Sinopsis.-
Younes/Jonás, anciano argelino, repasa su vida. Desde la infancia en un entorno rural, áspero y poco gratificante, a su vida en la ciudad. Primero, en la periferia mísera de los inmigrantes llegados del campo devastado y después, adoptado por su tío, en una zona aburguesada y colonial. La vida le irá llevando alternativamente hacia cada uno de los dos bandos.
El autor.-
Yasmina Khadra es un pseudónimo. El autor lo eligió para pasar totalmente desapercibido en su vida normal y tener así libertad absoluta para poder escribir, sin censura y sin autocensura. Además, es un nombre de mujer que en árabe significa “jazmín verde”; es el segundo nombre de su esposa. En realidad su nombre es Mohammed Moulessehoul; fue comandante del ejército argelino y actualmente vive en Francia dedicado a la literatura. Otras obras suyas son El atentado y la Trilogía de Argel.
Mi opinión.-
De Yasmina Khadra había leído la Trilogía de Argel, compuesta por Morituri, El otoño de las quimeras y Doble blanco, que responde al canon de novela negra clásica, y me había gustado mucho. En este libro, sin embargo, no he acabado de sintonizar con el autor. A pesar de que, desde luego, mantiene la calidad literaria, un lenguaje poético y de constante evocación y nostalgia, no me ha llegado a emocionar.
La historia del protagonista se desarrolla desde los años 30 a 60 del siglo XX: desde la miseria de un entorno rural antes rico, hasta los arrabales habitados por inmigrantes que buscan sobrevivir; desde el colonialismo “feliz”, a la rebelión y la guerra contra la metrópoli. Todo de una forma muy sutil (a veces excesivamente ligera) porque a pesar de vivir períodos históricos tan intensos, el protagonista nunca toma partido.
El personaje central, Younes/Jonás, me ha resultado absolutamente antipático por su pasividad. Puede ser que, al tratarse de los recuerdos de un anciano, el autor haya optado por la ensoñación del pasado, pero para mí existe tal desapasionamiento que da la sensación de que Younes/Jonás, no ha vivido su vida y que tampoco se arrepiente de ello.
De una manera totalmente lineal, nos va contando cómo los demás son los encargados de situarle en un sitio o en otro. Siempre, los otros: su padre, su tío, sus amigos, sus posibles novias, son quienes deciden por él. Su padre, abrumado por la miseria y la desesperanza, le deja en manos de su tío y abandona al resto de la familia (esposa e hija sordomuda); su tío, le educa en un ambiente liberal, culto y tolerante y le proporciona una vida cómoda, asimilada a la de los jóvenes occidentales descendientes de colonos; sus amigos de origen europeo, le consideran uno de ellos; los sirvientes de éstos, le recuerdan su origen musulmán.
Él nunca se define y podríamos pensar que es porque quiere pertenecer a ambos mundos y mantener al mismo tiempo, como complementarias, sus dos identidades. Pero no, su falta de definición es apatía o indiferencia, pasividad o cobardía; dejarse llevar por la corriente que en el momento es mayoritaria y sin tomar nunca las riendas de su vida.
Dice el autor en una entrevista que ha querido escribir una epopeya de la Argelia del siglo XX, con sus contradicciones y su violencia; con todas sus influencias, norteafricana y occidental (no sólo francesa, también española). De toda esa diversidad que durante un tiempo al menos, aparentemente, supo convivir y ser fértil; pero que también ocultaba corrientes de miseria, pobreza y desesperación que terminaron por estallar. Sin embargo, no ha sido muy detallista a la hora de describir estos estallidos. Pasa por el ambiente de violencia previo a la guerra, sin juzgar ni la agresividad del régimen colonial, ni la agresiva respuesta de los que llegan a ser extranjeros en su propia tierra.
Respecto a la historia de amor, pues es bastante evidente y trillada. Émilie es una joven de origen francés, hija de una viuda rica, con unos ojos profundos y de una intensidad cercana a la tristeza, a la que todos desean enamorar; ella tiene claro que su elegido es Jonás, pero… Es una historia de amor frustrada por un motivo que puede resultar un poco trivial. Al final yo sigo pensando que es la propia pasividad del protagonista la que malogra la historia de amor.
Younes/Jonás tiene la suerte de haber nacido hombre y guapo, las dos únicas razones por las que su padre le da en adopción; son ventajas que le suponen una vida diferente y mejor que la de su hermana menor sordomuda. Pero él no ha sabido valorar la suerte que ha tenido en la vida.
¿Querría el autor escribir una novela sobre el triste destino de una niña sordomuda y pobre abandonada por su padre en la Argelia de los años 30? Creo que no.
Ce que le jour doit à la nuit
Ed. Julliard. Pocket