La autora.- Gloria Steinem es un referente incontestable del feminismo a partir de los años 1970. Es periodista y sigue siendo una activista muy respetada y comprometida. Trabajó para varias publicaciones, entre ellas New York Magazine y también es famosa por haber fundado la revista Ms. Otras obras suyas: Revolución desde dentro, Marilyn: Norma Jean, Doing sixty & seventy.
Mi opinión.- Revolución desde dentro es el primer libro que leí de Gloria Steinem, hace tiempo, concretamente en 1995. Y es que hay pocos libros traducidos al castellano de esta prolífica autora. Este primer libro se podría encuadrar dentro de los libros de autoestima pero desde una perspectiva menos psicológica y más revolucionaria y política. Después de eso, nada hasta el año 2016.
Parece que el feminismo es como el Guadiana, tiene tramos que discurren bajo tierra y sólo las iniciadas podemos sentir; pero eso es parte de su fuerza y de su eficacia. Así que cuando se editó Mi vida en la carretera me lo compré, aunque no lo haya leído hasta hoy. No lo quise leer por prejuicios tontos. Me enteré de que la infancia de Steinem no había sido muy convencional, que había vivido con su padre recorriendo las carreteras de Estados Unidos y sin asistir al colegio hasta que fue adolescente. Di por hecho que había sido una infancia infeliz y traumática y no quise leer el libro. Qué tontería.
Si algo me queda claro después de leer el libro es que a ella le pareció una infancia muy feliz y que fue el germen de su vida de activista. Hoy es una mujer en paz consigo misma. El libro es más una crónica periodística de su vida política más que una autobiografía al uso. Aunque hace referencia a su vida personal, casi exclusivamente a su infancia, lo más relevante es su vida pública. Toma la carretera como símbolo de la vida e incorpora a su biografía a todos aquéllos a quienes se encontró en la carretera. Algo que me ha parecido muy sorprendente es que, de alguna manera, se olvida de las primeras mujeres que hubo en su vida, su madre y su hermana. Por esto digo que se trata más de una biografía política que personal. Sin embargo, sí que tiene muy presente a su padre, a un padre nómada que le enseñó el amor por la carretera. A mí este personaje nómada me recordaba al pícaro de la literatura castellana del siglo XVII.
Otra de las cosas que me ha sorprendido es su análisis sobre la educación que recibimos. Sin llegar a considerar toda la educación como pedagogía negra (aquella vinculada al nazismo), olvidamos que es una educación pensada para varones blancos y que todo lo que no responda a esa tipología se verá casi, irremediablemente, excluido y maltratado. El resultado de esta educación tan sesgada para Steinem es que las mujeres estudiamos nuestra propia ausencia y nuestra inferioridad, aprendiendo así a autodenigrarnos. Es muy interesante, desde este punto de vista, analizar “qué nos están enseñando y por qué”.
Esta idea también estaba en su libro Revolución desde dentro. Además Steinem considera que la educación también crea una fractura en las mujeres; una fractura entre intelecto y emoción y un alejamiento considerable respecto a nuestras madres. Creo que las mujeres de mi generación reconocerán esto sin ningún problema. Reflexionar sobre esta limitación de la educación ha llevado a ampliar las materias y los autores y autoras a estudiar, incluyendo variables de género y raza que, hasta hace poco, habían estado excluidas. Yo, gracias a diosa, encontré en los años 1980 la Librería de mujeres de Zaragoza que fue una puerta violeta a otro mundo. Lástima que cerrase porque, para otras mujeres, la tarea todavía no ha concluido.
Me reencontré con Gloria Steinem gracias a la serie de TV, Mrs. America y en Mi vida en la carretera también hace menciones a esta serie. No quedó muy contenta con el resultado, puesto que tras la confrontación entre las mujeres por la aprobación de la ERA (Enmienda por la igualdad de derechos), había más intereses económicos (por ejemplo, de las compañías aseguradoras) o religiosos ultraconservadores (por parte de los mormones) que políticos y eso no queda bien reflejado en la serie. A mí, desde un punto de vista televisivo, me gustó mucho pero yo no viví el proceso y ella sí.
Si hay algo que no me ha gustado es su especial énfasis en las culturas y pueblos precolombinos que quedan retratados según el estereotipo del buen salvaje, conectado con la esencia de la tierra y poseedor de una sabiduría primigenia que los brutales occidentales no tendremos nunca. No me gusta ese sesgo, ni tampoco que hable de la herencia africana y se olvide de la herencia hispana anterior en el tiempo y con un mayor peso demográfico en Estados Unidos. Además, hay algo que no se le puede perdonar. En la página 298, afirma que Colón fue un pésimo navegante que murió creyendo que, de verdad, había llegado a las Indias. ¡Ayyyyy! ¡Pero si cruzó un océano en una cáscara de nuez y fue de los navegantes más cultos y arriesgados de su época! Desde un punto de vista formal, la traducción también podría ser muy mejorable (pg. 330: "...tenía las visitas regulares al hospital para las INFUSIONES ambulatorias") y respecto a la impresión, hay lagunas que, a veces, dificultan la lectura.
En fin. Yo recomiendo su lectura y espero que siga
escribiendo algunos años más. Me parece que existe una continuidad lógica entre
reivindicar la necesidad de una habitación propia, como hacía Virginia Woolf, y reivindicar el
derecho a tener una carretera propia, es decir, un espacio público propio, y como base esencial para disfrutar de una y otra, un cuerpo
propio como reivindica Marta Sanz en Clavícula. Muy recomendable.
Mi vida en la carretera
Gloria Steinem
Traducción: Regina López Muñoz
Alpha Decay