miércoles, 30 de diciembre de 2020
Novela: Zaragoza de los Episodios Nacionales. Galdós (1873)
miércoles, 23 de diciembre de 2020
Ensayo: Alatriste. La sombra del héroe de Varios Autores. (2009)
Viggo Mortensen como Alatriste |
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Novela: Reina de Elizabeth Duval (2020)
domingo, 6 de diciembre de 2020
Novela: Todo cuanto amé de Siri Hustvedt (2003)
domingo, 29 de noviembre de 2020
Biografía: Mi vida en la carretera de Gloria Steinem (2015)
La autora.- Gloria Steinem es un referente incontestable del feminismo a partir de los años 1970. Es periodista y sigue siendo una activista muy respetada y comprometida. Trabajó para varias publicaciones, entre ellas New York Magazine y también es famosa por haber fundado la revista Ms. Otras obras suyas: Revolución desde dentro, Marilyn: Norma Jean, Doing sixty & seventy.
Mi opinión.- Revolución desde dentro es el primer libro que leí de Gloria Steinem, hace tiempo, concretamente en 1995. Y es que hay pocos libros traducidos al castellano de esta prolífica autora. Este primer libro se podría encuadrar dentro de los libros de autoestima pero desde una perspectiva menos psicológica y más revolucionaria y política. Después de eso, nada hasta el año 2016.
Parece que el feminismo es como el Guadiana, tiene tramos que discurren bajo tierra y sólo las iniciadas podemos sentir; pero eso es parte de su fuerza y de su eficacia. Así que cuando se editó Mi vida en la carretera me lo compré, aunque no lo haya leído hasta hoy. No lo quise leer por prejuicios tontos. Me enteré de que la infancia de Steinem no había sido muy convencional, que había vivido con su padre recorriendo las carreteras de Estados Unidos y sin asistir al colegio hasta que fue adolescente. Di por hecho que había sido una infancia infeliz y traumática y no quise leer el libro. Qué tontería.
Si algo me queda claro después de leer el libro es que a ella le pareció una infancia muy feliz y que fue el germen de su vida de activista. Hoy es una mujer en paz consigo misma. El libro es más una crónica periodística de su vida política más que una autobiografía al uso. Aunque hace referencia a su vida personal, casi exclusivamente a su infancia, lo más relevante es su vida pública. Toma la carretera como símbolo de la vida e incorpora a su biografía a todos aquéllos a quienes se encontró en la carretera. Algo que me ha parecido muy sorprendente es que, de alguna manera, se olvida de las primeras mujeres que hubo en su vida, su madre y su hermana. Por esto digo que se trata más de una biografía política que personal. Sin embargo, sí que tiene muy presente a su padre, a un padre nómada que le enseñó el amor por la carretera. A mí este personaje nómada me recordaba al pícaro de la literatura castellana del siglo XVII.
Otra de las cosas que me ha sorprendido es su análisis sobre la educación que recibimos. Sin llegar a considerar toda la educación como pedagogía negra (aquella vinculada al nazismo), olvidamos que es una educación pensada para varones blancos y que todo lo que no responda a esa tipología se verá casi, irremediablemente, excluido y maltratado. El resultado de esta educación tan sesgada para Steinem es que las mujeres estudiamos nuestra propia ausencia y nuestra inferioridad, aprendiendo así a autodenigrarnos. Es muy interesante, desde este punto de vista, analizar “qué nos están enseñando y por qué”.
Esta idea también estaba en su libro Revolución desde dentro. Además Steinem considera que la educación también crea una fractura en las mujeres; una fractura entre intelecto y emoción y un alejamiento considerable respecto a nuestras madres. Creo que las mujeres de mi generación reconocerán esto sin ningún problema. Reflexionar sobre esta limitación de la educación ha llevado a ampliar las materias y los autores y autoras a estudiar, incluyendo variables de género y raza que, hasta hace poco, habían estado excluidas. Yo, gracias a diosa, encontré en los años 1980 la Librería de mujeres de Zaragoza que fue una puerta violeta a otro mundo. Lástima que cerrase porque, para otras mujeres, la tarea todavía no ha concluido.
