miércoles, 28 de noviembre de 2018

Novela: Hotel Madrepatria de Yusuf Atilgan (1973)

El autor.-
Yusuf Atilgan escribió sólo dos novelas pero han sido fundamentales en la introducción del modernismo occidental en la literatura turca, especialmente por explorar, a través de técnicas experimentales, la profundidad de la psicología humana. Es autor también de relatos y su muerte dejó inacabada su tercera novela. Hotel Madrepatria fue adaptada al cine en 1986 y es objeto de estudio en los institutos turcos. 

Mi opinión.-
Puede resultar muy interesante sumergirse en la literatura de otro país siempre que cuentes con algunas claves para poder desentrañarla. Después de la lectura de esta novela creo que puedo aproximarme a la literatura turca de otra manera.

En sus momentos de esplendor el hotel podría haber sido así
Creo que Turquía está viviendo una situación similar al que la España del siglo XIX vivió. Ambas fueron grandes metrópolis, centros neurálgicos de extensos imperios ahora sumidos en la más absoluta decadencia y en procesos, más o menos afortunados, de modernización. Esa frustración, en el caso de España, dio lugar a generaciones de autores y pensadores que produjeron obras de gran interés histórico y literario. Espero que en el caso de Turquía también sea así.

El actor Macip Koper interpreta a Zebercet en la adaptación al cine
La acción se desarrolla en los años 1960, años de cambios fundamentales en Occidente y también en Próximo Oriente. Zebercet, el protagonista de esta novela, lleva una vida monótona. Gestiona un hotel en una pequeña ciudad, cerca de Esmirna; es una antigua mansión otomana, ahora un edificio viejo y desvencijado. Tiene 33 años y está solo, muy solo. No sé si esa puede ser la causa de su autodestrucción psicológica pero el detonante de su deriva es claro. Una mujer, elegante y sofisticada, llega una noche al hotel. Es distante pero educada. Zebercet piensa que alguna vez volverá.


A partir de entonces, esa mujer se convierte en su obsesión, sin tener culpa alguna. Zebercet empieza a dormir en la habitación que ella ocupó, a beber del vaso de té que ella utilizó e, incluso, llega a masturbarse con su toalla desplegando una doble perversión: personifica a un objeto y objetualiza a una mujer. Hasta entonces, había satisfecho su deseo sexual con la criada del hotel, considerada como un mueble más, pero ahora eso ya no le es suficiente. Desatiende sus tareas como gerente, se vuelve violento y se embarca en una espiral de autodestrucción. Así podría leerse la novela, como ese descenso a los infiernos del último eslabón de una familia poderosa. Pero también puede dársele otra interpretación.


Han existido diferentes intentos de modernización de Turquía a partir del final de la I Guerra Mundial. Parece que ninguno de ellos se ha consolidado. Parece que la Turquía laica y europeizada de Ataturk no terminó nunca de calar y la negativa, por parte de la Unión Europea, a recibirla como un estado miembro más supuso la última decepción.

Zebercet y la criada

Zebercet es el último representante de una dinastía burguesa otomana cuyo momento de esplendor ya ha pasado pero que no tiene un presente moderno al que agarrarse. Puede que fueran potentados del entorno rural, acostumbrados a abusar de criados y criadas, como en Los santos inocentes de Miguel Delibes. El hotel viejo, señorial y desvencijado sería la Turquía que no termina de desaparecer ni empieza a despertar del sueño de la decadencia y la mujer que Zebercet espera es la modernización que parece que nunca llegará. Desde hace unos años, Turquía vive a la deriva de un proceso de reislamización que puede, para algunos, suponer una vuelta atrás.

Zebercet y la mujer
La novela no es fácil de leer pero merece la pena. Apenas 150 páginas de tamaño cuartilla en las que seguimos la deriva mental de Zebercet a través del flujo de su conciencia. A veces confundiendo la realidad, con sus recuerdos y con sus sensaciones, desplegando un discurso entremezclado y caótico en varios niveles, yo he llegado a pensar que algunos de los personajes, entre ellos la mujer, eran meras alucinaciones de su mente perturbada. Muy recomendable. 



