domingo, 31 de octubre de 2021

Cine: Dune de Denis Villeneuve (2021)

Leí las tres primeras novelas de esta saga hace más de 30 años y no sé por qué apenas me acuerdo de nada. En aquel momento no debió de hacerme mucha impresión. Recuerdo que tenía Dune en la edición del Círculo de Lectores, en tapa dura y que tenía un montón de páginas y ni siquiera soy capaz de encontrar ese libro en mi casa. Supongo que se lo regalaría a alguien o se lo prestaría y no me lo devolvió. 

El caso es que no quería perderme esta nueva adaptación porque me gusta mucho el cine de Denis Villeneuve, tanto que de sus últimas películas sólo me he perdido Sicario y la que más me ha gustado ha sido La llegada y por inquietante, Enemy. Bajo una factura clásica, Villeneuve siempre sabe explotar lo insólito, pero una clase de insólito plenamente vertebrado con la realidad. Pues, tal y como decía antes, turbador.

Se ha criticado de esta adaptación el final de la película. Un final abierto cuya razón principal es la continuación de la primera novela en una segunda película. Nada habría que objetar por mi parte a esto. Es una estrategia de la industria cinematográfica para asegurarse la venta de su producto. Y también una necesidad dada la extensión y la cantidad de personajes de la primera novela.

A mí, me ha gustado, a pesar del metraje que podía haberse reducido un poco. La fotografía y la imagen son espectaculares y la banda sonora de Hans Zimmer y el sonido, crean una atmósfera, que yo definiría como especialmente estridente, molesta, precursora de desgracias, dolor y muerte. Muy bien sincronizada con la imagen que refleja el ambiente agobiante de un desierto más por el viento incesante y la arena que por el calor. Poco espacio ha quedado para los aterradores gusanos de Dune y, sin embargo, sí que se ha mencionado la muerte del abuelo del protagonista tratando de dominar a un toro, el animal totémico mediterráneo y su retrato vestido de torero. Supongo que será un guiño que yo no he sabido interpretar.

En esta primera parte, Villeneuve nos presenta a los personajes muy eficazmente y principalmente el contexto “político”. Una civilización avanzada explota la riqueza de un planeta inhóspito, Arrakis. La especia es absolutamente necesaria para los viajes interestelares. Esa civilización está gobernada por una monarquía a través de distintas casas nobles, las más de las veces enfrentadas por obtener el favor del emperador (en este caso, los Harkonen y los Atreides); pero, en ese planeta, también hay una población autóctona, los Fremen, sometida y desplazada del poder y de la toma de decisiones. Podríamos incluir también, como casta sacerdotal, a la orden de las Bene Gesserit, compuesta exclusivamente por mujeres. Esta última sería, quizás, la diferencia mayor entre esta civilización y la actual. Por lo demás, la saga de las novelas de Dune podría pasar por ser una continuación de las tragedias griegas o de las obras de teatro de Shakespeare, con una gran crítica al colonialismo y a la sobreexplotación medioambiental. Plenamente de actualidad, como ocurre con todos los clásicos.

Como en toda situación conflictiva, aparece un héroe, un líder, quizá, un mesías. Pero es apenas un adolescente que deberá recorrer un largo camino, lleno de peligros, para aceptar su situación. Ha presenciado el asesinato de su padre y ha tenido que huir, con su madre embarazada (una Bene Gesserit), para refugiarse con los Fremen, integrarse en su sociedad y aprender a ejercer el futuro liderazgo que reunirá a los Fremen con los Atreides. Es precisamente en este momento cuando se interrumpe la película y no sabemos cómo abordará Villeneuve la tarea de plasmar ese viaje iniciático del joven Paul Atreides. Hubiese sido demasiado para una sola película.

Frank P. Herbert, el autor de las primeras novelas de la saga Dune fue periodista, fotógrafo y también crítico literario. Vivió durante un tiempo en Oregon (EEUU) y se inspiró en el paisaje del Oregon Dunes National Recreation Area para situar la acción de sus novelas en un desierto ondulado por las dunas. Desde 1959 estuvo involucrado en esta serie, cuya primera novela se publicó en 1965. No tuvo mucho éxito, precisamente, por su extensión, demasiado larga para una novela de género, dedicada a un público poco exigente. Las primeras novelas de la saga fueron: Dune, El mesías de Dune, Hijos de Dune, Dios emperador de Dune, Herejes de Dune y Casa Capitular Dune. Después, uno de sus hijos, Brian Herbert, basándose en las notas dejadas por su padre continuó escribiendo sobre la saga y público la trilogía Preludio a Dune (Dune: la Casa Atreides, Dune: la Casa Harkonnen, Dune: la Casa Corrino), la trilogía Leyendas de Dune (Dune: la yihad Butleriana, Dune: la cruzada de las máquinas, Dune: la batalla de Corrin) y El camino a Dune. Además, junto con Kevin J. Anderson también ha seguido publicando Cazadores de Dune, Gusanos de arena de Dune, Héroes de Dune, Paul de Dune, Los vientos de Dune y etc. etc. etc.

