaciones. Eso dice Ibn Jaldún, que el inicio de la decadencia árabe está en haber preferido la espada a la pluma y haber descartado el arte del diálogo en las relaciones internacionales.

Unión Europea

Vivimos en esa desazón. Por una parte, los intercambios crean riqueza pero también producen mucho miedo. Leer este libro en España produce cierta sorpresa. Mernissi, como he comentado, afirma que la expansión del Islam hacia el Índico fue la primera globalización pacífica que lo único que destruyó fueron las fronteras comerciales; pero, entonces, ¿cómo encaja esto con la conquista de Al-Ándalus? La autora evita comentarlo y quizá sea porque su visión es demasiado edulcorada. Aun así me parece interesante incorporar a los puntos de vista occidentales los puntos de vista árabes porque, sin duda, tienen su parte de verdad y contrarrestan esa visión orientalista que, también, ha sido muy perjudicial.




Un libro para la paz
Fatema Mernissi

Trad. Inés Belaustegui

Ed. Intermón - Oxfam

jueves, 17 de enero de 2019

Cine: El regreso de Mary Poppins (2018) de Rob Marshall


Parece que Walt Disney tenía un especial interés en acercar los mitos al gran público sin que éste se diera cuenta. Sus películas pueden resultar simples pero quizá en esa simpleza puedan encontrarse otras cosas. Eso mismo es lo que dice María Tausiet en su libro Mary Poppins. Magia, leyenda, mito, rastreando en la Mary Poppins literaria para encontrar las raíces de su magia. Aunque en cualquier adaptación cinematográfica de una novela la riqueza de los personajes y de las situaciones se ve drásticamente disminuida, estoy convencida de que el público, joven y adulto, puede intuir que hay algo más.


El regreso de Mary Poppins no resulta una edulcorada película navideña para niños. Tampoco es una segunda parte del clásico aunque mantenga con él una continuidad. Solamente ha habido un cambio entre las dos películas, Lin-Manuel Miranda no interpreta a un deshollinador, sino a un farolero, aunque tenga su misma simpatía. Son tiempos de cambio y el gas o la electricidad empiezan a sustituir a las chimeneas de leña.


También son tiempos difíciles. La acción se sitúa en Londres, durante la Gran Depresión de principios del siglo XX hace estragos entre la población más desfavorecida. Como hoy, hay cosas que nunca cambian. Es un Londres gris e inhóspito que la aparición de Mary Poppins, Emily Blunt, terminará por caldear.


Jane Banks y su hermano Michael han crecido. Jane, interpretada por Emily Mortimer, al igual que su madre en la primera película, es una mujer muy avanzada y sigue siendo una marisabidilla. Es sindicalista y trata de ayudar a los obreros que se han quedado sin trabajo. El farolero se ha fijado en ella, pero todavía no se atreve a acercarse más. Ben Whisham es Michael. Michael tiene dificultades que su hermana no puede abordar. Dejó su vocación artística por un empleo en el banco en el que trabajó toda su vida su padre pero las cosas le han ido mal y ni siquiera su empleo es algo seguro. La enfermedad de su esposa le ha dejado, prácticamente, sin dinero y su muerte, sin ganas de vivir. Sin embargo, sus tres hijos están ahí para recordarle que no puede rendirse. Aquí es donde aparece Mary Poppins para poner orden o desorden, qué más da.


Yo he disfrutado mucho con la película. Me parece que funciona muy bien como un gran musical y que, sobre todo, el carácter bastante borde de Mary es lo suficientemente intenso como para neutralizar cualquier devaneo sentimentaloide. Se ha criticado que no hay músicas espectaculares, de las que se quedan en tu momento desde el primer momento. Será cuestión de escucharlas más tiempo. A mí, incluso en la versión con las canciones dobladas, no me han parecido ñoñas. No obstante, comparando a los dos actores principales Emily Blunt y Lin-Manuel Miranda, las canciones de este último me han parecido más sosas, no sé si será debido al doblaje. De todas maneras, en cualquier película yo siempre recomiendo ver la versión original.


Si tengo que elegir un número me quedo con el del cabaret. Es precioso y muy original desde su inicio. Hay que tener mucho cuidado para meterse en una sopera de porcelana. Los actores y las animaciones son magníficos y la canción invita a no prejuzgar las cosas, ni a las personas, por su apariencia.



