miércoles, 29 de septiembre de 2021

Novela: Del color de la leche de Nell Leyshon (2012)

La autora.-
Nell Leyshon es una premiada novelista y dramaturga británica. Su obra de teatro Bedlam ha sido la primera obra escrita por una mujer y representada en el Shakespeare’s Globe Theatre. Durante mucho tiempo trabajó vinculada al cine y a la publicidad en televisión; pero, más tarde, decidió estudiar literatura y comenzar su carrera como escritora. Una buena decisión. Otras obras suyas: El bosque, El show de Gary. 

Mi opinión.-
Dice la autora que el germen de este libro surgió de su reflexión al trabajar con personas analfabetas; y fue, especialmente al conocer a una familia, compuesta por la madre y dos hijas, cuando fue consciente de las limitaciones de todo tipo que ellas tenían por no ser capaces de expresarse por escrito y por no poder acceder a informaciones mediante la lectura.

Así nació el personaje de Mary. Una adolescente que vive en una aldea inglesa, en 1830, en la granja propiedad de su padre. Su madre, sus tres hermanas mayores y su abuelo, ya impedido para el trabajo, son sus referentes más próximos. Todos ellos analfabetos y sometidos a la autoridad del padre propietario. Es una novela corta y muy intensa; es el testimonio de Mary y su punto de vista único. Resulta ser un personaje poderoso, ingenuo y muy verdadero.

A mí la novela me ha parecido sorprendente por varios motivos. En primer lugar, por el propio uso que hace de la escritura y de la grafía. Ya he mencionado que, tanto Mary como el resto de su familia son analfabetos, pero uno de los temas centrales de esta novela es precisamente, cómo y porqué aprende a leer y a escribir durante el último año. Esa es la gran conquista de su vida y en esa conquista tan breve, no va a tener tiempo de aprender una escritura más formal. Debido a esta prisa por aprender su manera de expresarse resulta muy infantil, utilizando profusamente la polisíndeton, repitiendo sin cesar conjunciones para enfatizar el significado de sus frases. Además, utiliza sólo las minúsculas, porque no le ha dado tiempo de aprender las dos versiones de las letras de nuestro alfabeto. Son unas frases muy cortas y muy explicativas, no exentas de poesía.

Y este es, en segundo lugar, otro motivo de sorpresa. La poesía que utiliza Mary en su testimonio escrito no surge de la mera contemplación, sino que tiene su origen en el libro que utiliza para aprender a leer. Mary ha vivido los últimos meses en casa de un vicario, cuidando a su mujer enferma. Es allí donde ha aprendido a leer y a escribir, utilizando como modelo la Biblia de la casa. Ahí creo que puede estar el origen de una escritura tan poética llevada a cabo por una mujer, una niña, hasta hace poco analfabeta y todavía violentada y maltratada.

El tercer motivo de sorpresa, por último, es que el verdadero tema de la novela o, mejor dicho, la verdadera función de la novela no tratar de la superación del aislamiento de Mary sino presentarnos la voz de una persona que, de otra manera, nunca la hubiera tenido. Leer y escribir, aprender a leer y escribir, le sirve a Mary para dejar el testimonio de una violencia atroz que vive desde su nacimiento y que, si no, se hubiese perdido. Mary ha matado a una persona y está esperando que la ejecuten, pero para ella es importante que un interlocutor, a quien no conocemos, sepa la verdad, los hechos objetivos. O, al menos, su verdad. éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano, con esta declaración de intenciones empieza esta novela.

Cuántas Mary habrán muerto desde 1830, defendiéndose de la violencia ejercida contra ellas, sin que se haya conocido su versión. Podríamos considerarlo como un verdadero feminicidio silenciado. Mary acepta su destino y no trata de justificar su explosión de rabia y el subsiguiente asesinato porque, lamentablemente, en ese destino mortal está su liberación. En realidad, esa es la única decisión que toma en su vida, convertirse en una tumba. No puede haber nada más doloroso pero ¿qué otra salida tenía? Ninguna. Siempre he pensado que los hombres jóvenes, los adolescentes varones en cualquier época, a pesar de ser analfabetos, han tenido oportunidades vitales para escapar de la violencia o para prosperar económicamente de las que las mujeres no han disfrutado nunca. Esa ha sido la mayor injusticia que hemos sufrido las mujeres.

