jueves, 31 de enero de 2019

Ópera: La traviata de Giuseppe Verdi


Creo que lo único que tengo en común con Julia Roberts es que las dos lloramos muy a gusto viendo La traviata. La traviata es la primera ópera que ví y también la que más veces he visto. También he leído La dama de las camelias y algo sobre la vida de Marie Duplessis, la cortesana que la inspiró. Me emociona mucho, ya sólo por el título. La descarriada, la perdida.


Todo empieza con la historia de Marie Duplessis. Una joven pobre, huérfana, pero hermosa que utiliza su cuerpo y su hermosura para ascender socialmente. Y lo consigue, aunque ella se sigue sintiendo una povera donna, sola abbandonata in questo popoloso deserto che appellano Parigi. El hecho de que describa París como un populoso desierto nos da una idea de lo sola que se siente entre la multitud que la aclama.


Es una soledad que ninguno de sus amantes ni de sus concurridas fiestas ha podido llegar a colmar. Hasta que conoce a Alfredo. No es que Alfredo sea muy especial, en realidad tendrá reacciones bastante infantiles y violentas durante toda la ópera, pero será su último amor. En la novela Marie pasa a llamarse Margarita y en la ópera el libretista Francesco María Piave eligió otro nombre de flor, Violeta. Supongo que quería resaltar que, a pesar de su vida de cortesana, Marie todavía conservaba una cierta inocencia y sobre todo la fragilidad que se le adjudica a esta flor.


Violetta y Alfredo se aman y se retiran del mundo, pero el cabrón del mundo no se olvida de ellos. Las normas y las convenciones sociales tienen que separarlos para garantizar la subsistencia de una sociedad hipócrita. Giorgio Germont, el padre de Alfredo, es el encargado de personificar todas estas convenciones sociales. No tiene nada en contra de Violetta. Es más la considera una joven mujer refinada, generosa y de buen corazón, pero Giorgio tiene que proteger los intereses de su hija menor, pura siccome un angelo.


Para añadir más dramatismo a la historia, Violeta está gravemente enferma. Sin embargo, el mundo hipócrita no puede esperar a que muera y necesita un sacrificio rápido, así expiará su vida de pecado. Pecados instigados por los hombres pero que éstos nunca pagaban. Como hoy, para la víctima que un día cayó, no hay esperanza; aunque Dios la perdone, el hombre será implacable con ella. Para quien no conozca esta ópera, desde el principio, la escenografía ofrece una pista del desenlace. El suelo del salón donde Violetta está dando una fiesta es la gigantesca lápida de su tumba.


En su momento este montaje no tuvo muy buenas críticas y yo creo que fue porque no se trata de un montaje arriesgado. Es muy clásico, muy elegante y fluido y a mí es lo que me parece más adecuado para una ópera como ésta. No me gustó Francesco Demuro, el tenor que interpretó a Alfredo. Me parecía ausente y de muy mala educación su insistencia en no mirar a la soprano. Como vi la ópera en redifusión a través del cine, este detalle tan tonto quedaba engrandecido en la pantalla. Pero Ermonela Jaho y Juan Jesús Rodríguez, como Violetta y Giorgio Germont, estuvieron conmovedores y tenían la pasión y el dramatismo suficientes para pasar de un estado emocional a su contrario, sin que la interpretación se viese interrumpida. Lo que decía al principio, para llorar muy a gusto.



lunes, 28 de enero de 2019

Exposición: Las Edades del Hombre. Mons Dei. Aguilar de Campoo 2018

Aunque la exposición terminó hace tiempo merece una reseña. 

Mons Dei, la montaña de Dios, es la última exposición de Las Edades del Hombre (deberían empezar a pensar en cambiar este nombre). Se llevó a cabo en Aguilar de Campoo, en la iglesia de Santa Cecilia y en la colegiata de San Miguel. Dos sedes relacionadas con el tan alabado románico de la Montaña Palentina, del que hablaré en otro post; esta comarca del norte de la provincia va consolidándose como destino de turismo rural.


Van pasando los años, esta es la vigésimotercera edición, y parece que las piezas expuestas pierden calidad. Sin embargo, yo creo que no hay mejor excusa para esforzarnos en conocer el interior de la península que este tipo de exposiciones que unen, cultura, religión y una historia compartida aunque, a veces, conflictiva.