Además, son de destacar también las breves intervenciones de Meryl Streep, Angela Lansbury, Julie Walters y Dick van Dike y, especialmente, de Colin Firth haciendo de villano del cuento. Y si no hay supercalifragilísticoespialidoso habrá cacafuti.


Yo, personalmente, quiero unos guantes como los de Mary Poppins, azules o rojos con topos blancos a juego con la pajarita. Y si tengo que decir algo malo sería que en algunas fotografías de Emily Blunt como Mary Poppins se han pasado con el photoshop porque no parece ella. 


En esta foto Emily Blunt no parece ella misma, pero los guantes son fantásticos.
Dirección: Rob Marshall
Guion: David Magee (novelas de P.L. Travers)
Música: Marc Shaiman
Fotografía: Dion Beebe
Intérpretes: Emily Blunt, Lin-Manuel Miranda, Ben Whisham, Emily Mortimer, Julie Walters, Colin Firth, Meryl Streep, Angela Lansbury, Dick van Dike.


miércoles, 28 de noviembre de 2018

Novela: Hotel Madrepatria de Yusuf Atilgan (1973)

El autor.-
Yusuf Atilgan escribió sólo dos novelas pero han sido fundamentales en la introducción del modernismo occidental en la literatura turca, especialmente por explorar, a través de técnicas experimentales, la profundidad de la psicología humana. Es autor también de relatos y su muerte dejó inacabada su tercera novela. Hotel Madrepatria fue adaptada al cine en 1986 y es objeto de estudio en los institutos turcos. 

Mi opinión.-
Puede resultar muy interesante sumergirse en la literatura de otro país siempre que cuentes con algunas claves para poder desentrañarla. Después de la lectura de esta novela creo que puedo aproximarme a la literatura turca de otra manera.

En sus momentos de esplendor el hotel podría haber sido así
Creo que Turquía está viviendo una situación similar al que la España del siglo XIX vivió. Ambas fueron grandes metrópolis, centros neurálgicos de extensos imperios ahora sumidos en la más absoluta decadencia y en procesos, más o menos afortunados, de modernización. Esa frustración, en el caso de España, dio lugar a generaciones de autores y pensadores que produjeron obras de gran interés histórico y literario. Espero que en el caso de Turquía también sea así.

El actor Macip Koper interpreta a Zebercet en la adaptación al cine
La acción se desarrolla en los años 1960, años de cambios fundamentales en Occidente y también en Próximo Oriente. Zebercet, el protagonista de esta novela, lleva una vida monótona. Gestiona un hotel en una pequeña ciudad, cerca de Esmirna; es una antigua mansión otomana, ahora un edificio viejo y desvencijado. Tiene 33 años y está solo, muy solo. No sé si esa puede ser la causa de su autodestrucción psicológica pero el detonante de su deriva es claro. Una mujer, elegante y sofisticada, llega una noche al hotel. Es distante pero educada. Zebercet piensa que alguna vez volverá.


A partir de entonces, esa mujer se convierte en su obsesión, sin tener culpa alguna. Zebercet empieza a dormir en la habitación que ella ocupó, a beber del vaso de té que ella utilizó e, incluso, llega a masturbarse con su toalla desplegando una doble perversión: personifica a un objeto y objetualiza a una mujer. Hasta entonces, había satisfecho su deseo sexual con la criada del hotel, considerada como un mueble más, pero ahora eso ya no le es suficiente. Desatiende sus tareas como gerente, se vuelve violento y se embarca en una espiral de autodestrucción. Así podría leerse la novela, como ese descenso a los infiernos del último eslabón de una familia poderosa. Pero también puede dársele otra interpretación.


Han existido diferentes intentos de modernización de Turquía a partir del final de la I Guerra Mundial. Parece que ninguno de ellos se ha consolidado. Parece que la Turquía laica y europeizada de Ataturk no terminó nunca de calar y la negativa, por parte de la Unión Europea, a recibirla como un estado miembro más supuso la última decepción.