Hotel Madrepatria
Yusuf Atilgan

Traducción: Mario Grande

Ed. Gallo Nero

jueves, 22 de noviembre de 2018

Cine: Animales sin collar de Jota Linares (2018)

Me parece meritorio adaptar un clásico de la literatura universal, como es Casa de muñecas de Henrik Ibsen, obra teatral estrenada en 1879, a nuestros días y a nuestra realidad. Meritorio y difícil. En esta ocasión, el director y guionista Jota Linares desarrolla la acción en Andalucía y demuestra que la luz cegadora y el calor sofocante pueden ser tan desoladores como el frío y la bruma nórdicos. 

Así encontramos a Nora viviendo en Andalucía, como la esposa de un político de los que se llaman de la nueva izquierda transversal, el secretario general de Pueblo Unido, que acaba de ganar las elecciones. Se abrirá entonces una nueva etapa en la que, ahora, esta fuerza política promete lo que se ha prometido siempre: limpieza, transparencia y lucha contra la corrupción. Veremos si esta vez va en serio.

Abel, el nuevo presidente de la Junta de Andalucía a punto de tomar posesión, tiene un pasado salvaje y algo turbio, aunque, esta vez, ha sido convenientemente aireado por la prensa sin que haya tenido coste electoral. No ha engañado a nadie. Era joven y se perdía por las drogas y el alcohol, hasta que animado por la fuerza de Nora ingresó en una carísima clínica especializada en la rehabilitación de drogodependientes. En Barcelona, empezó su nueva vida y hasta ahora. Nora y Abel son los nuevos vencedores.

Nora

Por otra parte, están los perdedores. Los que se dejaron arrastrar por la codicia propia o heredada y cayeron en la corrupción, casi sin darse cuenta, como quien cae en arenas movedizas, cuanto más quieres salir más te hundes. Víctor está en esa situación. Es hijo del caciquillo que ha terminado en la cárcel y se ocupa de su madre tan impactada por su ruina que ha perdido la cordura. Abel y Víctor se conocen desde niños. La madre de Abel fue criada en casa de Víctor y los chicos crecieron juntos hasta acabar siendo amigos y compadres de borrachera. Amigos y rivales, embarcados en una relación tóxica que se rompió definitivamente con la muerte del hermano de Abel.

Abel

No es un triángulo amoroso pero, a pesar de la ruptura, todavía mantienen un fuerte vínculo. Nora pidió dinero prestado a Víctor para la desintoxicación de Abel; dinero proveniente de la corrupción. Y aunque le da devuelto todo el dinero, esa vinculación se hará más trágica con el triunfo político de Abel, porque Víctor querrá algo más a cambio de no destapar la falsedad en la que viven los tres.

Víctor
La película es interesante aunque, hay momentos en los que se desvanece el protagonismo de Nora y Abel ocupa un espacio que no le correspondería. Natalia de Molina, interpreta a Nora, pero me resulta poco creíble que, en el siglo XXI, la mujer de un político de la izquierda transversal no tenga trabajo ni vida propios y se dé cuenta de una manera, un poco tangencial, de que no es allí donde quería estar. Sin embargo, su interpretación es impecable, llena de dolor y rabia. Como también es impecable la interpretación de Ignacio Mateos como Víctor, el hijo del cacique corrupto que tiene que recoger los platos rotos y bregar con la mierda que le ha dejado su padre y que acabará derrotado por su propio comportamiento honesto. Daniel Grao, en el papel de Abel, también resulta creíble y solvente. Pero, el "chantaje de Víctor" tiene poca fuerza y la decisión final de Nora es demasiado blanda y endeble. Tal y como no era creíble su situación personal, su emancipación tampoco lo es.


Dirección y guion: Jota Linares
Música: Pablo Trujillo, Vanessa Garde
Fotografía: Junior Díaz
Intérpretes: Natalia de Molina, Daniel Grao, Ignacio Mateos, Natalia Mateo, Mario Tardón.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Memorias: Una educación de Tara Westover (2018)


La autora.-
Estudió historia y ciencia política, doctorándose por Cambridge en 2014. Comenzó sus estudios en la Brigham Young University en Utah, una universidad privada y financiada por la Iglesia de Cristo de los santos de los últimos días, conocidos como mormones. No asistió a ningún colegio o instituto durante su infancia y adolescencia. Una Educación es su primer libro. 

