miércoles, 28 de diciembre de 2022

Novela: El manuscrito de nieve de Luis García Jambrina (2010)

El autor.-
Luis García Jambrina es escritor y profesor de literatura en la Universidad de Salamanca. También ha sido crítico literario. El manuscrito de piedra fue su primera novela famosa y con ella consiguió el V Premio de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza en 2009. También es la novela que ha dado origen a los Manuscritos en los que Fernando de Rojas aparece como pesquisidor y la Salamanca del siglo XVI como escenario de crímenes. Otras obras suyas: En tierra de lobos, La corte de los engaños, La sombra de otro. 

Mi opinión.-
Novela ambientada en febrero de 1498, poco después de la resolución del primer caso, con la nieve y el frío de Salamanca como telón de fondo y también como metáfora de la capacidad del ser humano para olvidar. Uno de los personajes dice algo parecido a esto: lo que se escribe en la nieve se borra con el sol. Así que escribamos todo lo malo en la nieve para que se vaya cuanto antes.

Esta vez uno de los personajes reales es el Lazarillo de Tormes que, accidentalmente, encuentra un cadáver mutilado dentro de una tinaja. Así comenzará su colaboración como ayudante de Rojas en su nueva pesquisa y no sabemos si continuará en las siguientes. También se repiten otros personajes. Sabela, la prostituta con la que Fernando de Rojas se sigue reuniendo con frecuencia para holgar (del lat. tardío follicāre 'soplar, respirar') pero que no quiere dejar su oficio porque él no le ofrece ninguna seguridad; Fray Antonio de Zamora, el dominico especialista en plantas y venenos, gran conocedor de la historia de la ciudad y deseoso de emigrar a las Américas y descubrir un nuevo mundo de conocimientos científicos.

Esta vez los asesinatos cumplen un ritual. En un principio, las víctimas son estudiantes y, sólo por esto, ya podemos intuir que son de buena familia. Después de ser envenenados son sometidos a mutilaciones atroces relacionadas con la aparente mala vida del muerto. Un tahúr tramposo y bebedor, un mago que hace pronósticos y promete hacer llover, un estudiante callado y aplicado que ¿qué podía haber hecho mal? o el hijo bastardo del arzobispo. Sin embargo, las cosas no son tan simples y buscando Fernando de Rojas encuentra otra conexión entre ellos que les vincula a antiguas rencillas y venganzas familiares, incrustadas en la historia de la ciudad.

Ha habido momentos en que la lectura se me ha vuelto monótona con una estructura clara de asesinato-pista-error, asesinato-pista-error. Pero el tercer asesinato resulta sorprendente y eso le da un nuevo impulso a la historia. En realidad, no se trata de un estudiante sino de UNA estudiante y el autor aprovecha para contarnos cosillas de cómo vivían las mujeres en los siglos XV y XVI la prohibición de acceder al conocimiento intelectual. Mujeres de clase alta, por supuesto, el resto ni se lo podía imaginar.

Pero ha resultado muy interesante saber que existían estas inquietudes y que provocaban escándalo y que, según el autor, Isabel la Católica estaba al tanto de la situación y pretendía modificarla apostando por la educación de las jóvenes de buena familia. No sé si será cierto, imagino que sí porque el autor es de los que se documentan profusamente a la hora de embarcarse en una nueva novela. Eso se nota. Aparecen por la narración Teresa de Cartagena, por supuesto Beatriz Galindo, la latina, y Luisa de Medrano e, incluso, Francisca de Nebrija. Mujeres relevantes por los conocimientos adquiridos en condiciones adversas y por haber sido capaces de aprender y de enseñar a pesar de las prohibiciones.

Volviendo a la trama policial de la novela, a pesar de que Fernando de Rojas ya tiene experiencia como pesquisidor necesita la colaboración de aquéllos que mejor conocen la historia de la ciudad porque, en definitiva, los asesinados comparten algo más que su condición de estudiantes. A partir de ahí, se destapa un pozo de odios y venganzas personales, resentimientos alimentados durante años y una intención aviesa de reavivar un conflicto antiguo sólo por orgullo, sólo por ganar aquello a lo que se cree que se tiene derecho. Ambición.

