miércoles, 29 de diciembre de 2021

Novela: Una chica en invierno de Philip Larkin (1947)

El autor.-

Philip Larkin es actualmente considerado un poeta de culto en Reino Unido. Como novelista sólo publicó dos obras, Jill y Una chica en invierno; como poeta, sin embargo, se prodigó durante toda su vida: El barco del norte, Las bodas de Pentecostés, Ventanas altas. Se graduó en Oxford y nunca hizo de la literatura su trabajo remunerado. Profesionalmente fue, sobre todo, bibliotecario y también un crítico de jazz muy apreciado. Tenía fama de misántropo y de gran seductor con las mujeres. No cabe duda de que era una personalidad contradictoria. Con el pseudónimo de Brunette Coleman escribió varias obras de ficción homoerótica para hombres adultos, parodiando el trabajo de las autoras de ficción escolar para chicas. 

Mi opinión.-
El invierno al que hace referencia el título no es sólo una estación del año sino el invierno emocional en el que parece vivir la protagonista. Katherine es una joven europea refugiada en Reino Unido durante la II Guerra Mundial. No se dice abiertamente su origen pero podría ser judía alemana y que sus padres, de clase social alta, la hubiesen enviado allí para ponerla a salvo. Katherine se siente sola en un país extranjero donde todo es inhóspito: su vivienda, el trabajo, las posibles amistades y una familia a la que conoció años atrás cuando, en los tiempos felices, disfrutó de unas vacaciones en la campiña inglesa.

Katherine tiene una gran capacidad para analizar sentimientos y emociones pero, al mismo tiempo, es una jueza implacable contra ellas misma y contra los demás. No salva a nadie de su entorno. Ni a su jefe, ni a sus compañeras de trabajo. Creo que los desprecia un poco y posiblemente sea porque es de una clase social superior venida a menos a causa de la guerra.

La acción se desarrolla durante un día que, aparentemente, debía ser un día normal. Sin embargo, Katherine recibe el aviso de que un antiguo conocido va a pasar a visitarla. Robin es el hijo de la familia con la que Katherine pasó un bonito verano. La narración se divide así en tres partes. En la primera, durante un día de invierno, Katherine describe su vida actual. Tiene que acompañar al dentista a una joven compañera a la que no soporta y discute también con su abusivo jefe al que tampoco soporta. Sin embargo, al recibir la carta, comienza a rememorar cómo fue aquel verano de su adolescencia.

Durante toda la narración, el autor utiliza una prosa muy cuidada y poética. Pero esto no es obstáculo para que describa la frialdad de los caracteres. Podríamos pensar que el verano feliz de la adolescencia fue su despertar a la vida pero, en realidad, por lo que Katherine relata no fue así. Resultó un buen verano en una familia bastante anodina. Con unos hermanos adolescentes bastante pavisosos, Robin y Jane. Aunque, en realidad, deberíamos decir que en los años 1930 no existía la adolescencia y tanto Katherine como Robin y Jane se comportan como pequeños adultos que todavía no saben muy bien qué hacer.

En fin, Katherine se toma ese verano como una experiencia para contarles a sus amigas a la vuelta pero tampoco pasa nada excepcional. Ni siquiera el beso entre Katherine y Robin merece una gran consideración. Ya he dicho antes que Katherine es una jueza implacable. En la tercera parte, el día que transcurre en el invierno, Katherine retoma su rutina y aunque parece que Robin al final no irá a visitarla, sí que se presenta en su casa, borracho. Katherine y Robin retoman una relación fría. Incluso duermen en la misma cama pero de ninguna manera dejan ver sus emociones. Una novela muy interesante. Yo diría que casi pionera del vacío existencial que años más tarde explotará la narrativa francesa. Y algo negativo, algunas expresiones traducidas de una manera no muy habitual.