Me reencontré con Gloria Steinem gracias a la serie de TV, Mrs. America y en Mi vida en la carretera también hace menciones a esta serie. No quedó muy contenta con el resultado, puesto que tras la confrontación entre las mujeres por la aprobación de la ERA (Enmienda por la igualdad de derechos), había más intereses económicos (por ejemplo, de las compañías aseguradoras) o religiosos ultraconservadores (por parte de los mormones) que políticos y eso no queda bien reflejado en la serie. A mí, desde un punto de vista televisivo, me gustó mucho pero yo no viví el proceso y ella sí.
Si hay algo que no me ha gustado es su especial énfasis en las culturas y pueblos precolombinos que quedan retratados según el estereotipo del buen salvaje, conectado con la esencia de la tierra y poseedor de una sabiduría primigenia que los brutales occidentales no tendremos nunca. No me gusta ese sesgo, ni tampoco que hable de la herencia africana y se olvide de la herencia hispana anterior en el tiempo y con un mayor peso demográfico en Estados Unidos. Además, hay algo que no se le puede perdonar. En la página 298, afirma que Colón fue un pésimo navegante que murió creyendo que, de verdad, había llegado a las Indias. ¡Ayyyyy! ¡Pero si cruzó un océano en una cáscara de nuez y fue de los navegantes más cultos y arriesgados de su época! Desde un punto de vista formal, la traducción también podría ser muy mejorable (pg. 330: "...tenía las visitas regulares al hospital para las INFUSIONES ambulatorias") y respecto a la impresión, hay lagunas que, a veces, dificultan la lectura.
En fin. Yo recomiendo su lectura y espero que siga
escribiendo algunos años más. Me parece que existe una continuidad lógica entre
reivindicar la necesidad de una habitación propia, como hacía Virginia Woolf, y reivindicar el
derecho a tener una carretera propia, es decir, un espacio público propio, y como base esencial para disfrutar de una y otra, un cuerpo
propio como reivindica Marta Sanz en Clavícula. Muy recomendable.
Mi vida en la carretera
Gloria Steinem
Traducción: Regina López Muñoz
Alpha Decay
miércoles, 18 de noviembre de 2020
Novela: La tristeza del samurái de Víctor del Árbol (2012)
domingo, 8 de noviembre de 2020
Novela: El anacronópete y otras de Enrique Gaspar y Rimbau (1887)
jueves, 5 de noviembre de 2020
Cine: Explota, Explota de Nacho Álvarez (2020)
Para estos días grises necesitamos que el cine se convierta en un mundo de color que brilla mucho más gracias a las canciones de Raffaella Carrá. Y eso es lo que hace esta película. Una buena comedia musical que ayuda a levantar el ánimo y que tiene todo aquéllo que le falta a La la land. Humor y unos personajes secundarios perfectos. Además mantiene en todo momento un tono de cuento de hadas ligero que facilita que el espectador sintonice con la trama y que consigue que la película nunca caiga en la ñoñez. Además, la banda sonora es una auténtica educación sentimental y la fotografía y el color espectaculares.
Si no vas a creerte el cuento de hadas mejor no entres en el cine porque si no se te hará difícil aguantar la buena disposición de todo el mundo hacia María y lo fácil que le resulta remontar y volverse a enamorar. A mediados de los años 1970, María (Ingrid García-Jonsson) es una joven novia que huye llorando de una iglesia en Roma y no se le ocurre mejor idea que tomar un avión hacia Madrid. A pesar de que sigue llorando durante todo el vuelo las azafatas se encargarán de darle la primera lección para su nueva vida.
Después, ya en tierra, Amparo otra azafata interpretada magníficamente por Verónica Echegui, se convertirá en su mejor amiga, le ayudará a encontrar trabajo y le proporcionará un hogar. En el aeropuerto también tropezará literalmente con Pablo (Pedro Guallar), un joven recatado, tímido y muy muy guapo del que inmediatamente se enamora. Además una maleta perdida será la excusa para que se vuelvan a encontrar; esta vez en los estudios de Televisión Española.