Además, esta novela nos muestra en toda su crudeza las diferentes consideraciones que hombres y mujeres dan para el mismo hecho violento. Hombres y mujeres no definen igual qué es una violación; los hombres no entienden qué es una violación. El personaje del vicario es el que debe llevarnos a reflexionar sobre esto. El vicario no utiliza la fuerza física contra Mary porque no la necesita; pero sí que utiliza la violencia simbólica. Sí recurre al chantaje emocional, al reproche, a la amenaza y, en definitiva, al abuso de clase para conseguir lo que quiere de Mary. En fin, se trata de una novela de una gran dureza y que, en apenas 180 páginas da mucho para reflexionar. Muy recomendable.


Del color de la leche
Nell Leyshon
Traducción de Mariano Peyrou
Prólogo de Valeria Luiselli
Sexto Piso


jueves, 23 de septiembre de 2021

Novela: ¿De quién es la culpa? de Sofía Tolstaia (1892-1893)

La autora.-
Sofía Tolstaia fue durante 48 años la esposa del escritor ruso Tolstoi y, aunque tenía 16 años menos que él apenas le sobrevivió 8 años. No debe sorprender que su organismo debía estar muy agotado por los 13 partos y otros varios abortos que sufrió en su vida. Tolstoi nunca quiso utilizar anticonceptivos. Además de esto, y deberíamos decir milagrosamente, también fue la correctora y copista de las obras de su marido, una pionera de la fotografía y una autora que, aunque documentó exhaustivamente su vida en diarios, no quiso publicarlos en vida para no perjudicar la imagen de su marido. Otras obras suyas: Canción sin palabras y Natasha que quemó antes de casarse. 

Mi opinión.-
He leído este libro casi al mismo tiempo que Despojos de Rachel Cusk y han resultado ser lecturas absolutamente complementarias. El punto de vista de las mujeres respecto a la vida matrimonial no había sido explotado hasta ahora; y especialmente, cuando esa vida matrimonial llega a ser una tortura. Además, a las dos autoras, desde mi punto de vista, no las inspira la venganza, no buscan hacer sangre de sus respectivos cónyuges. Sino, simplemente, muestran crudamente cómo la vida matrimonial no encaja con sus perspectivas y acaba decepcionándolas. Teniendo en cuenta que ambas autoras están separadas por más de 100 años, la situación resulta preocupante y me pregunto cuántos de estos hombres célebres quedarían a la altura del barro si sus esposas se sincerasen. 

Tolstaia era hija de un médico de la corte imperial rusa y recibió una educación  muy esmerada. Pero, no olvidemos que en aquélla época este tipo de educación tan esmerada para las mujeres se dirigía hacia el entretenimiento de los hombres. Las niñas y jóvenes estudiaban un poco de música, un poco de dibujo, un poco de filosofía, un poco de política, un poco de literatura pero no para su propio desarrollo ni, por supuesto, para ejercer una futura profesión, sino para ofrecer una conversación agradable a los futuros pretendientes. Ella, sin embargo, quería ir más allá aunque al final no pudo.

Era una mujer muy vitalista y estaba entusiasmada por el conocimiento pero un romanticismo ñoño le hacía mantener una visión totalmente idealizada e ingenua de lo que sería el matrimonio. Como todas las mujeres de la época (y otras mujeres hoy) pensaba que el amor y el matrimonio serían más una sintonía de almas en la que, abundarían las largas conversaciones sobre filosofía y poesía y el compartir un amor absoluto y sincero, casi un reflejo en la tierra del amor espiritual de Dios. En lugar de eso se encontró con que debería de cumplir sus deberes conyugales cuando su marido así lo quisiera y estar dispuesta a recibir todos los embarazos y partos que la naturaleza le enviase: “Sí, todo esto es lo que tiene que pasar, todo esto… Mamá me dijo que tengo que consentir y no sorprenderme por nada… Bien, que así sea… Pero Dios mío, qué horrible y… Qué vergüenza, qué vergüenza…” (pg. 41).