Queda muchísimo material para seguir las adaptaciones cinematográficas. Para quien no lo conozca ya es tiempo de empezar y para quien lo ha olvidado como yo también.


Dirección: Denis Villeneuve
Guión: Eric Roth, Denis Villeneuve, Jon Spaihts (novelas: Frank Herbert)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Greig Fraser
Intérpretes: Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Josh Brolin, Jason Momoa, Zendaya


miércoles, 27 de octubre de 2021

Terrorismo islamista: El caso de al-Gama'a al-Islamiyya de Prado Higuera y Sánchez de Rojas (2018)

Los autores.-
Cristina del Prado Higuera es Doctora en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid y Profesora en la Universidad Rey Juan Carlos. Ha participado en diversos grupos nacionales e internacionales como investigadora principal. Ha escrito diversos artículos para revistas especializadas y también ha participado en libros colectivos. 

Emilio Sánchez de Rojas Díaz es coronel de artillería, profesor de la Escuela de Altos Estudios de la Defensa, CESEDEN, e investigador principal del Instituto Español de Estudios Estratégicos. También ha participado en varias operaciones de mantenimiento de la paz.

Mi opinión.-

Este libro me ha resultado muy confuso. Está estructurado en tres partes muy diferenciadas. Las dos primeras teóricas y la última destinada a aplicar ese enfoque teórico a un caso concreto, la organización terrorista al-Gama’a al-Islamiyya.

La primera parte se acerca al fenómeno terrorista en general. Es una aproximación histórica y también identitaria a la definición de terrorista. Identifica distintas estructuras organizativas, dinámicas de actuación y características dentro de los grupos terroristas. Es una parte un poco extensa que, quizá se podría haber acortado para abordar con más intensidad el último punto de este mismo capítulo: Una perspectiva sistémica del terrorismo.

En este último punto se describe un modelo de estudio definido por Lukas Schoenenberger, Andrea Schenker-Wicki y Mathias Beck, denominado Estudio simplificado de impactos cruzados. Si no he entendido mal se trata de definir unas variables críticas sobre el fenómeno, analizar si existe interrelación entre ellas y si esta interrelación se produce de manera inmediata o diferida en el tiempo. Es decir, estudiar su impacto cruzado. Así se pueden identificar más rápida y fácilmente las variables de intervención óptimas para neutralizar el fenómeno que se esté estudiando. Esta perspectiva resulta muy interesante, sin embargo en el libro apenas se dedican dos páginas a su desarrollo teórico.

La segunda parte está dedicada propiamente al islamismo. Aquí los autores manejan definiciones de conceptos como yihad, yihadismo, salafismo, hasta llegar al islamismo político. Es la parte que me ha resultado más confusa. En algunos momentos, se diferencian yihadismo y salafismo pero en otros párrafos parecen ser tratados como sinónimos.

Por último, se aplica el marco teórico que he mencionado antes, el Estudio simplificado de impactos cruzados al caso concreto de al-Gama’a al-Islamiyya. Esta organización nació en algunas universidades egipcias en los años 1970 y trataba de contrarrestar la influencia de estudiantes nasseristas y comunistas. En realidad, se puede considerar que existieron varias al-Gama’a y que, precisamente, el recurso al uso de la violencia fue lo que creó la principal escisión. Llegó a movilizar a muchos jóvenes y a mediados de los años 1980 y más en los 1990, tomó el camino de la violencia. Una violencia, al principio, de baja intensidad que fue radicalizándose con el tiempo, en un desarrollo que podría parecerse al de ETA.

Los autores eligieron esta organización porque en su tres décadas de existencia completó dos ciclos que incluyeron las fases de radicalización, fragmentación y desenganche del terrorismo. La finalidad de la perspectiva sistemática es identificar la variable crítica sobre la cual influir para provocar el colapso del sistema terrorista. Las estrategias tradicionales utilizadas por las autoridades egipcias provocaban el efecto contrario al querido: incrementar la militancia y la violencia de esta organización. Eran, por una parte, la actuación policial y la judicial pero también, en segundo lugar, la reintroducción gradual de la religión islámica en la legislación, la educación y los medios de comunicación. Ambas resultaban ineficaces.