Pablo trabaja allí, como ayudante del censor (que además resulta ser su padre). Celedonio, que así se llama el respetable señor, tiene intención de enchufar a su hijo en este puesto cuando se jubile. Celedonio es un hombre chapado a la antigua, amigo personal de Carmen Polo y una oportunidad para que el actor Pedro Casablanc se luzca creando un personaje histriónico, que persigue a las bailarinas con una regla para medir la largura de sus faldas y que, al final, se moderniza y redime. Un poquito.
La verdad es que los personajes de las chicas son un bombón para lucirse; los de los chicos no tanto. Ingrid Garcia-Jonnson sorprende por su frescura y su seguridad a la hora de enfrentarse a las canciones y las coreografías. Y Verónica Echegui conquista con su acento murciano y sus ganas de vivir. Natalia Millán despliega toda su elegancia aunque sea en un papel secundario, pero está fantástica y recrea en una de sus actuaciones esa situación tan conocida del floripondio. El floripondio que un censor le puso en el pecho a Rocío Jurado porque su escote resultaba escandaloso.
Esta es otro de los puntos a favor de la película. Su capacidad de recrear los últimos coletazos de una censura que resultaba ya absurda hasta para los propios censores y los prebostes del régimen. Una nueva generación empezaba a destacar y estaba a punto de alcanzar su protagonismo y ya no necesitaba tutelas morales sino una música que le diese ganas de vivir y eso hizo Raffaella Carrá y su célebre latigazo de melena. Esta película se sitúa en la estela de Mamma Mía aunque no se puedan comparar sus presupuestos. Aparecen las canciones más conocidas incluida Tuca, Tuca que fue prohibida y que muy pocos conocían. Caliente, caliente, Adiós, amigo, Lucas, En el amor todo es empezar, Rumore, Hay que venir al sur.
Y entre todas ellas, Fiesta. En esta canción está resumida la educación sentimental básica que toda mujer debería recibir. A ver lo explico: en la primera estrofa, la chica está triste en una fiesta. Él se ha ido porque ella le anulaba su libertad. Para la chica quedaban las lágrimas y el desperdicio de sus besos, pero también está determinada a que las cosas cambian y a dejar atrás esa manera de actuar. Así que en el estribillo Raffaella recomienda ser cauta y no decir la verdad, si estás enamorada no le asustes pero haz tu vida. En la segunda estrofa, otra fiesta. De la fiesta realizada sin ti pasamos a la fiesta con amigos y sin ti. Esa diferencia es importante porque pone de manifiesto las ganas de volver a vivir de la chica. ¡Ah!, pero en la tercera fiesta, él vuelve. Arrepentido, con otra mirada, reconociendo que ha sido culpa suya y que la libertad sin ella no tiene ningún sentido. Sin ti, ¿qué haría yo sin ti? Al final todos felices. Para disfrutar.
Guion: Eduardo Navarro, Nacho Álvarez, David Esteban Cubero
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Música: Roque Baños con canciones de Raffaella Carrá
domingo, 1 de noviembre de 2020
Novela: Patria de Fernando Aramburu (2016)
El autor.-
Fernando Aramburu se licenció en filología hispánica por la Universidad de
Zaragoza y fue profesor de español en Alemania. Colabora también en prensa y
además de novelas ha escrito poesía, libros de cuentos, ensayos; todos ellos traducidos
a varios idiomas. Otras obras suyas: Los
peces de la amargura, Utilidad de las
desgracias y otros textos, Autorretrato
sin mí.
Mi opinión.- Patria fue escrita en el año 2016 y ahora ha vuelto a tomar relevancia por la adaptación a serie de televisión realizada por HBO. Aborda un tema que nunca debería desaparecer de los diferentes ámbitos intelectuales y que debería estar sometido a análisis y relecturas constantes, especialmente, desde el punto de vista de las víctimas. El terrorismo.