Se enamoró de Tolstoi muy joven, mientras que él ya tenía casi 40 años. Tolstoi fue un personaje muy peculiar. En su juventud parece que vivió desaforadamente las relaciones sexuales con cualquier mujer que se le pusiese a tiro, incluidas las campesinas “de su propiedad” y además, lo dejó consignado en varios volúmenes de diarios con todo lujo de detalles. Y esa fue la realidad que Sofía pudo leer en esos diarios íntimos que Tolstoi le facilitó. Allí se mostraba una idea totalmente diferente del amor, la intimidad y la sexualidad e, incluso, la existencia de un hijo bastardo concebido con una de sus siervas. Además, Tolstoi al final de su vida cambió totalmente y optó por una vida de ascetismo y abstinencia sexual (era ya un anciano); renegando de sus apetitos anteriores y considerando a las mujeres como los seres culpables de la lujuria de los hombres. Algo que reflejó en su novela Sonata a Kreutzer. Una actitud que sigue sin ser extraña hoy en día. Las mujeres seguimos siendo la tentación culpable de todos los males que aquejan a los hombres. No obstante, el matrimonio fue feliz, casi hasta el final.

Esta es la única novela que Sofía salvó entre las que había escrito, aunque no permitió que se publicase para no erosionar la imagen de Tolstoi. Es totalmente biográfica y, esto, hoy se puede comprobar comparando la novela con sus diarios. La escribió como respuesta a la novela escrita por Tolstoi en 1889 y censurada, la mencionada anteriormente Sonata a Kreutzer. Una trágica historia en la que un marido asesina a su mujer a causa de los celos y la pasión que las relaciones sexuales llevan aparejada. Parece ser, yo no la he leído, que en esta novela también biográfica Tolstoi, según los fragmentos que pueden consultarse en la web, consideraba a las mujeres como “objetos de amor que dificultan el verdadero destino de un hombre”. Supongo que Sofía Tolstaia después de leer esto se arrepintió de haberle dedicado su vida.

Por eso escribió esta novela, dando su punto de vista. Y si bien anda escasa de valor literario puesto que casi está planteada como un folletín, tiene un valor testimonial importante, especialmente si puede compararse con los diarios que Tolstaia también escribió y que están también publicados y con el epílogo, escrito para esta edición, de Ferrán Mateo y Marta Rebón que se ha ocupado también de la traducción. Así en la novela se muestra, desde la primera violencia ejercida sobre una niña no preparada para el matrimonio, hasta la desgracia final, pasando por todos los embarazos, los celos patológicos de él y la paulatina destrucción y el abandono de la personalidad de ella. Pero como ya he dicho no se trata de la venganza de una mujer. Al contrario y en descargo del marido, habría que decir que ambos contrayentes llegaban con una perspectiva totalmente diferente y totalmente equivocada de lo que debe ser un matrimonio.

Ella pensó que el matrimonio era… un amor tan puro e ideal como si fuera casi una plegaria… (pg. 12) y, en realidad, lo que obtuvo fue ¿Es este el destino de la mujer?... ¿Poner el cuerpo a disposición de un niño de pecho y luego del marido? Uno detrás de otro, ¡siempre! Pero, ¿dónde está mi vida? ¿Dónde está mi yo? (pg. 67). Y él probablemente pensó que el matrimonio era la unión con una mujer virgen y fértil que le diera un heredero.

Sus últimos años de vida conyugal fueron muy conflictivos pero no por el desencanto de Sofía. Tolstoi quiso llevar una vida más ascética. Se declaró vegetariano y pretendía vivir como los campesinos de su finca. Pero la gota que colmó el vaso fue que no quería dejar su herencia a sus hijos. Sofía en esa situación batalló como una leona para defender los derechos de sus hijos y ahí nació su “leyenda negra”. Tolstoi teniendo en cuenta la oposición de su mujer a este hecho escapó de su casa. Poco después murió en una estación. Hace unos años se hizo una película sobre esta circunstancia, La última estación, interpretada por Helen Mirren y Christopher Plummer. No está mal pero la novela de Tolstaia y sus diarios son mucho más recomendables.