 


Luis García Jambrina
El manuscrito de nieve
Alfaguara 

 

Los Manuscritos de Salamanca:
  • El manuscrito de piedra (2008)
  • El manuscrito de nieve (2010)
  • El manuscrito de fuego (2018)
  • El manuscrito de aire (2019)
  • El manuscrito de barro (2021)
  • El manuscrito de niebla (2022)

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Novela: Entre visillos de Carmen Martín Gaite (1958)

La autora.-
Carmen Martín Gaite nació en Salamanca en 1925 y estudió en Madrid Filosofía y Letras. Fue Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988 y antes había sido galardonada con el Premio Nadal en 1957 por Entre visillos. Escribió también literatura juvenil, guiones para cine y televisión y crítica literaria en prensa. Fue también  muy reconocida por sus ensayos históricos. Otras obras suyas: Caperucita en Manhattan, Usos amorosos de la postguerra española, El cuento de nunca acabar

Mi opinión.-
Lo que más me ha llamado la atención en esta novela escrita en 1958 es la enorme credibilidad de los personajes y de su manera de expresarse y no sólo de los personajes femeninos. Ofrece una visión reposada de una juventud que, aunque vive en un entorno de provincias muy conservador, ya vislumbra los cambios que se producirán a partir de los años 1960. Cambios mucho más espectaculares en el caso de las chicas.

En la estructura de la novela subyace la confrontación de opuestos: la visión de Pablo que se ha criado en Alemania y de las chicas de Salamanca; la ciudad de provincias y la gran ciudad; la familia de Natalia, conservadora y provinciana y la más moderna familia de Yoni y Elvira, artistas que han vivido en el extranjero; y con los personajes sucede igual.

Unos seguirán una tradición más conservadora y otros optarán por la aventura, por irse, aunque sea escondidas, a Madrid, una gran ciudad que apenas estaba a dos horas pero que emocionalmente está a años-luz. Allí descubrirán nuevas maneras de relacionarse, de trabajar y de vivir. Este será el caso de Julia, la hermana mediana de Natalia, que vive continuamente entre la espada y la pared. Por un lado, está sometida a la presión de obedecer a su padre y ser una señorita formal y casta y por otro, sufre la presión de su novio, de acceder a mantener relaciones sexuales y marcharse con él. Al final, Julia elegirá marcharse con su novio, aunque a mí esto me parezca una verdadera derrota. Sin una verdadera capacidad de elección, termina obedeciendo siempre a un hombre. Siendo optimistas es posible que en la gran ciudad las cosas cambien para ella y tenga un abanico mayor de posibilidades para elegir, esta vez libremente, pero eso sería ya material para otra novela.

Como modelo de los personajes más conservadores está Gertru, la amiga incondicional de Natalia, la protagonista. Gertru ha sido compañera de estudios y juegos de Natalia, pero desde su compromiso matrimonial empieza a ser una desconocida. Ambas son adolescentes pero Gertru ya ha entrado en la categoría de futura “señora de” y está encantada con ello. Natalia es el personaje atrapado entre esas dos opciones pero será la única que ejerza de verdad su libertad. Natalia sufre la presión de su familia conservadora pero, al mismo tiempo, se enamora de Pablo que, a pesar de animarle a seguir sus estudios, será su primera decepción. En este sentido, la novela se califica como novela de crecimiento.

Estos tres personajes, Natalia, Gertru y Julia representan un mundo femenino que ya no tan estrecho ni está tan marcado por las consecuencias de la Guerra Civil pero que todavía sigue sometido a censura, especialmente la que se realiza desde dentro de una misma. En la excelente introducción escrita por Marina Mayoral se habla del mirador como la habitación principal de la casa.

El mirador es el microcosmos donde las mujeres llevan la vida privada. Una vida íntima, casi exclusivamente dedicada a observar sin ser vista, entre visillos aunque se produzca la lucha interior que Natalia deja reflejada en su diario. En oposición a este mirador está el casino donde es lleva la vida pública y donde quienes llevan la voz cantante son los hombres. Y tengo que decir que es una voz cantante especialmente desagradable. Los hombres jóvenes escrutan y puntúan a las mujeres despiadadamente, como si asistiesen a una feria de ganado, para inmediatamente “salir a por ellas, de caza”.

Ahí van unos ejemplos: “Para mí las niñas esta noche están de más… Si, oye, se empalaga uno un poco. Vienen demasiado bien puestas… Niñas de celofán… Niñas de las narices… Las que están de miedo este año son las casadas. ¿Te has fijado, Ernesto?” (pg. 134). “Pues a la chiquita ésta yo no le veo nada… es mona. Muy cría es lo que pasa. Ya se pondrá en su punto. Es de las que se ponen en su punto después del segundo hijo… Por ahora es de las que no da ni frío ni calor… Algo simplona” (Pg. 181). Me ha gustado mucho que la autora se recrease en estos diálogos de los hombres. Así queda claro que es una literatura de mujer, que también analiza la conducta de los hombres hacia las mujeres; hasta hay un personaje que presume de que le “divierte romper noviazgos” (pg. 195).

En definitiva que si los clásicos son recomendables siempre, las clásicas con más razón aun. Y nadie puede negar ya que Carmen Martín Gaite pertenece a ese grupo selecto que da vida a la alta literatura.


Entre visillos
Carmen Martín Gaite
Introducción de Marina Mayoral
Austral