Mi opinión.-
Tengo mucha prevención hacia los best-sellers que vienen “volando” desde Estados Unidos. Especialmente, porque soy de la generación que se vio abrumada con la literatura de autoayuda y de la Nueva Era que, las más de las veces, resultaba ser un fiasco. Si son novelas normalmente no las leo, pero este es un libro de memorias. Yo, probablemente, no lo habría elegido (por ese mismo prejuicio), sin embargo ha sido lectura obligada en el Taller de lectura feminista al que asisto. Y he de decir que ha sido una buena elección.

Brigham Young University

Tara Westover nació en una pequeña ciudad rural de Idaho. Cerca de la falda de la montaña su padre abrió un desguace y su madre, una comadrona sin formación académica, terminó gestionando un próspero negocio de remedios naturales a base de plantas silvestres y de la inspiración de dios. Ambos eran fanáticos religiosos y, especialmente, el padre con algún tipo de trastorno mental.

Cambridge
Así que Tara creció en un paraje idílico con las condiciones de vida que cualquier niño desearía. Vivir en medio de la naturaleza, no asistir al colegio, no estudiar. Sin embargo, no fue nada idílico como la autora reconoce debido a la paranoia y el fundamentalismo religioso. Uno de los primeros rasgos de este fundamentalismo fue no escolarizar a los hijos e implicarlos en los negocios familiares. Tara desde muy pequeña empezó a trabajar en el desguace con sus hermanos y más tarde fue destinada a acompañar a su madre para aprender el oficio de matrona aficionada.


Tara habla también de la juventud de sus padres, antes de la radicalización y del ambiente en el que creció su madre. Un ambiente de clase media urbana y que no hacía presagiar el giro drástico que tomaría su vida por influencia de su marido.

Buck's Peak, Idaho
Con todo, esto no fue lo más traumático para Tara. Ni trabajar en el desguace con un loco para riesgo de su vida, ni la falta de escolarización y expectativas, ni exponerla imprudentemente a prácticas de curanderismo propias de otros tiempos. Lo que le resultó absolutamente insoportable fue la violencia que uno de sus hermanos mayores empezó a ejercer sobre ella. Una violencia que podía tener su origen también en un trastorno mental, aunque esto no sea una justificación.


¿Cómo salió de allí? Con la ayuda de otro de sus hermanos, con su amor por la música y con una gran voluntad para aprender en las condiciones más adversas. De allí fue a una universidad especializada en educación post-secundaria que equivaldría a estudios para el bachillerato. Y su gran talento y capacidad de esfuerzo le llevó, mediante becas, a Cambridge y Harvard.

Escutelaria. 
Este libro es importante por relatar la excepcional vida de Tara pero también lo es porque nos abre la ventana hacia la vida en una zona rural de Estados Unidos que habitualmente no sale en las películas. Una vida individualista y poco orientada al bien común; que crece desconfiando del poder, del conocimiento y de la educación que, sin duda, está inspirada por el diablo; dominada por el fanatismo, en este caso religioso pero podría ser de otro tipo; con un padre abusivo y trastornado mentalmente, con la apariencia de ser un hombre normal y una madre voluntariamente sumisa y ausente emocionalmente; una familia en la que cada hermano buscar salvarse individualmente. Pero también es una sociedad donde nadie se extraña de que los niños no estén escolarizados, no estén inscritos en el registro civil, no mantengan relaciones con niños de su edad. Una sociedad individualista donde no existe la responsabilidad con el semejante, ni la empatía con el prójimo. Donde los padres pueden ejercer derechos absolutos sobre los hijos y nadie tiene derecho a criticarles. En este sentido, una sociedad tan alejada de nuestras sociedades europeas. Un libro para descubrir el valor de la educación y para, según la autora, pedir ayuda y aprender a confiar.