Tolstaia también fue una pionera de la fotografía rusa y en cada aniversario se hacían una foto de pareja. La ilustración de la novela está inspirada en una de estas fotografías.


¿De quién es la culpa?
Sofía Tolstaia
Traducción de Marta Rebón
Xordica

jueves, 16 de septiembre de 2021

Novela: Quédate este día y esta noche conmigo de Belén Gopegui (2017)


La autora.-
Belén Gopegui es una novelista de culto y de reconocido prestigio. También es licenciada en Derecho y doctora en Humanidades y ha sido guionista de cine. Según la contraportada del libro su literatura trata de …los mecanismos que mueven las relaciones personales y colectivas… Otras obras suyas: El comité de la noche, El lado frío de la almohada, La conquista del aire

Mi opinión.-
Estoy segura de que esta novela es la de más difícil lectura que me he encontrado en los últimos diez años. Difícil, difícil pero abrumadoramente satisfactoria. De esas novelas que te dejan con interrogantes durante días. Su estructura también sería muy convencional (dos partes principales divididas en capítulos) si no fuera porque aparecen tres textos, intercalados entre el texto principal, con diferente tipografía y un narrador diferente que, en un primer momento, no sabes cómo interpretar. Yo he leído la novela dos veces, separadas por meses y aun así tengo la sensación de haberme perdido mucho.

En síntesis se trata de la relación de dos personas, Olga y Mateo, separadas por nivel de estudios, edad, situación económica y personal y alguna circunstancia más, pero unidas por una causa común: desafiar a Google, considerado como un dios que no acepta el libre albedrío de la humanidad. Dicho así no tiene mucho sentido ¿no? Pues el desarrollo de la novela nos dará las pistas para llegar a esta conclusión.

El texto principal es una solicitud de trabajo redactada por Olga y Mateo con la intención no tanto de conseguir un trabajo como de “hacer petar un sistema de selección” que no tiene en cuenta a las personas y que, posiblemente, en sus estadios iniciales, esté realizado por un robot. Es una solicitud que no utiliza los cauces normales. No está digitalizada, no está firmada por el solicitante, se ha enviado en papel y en lugar de reseñar los estudios y los méritos del solicitante transcribe las conversaciones de Olga y Mateo, desde que se conocen, sobre todo lo divino y lo humano. Conversaciones de crítica social,  incluida la deshumanización propiciada por la tecnología que Google estimula; conversaciones sobre la reivindicación de los afectos; sobre inteligencia artificial y modelos matemáticos; sobre la contemplación filosófica; sobre el dolor, el deterioro cognitivo y, en definitiva, sobre el amor y la muerte; sobre lo que nos hace ser humanos y sobre lo que, quizá, lleguen a desarrollar los robots.

Los tres textos diferentes que comentaba antes están redactados por el preseleccionador o preseleccionadora. La autora conscientemente nos deja con la duda de quién o qué podrá ser este personaje. Él/ella dice, no obstante, ser como cualquier ser humano (pg. 17) pero esto no implica que lo sea. En el transcurso de la lectura de estos tres textos vemos que él/ella reconoce que se desarrolla en la interacción con los humanos y que cada vez incorpora más espacio para las dudas. Parece que por introspección puede llevar a cabo un proceso de humanización, un proceso de adquisición de emociones. Y si los humanos son definidos como máquinas biológicas que convierten la energía en tristeza, también sería posible que se convirtiese esa tristeza en energía para la rebelión. Yo creo que esta es la conclusión que saca este él/ella puesto que, en su informe final, decide retirarse y dejar el protagonismo, dejar que Olga y Mateo sigan teniendo la última palabra. “No será fácil… moverse en dirección contraria al engranaje”, es una de las últimas frases que escribe en su informe final. ¿Quiere esto decir que Mateo y Olga han sembrado la semilla de la rebelión en un robot? Yo creo que sí y es el inicio del colapso del sistema. La novela quizá sea demasiado extensa y a veces farragosa pero la dificultad merece la pena. Muy recomendable.