Una chica en invierno
Philip Larkin 
Traducción de Marcelo Cohen 
Impedimenta


miércoles, 22 de diciembre de 2021

Novela: La estrategia del agua de Lorenzo Silva (2010)

El autor.-
Lorenzo Silva estudio derecho y ejerció como abogado durante bastantes años. Sin embargo, su vocación literaria terminó ganando. Ha escrito principalmente novela, pero también poesía, algún ensayo y un par de libros de viajes. También ha sido guionista de cine y colabora habitualmente en la prensa. De la serie de Bevilacqua y Chamorro lleva ya escritas doce novelas; bueno dos son libros de relatos. Otras obras suyas: Historia del Marruecos español, Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos, Trilogía de Getafe. 

Mi opinión.-
Quinta novela de la saga y llama mucho la atención en ella, a mí por lo menos, que Vila se muestra un poco respondón con todos sus superiores. Está frustrado por una investigación muy laboriosa que llevó hace algunos años y que no ha llegado a buen puerto, lo que significa que el culpable no ha sido condenado por razones que son ajenas a esta novela pero que, sin embargo, le hacen comportarse como un adolescente que frente a su padre o su madre anda buscando límites. La narración resulta plomiza y no me parece mal porque creo que el autor conscientemente ha querido incluirnos en el estado de ánimo de Vila. Esta frustración le hace más vulnerable y se manifiesta claramente la tentación de abandonar. Aparece por primera vez, en esta novela, Arnau. Un guardia jovencillo al que Vila hará objeto de comentarios, puyitas e ironías diversas, pero que parece que ha llegado para quedarse.

Pero lo que más me sorprende es la relación de Vila con el feminismo. La novela se publicó en el año 2010 y muestra un cierto tufillo contra la Ley de violencia de género. La aprobación y promulgación de la Ley 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, supuso para muchos (casi todos, bueno todos, machistas más o menos reconocibles) un cierto terror. Sospechaban que iban a proliferar (todavía algunos lo dicen sin pestañear) las denuncias falsas y que las mujeres iban a vengarse por milenios de sufrimientos haciendo peligrar el estatus de buenas personas de los pobrecitos hombres.

Vila (o Lorenzo Silva) parece que va por ese sendero. Siempre ha dicho (y ha demostrado) que no es machista, pero también se ha empeñado en recalcar de tanto en tanto que, desde luego, no es feminista. Y esto es algo que me ha extrañado siempre. ¿Por qué hombres tan cultos como Vila no se molestan en investigar qué es el feminismo? No se trata de que tengan que leerse doscientos ensayos de teoría feminista desde el siglo XIX (aunque podemos considerar que el feminismo moderno empieza con la Ilustración, no vamos a exigir tanto). Se trata únicamente que se atengan a la definición de la RAE sobre el sustantivo feminismo:

Del fr. féminisme, y este del lat. femĭna 'mujer' y el fr. -isme '-ismo'.
1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.

¿Cómo alguien puede no ser feminista? No es tan difícil, ¿no?, principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Igualdad de derechos que todavía no se ha conseguido de manera efectiva y por la cual hay que seguir peleando todos los días. Feminismo no significa subvertir el orden y sustituir el abuso machista por el abuso de las mujeres. No, señores, nunca ha sido eso. No significa que los hombres renuncien a sus derechos. No, señores, nunca ha sido eso. No significa que los hombres sean perseguidos por el hecho de ser hombres. No, señores, nunca ha sido eso. No se trata de que los hombres renuncien a sus derechos. No, señores, nunca ha sido eso. Se trata de que los hombres entiendan que deben renunciar a privilegios. No se trata de que las mujeres maten a los hombres impunemente. No, señores, nunca ha sido eso. Se trata de que los hombres no maten a las mujeres. No, señores, la Ley 1/2004 no supuso indefensión para los hombres y el número de denuncias falsas sigue siendo ínfimo y además se detectan sin mayor problema. Y aquellos machistas que no quieren reconocer que lo son se detectan también fácilmente porque utilizan expresiones como “prejuicio de género” o “ideología de género” y mantienen que “la violencia no tiene género”; pero sí lo tiene. Y en la violencia de género el agresor es hombre y la víctima es mujer.