Una educación 
Tara Westover

Traducción: Antonia Martín

Ed. Lumen

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Cine: A star is born de Bradley Cooper (2018)


Si tuviéramos que considerar géneros genuinamente propios del cine estadounidense, yo creo que tendríamos que incluir las películas del oeste y los melodramones de amores imposibles atravesados por enfermedades, adicciones o intervenciones en guerras lejanas. Esta es la cuarta versión de uno de esos melodramones. Se ve que la fórmula funciona y que a los espectadores les gusta ver sufrir mucho. A mí sí me ha gustado esta película. 

Sorprende la dirección de Bradley Cooper y también la interpretación de la “novata” Lady Gaga a pesar de que pierde demasiado tiempo en mohínes y morritos. Además, la peli tiene una excelente ambientación musical, inspirada en la versión de 1976 pero rotundamente mejorada. Si hay que reprocharle algo es el metraje tan excesivamente largo y que sea demasiado benevolente con la industria de la música. Si pretendían actualizar un guion que tiene 80 años podría haberse esforzado en mostrarnos cómo actúa hoy una megaindustria que, a veces, fagocita a sus propios hijos.


Los primeros veinte minutos de la película sirven para mostrarnos el estado ruinoso de Jackson Maine (Bradley Cooper), debido a sus propias inseguridades, una infancia traumática, al abuso del alcohol y las drogas y a un éxito no bien digerido. Sentimos, a través de la vacilación y el vértigo que nos muestra la cámara, el abismo al que se asoma. Le vemos deambulando con su chófer por la ciudad, hasta encontrar un bar de drag queens, donde es recibido como la estrella que es, a pesar de que la música country sea más propia de machotes que de drags. Allí conoce a Ally (Lady Gaga) con una voz prodigiosa y un físico imponente que no encaja con los criterios de la industria musical. Aquí el guion podría haber sido más crítico respecto a la implacable inspección y a la desorbitada exigencia que el aspecto físico de las mujeres sufre si quieren llegar a triunfar en el mundo del espectáculo. Pero el guionista ha pasado de puntillas.


Ally tiene mucho talento para la música y Jackson no duda en incluirla en su espectáculo. Aquí el guion se parece demasiado a Cenicienta y al Príncipe Azul que cae irremediablemente prendado de ella después de un encuentro fugaz, durante una noche en la que desaparecen el mundo y todos sus problemas y todo empieza a ser más previsible. Jackson acentúa su declive y Ally comienza a despuntar como estrella, pero el amor sigue allí, uniéndoles.  


Hay personajes secundarios que se encargan de ponerles los pies sobre la tierra, especialmente dos de ellos, antagónicos. El hermano de Jackson que por edad más bien podría ser su padre, interpretado por Sam Elliot, representa la superación frente a la amargura. También intentó hacer carrera musical, pero cuando empezaba a triunfar fue desplazado por el éxito de su propio hermano. Aun así, no se deja invadir por el rencor y ha permanecido fiel ante los primeros signos de decadencia.


El otro, Rez (Rafi Gavron) es el representante que se interesa por Ally y se encarga de hacer girar su carrera y encaminarla hacia un éxito pop más fácil, más industrial, más popular. Para él, Jackson pone en peligro su inversión en Ally y no duda en darle la puntilla cuando está empezando a remontar. Aquí podía haber aprovechado el guionista para delinear un personaje todavía más codicioso e interesado y una industria más abusiva.


El desenlace, aunque es sabido, no deja de emocionar y, en cierto sentido, ver a Ally, en un teatro frente al público, en un homenaje hacia su marido y con un peinado similar al que lucía la noche en que le conoció es intuir que, al final, el amor ha triunfado y Ally no va a renunciar a una carrera más personal, sin dejarse mangonear por la industria. En resumen, una buena película de corte clásico, un melodramón a la altura de lo que se espera y que va encaminado hacia la alfombra roja de los óscars.