Quédate este día y esta noche conmigo
Belén Gopegui
Penguin Random House. DEBOLS!LLO

jueves, 9 de septiembre de 2021

Exposición: Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad. Biblioteca Nacional (2021)

Una buena exposición en la Biblioteca Nacional para dar a conocer y reforzar el conocimiento de figuras históricas vinculadas al siglo XIX y principios del XX. Ejemplos de estas exposiciones han sido la dedicada a Manuel Azaña o Concepción Arenal, Pérez Galdós o Valentín Carderera. Ahora hasta el 26 de septiembre se puede visitar la exposición sobre Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad. 

Yo, que soy de la generación de la EGB, ya había estudiado a la Pardo Bazán en literatura como una de las grandes escritoras del siglo XIX pero, últimamente, parece que se ha retomado un proceso para darla a conocer al gran público y sobre todo para dar a conocer sus, a veces, contradictorias dimensiones. Y eso me parece muy bien. Además, también sirve para dar otra visión del siglo XIX español que siempre queda como una época casposa, rancia y con olor a naftalina. Una visión en la que España no es tan inculta, ni tan tradicional, ni tan catolicorra. Una visión europeísta, liberal, feminista y expectante ante la idea del progreso.

La Pardo Bazán, hay que nombrarla así, como la diva que fue en su momento, era una mujer moderna, culta, viajera y que, además, decidió y consiguió vivir de su oficio de escritora. Un personaje público que rompía moldes: demasiado estudiosa para ser mujer; demasiado libre para ser católica; demasiado conservadora para los progresistas; demasiado liberal para los conservadores; demasiado feminista y demasiado aristócrata; demasiado española para los gallegos y demasiado gallega para los madrileños. Una persona controvertida. Una radical feminista que no era condescendiente con las mujeres. Estaba convencida de que las mujeres debían ser valoradas como sujetos individuales y las literatas debían exponer su trabajo a la crítica con los mismos derechos y oportunidades que los hombres. Para ella los hombres minusvaloraban a las mujeres y pretendían ridiculizarlas o “… después ponen a la mujer, a guisa de ajorcas, las esposas y los grillos (de oro, si quieren ustedes)”, pero al fin y al cabo esposas y grillos.  

Exploró todos los géneros literarios. Desde la crónica y corresponsalía de prensa hasta los cuentos en los que abordaba la violencia de género (un siglo antes de que se acuñase ese término). También fue catedrática de literatura y se le negó la pertenencia a la RAE. No fue nada remilgada ni en su vida ni en su literatura pero tampoco practicó el escándalo por el escándalo. Simplemente era vitalista, apasionada y curiosa hasta las últimas consecuencias en una época en la que viajar a París, a entrevistarse con Émile Zola y Victor Hugo fue calificado por su propia madre como una “gravísima imprudencia”.

Consiguió una gran celebridad en su tiempo y por ello también fue sometida a burlas y caricaturas que se cebaban en su vida privada y que también trataban de dañar su trabajo literario. Se casó a los 16 años, tuvo un hijo y dos hijas a los que amamantó (escandalizando a su familia), se separó cordialmente de su marido y posteriormente mantuvo una activa vida amorosa con personas conocidos y entre ellos con Benito Pérez Galdós. Sin embargo para algunos era “Trasto viejo de desván, envuelta en polvo de rosas, mala madre, mala esposa, eso es la Pardo Bazán”. Nadie recuerda al ocurrente autor de este chascarrillo y supongo que será por haber sido tan cobarde que nunca llegó a reconocer su autoría.

En su novela La Tribuna, que leí hace unos años, la Pardo Bazán puso como protagonista a una mujer obrera. Fue la primera autora (y autor) que lo hizo. Además sus protagonistas, aunque hayan desafiado al orden social, no sufren el destino cruel que otros escritores del siglo XIX dan a las suyas. Estoy pensando en Emma Bovary o en Anna Karénina, Thérèse Desqueyroux o Nana. Mujeres, todas ellas, que se dejan embaucar por un amor ilícito y lo pagan con su vida. Fue una pionera también en el análisis de las emociones y en Los pazos de Ulloa se recrea en un mundo rural brutal, endogámico e incestuoso. En fin, una exposición muy interesante que va acompañada también de un catálogo muy completo.