Pues yo creo que, parte de este miedo de los hombres, inspira esta novela que, además, está basada en hechos reales. Y no es que yo niegue que las mujeres podemos ejercer violencia contra los hombres es que las estadísticas ahí están. A finales de mayo de 2021, en apenas una semana, ha habido 6 mujeres y un niño asesinados por parejas o exparejas (es decir, violencia de género). Ningún hombre.

El hilo conductor de esta novela es el agua. En realidad, se trata de resaltar que su capacidad de cambiar y adaptarse a distintos recipientes (situaciones) es lo que le confiere una considerable ventaja frente a los enemigos. El agua va hacia abajo, hacia lo vacío y no tiene forma constante. Claro que, aplicado, a la vida de la víctima casi significa que para recuperar la custodia de su hijo tiene que estudiar las enseñanzas de Sunzi y de Epicteto y poner en práctica una estrategia que, en realidad, no le sirve contra un enemigo brutal. Un poco excesivo, ¿no?

Aparece otro personaje interesante que no sé si se repetirá en lo sucesivo pero que a mí me gustaría volver a ver. La jueza Gómez Fernández-Vadillo, de nombre María Antonia, parece hecha a medida de Vila y, a veces, parece que le tira los tejos. Resuelta, colaborativa y sin miedo a tomar decisiones peliagudas a pesar de que Vila se muestra bastante insolente con ella. Una mujer que está de buen ver pero que Vila dejará pasar porque sigue con un autoimpuesto voto de castidad. A Chamorro le ha tomado demasiado afecto “para ofrecerle la estropeada mercancía que sobre esas premisas podría compartir con ella” (pg. 165) y de Salgado, la otra compañera guardia civil, Vila dice “… aunque ya había cumplido los 35…” En fin, que no está por la labor de entablar ninguna relación porque sigue teniendo penitas de amor o porque sea un machista redomado encubierto que dice “…el matrimonio es un contrato desventajoso para el hombre…” (pg. 256). Jaaaaaaaaaaaaaaaaa, jaaaaaaaaaaaa. En cualquier caso, imprescindible leer esta novela.

Serie Bevilacqua y Chamorro:

El lejano país de los estanques, 1998. Premio Ojo crítico
El alquimista impaciente, 2000. Premio Nadal
La niebla y la doncella, 2002
Nadie vale más que otro, 2004. Relatos
La reina sin espejo, 2005
La estrategia del agua, 2010
La marca del meridiano, 2012. Premio Planeta
Los cuerpos extraños, 2014
Donde los escorpiones, 2016
Tantos lobos, 2017. Relatos
Lejos del corazón, 2018
El mal de Corcira, 2020

  


La estrategia del agua
Lorenzo Silva
Destino

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Novela: Panza de burro de Andrea Abreu (2020)

La autora.-
Andrea Abreu es una joven escritora canaria. Estudió periodismo en la Universidad de La Laguna y se trasladó a Madrid para cursar un máster y trabajar en distintas cosas, desde dependienta de lencería a periodista cultural. También escribe poesía, Mujer sin párpados, y es codirectora del Festival de Poesía Joven de Alcalá de Henares. En el año 2019, fue ganadora del accésit del Premio Ana María Matute de narrativa de mujeres. 

Mi opinión.-
Hay que reconocerle a esta novela el alarde estilístico, en primer lugar. Pero también creo que hay que decir, desde mi punto de vista en absoluto profesional, que le falta una historia potente detrás. Abusa del lenguaje coloquial y de localismos de los que no encuentras el significado preciso. Puede recordar también a la literatura realista del siglo XIX.

Otro inconveniente para mí, es que los capítulos son autoconclusivos, pueden considerarse pequeños relatos independientes pero que, al mismo tiempo, no impulsan al lector a continuar una lectura que, por momentos, se hace desagradable. Hasta que no se produce un hecho trágico no existen continuidad entre los capítulos y ese hecho trágico se produce bien avanzada la segunda mitad de la novela.

Existe también un constante regodeo de la autora en lo sórdido, en el feísmo y en la personalidad abusiva de Isora (una de las adolescentes protagonista). Recuerda demasiado a la trilogía de Elena Ferrante de “La amiga estupenda”, excepto porque está ambientada en las Islas Canarias y en los años 2000; lo que todavía hace más terrible ciertas cosas que suceden en la novela.