La iglesia de Santa Cecilia, al pie del castillo

La exposición comienza en la iglesia de Santa Cecilia, a los pies del castillo, fue construida entre los siglos XII y XIII y destaca en ella un capitel que representa la matanza de los inocentes; especialmente delicadas son las cotas de malla de los soldados. La otra sede, la colegiata de San Miguel Arcángel está en el centro de la población. Excepto una capilla del siglo XII, el resto del edificio está construido en estilo gótico del siglo XIV.

La colegiata de San Miguel Arcángel

Para los que nos gusta el senderismo subir la montaña es el esfuerzo gratificante. Sin embargo, tiene también otros muchos significados. La montaña puede ser frontera o muralla, lugar de sacrificio pero también defensa; zona de paso y de encuentro; un lugar para mirar pausadamente la pequeñez de la vida cotidiana y también aquél que guarda en su interior la furia del infierno. En todas las religiones y en todos los tiempos, recorrer la montaña ha tenido su simbolismo particular y por ello, en esta exposición, han tenido cabida también un especial sitio estas diferentes expresiones.

La plaza Mayor de Aguilar de Campoo

El monte Fuji está a unos 100 kilómetros de Tokio y es la montaña más alta de Japón. En realidad, es un volcán dormido y siempre ha sido venerado. La diosa del monte Fuji se llama Sengen Sama. Este grabado y una caja lacada del período Edo, siglo XIX, representan esta montaña.

Utagawa Hiroshige, 1852-1853. Grabado sobre papel

De China llegó esta preciosa escultura que representa una montaña sagrada que da cobijo a un pequeño pueblo o quizá a las cabañas de santos o ascetas. Ya desde el siglo V a.C. se extendió el culto a cinco montañas sagradas. En una de ellas el monte Tai-Shan la ascensión se realiza por medio de una escalera esculpida en la propia piedra y conduce por la Puerta del Cielo hacia las nubes. Lugar privilegiado para huir del mundo y consagrarse a la oración y la meditación.

Anónimo, 1862-1874. Esteatita esculpida

Deslumbrado por la grandiosidad de la montaña el hombre se ve impulsado a imitarla. Ese es el origen de Babel, crear una torre que alcance al cielo para vigilar a la divinidad. En realidad, lo que se encuentra es la soberbia humana que conduce a la confusión. Hanoos Hanoos es un artista iraquí y retoma en esta pintura el mito babélico, considerado una iconografía universal en un mundo confuso y eternamente cambiante.

Hanoos Hanoos, 2010. Técnica mixta 

Moisés entre Aarón y Jur es un capitel procedente de la iglesia de Santa María la Nueva de Zamora y actualmente está en el Museo Diocesano de la misma ciudad. Durante la batalla de Josué contra los amalecitas, Moisés, Aarón y Jur subieron a una montaña para buscar la ayuda de Dios. Mientras Moisés tendía sus brazos hacia el cielo, la batalla era favorable a los israelíes. Pero cuando se cansaba y bajaba los brazos éstos perdían. Así que Aarón y Jur decidieron sujetar sus brazos hasta que los israelíes vencieron en la batalla (Éxodo 17, 8-16). Es un capitel realizado muy toscamente en la primera mitad del siglo XII pero quizá su esquematismo sea su principal virtud.

Autor desconocido, primera mitad siglo XII. Piedra labrada

Esta pieza forma parte del retablo mayor de la capilla de Santa Ana en la catedral de Burgos. Es obra de Gil de Siloé de 1486 y narra la entrega de María al Templo cuando tiene apenas tres años, recibida en la puerta por un ángel que le enseña a leer. La perspectiva, muy forzada, se forma con los diferentes tamaños de las figuras.

Gil de Siloé, 1486-1492. Madera tallada

No podían faltar varias alusiones a El sermón de la montaña, el ideario, una declaración programática para cualquier cristiano. Elijo ésta por su tratamiento hiperrealista realizado expresamente para esta exposición por Antonio Guzmán Capel que se inspiró en un paisaje palentino, en Salinas de Pisuerga. Verdes y azules en pinceladas ligeras y muy sueltas.

Antonio Guzmán Capel, 2017-2018. Técnica mixta

El monte es también lugar de muerte. El monte Calvario. Este Cristo Crucificado es una escultura de Victorio Macho, artista palentino del siglo pasado. La cruz en forma de tau hace posible que desaparezca la cartela para la inscripción INRI que se traslada al travesaño. El Cristo mantiene en la muerte una serena belleza y queda completamente alejado de los cristos barrocos castellanos.