lunes, 6 de septiembre de 2021

Narrativa: Despojos. Sobre el matrimonio y la separación de Rachel Cusk (2012)

La autora.-
Rachel Cusk nació en Canadá pero ha vivido desde su infancia en Reino Unido. Estudió en Oxford y publicó su primera novela muy joven, con veintiséis años en 1974. Ha ganado varios premios literarios y también ha hecho adaptaciones teatrales. Según dice la solapa de su libro empezó a escribir no ficción como respuesta a los problemas formales de la novela para representar la experiencia femenina. Otras obras suyas: La salvación de Agnes, A life’s work: On Becoming a Mother y la trilogía A contraluz, Tránsito y Prestigio. 

Mi opinión.-
Ya el título de este libro supone toda una declaración de intenciones. Despojos según la RAE son muchas cosas y nada buenas: la presa o botín del vencedor, la casquería, las vísceras de reses o aves muertas, lo que se ha perdido por el tiempo o por la muerte, las sobras o residuos y también los restos mortales humanos. Para Rachel Cusk despojo es aquéllo que queda una vez roto un  matrimonio; los escombros sobre los que reconstruir una vida.

En esta ocasión, Cusk no utiliza la literatura para su propia reconstrucción (eso vendrá más tarde) sino que más bien su escritura supone una toma de conciencia de su situación; una evaluación de daños y sobre todo un cuestionamiento sobre las expectativas no cumplidas de la institución matrimonial. Y, además, no es muy amable consigo misma. Ella define este trabajo como un ejercicio de honestidad y eso supone, a veces, ser cruel consigo misma no por sadismo sino por la absoluta necesidad de abordar su vida y su ruptura matrimonial con objetividad y sin los artificios con que la civilización ha ido revistiendo el enamoramiento, el amor y su realización práctica el matrimonio y la familia.

Esta brutal honestidad ha supuesto en Reino Unido una gran conmoción, como también ocurrió con su anterior libro A life’s work: On Becoming a Mother, sobre su experiencia con la maternidad. Una crítica a esa visión edulcorada y fuera de la realidad con la que, frecuentemente, se engaña a las mujeres. Pues, en esta ocasión, el motivo de escándalo es que no ha contado las causas de su separación. Si ha sido un adulterio y, además, a cuál de los dos puede achacársele la ruptura. A mí este escándalo me hace reír y, desde mi punto de vista, pone a la crítica literaria al nivel de los programas reality. En fin, para no tener en cuenta estas críticas.

El libro está espléndidamente escrito. Y para mí uno de los temas que aborda es la construcción de la identidad de las mujeres. ¿Cómo nos hacemos mujeres? En mi generación (muy próxima a la de la autora) esta construcción se hacía rechazando el papel de las madres y asumiendo los valores de los padres. Quedábamos así como seres superficialmente travestidos, pseudohombres o pseudomujeres, y eso es algo que Cusk pone de manifiesto en su libro cuando se considera mala feminista o cuando quiere dejar de serlo.

En realidad, yo creo que se trata de una fase que debe de pasar toda mujer en su búsqueda constante de identidad. Fase que debe superarse no rechazando el papel de las madres, revalorizando y actualizando el papel de las madres y revisando, criticando y modificando el papel de los hombres y los padres. Porque si no es así la mujer “o hace el doble de trabajo o hace menos de lo que debería. Es dos mujeres o es media mujer” o, esta otra cita, “…la persecución feminista de los valores masculinos la ha llevado [a la mujer] al umbral de la explotación femenina”.

Rachel Cusk no rechaza el feminismo, rechaza una cierta concepción del feminismo. Yo diría que, claramente, rechaza el feminismo de la igualdad y está en proceso de reencuentro con el feminismo de la diferencia. Es decir, Rachel Cusk intenta evaluar su nueva situación pero desde su identidad reconstruida, tratando de recuperar dimensiones que lo políticamente correcto nos hizo descartar. En ese proceso de reconstrucción Cusk es muy crítica y se nota en eso el peso de su educación católica. Para ella, el catolicismo evita la confrontación y el conflicto algo que los griegos clásicos no hacía. Por ello recurre a la Grecia clásica como paradigma de pasiones enfrentadas que el catolicismo ha intentado soterrar. Sería nuevamente una confrontación entre la naturaleza, la madre y la civilización, el padre.