Esta vez no se trata de analizar la lucha armada, ni el proceso que lleva a un determinado joven a militar en organizaciones terroristas. Esta vez, partiendo de un atentado terrorista, el foco central se sitúa en una sociedad fragmentada y enfrentada. Con delirios de ser pueblo perseguido/elegido por los siglos de los siglos dignos de cualquier sociedad arcaica y cuya base sea el pensamiento mágico.
Esta sociedad se ejemplifica en unas mujeres, antes amigas inseparables y ahora madre de terrorista, una de ellas, y esposa de asesinado, la otra. La narración abarca 40 años de dolor, de silencio y de vergüenza. A algunos críticos les ha parecido excesivo el protagonismo de estas mujeres. A mí me parece lo contrario y además también me parece que se podría criticar a Aramburu, no sé si por una cierta misoginia, porque las mujeres que aparecen en su novela son un poco peculiares.
Miren quedará ya como el arquetipo de la madre fanática vasca. Castradora, brutal y que se siente obligada a querer a su hijo aunque sea un asesino. Una mujer que sufre un proceso de conversión intenso, desde llorar la muerte de Franco hasta defender la causa abertzale, fácilmente entendible si tenemos en cuenta que tanto el franquismo como el terrorismo vasco comparten importantes sesgos etnofascistas. Una mujer que desprecia a su marido, un hombre simplón apaleado por su propio hijo que encuentra refugio cerrando ojos y oídos y cultivando su huerta. Miren también odia a su hija desde mucho antes de que ésta decida casarse con un españolazo e ignora a su hijo menor. Únicamente tiene ojos para su primogénito el que está destinado salvar a la patria vasca de las garras de los españoles; el revolucionario de medio pelo, sin estudios, sin convicciones políticas y sin trabajo; el que no tiene ningún reparo en irse a hacer la revolución y volver a casa para que su madre le lave la ropa y el que pierde la virginidad en la cárcel, cuando ya ronda los 40 años y entiende que ha tirado su vida por la borda.
Bittori es la mujer del asesinado. Desde su muerte, el reloj y la vida también se han parado para ella. Si bien no es tan brutal como Miren también es el prototipo de ama de casa vasca. Miren y Bittori se conocen desde niñas, viven la adolescencia juntas, quieren meterse a monjas y se enamoran de dos amigos. Se casan al mismo tiempo, tienen a sus hijos con poco tiempo de diferencia. Salen de vacaciones, de compras y a misa juntas. Y cuando todo les prometía una vejez sin complicaciones, el hijo de Miren entra en ETA y recibe el encargo de matar al marido de Bittori.
A partir de entonces, la brutalidad de una se impone al amilanamiento de la otra. Bittori también mantiene una relación conflictiva con Nerea, su hija, la preferida de su padre que estudia en Zaragoza. Nerea empieza siendo racista y abertzale, porque no olvidemos que el halo de liberador de la patria oprimida tiene mucho de romántico, pero después rechaza volver al pueblo para el funeral de su padre y decide quedarse en la ciudad follando. Su comportamiento ante la muerte de su padre es difícil de comprender y eso dificulta la empatía del lector con este personaje. Al contrario de lo que pasa con Arantxa, la hija de Miren. Arantxa siempre ha tenido un comportamiento más “normal”. Es una adolescente más alegre y más comprensiva. Es la primera conocedora de la homosexualidad de Gorka su hermano menor y también es la primera que restablece relaciones con Bittori y es fundamental para el desenlace de la novela. Sin embargo, nunca ha sido capaz ni de romper definitivamente con el mundo abertzale ni de adaptarse con todas las consecuencias al mundo de los maketos. Quizá esa haya sido su mayor virtud.
Los hombres que rodean a estas mujeres quedan como personajes secundarios. Ya he mencionado que Joxian, el marido de Miren, es un hombre simplón. Amigo desde siempre del Txato, el asesinado, y compañeros en el mismo club ciclista y de las partidas de mus no duda en retirarle el saludo y hacerle el vacío cuando el Txato comienza a ser amenazado por ETA. Puede entenderse que el miedo se apoderase de la sociedad vasca, pero también es cierto que el silencio podía ser una coartada hasta cerciorarse de qué lado se inclinase la balanza. En el caso de que hubiesen vencido ETA y el independentismo, Joxian hubiese sido considerado el padre de un héroe, de un libertador y no creo que hubiese rechazado estos honores. Sin embargo, al no producirse esta victoria se convirtió, con su silenció y su cobardía, en un acosador más, un acosador por omisión o por cinismo. En un momento determinado Joxian le dice al Txato, “a partir de ahora te saludaré con el pensamiento”. Cobardía.