Victorio Macho, 1924. Bronce y madera

Se ha trasladado especialmente para esta exposición la pila bautismal de Redecilla del Camino en Burgos, de la iglesia de Nuestra Señora de la Calle. Yo la vi mientras hacía el camino de Santiago y ha sido una sorpresa encontrarla aquí. Representa a la Jerusalén celestial y es de finales del siglo XII. Aquí más cosas sobre el Camino de Santiago a su paso por Palencia, Camino Francés.

Autor desconocido, finales siglo XII. Piedra caliza esculpida. Alto y bajo relieves.
Se expone también un Martirio de San Sebastián de El Greco que normalmente está en la sala capitular de la catedral de Palencia. Preciosa gama de azules, aunque no se puedan apreciar en esta foto.

El Greco, 1580. Óleo sobre lienzo.

Se pueden ver muchas más piezas de orfebrería, escultura y pintura. Para mí, sin lugar a dudas, la más sorprendente es esta pintura de Juan de Flandes. De La oración en el huerto hay tres versiones. Poco se conoce de una de ellas que pertenece a una colección particular en Suiza pero las otras dos están en España. Una pertenece al Museo del Prado y la otra, la expuesta aquí, forma parte del retablo mayor de la catedral de Palencia (que se merece un post exclusivo). En esta última pieza Cristo está arrodillado en primer plano, de espaldas al visitante, y orando frente a un cáliz que representa a Dios Padre. Es un momento de máxima angustia que se refleja en el perfil de Cristo y en la disposición, por toda su túnica de color azul oscuro, de minúsculas gotas de sangre que provienen de su sudor. Es la soledad del hombre que va a morir, traicionado por Judas, al cual podemos ver al fondo de la imagen con la bolsa de las monedas en la mano, mientras los discípulos duermen plácidamente. Hay también un Noli me tangere del mismo autor y también perteneciente al retablo de la catedral, pero la oración en el huerto es la que más me impresionó de toda la exposición. Juan de Flandes había sido el pintor preferido de Isabel la Católica y no me extraña.

La oración en el huerto, 1518. Óleo sobre madera de tilo

Detalles. El sudor de sangre resbala por la ropa

Detalle del paisaje
Noli me tangere en su ubicación original, 1518. Juan de Flandes



Esta exposición lamentablemente ya ha terminado. Me queda como consuelo el catálogo excelentemente editado. La próxima será en Lerma (Toledo) con los ángeles como hilo conductor. Ya me gustaría que en ella se utilizase el lenguaje inclusivo pero creo que no será así. No sería tan difícil cambiar Las Edades del Hombre por Las Edades de la Humanidad.

Detalle del capitel de la matanza de los inocentes. Iglesia de Santa Cecilia. 

miércoles, 23 de enero de 2019

Exposición: La Fuente de la Gracia. Museo del Prado

Aún quedan unos días para poder ver esta exposición

Desde que La Fuente de la Gracia fue redescubierta en el Monasterio del Parral de Segovia se convirtió en una pieza fundamental de las colecciones nacionales. Había sido donada por Enrique IV de Castilla, hermanastro de Isabel la Católica, en 1454 a ese monasterio. Después pasó al Museo de la Trinidad en Madrid, donde fue fotografiada por Jean Laurent en 1859. Esta fotografía se conserva, como oro en paño, en el Museo del Prado y se dice que es la primera obra de arte que Laurent fotografió; así que, sin duda, debía considerarse una pieza muy valiosa. Por ello terminó en el Museo del Prado, en 1872 y es allí donde, durante el último año, ha sido sometida a un laborioso proceso de restauración.


Tradicionalmente había sido atribuida a Hubert y Jan van Eyck, pintores flamencos establecidos en Brujas, durante la primera mitad del siglo XV, pero siempre existieron dudas. Por esto, con la restauración llevada a cabo por María Antonia López de Asiaín se ha aprovechado para extraer la mayor información posible de la obra y contextualizarla nuevamente. Queda claro, por los pigmentos y la calidad de la madera utilizada que fue una obra realizada en Flandes aunque no se ha podido asegurar la autoría de los van Eyck. Para los especialistas, sin embargo, la validez de una obra no debería emanar de que su autor tenga o no una firma reconocida, sino de la calidad pictórica de la propia pintura. Yo también lo creo así.