Sin embargo, estudiar este fenómeno desde la perspectiva sistémica de Schoenenberger, Schenker-Wicki y Beck, supone identificar como variable crítica la “influencia política de una red terrorista” para, actuando sobre ella, desactivándola, hacer colapsar a la organización terrorista.

Esta influencia política materializada en un gran apoyo popular era conseguida a través de dos vías principales. Uno, una densa red generada por los grupos estudiantiles y, dos, la información generada por los medios de comunicación. Ambas tenían como objetivo captar financiación (pg. 184). ¿Qué hizo que la organización al-Gama’a al-Islamiyya fuera perdiendo ese apoyo popular? En primer lugar, la escalada irracional de la violencia y que, en segundo lugar, esta violencia se dirigiera contra la industria del turismo causando graves perjuicios económicos; la consiguiente imagen negativa en los medios de comunicación repercutió visiblemente en la caída de su financiación.

Sé que el tema que trata este libro ya es bastante complicado y tiene muchas vertientes. Pero al mismo tiempo la redacción del mismo tampoco contribuye a clarificar las cosas. Faltan tildes, el mismo concepto se denomina de distintas maneras, tampoco hay un uso adecuado de las mayúsculas y, a veces incluso, hay errores de concordancia con los tiempos verbales. Creo que una editorial que mantiene cierta relación con la universidad no debería de dejar pasar esos errores porque contribuyen a incrementar la dificultad de lectura de un tema ya de por sí difícil.


Terrorismo islamista: El caso de Al Gama'a al Islamiyya
Cristina del Prado Higuera y Emilio Sánchez de Rojas Díaz
Tirant lo blanch

miércoles, 20 de octubre de 2021

Crónica: En la tierra de Caín de Amador Guallar (2019)

El autor.-
Amador Guallar es un periodista freelance, apasionado por la literatura y la fotografía. Como detalla en este libro estuvo viviendo en Afganistán durante 10 años, desde 2008, trabajando para diversos medios españoles e internacionales y también para ONG. En 2010 recibió también el Premio a la mejor fotografía de la ONU, por su trabajo con los desactivadores de minas antipersonas. Ha seguido cubriendo conflictos en Sudán del Sur, Tailandia o Sri Lanka. 

Mi opinión.-
Desde mi punto de vista este libro sobrepasa la calificación de crónica periodística, para convertirse en una crónica emocional e íntima del autor y de sus vivencias con la población afgana. Pero, eso sí, emoción muy contenida. Si hay que ponerle una pega a este libro sería que no dispone de un reportaje fotográfico que apoye el texto. Aunque el autor explicar por qué es así. Su salida de Afganistán no fue ni voluntaria ni premeditada. Un incendio, provocado o no, destruyó su apartamento y allí desaparecieron todas las notas y los primeros textos de este libro, incluidas también las fotografías tomadas durante los 10 años de trabajo.

Es muy crítico con la actuación de Occidente (aunque deberíamos ya diferenciar la actuación de EEUU de la actuación de los estados UE y también deberíamos tener muy claro que, lamentablemente y con cierta frecuencia, tampoco ha habido una posición coordinada y clara entre la UE y sus estados miembros). Por otra parte, de la crítica tampoco se salva el ejército turco, las ONG ni NNUU. El autor saca las vergüenzas de todos ellos poniendo por escrito actuaciones que ponen los pelos de punta: las sillas de ruedas para discapacitados o una mujer (creo que era funcionaria de NNUU) probándose burkas y riéndose delante del vendedor afgano. Una actitud desagradable, abusiva y poco empática con las mujeres que no pueden elegir quitárselo.

Queda de manifiesto en este libro que el autor es un gran conocedor de la complicada política local y también de algunas instituciones sociales propias que aquí nos resultan aberrantes. Habla en la página 70 del código pukhtunwali (yo lo he visto transcrito como pashtunwali) como el conjunto de reglas morales y maneras de conducta del hombre pashtún y por extensión del resto de etnias. Un código ético antiguo, no escrito gestionado y transmitido por los varones ancianos, que ordena la vida y la muerte de toda la tribu y que superpuesto a las normas del Islam genera un lugar todavía más oscuro, peligroso y precario para mujeres, niños y niñas que para los varones adultos.