Esta novela ha sido objeto de muchas críticas. Señal de que el tema es sensible en nuestras sociedades. Muchas de las críticas han sido buenas y muy buenas, pero otras no. No está mal que exista esta controversia. Algunas de las críticas negativas han sido exhaustivas. Han revisado la música que los personajes escuchan, han criticado que no hablen en euskera (como si el euskera fuese comúnmente hablado en los años 1980 o como si el Brad Pitt de las pelis hablase realmente un castellano de Salamanca) y también que se considere una novela fundacional respecto al tratamiento del conflicto vasco en la literatura. Entiendo que ha habido otras novelas, como por ejemplo Martutene de Saizarbitoria, también El hombre solo o Esos cielos de Bernardo Atxaga, pero no han tratado tan exhaustivamente la sociedad vasca y sus miserias. A otros críticos les ha parecido que el protagonismo de las mujeres era excesivo, jaaaaaaaaaaaaaa, jaaaaaaaaaaaaa. También se ha criticado que el autor lleva 30 años viviendo fuera del País Vasco, que su estilo literario fuera bastante simple y que ha retratado a los terroristas con el estereotipo de brutote sin cerebro. Pero habría que leer Patriotas de la muerte, un ensayo de Fernando Reinares documentado a partir de las declaraciones de los etarras en la Audiencia Nacional, para hacerse una idea del perfil de los terroristas de a pie y ver que coincide plenamente con el retrato que Aramburu hace del hijo de Miren. Pero, si hasta se ha criticado que Miren recurra a San Ignacio de Loyola para que proteja y libere a su hijo, porque no es el santo adecuado para estos menesteres. En fin, léase la crítica de Iban Zaldúa para Viento Sur en 2017. Críticas para todos los gustos.
No he dicho nada sobre el hijo de Miren, el terrorista, el libertador de la patria vasca oprimida porque se merecería más espacio. Únicamente, mencionaré que empieza a cuestionarse su estancia en la cárcel, su militancia y el haber desperdiciado su vida una vez que consigue follar. No sé si recondujo toda la energía sexual reprimida en su adolescencia y juventud y la soltó al mundo en forma de violencia o es que era una descerebrado sin más. A mí me ha gustado mucho la novela y la recomiendo sin dudarlo y creo firmemente que son necesarias muchas más novelas, ensayos, documentales o películas sobre las agresiones etarras a una sociedad democrática. Para erradicar la violencia y el suprematismo en la sociedad vasca no ayudan declaraciones como ésta Declaraciones de un cura vasco, 31 octubre 2020. Siguen educándose en el odio visceral y rancio hacia todo lo que no sea ellos mismos, igual que los nazionalistas catalanes y eso es un rasgo claro de fascismo. Por esto la política de dispersión de presos y de alejamiento del País Vasco fue tan efectiva. No era tanto un castigo como una oportunidad para que los terroristas se alejasen de sus tóxicas familias y entornos y pudiesen arrepentirse. Pero muchos todavía no lo entienden.
Patria
Tusquets Editores
domingo, 25 de octubre de 2020
Novela: Cánovas de Benito Pérez Galdós (1912)
domingo, 18 de octubre de 2020
Ensayo. Tierra de mujeres. Una mirada íntima y familiar al mundo rural de María Sánchez (2019)
domingo, 11 de octubre de 2020
Narrativa: Clavícula de Marta Sanz (2017)
Mi opinión.- Decía antes que Marta Sanz no para y es cierto pero parece que para asegurar un cierto bienestar que redunde en una buena literatura, esto no es suficiente. Precariedad como actividad económica, sería la expresión que definiese a la escritura, entendida como lo hace Marta Sanz. Una escritura sin concesiones ni a la mercadotecnia ni a los lectores cómodos. Además, si a la precariedad, palabra tan de moda, le añadimos la expresión dolencia indefinida ya tenemos una buena síntesis de este libro extraño.