Dios rodeado de los símbolos de los evangelistas y a sus pies el Agnus Dei

La Fuente de la Gracia es una obra muy expresiva pero, al ser fundamentalmente simbólica, difícil de entender si no se es un experto. Para eso el Museo del Prado, con la colaboración de Iberdrola, facilita vídeos de sus conferencias y explicaciones a través de las redes sociales, incluido youtube, que constituyen una magnífica labor divulgativa. Además, ahora la obra puede verse en una sala especial y se ha editado también, a precio, muy asequible, un completo catálogo. A finales de enero volverá a su emplazamiento habitual, dentro de las salas de pintura flamenca.

Detalle de un músico y de la vegetación del prado


Se han redescubierto en esta restauración los colores originales que, sobre todo las túnicas de la Virgen y San Juan, recuerdan a los utilizados por van der Weyden en El descendimiento; también se ha resaltado el juego de luces y sombras de la arquitectura que se había ido perdiendo con el paso del tiempo; pero, especialmente, se ha podido identificar más de veinte variedades de plantas en el jardín del nivel intermedio, donde se sitúan los ángeles músicos y los cantores. En el catálogo editado hay información exhaustiva sobre todas estas flores y plantas silvestres. He leído también en un artículo de prensa que se ha podido contrastar que los azulejos del piso superior son españoles. No sé cómo se ha podido precisar tanto.

Se han restaurado también las puntas del cabello de la Virgen
Las escenas se distribuyen entre tres niveles. Los dos superiores, claramente, son celestiales y en el más bajo, vemos una cierta disputa entre la humanidad. La pintura es una alegoría del poder de la eucaristía. Esa es la fuente de la gracia que mana directamente desde el Agnus Dei situado a los pies del trono de Dios. La Virgen en actitud de oración y san Juan, presumiblemente escribiendo su evangelio, están situados a ambos lados del trono de Dios, situado dentro de una magnífica arquitectura gótica y decorado con los símbolos de los evangelistas.

Proceso de restauración (fotografía de Emilia Gutiérrez)
El nivel intermedio está ocupado por el prado donde los ángeles interpretan el Cantar de los Cantares. Eduardo Barba, investigador botánico, ha impartido una conferencia sobre las plantas de este prado que puede verse en este enlace, Paseo por un prado florido. El tercer nivel, terrestre, está presidido por una construcción dorada que puede parecer una custodia en la que, además, están representados un pelícano y un ave fénix símbolos en la Eucaristía, del sacrificio y de la resurrección de Cristo. Esta custodia separa dos grupos de personajes. En la izquierda se representa a la Iglesia a través del papa, un rey y un emperador, obispos y otros personajes de rango inferior, con una actitud serena y de humildad; aquéllos que están en perfecta comunión con Dios y su iglesia. A la derecha, sin embargo, se presentan personajes contorsionados, ciegos o con los ojos cerrados, tapándose los oídos; claramente, rechazando la fuente de la Gracia y negándose a recibir el mensaje evangélico; no en vano la obra también se llama El triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga.

Los judíos
El manantial que desciende desde el cordero místico atraviesa la custodia dorada y termina en una fuente octogonal, ante la que los católicos se arrodillan y señalan como fuente de vida. Y es que en la corriente pueden observarse también las hostias destinadas a la eucaristía. Sería un nuevo intento para convencer a los judíos de abrazar el cristianismo. En cualquier caso, la restauración ha sido excelente. Hasta el 27 de enero estará en la Sala D y después en su emplazamiento habitual del Museo del Prado. Además se siguen programando conferencias sobre el proceso de restauración y los nuevos hallazgos. Muy interesante.

Las hostias flotando en la corriente que separa el prado en dos y detalle de la vegetación

En el canal Youtube del Museo del Prado se pueden encontrar más vídeos informativos y también las conferencias impartidas sobre la restauración efectuada. 