Con todo esto, me parece que el esfuerzo y los hallazgos estilísticos de la autora más parecen una cadena que una liberación. Lo digo por el trabajo que le habrá supuesto recrear la oralidad de las adolescentes, repleta de localismo y de jerga propia de los jóvenes de los años 2000. Una tarea que puede ser fascinante pero, al mismo tiempo, debemos considerar que el lenguaje es un código fabricado para facilitar el entendimiento y la comunicación. Debe, por ello, ser compartido entre hablantes o entre escritora y lectores para que cumpla esta función. Y creo que, en este caso, actúa bastantes veces como obstáculo.

Panza de burro es un fenómeno meteorológico propio de las Islas Canarias. Es una acumulación de nubes de baja altura provocada por los vientos Alisios y que, al mismo tiempo, que refresca produce una gran sensación de ahogo por la acumulación de humedad. En nuestro caso, parece ser el fatalismo que persigue a la protagonista. Se podría considerar una novela de crecimiento con los primeros encuentros sexuales en los que predominan el abuso y el asco. Es una primera novela interesante pero no apta para todos los estómagos.


Panza de burro
Andrea Abreu
Barrett

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Novela: Volar alto de Jorge Sanz Barajas (2021)

El autor.-
Jorge Sanz Barajas es Licenciado en Filosofía y Letras y Doctor en Ciencias Políticas. Trabaja como profesor de literatura y colabora también en prensa. Otros libros suyos: La balada del ahorcado y el ensayo biográfico sobre José Bergamín, titulado José Bergamín: la paradoja en la revolución, Las hadas muertas, Capital del desierto. Coordina el Taller de lectura de novela, Libros para entender el mundo, en Zaragoza. 

Mi opinión.-
Esta es la tercera novela de Jorge Sanz Barajas y como las otras dos tiene como escenario principal la ciudad de Zaragoza. Es algo que le tenemos que agradecer porque además rescata una ciudad que no hemos conocido. La Zaragoza de la posguerra que, parece que no y aunque no es el tema principal de la novela, fue una ciudad de intrigas donde en la calle Cervantes existía una sede del Partido Nazi Alemán y en la calle Costa había una oficina de la Gestapo; donde había que circular por la acera derecha para demostrar afinidad con el régimen y donde, en la clandestinidad, se seguían reuniendo los represaliados comunistas.

Es una historia de amor atípica y una novela biográfica atípica. En ella se facilitan pocos datos vitales de los personajes y apenas se dicen bonitas palabras quizá porque Ciriaco y Amaya no pueden vivir una apuesta clara por el futuro, ni ensoñaciones que estén fuera de lugar. Y es así porque es una historia donde predomina el miedo, la clandestinidad y la sospecha y porque, por encima de todo, es una historia de derrotados y perseguidos que siguen manteniendo su dignidad a fuerza de alimentar secretos y pequeñas alegrías.

Ciríaco Párraga es un pintor e ilustrador, republicano y comunista, que acaba de salir de la cárcel. Llega a Zaragoza para recomponer su vida cerca de unos camaradas que han podido establecerse allí. Es 1940 y allí conoce a Amaya Hidalgo, una joven vitalista y llena de fuerza que se convertirá en su compañera. Amaya escribe cartas a su madre que está en la cárcel y que nunca envía porque Amaya ha podido escapar y vive en la clandestinidad. Y sigue escribiendo cartas para no cercenar la necesidad de hablar cuando, en realidad, impera el silencio, la mordaza y la censura. Amaya es la Tellito.