Un código social que, como cualquier otro, podría haber evolucionado y no lo ha hecho. No se ha modificado porque no ha querido, porque beneficia a una minoría que usurpa siempre el poder, no porque sea algo esencial, sagrado e inmutable. Por ejemplo, dentro de este código, Guallar menciona el ninawati y lo define como “buscar la ayuda y el consejo de un hombre influyente en tiempos de necesidad”. ¿Realmente esto es tan diferente a lo que ocurre en sociedades clientelares dominadas por el enchufismo, el nepotismo y el caciquismo? ¿De verdad es tan diferente buscar la ayuda de alguien influyente? Yo creo que no.

Hay otras costumbres o instituciones sociales que nos son más conocidas y que también pertenecen al pashtunwali. El bacha bazi, niños danzantes, esclavos para pedófilos respetables, o el bacha posh, una costumbre en la que las niñas, entre 8 y 10 años, son disfrazadas por sus familias de niños (incluso se les cambia el nombre) para evitar los matrimonios infantiles. No es difícil imaginarse que en el mundo rural, a los caciquillos que se encaprichasen de una niña para comprarla y casarse con ella, no se les podrá decir que no fácilmente y por ello los padres optan por hacer desaparecer a sus hijas bajo la apariencia de hijos varones. Creo que ambas prácticas están íntimamente relacionadas. Si a los hombres que detentan el poder se les dificulta el acceso a las niñas elegirán a los niños para su deleite.

Se habla en estos días del fracaso de una invasión occidental destinada a crear una democracia en Afganistán. Incluso se dice ahora que la invasión no tenía esa finalidad sino luchar contra el terrorismo yihadista. En fin, en cualquier caso todo puede someterse a crítica y desde ese punto de vista también podemos criticar las deficiencias de la sociedad tribal afgana. La invasión no podía estar dirigida a crear desde cero una democracia liberal burguesa porque la mayoría de la población afgana no lo ha querido así. Se nos olvida siempre el cleavage rural/urbano y se nos olvida que la población rural siempre es la más desatendida y, precisamente por esto, es donde el conservadurismo, de cualquier tipo, es más sólido. ¿De quién es entonces el fracaso?

Para que un proceso de nationbuilding sea efectivo se debe de querer un cambio profundo en la sociedad donde se interviene y especialmente en su sistema de creencias. Algo que la sociedad tribal afgana parece que no quiere hacer. El primer paso, desde mi punto de vista, sería deslindar el Islam como religión (en el ámbito privado) del Islam y otras prácticas anteriores como estructuras vertebradoras del orden social (en el ámbito público). Un proceso similar a la secularización (imperfecta y todavía inacabada) vivida en Occidente. Si no es así, el Islam queda grabado a fuego como forma de vida impuesta a todos aquéllos que han nacido en un país musulmán y como sistema de poder que, febrilmente excluyente, tampoco acepta otras formas de convivir.

El nationbuilding occidental ha fracasado pues, y no sólo por sus deficiencias, sino también por el desinterés de las autoridades afganas. Dejemos entonces el país cuanto antes y que otro, la República Popular China por ejemplo, sea el encargado de reconducir la situación. Para mi trabajo final de máster, investigué la actuación de la RP China en Oriente Próximo y su estrategia de ascenso pacífico, tan diferente a la occidental, y que, posiblemente y a muy largo plazo, esté dirigida a conseguir el liderazgo mundial. Una de las características de la actuación china ha sido no condicionar la ayuda a sus socios a la realización de cambios sociales y sobre todo políticos. En este sentido, la RP China es un serio competidor aventajado respecto a la Unión Europea que, como potencia normativa, sí que exige a sus socios cambios inspirados por las democracias occidentales. Está visto que la mayoría de la población afgana no quería estos cambios. A ver qué tal les va sin ellos y a ver si podemos dejar de culpabilizarnos. Y, de verdad, que no lo digo con cinismo. 


En la tierra de Caín
Viaje al corazón de las tinieblas de Afganistán
Amador Guallar 
Península


Más sobre Afganistán: 

miércoles, 13 de octubre de 2021

Novela: Si esto es una mujer de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo (2019)

Los autores.-
Lorenzo Silva estudio derecho y ejerció como abogado durante bastantes años. Sin embargo, su vocación literaria terminó ganando. Ha escrito principalmente novela, pero también poesía, algún ensayo y un par de libros de viajes. También ha sido guionista de cine y colabora habitualmente en la prensa. De la serie de Bevilacqua y Chamorro lleva ya escritas doce novelas; bueno dos son libros de relatos. Otras obras suyas: Historia del Marruecos español, Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos, Trilogía de Getafe.