Algunas fotografías más

Reflectografía infrarroja de la pila donde puede apreciarse que el artista, inicialmente, diseñó una pila circular no octogonal.
Resultado final de la pila. El Pelícano, el Ave Fénix y la Eucaristía

Músicos, en primer plano un órgano portátil

La fotografía de Jean Laurent. Es una albúmina sobre papel fotográfico, 1859

Eduardo Barba Gómez ha estudiado e identificado las especies de flora silvestre del nivel intermedio de la pintura. En las páginas del catálogo editado por el Museo del Prado quedan perfectamente identificadas, e incluso, se comparan con fotografías reales de las plantas reales.




jueves, 17 de enero de 2019

Cine: El regreso de Mary Poppins (2018) de Rob Marshall


Parece que Walt Disney tenía un especial interés en acercar los mitos al gran público sin que éste se diera cuenta. Sus películas pueden resultar simples pero quizá en esa simpleza puedan encontrarse otras cosas. Eso mismo es lo que dice María Tausiet en su libro Mary Poppins. Magia, leyenda, mito, rastreando en la Mary Poppins literaria para encontrar las raíces de su magia. Aunque en cualquier adaptación cinematográfica de una novela la riqueza de los personajes y de las situaciones se ve drásticamente disminuida, estoy convencida de que el público, joven y adulto, puede intuir que hay algo más.


El regreso de Mary Poppins no resulta una edulcorada película navideña para niños. Tampoco es una segunda parte del clásico aunque mantenga con él una continuidad. Solamente ha habido un cambio entre las dos películas, Lin-Manuel Miranda no interpreta a un deshollinador, sino a un farolero, aunque tenga su misma simpatía. Son tiempos de cambio y el gas o la electricidad empiezan a sustituir a las chimeneas de leña.


También son tiempos difíciles. La acción se sitúa en Londres, durante la Gran Depresión de principios del siglo XX hace estragos entre la población más desfavorecida. Como hoy, hay cosas que nunca cambian. Es un Londres gris e inhóspito que la aparición de Mary Poppins, Emily Blunt, terminará por caldear.


Jane Banks y su hermano Michael han crecido. Jane, interpretada por Emily Mortimer, al igual que su madre en la primera película, es una mujer muy avanzada y sigue siendo una marisabidilla. Es sindicalista y trata de ayudar a los obreros que se han quedado sin trabajo. El farolero se ha fijado en ella, pero todavía no se atreve a acercarse más. Ben Whisham es Michael. Michael tiene dificultades que su hermana no puede abordar. Dejó su vocación artística por un empleo en el banco en el que trabajó toda su vida su padre pero las cosas le han ido mal y ni siquiera su empleo es algo seguro. La enfermedad de su esposa le ha dejado, prácticamente, sin dinero y su muerte, sin ganas de vivir. Sin embargo, sus tres hijos están ahí para recordarle que no puede rendirse. Aquí es donde aparece Mary Poppins para poner orden o desorden, qué más da.


Yo he disfrutado mucho con la película. Me parece que funciona muy bien como un gran musical y que, sobre todo, el carácter bastante borde de Mary es lo suficientemente intenso como para neutralizar cualquier devaneo sentimentaloide. Se ha criticado que no hay músicas espectaculares, de las que se quedan en tu momento desde el primer momento. Será cuestión de escucharlas más tiempo. A mí, incluso en la versión con las canciones dobladas, no me han parecido ñoñas. No obstante, comparando a los dos actores principales Emily Blunt y Lin-Manuel Miranda, las canciones de este último me han parecido más sosas, no sé si será debido al doblaje. De todas maneras, en cualquier película yo siempre recomiendo ver la versión original.


Si tengo que elegir un número me quedo con el del cabaret. Es precioso y muy original desde su inicio. Hay que tener mucho cuidado para meterse en una sopera de porcelana. Los actores y las animaciones son magníficos y la canción invita a no prejuzgar las cosas, ni a las personas, por su apariencia.



Además, son de destacar también las breves intervenciones de Meryl Streep, Angela Lansbury, Julie Walters y Dick van Dike y, especialmente, de Colin Firth haciendo de villano del cuento. Y si no hay supercalifragilísticoespialidoso habrá cacafuti.


Yo, personalmente, quiero unos guantes como los de Mary Poppins, azules o rojos con topos blancos a juego con la pajarita. Y si tengo que decir algo malo sería que en algunas fotografías de Emily Blunt como Mary Poppins se han pasado con el photoshop porque no parece ella. 