Yo resaltaría dos cosas de esta novela. En primer lugar, está escrita de una manera muy poética soltando emociones y permitiéndoles que vuelen alto pero, al mismo tiempo, una cierta aspereza se encarga de romper ese ritmo poético. El autor no se deja llevar por sensiblerías y fotografía la vida que se desarrolla durante la posguerra civil en una ciudad de provincias dominada por el miedo y la sospecha. Esta poesía se hace novela en una escritura de frases muy cortas y rotundas y que se asemejan a las pinceladas de Párraga que huyen del dibujo por considerarlo un artificio indigno que limita la expresividad de la pintura pura. Los párrafos que describen la pintura y la manera de pintar de Párraga han supuesto, para el autor, una gran labor de documentación facilitada por el hijo del pintor.

En segundo lugar, esta novela también sirve como reportaje y crónica de la vida de la burguesía culta zaragozana de la posguerra; la mayoría de ellos francófilos en una ciudad “ocupada” por los nazis y la Falange. Una vida que pretendía escaparse de las limitaciones del Régimen aunque de manera muy tímida. Aparecen Jalón Ángel, Pilar Bayona, Camón Aznar, Miguel Labordeta e, incluso, en la presentación de una exposición de Ciriaco Párraga, la hermanísima de Franco, Pilar, en una intervención totalmente novelada pero que podría haber sido cierta. Porque todos los personajes involucrados y todas las situaciones que viven son rigurosamente ciertas. Ciriaco Párraga trabajó en Zaragoza en el estudio de Jalón Ángel, fotógrafo de la burguesía zaragozana y gracias a él pintó dos retratos de Franco teniendo como modelo fotografías. Nunca se vieron personalmente y menos mal porque llegó a pensar en atentar contra Franco durante las sesiones de posado. Amaya, la Tellito, se llamaba en realidad Palmira Julia Tello Landeta. Fue miliciana en las Juventudes Socialistas Unificadas, muy próxima a una de las Trece Rosas, Dionisia Manzanero y protagonizó una portada de la revista Estampa. A final de su vida viajaba asiduamente a Estados Unidos para visitar a su hija y a los veteranos del Batallón Lincoln. En 2003, con 83 años participó en una manifestación contra la Guerra de Irak. Dos fotografías icónicas. No cesó de luchar.

Hay un tercer personaje que merecería una novela por sí mismo. A mí me gustaría poder entender a personajes como éste. Aunque Almudena Grandes lo incluyó en su novela Las tres bodas de Manolita no es suficiente para abarcar al personaje. El comisario Conesa, antiguo militante socialista reconvertido en quintacolumnista y torturador, sometía a las presas de la cárcel de Torrero a largos y dolorosos interrogatorios. Durante la II Guerra Mundial colaboró con la Gestapo. Más adelante, durante la Transición y los primeros años de la democracia en España, se encargó de la lucha antiterrorista contra ETA y el Grapo. Todo un personaje que deberíamos conocer.


Volar Alto
Jorge Sanz Barajas
Xordica 


Algunos cuadros de Ciriaco Párraga





Las fotografías icónicas de la Tellito. Una vida de lucha






viernes, 3 de diciembre de 2021

Cine: El espía inglés de Dominic Cooke (2020)

Desde hace unos años parece que asistimos a una revitalización del cine de espías en el período de la Guerra Fría pero con dos diferencias importantes respecto a películas anteriores: los protagonistas no son espías profesionales pero no por ello son menos efectivos y además las pelis están basadas en hechos reales. La primera de esta revitalización que yo recuerde fue El puente de los espías

Pues El espía inglés sigue esta estela. En ella nos encontramos con Greville Wynne un hombre de negocios “galés, no inglés” (habría que corregir el título de la película en castellano) que realizaba frecuentes viajes a la Europa del Este en los años 1960. Así es reclutado por el MI6 y la CIA que andaban escasos de personal para misiones no muy comprometidas, si es que esto existía durante la Guerra Fría. El caso es que debía limitarse a hacer de correo entre Oleg Penkovsky, un alto cargo de la inteligencia militar de la Unión Soviética.

Penkovsky estaba muy preocupado por el estallido de una guerra nuclear y, especialmente, por el carácter impetuoso y atrabiliario del mandatario soviético Jrushchov. Éste, al mismo tiempo que intentaba implementar mejoras para la vida de la ciudadanía soviética y “aligeraba” el aparato represor de la era stalinista, también consideraba que los misiles eran una parte fundamental de la guerra del futuro, más aún si eran misiles nucleares, y por ello destinaba ingentes cantidades de dinero a la investigación y puesta en funcionamiento de estas nuevas armas.