Y es que el tema de fondo es el miedo. El miedo a la enfermedad, el miedo a la inseguridad; el miedo que se filtra por todos los poros; el miedo que tiene su origen en un sistema económico brutal y despiadado. Y todo eso desde una posición de clase media (aunque venida a menos) y viviendo en la parte buena del mundo; así que deberíamos imaginar qué se puede sentir viviendo en la parte mala y perteneciendo a los excluidos. Esta es la inquietud que, tarde o temprano, acaba haciendo mella en el cuerpo.
Marta Sanz siente un dolor que no puede identificar y a partir de ahí comienza este relato, indagando en sus condiciones de vida y reflexionando sobre el mundo. En un estilo que ella califica de paletopedante, y que podría ser el de las universitarias con abuelas analfabetas (como sería mi caso) y con un sentido del humor muy áspero, aborda el sufrimiento individual cuyo origen es colectivo. En cierto sentido, se aproxima a la escritura de Annie Ernaux; una escritura que prescinde de todo lo accesorio e hinca el diente en el núcleo pero en el núcleo de la parte más tierna y que debería estar más protegida. Aunque Marta Sanz no creo que sea tan despiadada consigo misma como lo es Annie Ernaux.
La escritura para ella es una manera de “poner nombre e imponer un protocolo al caos” pero también es exponerse al juicio de los demás sin un ápice de pudor, sin artificios y sin salvaguardias. En este libro pone de manifiesto la angustia económica que la consume y que a veces aparece en forma de vacío, como aquel vacío existencial del que hablaba Vivian Gornick en Apegos feroces, aunque en este caso el origen estuviera en la relación maternofilial.
Marta Sanz va más allá y quizá sea ese el problema que trata
de abarcar demasiadas cosas en un libro breve. De la dimensión orgánica de la
enfermedad pasa a la neurológico-psiquiátrica y de esta a la dimensión
política. En cierto sentido, me decepciona por ese recurso constante a la queja
por la queja. Aunque sé que todos tenemos derecho a quejarnos, también sé que
tenemos derecho a repeler las quejas de los demás. Como lectora me ha
interesado menos que sus otros libros y me resulta difícil ubicarlo. Sin
embargo, sí que le reconozco el mérito de suponer un paso más en la
reivindicación de las mujeres. Si Virginia Woolf reclamaba para las mujeres una
habitación propia; Marta Sanz sabe que sin un cuerpo propio no podemos seguir
con las reivindicaciones. Aunque en este caso se trate de un cuerpo doliente.
En otro post comentaré el libro de Gloria Steinem, Mi vida en la carretera, donde la posibilidad de viajar será la
tercera reivindicación después de la habitación y el cuerpo propios. Yo
recomiendo siempre a Marta Sanz, una de mis autoras favoritas.
Clavícula
Marta Sanz
Anagrama
domingo, 4 de octubre de 2020
Ensayo: Las invisibles ¿Por qué el Museo del Prado ignora a las mujeres? de Peio H. Riaño (2020)
jueves, 1 de octubre de 2020
Novela: Sin hogar, ni lugar de Fred Vargas (1997)
Fred Vargas es una escritora de novela policíaca, arqueozoóloga e historiadora; y también es una destacada ecologista. Tiene dos series policíacas principales; una de ellas protagonizada por el comisario Adamsberg y otra por los tres evangelistas, historiadores que se dedican a desvelar misterios. También escribe ensayos de su especialidad profesional con su verdadero nombre, aunque ninguno de ellos ha sido publicado aquí: Frédérique Audoin-Rouzeau. Trilogía de los tres evangelistas: Que se levanten los muertos, Más allá a la derecha y Sin hogar ni lugar. Otras obras suyas: L’homme à l’envers, Cuando sale la reclusa, El ejército furioso. Es Premio Princesa de Asturias de las Letras 2018.