En esta foto Emily Blunt no parece ella misma, pero los guantes son fantásticos.
Dirección: Rob Marshall
Guion: David Magee (novelas de P.L. Travers)
Música: Marc Shaiman
Fotografía: Dion Beebe
Intérpretes: Emily Blunt, Lin-Manuel Miranda, Ben Whisham, Emily Mortimer, Julie Walters, Colin Firth, Meryl Streep, Angela Lansbury, Dick van Dike.


lunes, 14 de enero de 2019

Exposición: Bartolomé Bermejo. Museo del Prado (2018)


Bartolomé Bermejo es, a juicio de los especialistas, uno de los grandes pintores del siglo XV. Desarrolló su carrera durante 22 años y casi exclusivamente dentro de los territorios de la antigua Corona de Aragón. Una carrera bastante irregular en la que, incluso fue excomulgado, por no cumplir uno de sus compromisos.


Se puede decir que era un espíritu libre que destacaba por encima de otros autores. Sin embargo, debido a las normas establecidas en las diferentes ciudades un pintor foráneo estaba obligado a colaborar con pintores de la ciudad aunque se tratase de pintores menores. Aunque también podríamos decir que no se trataba de pintores menores sino que Bartolomé Bermejo era excepcional. De esta manera, también creó escuela y pintores como Martín Bernat o Miguel Ximénez se inspiraban en él sin llegar a alcanzar su maestría. 


La pieza que más me ha gustado es el San Miguel Arcángel, San Miguel triunfante sobre el demonio con el donante Antoni Joan, que actualmente está en la National Gallery aunque inicialmente se pintó para la iglesia de San Miguel en Tous (Valencia). San Miguel, en su lucha contra el dragón de ridículo aspecto y vestido también con armadura, es todo gracia, elegancia y desenvoltura. Su armadura según modelos utilizados en la Corona de Aragón durante la segunda mitad del siglo XV, dorada y brillante, refleja la Jerusalén celeste y le hace parecer un caballero medieval. La capa de terciopelo y joyas no supone ningún obstáculo para el movimiento de su brazo, listo y decidido a dar la estocada final al maligno. Las alas de los colores de los arcoíris son un prodigio donde el autor pudo mostrar su dominio de la técnica de la pintura al óleo.

Detalle de las alas y los pliegues de la capa


En el cuadro figura también Antoni Joan, el donante, que se esfuerza en rezar con un salterio en el que, incluso, puede leerse el inicio de dos salmos penitenciales. Antoni Joan era un caballero valenciano, conocido también por sus actividades comerciales, como prestamista o incluso como corsario. Quizá sintiera deseos de hacerse perdonar algo y espero que con el encargo de este cuadro lo consiguiera.

Rostro sereno y elegante y en el cuello puede apreciarse la cota de malla

Otra muestra de su maestría utilizando el óleo son las veladuras, gasas y transparencias de algunas de sus imágenes. Por ejemplo, el Cristo de la Piedad que está en Peralada aunque es posible que fuese pintada durante su estancia en Daroca. Este tipo de figuras fueron escandalosas porque a través del tejido finísimo incluso podía entreverse los genitales de Cristo. Contrasta la desnudez del Cristo de dolores, torturado y agonizante, con la riqueza y elegancia de las dalmáticas de los ángeles y, especialmente, con el cáliz de cabujones en la esquina inferior derecha. Se destacan también las expresiones de los ángeles, sus ojos llorosos y enrojecidos y la luminosidad de su pelo y corona similar a la del arcángel San Miguel de la pintura anterior. La inscripción hebrea dice con su muerte venció a la muerte.


También en las Escenas del Cristo Redentor utilizó la misma técnica para representar la túnica traslúcida y con motivos dorados de Cristo. Son escenas en las que se representa la conversión de los judíos de los primeros tiempos, liberados por la muerte y resurrección de Cristo de la influencia del diablo, pensativo y derrotado, situado en la esquina superior izquierda del cuadro. Son pinturas que formarían parte de un retablo.

La obra central del Retablo de Santa Engracia. No ha sido expuesta.
Detalle del peinado y del rostro, muy parecido al del arcángel
Otra serie de pinturas muy interesantes son las correspondientes al Retablo de Santa Engracia que actualmente se encuentra repartidas por Daroca, Bilbao y San Diego en Estados Unidos. No obstante, para esta exposición no se ha podido disponer de la tabla central que debía viajar desde Boston pero vista en el catálogo es preciosa. Una Santa Engracia elegante y esbelta que sostiene en sus manos los símbolos de su martirio, la palma y un enorme clavo con el que el sádico Daciano ordenó que la mataran, perforando su frente.