Uno de los escenarios para probar la efectividad de estas armas, por su proximidad a Estados Unidos, era Cuba. Esto provocó la crisis de los misiles y el  inicio del bloqueo contra Cuba, en 1962. Parte de los documentos que mostraban la construcción de silos para misiles fueron facilitados por Penkovsky y trasladados a Londres por Wynne. Lo que no se dice en la peli es que el traslado de misiles a Cuba fue la respuesta de la URSS a la instalación de misiles estadounidenses en Turquía.

De cualquier manera, Penkovsky y Wynne estuvieron involucrados en esta operación durante los dos años anteriores aunque, al final, fueron descubiertos, encarcelados, sometidos a juicio y Penkovsky ejecutado por traidor. Wynne fue condenado a 8 años de cárcel en Lubyanka, pero después de unos años de cárcel y maltrato fue canjeado por un espía soviético en 1964 y volvió a su plácida vida de civil en Londres.

Sin embargo, y esto lo que me ha parecido más extraño, el director de la película no se centra tanto en el contexto político como en la relación entre los dos hombres que desarrollar una gran amistad y un profundo respeto mutuo, sin necesidad de grandes discursos, de palabras altisonantes o de demostraciones exageradas de afecto. Lo que correspondería entre un británico y un soviético. El papel de Wynne está escrito y dirigido para lucimiento de Benedict Cumberbatch que lo interpreta con una entrega absoluta, incluido un gran cambio físico y a pesar de esa tendencia a “poner morritos” que comparte con Daniel Craig. Como dicen en la película Wynne es un cuarentón fofo, poco agraciado, con cierto sobrepeso, con una tendencia importante a beber demasiado y a ser infiel a su mujer, graciosete y vulgar a partes iguales y cuya participación en la II Guerra Mundial había sido tan arriesgada como pegar sellos en un oficina de Londres. Pero participar en esta operación supone ser un héroe temporal y precario. Y uno de los primeros cambios que sufrirá y que, además, pillará por sorpresa a su mujer, será un reencuentro con el vigor sexual de su juventud. No está mal.

Penkovsky, por su parte, es un militar de casta, de alta graduación, del servicio de inteligencia soviético. Comprometido con su país y con su familia que, realmente, se teme lo peor. Hoy se le considera como una pieza fundamental que alteró el curso de la Guerra Fría. Está muy bien interpretado por Merab Ninidze, un actor georgiano al que no conozco. Aunque su papel supone más contención y menos lucimiento sabe sacarle partido, especialmente, en la escena final en la que se reencuentran en la cárcel los dos y Wynne le dice que es él quien ha conseguido parar un enfrentamiento nuclear. Su mirada entonces lo dice todo. En su mirada está el orgullo por el deber cumplido, la aceptación de la muerte como sacrificio por un bien superior y la paz de espíritu.

La película está dirigida por Dominic Cooke, uno de los artífices de la megaserie de televisión The Hollow Crown, adaptación de los dramas históricos escritos por Shakespeare y también de la magnífica En la playa de Chesil. Un director de prestigio y acostumbrado al riesgo. Quizá por ello ha elegido contar la historia desde el punto de vista que podría considerarse más anodino, una relación cordial de negocios entre los dos hombres, en lugar de centrarse en el contexto político de la Guerra Fría o en los vericuetos judiciales de un proceso por traición o en el sufrimiento en la cárcel o en la muerte. A todo esto, apenas le dedica unos minutos y el transcurso del tiempo se soluciona con un fundido en negro y un rótulo. Sin embargo, la película resulta emocionante a pesar de sus colores grises y su ambiente frío. Eso es hacer buen cine.


Dirección: Dominic Cooke
Guion: Tom O'Connor
Música: Abel Korzenniowski
Fotografía: Sean Bobbitt
Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Merab Ninidze, Rachel Brosnahan, Jessie Buckley