Zebercet y la criada

Zebercet es el último representante de una dinastía burguesa otomana cuyo momento de esplendor ya ha pasado pero que no tiene un presente moderno al que agarrarse. Puede que fueran potentados del entorno rural, acostumbrados a abusar de criados y criadas, como en Los santos inocentes de Miguel Delibes. El hotel viejo, señorial y desvencijado sería la Turquía que no termina de desaparecer ni empieza a despertar del sueño de la decadencia y la mujer que Zebercet espera es la modernización que parece que nunca llegará. Desde hace unos años, Turquía vive a la deriva de un proceso de reislamización que puede, para algunos, suponer una vuelta atrás.

Zebercet y la mujer
La novela no es fácil de leer pero merece la pena. Apenas 150 páginas de tamaño cuartilla en las que seguimos la deriva mental de Zebercet a través del flujo de su conciencia. A veces confundiendo la realidad, con sus recuerdos y con sus sensaciones, desplegando un discurso entremezclado y caótico en varios niveles, yo he llegado a pensar que algunos de los personajes, entre ellos la mujer, eran meras alucinaciones de su mente perturbada. Muy recomendable. 



Hotel Madrepatria
Yusuf Atilgan

Traducción: Mario Grande

Ed. Gallo Nero

jueves, 18 de octubre de 2018

Cine: El reino de Rodrigo Sorogoyen (2018)


Si hay algo que, en los últimos años caracteriza a un político corrupto es su afición por las comilonas de marisco y los paseos en yate. Así es como empieza esta película con varios personajes, entre ellos sólo una mujer, sentados a la mesa de un restaurante de moda, en una ciudad mediterránea, zampándose raciones y raciones de marisco, riendo y bebiendo, sintiéndose los más listos de la clase. 

No sé a qué reino hace referencia la película, pero el partido político que se representa podría ser PP, PSOE o, incluso, cualquier otro de ámbito autonómico con ciertas conexiones con el poder central. La ciudad tampoco se nombra pero bien podría ser alguna ciudad valenciana o andaluza o balear. Está bien que no se haya definido la localización porque en todas ellas ha habido sonoros casos de corrupción que parecen dar la razón a quienes sienten la corrupción como un mal endémico.


En ese contexto se ha movido, en los últimos años, como pez en el agua Manuel López Vidal, interpretado por Antonio de la Torre. Ahora, cuando está a punto de culminar (de momento) su ascenso político, se destapa un caso de corrupción que le señala directamente. Sin embargo, él empieza una carrera desenfrenada cuyo objeto principal es demostrar que no es el único implicado. Ya se sabe. Cuando todo va bien somos muy amiguitos, pero cuando las cosas empiezan a ir mal, tiro de la manta y me llevo a todos por delante. Esto hará que sus compañeros le consideren una amenaza directa y le empiecen a tratar como un apestado: no le cogen el teléfono, no lo quieren recibir en sus despachos. Para que pueda salvarse será determinante que pueda incriminar al resto. Cosa que no será nada fácil con la policía, la prensa y sus propios compañeros detrás.


Lo que más me ha sorprendido de esta película es la ausencia de biografía del político, un hombre del que sólo se juzga su pasado y su presente corrupto, pero del que sabemos poco más. Es un buen padre de familia, todavía enamorado de su mujer después de más de 20 años de matrimonio, pero no conocemos nada de su familia de origen, de su vida de juventud, de sus estudios o de sus otros trabajos antes de meterse en política.


Alguna anotación sobre su pasado quizá contribuyera a explicarnos su deriva. Pero el director no quiere darnos explicaciones. Nada de una infancia traumática o dominada por la pobreza, nada de una juventud de privaciones que nos pudiera hacer empatizar con él. Pienso que quiere presentar a un corrupto de una manera neutral, sin darle excusas ni justificaciones de ningún tipo pero, al mismo tiempo, exponiéndole como un hombre normal. 


Él dice de sí mismo que sólo hacía lo que hacían los demás y, en vista de la reacción de sus compañeros le creemos, pero esto no nos debe servir como justificación. Hay una escena muy reveladora. En un bar, el camarero está hablando animadamente con unos clientes y en un momento dado, se confunde, al darle los cambios a un joven. Visiblemente le devuelve más dinero del que le corresponde y éste joven, tranquilamente, se lo mete en el bolsillo. En cierta manera, esto también es corrupción porque, quizá, cualquiera de nosotros, gente normal, hubiéramos hecho lo mismo. Que quede bien claro que todos podemos ser corruptos.