Dirección: Bradley Cooper
Guion: Will Fetters, Bradley Cooper, Eric Roth, William A. Wellman, Robert Carson.
Música: Lady Gaga, Bradley Cooper, Luke Nelson, Mark Ronson.
Fotografía: Matthew Libatique
Intérpretes: Bradley Cooper, Lady Gaga, Sam Elliott, Rafi Gavron, Andrew Dice Clay.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Cine: Cold War de Pawel Pawlikowski (2018)

Cold War quedará como una película clásica por su buena factura y, en mi opinión, por ser una evocación libre de Casablanca y de qué hubiese pasado con Rick e Ilsa si hubiesen seguido juntos, en un mundo convulso. Merece ser considerada una gran película pero, al mismo tiempo, quienes estamos empeñadas en deconstruir el concepto patriarcal de “amor romántico” deberemos añadir también una crítica un pelín ácida. Empezamos por lo bueno. 

Wiktor y Zula vivirán las idas y venidas de su amor en plena Guerra Fría, como una corriente que les arrastra irremediablemente. Se han conocido apenas acabada de la II Guerra Mundial, cuando el gobierno prosoviético polaco empieza la reconstrucción de su identidad nacional dando relevancia a los campesinos y a su folklore. Wiktor es un pianista treintañero, de clase alta y modales refinados, encargado por ese gobierno comunista de seleccionar a jóvenes para crear un grupo folklórico. Zula es una superviviente que, paradójicamente, tiene un componente muy intenso de autodestrucción. Se ha criado en la pobreza del entorno rural polaco con un padre abusivo y, aunque no se dice abiertamente, parece haber sido condenada por homicidio al defenderse de un intento de violación por parte de su padre. Es apenas una adolescente con una voz preciosa y una belleza hipnótica.


Su amor también será una guerra fría, una especie de ni-contigo-ni-sin-ti. Se buscan, se persiguen, se encuentran, se abandonan y todo ello durante unos 15 años, siguiendo los avatares de la historia mundial y enlazados siempre por la música. El folklore, el jazz, la música culta; el campo polaco, el Berlín de antes del muro, el París de la bohemia y los años 1950 y la vuelta a Polonia, un campo de trabajo y el final.


Wiktor escapa de Polonia ilegalmente; Zula se casa con un italiano para poder emigrar y reencontrarse con él en París. En París la breve convivencia está intoxicada por la nostalgia y por su propia deriva psicológica, el alcohol y el humo de los cigarrillos. La música en las caves de jazz podría ser un medio de vida interesante para Wiktor y Zula, pero Zula no lo soporta y vuelve a Polonia. Wiktor, en una escena muy intensa, dominada por la música, decidirá ir tras ella, a pesar del riesgo de encontrarse con una condena de 15 años en un campo de trabajo donde le romperán las manos. Podrían haber vivido en París, un exilio dorado, pero son demasiado egocéntricos, demasiado caprichosos, absolutamente dependientes el uno de la otra y nostálgicos de Polonia. Cuando Zula se entera de que Wiktor ha vuelto, se casa con un alto cargo comunista a cambio de que le liberen, aunque le cueste 5 años conseguirlo.


Pero con la libertad les queda un escenario poco atractivo. El trabajo en un cabaret polaco para “burgueses comunistas”, con decorados de cartón piedra, una orquesta de mariachis altos, rubios y de ojos azules rodeados de unas palmeras de plástico. Todo como una mala copia de la decadente sociedad consumista occidental. Ante esa deriva y después de no poder volver a París, Wiktor y Zula sólo pueden terminar en el lugar en que se conocieron. En una monumental iglesia destruida por la guerra y simulando una ceremonia final de matrimonio.


La película está rodada en un espectacular blanco y negro y se explaya en ciertos momentos de su vida, dejando que el espectador pueda elucubrar durante los extendidos fundidos en negro qué habrá pasado con los protagonistas. La música es emocionante y todavía es mucho más emocionante lo que la música dice de los personajes. Unos personajes apasionados muy bien dibujados en su locura permanente, rodeados de unos secundarios pragmáticos y materialistas que no les entienden.