Noemí Trujillo comenzó a escribir poesía cuando era niña y ha publicado ya varios libros; entre ellos, La Magdalena, Lejos de Valparaíso. En su labor como novelista destaca su colaboración con Lorenzo Silva, con quien fundó también una editorial. También ha publicado novelas en solitario: El palacio de Petko, Suad. 

Mi opinión.-
Manuela Mauri, la protagonista de esta novela, es una policía que trata de salir de un bache vital profundo. No se trata sólo de una crisis personal, sino que también ha afectado a su entorno laboral. Como yo suelo tender a ser pesimista, tengo la sensación durante toda la novela de que algún otro acontecimiento, personal o laboral, la va a hacer recaer. Sin embargo, nada más lejos. Parece que resurge renovada y mucho más madura y su vuelta al trabajo y a la rutina (teniendo en cuenta, también, la aparición de un nuevo amor, aunque yo no me fiaba de él) la hace superar totalmente la crisis.

Es un personaje que me recuerda a Vila. Comparte con él su pesimismo vital. Es también muy culta. Esta vez es una apasionada de la geografía. Cree que con esta disciplina se puede explicar gran parte de las cosas que nos suceden a los seres humanos. Además tiene como amiga a una expolicía prejubilada que ¡¡¡¡ha estudiado sociología en la UNED!!!! Aunque, a diferencia de Vila, tiene una vida amorosa y familiar sensiblemente mejor que la de él. Pero ha habido temporadas en la que ha sido bastante similar. Tiene dos hijos adolescentes que viven con ella.

Se encuentra el cuerpo descuartizado de una mujer en un contenedor de basura de Madrid. Manuela intenta recomponer su vida y la de la mujer asesinada al mismo tiempo, ya que no puede hacerlo con el cuerpo que no aparecerá completo. Así le devuelve su humanidad y su nombre. Reconstruye la identidad, la muerte y la vida de una mujer y enchirona a sus asesinos porque cualquier cadáver lo merece. Para Manuela, como también para Vila (que hace una aparición estelar en esta novela), no hay muertos de segunda.

Esta novela también ofrece una lección de cómo funciona el aterrador negocio de la trata y la prostitución. Una empresa multinacional estable y productiva, de la que nunca conocemos detenciones o incautaciones como ocurre con el negocio de la droga. Tampoco sabemos nunca los nombres de los grandes capos. En este negocio, los hombres extorsionan, esclavizan, trafican y matan a mujeres indefensas, de las que además sacan pingües beneficios, incluso cuando ya han llegado a Occidente a través de las ayudas sociales solicitadas a nombre de estas mujeres y que ellas nunca disfrutan. Terrorífico y prácticamente impune puesto que gran parte de estas mujeres traficadas no son objeto de consumo de occidentales. Esta prostitución tan barata está destinada a los inmigrantes africanos o magrebíes, ellos también esclavos como jornaleros. Y, como esperanza, algunas de ellas se encuentran con las monjitas españolas las únicas que se preocupan de rehabilitar a estas mujeres esclavizadas. Monjitas que, como dice Bermejo (otro compañero policía especialista en redes de prostitución) “tienen unos huevos como el caballo de Espartero y la fe necesaria para aportarlo todo en esta guerra perdida” (pg. 166).

Me gustaría saber cómo se han repartido los escritores la tarea a la hora de confeccionar la novela y también si piensan convertirla en una saga. De momento no he encontrado información sobre ello. Creo que podría serlo y que, en esta primera novela, se trata de presentar los personajes en los que se profundizará más adelante. Porque, todos estos personajes, han tenido una mínima intervención en la resolución de este caso. Es cierto que la labor de investigación es más un trabajo colectivo que de intuiciones individuales pero, a veces, tantos personajes despistan al lector.

Simpatizo con Manuela también como personaje, entre otras cosas, por su música preferida: Radiohead, Radio Futura, Dire Straits. Yo llevo Radio Futura cuando salgo a correr y Manuela también sale a correr antes de que las rodillas (y la edad) se lo impidan. También coincido con ella en tener la sensación de haber encadenado decisiones erróneas durante gran parte de mi vida, una detrás de otra, mientras que su perfecta hermana acertaba siempre. Muy recomendable.


Si esto es una mujer 
Lorenzo Silva y Noemí Trujillo
Ed. Destino