Antonio de la Torre está rodeado de buenos actores y actrices con magníficas interpretaciones. Josep María Pou, al que espero ver en el Teatro Principal de Zaragoza en el nuevo montaje de Moby Dick, entre ellos; pero también Luis Zahera que, en una secuencia memorable, expone las debilidades y neuras de un buen corrupto. También hace un pequeño papel Laura Gómez-Lacueva de Oregón TV y Bárbara Lennie que, en el monólogo final, nos deja con los pies al borde del precipicio.


Dirección: Rodrigo Sorogoyen
Guion: Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen
Música: Olivier Arson
Fotografía: Alex de Pablo
Intérpretes: Antonio de la Torre, Josep María Pou, Nacho Fresneda, Ana Wagener, Bárbara Lennie.

miércoles, 11 de julio de 2018

Ensayo: El golpe posmoderno de Daniel Gascón (2018)

El autor.-
Daniel Gascón es escritor, guionista y crítico literario. Muy joven, nació en 1981. Actualmente es también editor de Letras Libres, donde se combina la reflexión política con la cultural, literaria o artística en sentido general. Otras obras suyas son: El fumador pasivo, La vida cotidiana, Entresuelo. 

Mi opinión.-
Hace unos años leí Entresuelo. Es una novela breve que podía clasificarse como de autoficción en la que los y las zaragozanas podíamos reconocernos fácilmente. Sin embargo, no conocía la actividad de Gascón como ensayista. Por eso la publicación de El golpe posmoderno ha sido una gran sorpresa.

Define, en este libro, el procès como un golpe de estado posmoderno. Es muy contundente en su desenmascaramiento; y, aunque lo da por terminado, lamentablemente no ofrece estrategias para la superación de las brechas originadas en la sociedad catalana y entre las sociedades catalana y española. Queda conectado así con el relativismo posmoderno “que combate el proyecto ilustrado de crear una perspectiva común de conocimiento para entender la experiencia” (pg. 120). Prolifera la fragmentación que tanto se critica al posmodernismo, el todo-vale

El catalanismo pacífico
Una de las características esenciales de este procès ha sido su doblez, su capacidad para aparentar lo que no era y disimular su verdadera naturaleza. Esto se vio claramente cuando Puigdemont, con esa sublimación de un gatillazo, declaró la independencia pero inmediatamente la suspendió. Fue un si-es-no-es, hecho premeditadamente, buscando la ambigüedad del lenguaje, para facilitar su defensa en caso de que el golpe fracasase y el estado se defendiese de la agresión, como así sucedió. Esto era lo que decían: hemos declarado la república pero no tiene validez, ha sido una simple declaración política. Retórica vacía de contenido. Pues, entonces no la declares y no engañes.

El 6 y 7 de septiembre de 2017. El golpe posmoderno
Otra característica ha sido instalarse descaradamente y alimentarse de las mentiras más burdas que, sin embargo, han sido perfectamente asumidas por la población catalana. Y esto es lo que más descorazonador resulta. Supongo que el éxito se debe a la reiteración constante desde los medios de comunicación apesebrados y dependientes de las instituciones secuestradas por los catalanistas de consignas sencillas y, también, a que se vendía un país de jauja, endogámico, con la banda sonora de Els segadors, con una historia de triunfos interrumpidos por una intervención española colonizadora e inventada. Un país, desde entonces, constantemente agraviado por la simple existencia de los españoles y de su codicia, su ineficiencia y su genética tarada.

Una sociedad dividida
Amparándose en conceptos hipertrofiados, el pueblo, el derecho a decidir, un país mejor, los catalanistas han pretendido arrebatarnos los derechos de los demás. Porque en realidad, sólo es un golpe que la ultraderecha catalanista ha dado por dinero, no tiene nada que ver con una profundización de la democracia que nos pretenden enseñar, presumiendo de un supremacismo moral insoportable. Es imperdonable que los catalanistas hayan abusado de nuestra confianza hasta la saciedad y que nos hayan insultado al resto de españoles llamándonos franquistas. Es imperdonable, lo que han pretendido hacer, pero sobre todo lo es por la extrema suciedad de sus argumentos.