Así, de esta manera, a veces se hace más evidente que rozan peligrosamente el ridículo, lo grotesco y la ñoñez pero con mucha elegancia. Más que un amor romántico es un “amour fou”, entre niñatos que llegan a asquear un poco, pero que encaja perfectamente en ese escenario europeo arrasado por la guerra y que irremediable y trabajosamente conseguirá renacer. El final, sin embargo, me resulta un tanto sospechoso y puesto que he afirmado que Zula es una superviviente puedo quedarme con la sensación de que ahí no acaba todo para ella. Yo me fui del cine con una sonrisa feminista, porque el muerto al hoyo y la viva…


Dirección: Pawel Pawlikowski
Guion: Pawel Pawlikowski y Janusz Glowacki
Fotografía: Likasz Zal
Intérpretes: Joanna Kulig, Tomasz Kot, Agata Kulesza, Borys Szyc. 

lunes, 5 de noviembre de 2018

Novela: Río revuelto de Joan Didion (1963)


La autora.-
Es periodista, escritora y también colaboró en la redacción de guiones cinematográficos. Es muy interesante también su trabajo como ensayista. A pesar de haber nacido en una familia acomodada y conservadora, Didion siempre ha sido muy crítica con la política exterior de los Estados Unidos. Río revuelto fue su primera novela. Otras obras suyas: Una liturgia común, El año del pensamiento mágico, Noches azules. En castellano sólo se ha traducido una recopilación de sus ensayos, Los que sueñan el sueño dorado. 

Mi opinión.-
De Joan Didion destacan los críticos su visión analítica y su frialdad a la hora de enfrentarse a los personajes y de describir asépticamente situaciones y escenarios sombríos, imbuidos de una decadencia que no van a poder superar. Y esta novela es un gran ejemplo de ello. No es que diseccione el sueño americano sino que está muy segura de que ese sueño terminará siempre en pesadilla.

Sacramento en 1960
De alguna manera, esta novela es el relato del final del camino. Los protagonistas son descendientes de pioneros. Aquellos hombres y mujeres que, desde el este, se aventuraban por territorios desconocidos porque no dejaban nada y a nadie detrás, porque huían de la pobreza extrema y no tenían más remedio que seguir adelante si querían sobrevivir. Estos pioneros se asentaron en California, antes de la carrera por el oro y trabajaron duramente la tierra. Crearon un nuevo país y sus hijos supieron consolidarlo, pero los nietos se vieron desbordados por la situación y algunos de ellos no sabrán adaptarse a nuevos tiempos.

Lúpulo
Así sucede con Lily y Everett y también con Martha. Ella hija única y heredera de una gran fortuna y él, el único varón de tres hijos, destinado desde la cuna a seguir con el negocio familiar, aunque este negocio, el cultivo de lúpulo, se esté yendo a pique. Esta circunstancia no parece preocuparles mucho porque todavía pueden vivir de rentas. Sin embargo, su propia personalidad se ha visto asfixiada casi antes de nacer y, a pesar, de su bienestar nunca han podido elegir su vida. Parece que se hayan dejado llevar por eso río revuelto que oculta todas las miserias de una sociedad en decadencia.

En Fort Ellis, Everett es feliz sin su familia
La novela está ambientada en Sacramento, capital de California, fundada en 1848 por un inmigrante. Dividida en tres partes, enmarcadas por dos disparos. Pasa la vida para una de las principales familias de la ciudad. Transcurre lentamente aunque sofocada por un calor agobiante y constantemente amenaza por el río que se desborda. Aparentemente después todo vuelve a su cauce.


Resulta difícil de leer porque requiere mucha concentración. Los personajes viven en sus recuerdos y fantasías. Callan frecuentemente mucho más de lo que dicen y nunca han tomado las riendas de su vida. Para Everett, Lily tiene una gran reserva de histeria y para Lily, Everett vive perseguido por unas furias que no puede identificar. La realidad es que ninguno de los dos ha sido capaz de decidir nunca y se han visto arrastrados por un destino escrito para ellos desde antes de que nacieran. No saben cuál es su sitio. Son los últimos eslabones de una cadena de triunfos, pero también la prosperidad tiene sus límites y termina agotándose en sí misma. Everett decide terminar con esa decadencia.


Lectura muy recomendable muy relacionada con el existencialismo que se había vivido en Europa unos años antes. Además la edición es muy cuidada con una portada de tacto sedoso muy agradable. Gatopardo Ediciones. 





Río revuelto
Joan Didion

Traducción de Javier Calvo

Gatopardo Ediciones