Por eso, la igualdad, la verdadera igualdad de género que nos incumbe a hombres y mujeres, no debe ser un mero ejercicio de travestismo, un simple intercambio superficial y temporal de roles. Pero, al mismo tiempo, la vida humana es muy complicada, no puede diseñarse con escuadra y cartabón. Las emociones humanas siempre serán caóticas e impredecibles. Recomiendo este libro, mucho, mucho, mucho. Yo, el próximo verano, me leeré su Trilogía. 

Rachel Cusk
Trad. Catalina Martínez Muñoz
Despojos. Sobre el matrimonio y la separación
Libros del Asteroide

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Novela: El ojo de jade de Diane Wei Liang (2007)

La autora.-
Diane Wei Liang nació en Pekín en 1966 y durante su infancia pasó tiempo con sus padres en un campo de trabajo en el interior de la República Popular China. Durante sus estudios universitarios en los años 1980, participó en el movimiento estudiantil exigiendo apertura democrática y vivió los acontecimientos de Tian’anmen. Actualmente vive en Londres. Otras obras suyas: El lago sin nombre, Mariposas para los muertos y La casa del espíritu dorado; estas últimas constituyen con El ojo de jade la Trilogía negra de Pekín. 

Mi opinión.-
No voy a recomendar la lectura de esta novela porque me ha cabreado bastante. Lo que me enfada es que se venda como una novela policíaca lo que no lo es. La intriga de misterio surge a partir de la página 60 (de 200) para desaparecer poco después y resurgir cuando la novela está bien avanzada y además parece que el espíritu santo o la magia potagia guían a la inspirada detective. Afortunadamente al final de la novela la protagonista, Mei, nos hará un resumen porque los lectores somos un poco tontos.

Yo creo que la autora ha utilizado esta trama de novela negra desvaída para contarnos cómo se ha vivido en China a partir de los años 1980, haciendo especial hincapié en el enriquecimiento y la galopante corrupción que se desató a partir de los años 2000. Pero los personajes que utiliza son arquetípicos, planos, sin ninguna profundidad y el estilo narrativo parece que está pensado para una futura adaptación cinematográfica que espero que no se haga.

Además la Diane Wei Liang añade dos historias más. Un conflicto con su madre y su hermana (que parece salida de Beverly Hills) y un antiguo amor que regresa de Estados Unidos para explicarle porqué la dejó plantada y se casó con otra. En fin, culebrón light.

Por otra parte, las situaciones en las que se ven envueltos los protagonistas parecen escritas para explicarnos que la vida en China es igual que en cualquier país occidental. Mei, ha dejado su puesto en un ministerio importante porque el jefe era un acosador (como en Occidente); Mei pone su agencia de detectives camuflada porque en China están prohibidos este tipo de negocios y además tiene como ayudante (ayudante que no ayuda mucho) a un joven para que veamos que en China la igualdad de género parece totalmente conseguida (jaaaaaaaa); la madre de Mei sufre un ataque y tiene que ingresar en un hospital pero si tiene dinero podrá acceder a los medicamentos occidentales de contrabando (que la hermana de Mei, una nueva rica se apresurará a pagar); aunque sus antiguos camaradas le facilitarán la entrada en un hospital militar, mucho mejor que el anterior y con todos los gastos pagados. Corrupción y enchufismo, enriquecimiento por pelotazo, contactos y redes clientelares son el paisaje habitual de esta nueva China.

Yo intento leer sobre otras literaturas que no sean europeas o americanas para tratar de averiguar si existen otros cánones literarios y si lo europeo puede ser considerado universal o no. Está claro que con esta novela pasa todo lo contrario. Es una novela con todos los clichés de las novelas occidentales pero, además, escrita con poca gracia. No la recomiendo.


Diane Wei Liang
El ojo de jade
Traducción de Lola Díez
Siruela