El autor ha captado el deleite del torturador.

Santa Engracia viajaba desde Portugal a Francia para contraer matrimonio. Sin embargo no llegó allí. Estando en Zaragoza, reprochó al gobernador romano Daciano su crueldad con los cristianos y éste mandó encarcelarla, torturarla y finalmente matarla. En Zaragoza, se sigue conservando y venerando su cráneo en un relicario que he podido ver en la exposición Pasión por Zaragoza, el reino de los sentidos. Lo curioso de estas obras es que en La flagelación de Santa Engracia Daciano lleva una rica indumentaria de origen nazarí y que el autor hace una exhibición de su capacidad para reproducir y recrear diferentes texturas: la cerámica similar a la de Manises, los terciopelos y brocados de las telas. Además refleja claramente en uno de los verdugos el placer que éste siente al azotar a la santa. Pero lo que más me ha llamado la atención es el caballo de la tabla Arresto de Santa Engracia porque tiene la piel a topos.


Santo Domingo de Silos entronizado como obispo pertenece al Retablo de Santo Domingo de Silos y necesitaría un post para él solo. Se presenta Santo Domingo como una imagen mayestática y rígida, rodeado de las virtudes teologales, fe, esperanza y caridad, y las cardinales, prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Todas ellas aluden a la perfección moral del retratado. Destaca también su arquitectura recreada a través de la pintura. En el contrato para realizar esta obra se especificaba que el autor sería excomulgado si no cumpliese el mismo. Es la única obra de Bartolomé Bermejo que está en el Museo del Prado y la primera que yo vi de este autor.

Santo Domingo de Silos

Detalle de una de las virtudes

Este Santo obispo se ha llamado también San Benito de Nursia o San Agustín en su estudio y, en principio, fue atribuido a otros autores. Sin embargo, existen detalles como los destellos en los objetos que otorgan la autoría a Bermejo. Los brillos en las ollas de la pequeña cocina, situada en la esquina superior izquierda, se complementan con el reflejo de las llamas en la cara del monje. También el santo viste una rica y brillante indumentaria y la lámpara de vidrio situada sobre su cabeza es un prodigio de transparencia y luz. Los dos monjes son una representación de la vida práctica y de la vida contemplativa.

San Benito de Nursia y detalles



La Piedad Desplá es otra de las obras maestras de esta exposición. No sólo por el motivo narrativo central sino también por la representación del paisaje del fondo. En la parte superior derecha se representa la Jerusalén celeste envuelta en una cálida luz; el contraste se sitúa en la parte izquierda, un diluvio asola una ciudad y oscurece el cielo. En la zona media del cuadro se identifica a Nicodemo que se acerca para dar sepultura a Cristo. Se han podido identificar también muchas especies de plantas, insectos y pájaros, por el detalle con el que Bermejo realizó esta gran obra. Conferencia sobre la Piedad Desplá.

Piedad Desplá y detalles




El paisaje de la Piedad Desplá

Desplá fue un canónigo de la catedral de Barcelona y se le puede considerar un gran humanista. Era muy culto y estaba muy interesado en promover el arte dentro de la sede catedralicia. Además siempre estuvo enfrentado a las autoridades civiles de Barcelona, que pretendían hacer pagar impuestos a la iglesia, y también al rey de España que pretendía instalar también la Inquisición en Cataluña. Bermejo supo apreciar esta disposición artística de Desplá y se lo agradeció realizando esta magnífica obra, en la que le retrató mostrando una gran tristeza junto a la desolada Virgen y a su hijo muerto y también junto a San Jerónimo que, serenamente, está leyendo una Vulgata.

El canónigo Desplá

Del Tríptico de la virgen de Montserrat destacaría el detalle del jilguero atado con un cordel que sujeta el niño y la representación botánica. Un niño travieso y por ello mismo humanizado, ¿no? También la expresión y elegancia de la virgen tan parecida a la de Santa Engracia y a la del arcángel.

Detalle de la Virgen de Montserrat
En el Museo del Prado hasta el 27 de enero de 2019

Poco se sabe del final de Bartolomé Bermejo. Sus últimas obras fueron dibujos para vidrieras. Quizá su momento había pasado o quizá una enfermedad le impedía desarrollar su arte como él quería.

El diablo en la tabla del arcángel San Miguel