El caso es que no quería perderme esta nueva adaptación porque me gusta mucho el cine de Denis Villeneuve, tanto que de sus últimas películas sólo me he perdido Sicario y la que más me ha gustado ha sido La llegada y por inquietante, Enemy. Bajo una factura clásica, Villeneuve siempre sabe explotar lo insólito, pero una clase de insólito plenamente vertebrado con la realidad. Pues, tal y como decía antes, turbador.
Se ha criticado de esta adaptación el final de la película. Un final abierto cuya razón principal es la continuación de la primera novela en una segunda película. Nada habría que objetar por mi parte a esto. Es una estrategia de la industria cinematográfica para asegurarse la venta de su producto. Y también una necesidad dada la extensión y la cantidad de personajes de la primera novela.
A mí, me ha gustado, a pesar del metraje que podía haberse reducido un poco. La fotografía y la imagen son espectaculares y la banda sonora de Hans Zimmer y el sonido, crean una atmósfera, que yo definiría como especialmente estridente, molesta, precursora de desgracias, dolor y muerte. Muy bien sincronizada con la imagen que refleja el ambiente agobiante de un desierto más por el viento incesante y la arena que por el calor. Poco espacio ha quedado para los aterradores gusanos de Dune y, sin embargo, sí que se ha mencionado la muerte del abuelo del protagonista tratando de dominar a un toro, el animal totémico mediterráneo y su retrato vestido de torero. Supongo que será un guiño que yo no he sabido interpretar.
En esta primera parte, Villeneuve nos presenta a los personajes muy eficazmente y principalmente el contexto “político”. Una civilización avanzada explota la riqueza de un planeta inhóspito, Arrakis. La especia es absolutamente necesaria para los viajes interestelares. Esa civilización está gobernada por una monarquía a través de distintas casas nobles, las más de las veces enfrentadas por obtener el favor del emperador (en este caso, los Harkonen y los Atreides); pero, en ese planeta, también hay una población autóctona, los Fremen, sometida y desplazada del poder y de la toma de decisiones. Podríamos incluir también, como casta sacerdotal, a la orden de las Bene Gesserit, compuesta exclusivamente por mujeres. Esta última sería, quizás, la diferencia mayor entre esta civilización y la actual. Por lo demás, la saga de las novelas de Dune podría pasar por ser una continuación de las tragedias griegas o de las obras de teatro de Shakespeare, con una gran crítica al colonialismo y a la sobreexplotación medioambiental. Plenamente de actualidad, como ocurre con todos los clásicos.
Como en toda situación conflictiva, aparece un héroe, un líder, quizá, un mesías. Pero es apenas un adolescente que deberá recorrer un largo camino, lleno de peligros, para aceptar su situación. Ha presenciado el asesinato de su padre y ha tenido que huir, con su madre embarazada (una Bene Gesserit), para refugiarse con los Fremen, integrarse en su sociedad y aprender a ejercer el futuro liderazgo que reunirá a los Fremen con los Atreides. Es precisamente en este momento cuando se interrumpe la película y no sabemos cómo abordará Villeneuve la tarea de plasmar ese viaje iniciático del joven Paul Atreides. Hubiese sido demasiado para una sola película.
Frank P. Herbert, el autor de las primeras novelas de la saga Dune fue periodista, fotógrafo y también crítico literario. Vivió durante un tiempo en Oregon (EEUU) y se inspiró en el paisaje del Oregon Dunes National Recreation Area para situar la acción de sus novelas en un desierto ondulado por las dunas. Desde 1959 estuvo involucrado en esta serie, cuya primera novela se publicó en 1965. No tuvo mucho éxito, precisamente, por su extensión, demasiado larga para una novela de género, dedicada a un público poco exigente. Las primeras novelas de la saga fueron: Dune, El mesías de Dune, Hijos de Dune, Dios emperador de Dune, Herejes de Dune y Casa Capitular Dune. Después, uno de sus hijos, Brian Herbert, basándose en las notas dejadas por su padre continuó escribiendo sobre la saga y público la trilogía Preludio a Dune (Dune: la Casa Atreides, Dune: la Casa Harkonnen, Dune: la Casa Corrino), la trilogía Leyendas de Dune (Dune: la yihad Butleriana, Dune: la cruzada de las máquinas, Dune: la batalla de Corrin) y El camino a Dune. Además, junto con Kevin J. Anderson también ha seguido publicando Cazadores de Dune, Gusanos de arena de Dune, Héroes de Dune, Paul de Dune, Los vientos de Dune y etc. etc. etc.
Queda muchísimo material para seguir las adaptaciones cinematográficas. Para quien no lo conozca ya es tiempo de empezar y para quien lo ha olvidado como yo también.