Cobardes y marrulleros que creen estar haciendo historia
La vinculación de los poderes públicos españoles con el franquismo terminó hace mucho tiempo y no debemos consentir que nadie, nadie, quiera aprovecharla en su beneficio. Tenemos problemas y déficits democráticos como todo el mundo pero tenemos potencial para el desarrollo, también como todo el mundo. No estamos predeterminados por nuestra historia, por nuestros genes o por nuestras deficiencias; no vamos a repetir nuestra historia. Una prueba de ello es la Constitución de 1978. Es posible que deba de reformarse o actualizarse, pero eso es algo que deberemos decidir todos los españoles, no sólo un 10%.

Cobardes que salieron huyendo
El régimen de las autonomías no está todavía acabado. Prueba de ello es que el actual gobierno de Pedro Sánchez está negociando traspasos competenciales con Urkullu del Partido Nacionalista Vasco. El régimen de las autonomías ha garantizado y garantiza la plurinacionalidad y la diversidad españolas, aunque a los catalanistas y a los vascos no se lo parezca. Quizá, en realidad a los nacionalismos periféricos no les interesa una constitución que garantice la diversidad de todas las comunidades autónomas, sino otra constitución más manipulada por ellos, que deje constancia de su especialidad, de su hecho diferencial, para que el resto de comunidades autónomas sigan siendo consideradas homogéneas. Es decir, practican una clara ley del embudo o como creo que dijo Ignacio Martínez de Pisón lo mío es mío y lo tuyo es nuestro. En definitiva avaricia, codicia y abuso.

Otra cobarde que salió huyendo y cambió su imagen de izquierdista alternativa y con mala leche a modosita cursi, en Suiza.

No sé qué pasará en las próximas negociaciones entre el Gobierno nacional y el Govern autonómico. Si alguien me pregunta me opondré siempre a la consideración de los nacionalismos periféricos como especiales. Ni lo merecen, ni lo son. Han sido una fuente de problemas e insultos desde hace 150 años y, nunca hay que olvidar que fueron los únicos privilegiados por Franco, aunque ahora ni vascos ni catalanes lo quieran recordar. Son tan nación como el resto de naciones españolas; tienen tantos argumentos históricos para reivindicarlo como el resto de nosotros que no lo hacemos. Sin embargo, su actuación abusiva, marrullera y deshonesta les ha quitado toda la razón. Si se les conceden más privilegios, sería darles un premio gracias a su gansterismo.

Papanatismo

En 1978, establecimos unas nuevas normas de convivencia y de articulación territorial, administrativa y política, que han funcionado hasta que los catalanistas, por capricho, las han roto. Será difícil perdonarles y restablecer la confianza. Artur Mas pasará a ser el político más irresponsable de su generación; Carles Puigdemont quedará como un payaso; y Quim Torra como un nazi tarado. De Torrent, Marta Rovira o Anna Gabriel hablamos otro día.

Artur Mas y su mandíbula de emperador romano
No ha sido suficiente que todos hayamos padecido a Franco y tampoco debe ser suficiente que hayamos sufrido esa crisis económica que todavía no hemos superado. Para los catalanistas, esa crisis, precisamente fue una oportunidad para asestar un golpe más y pretender sacar tajada. No existen en su diccionario las palabras solidaridad, decencia, honestidad, ni tan siquiera juego limpio. Veían, como siempre, una España tarada, fallida y débil. Sin embargo, han conseguido revitalizarla. Deberíamos darles las gracias por ello. Ya no debemos sentir complejos, ni culpabilidad por la historia pasada; deberían ser los catalanistas quienes nos pidieran perdón. Alterar por capricho las fronteras de un país como España que vive bajo la amenaza constante del terrorismo yihadista, difícilmente tiene perdón.

La mediocridad en el poder.
Ya en 1981, Tarradellas, nada sospechoso de españolista, advertía de una cierta manera de hacer política o de situarse políticamente como la víctima: “…hemos podido leer en ciertas declaraciones que España nos persigue, … que nos desprecia… según ellos, [las autoridades catalanas] se hace una política “contra Cataluña”, olvidando que fueron ellos los que para ocultar su incapacidad política y la falta de ambición por hacer las cosas bien, hace ya diez meses que empezaron una acción que solamente nos podía llevar a la situación en que ahora nos hallamos” (pg. 132). Siguen haciéndolo, considerándose víctimas cuando son victimarios. Hoy El golpe posmoderno es de lectura obligada.

Suárez y Cataluña







El golpe posmoderno
Daniel Gascón 

Ed. Debate