jueves, 27 de agosto de 2020

Serie TV: Mrs. America de Dahvi Waller (2020)


Sin duda, una de las mejores series de la temporada. Desde los títulos de crédito, hasta la ambientación, pasando por el guion, el vestuario, la fotografía y las interpretaciones. Yo diría que es inmejorable. 

Está basada en hechos reales y muy recientes, historia contemporánea. Nos cuenta la lucha de las mujeres por lograr su igualdad y, también, lo equivocada que puede llegar a estar una persona y todas las trabas y excusas que se puede poner a sí misma para no tener que rectificar. Porque uno de los aciertos de la serie es enlazar las pequeñas historias de las protagonistas con el activismo político y con su limitada incidencia en la historia política de un país.

Son nueve capítulos. Cada uno de ellos protagonizado por una mujer que participó activamente, bien a favor o bien en contra, en los intentos de ratificación de la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA) en los años 1970. La ERA trataba de incluir la igualdad de derechos entre todos los ciudadanos estadounidenses en la constitución, sin que pudiesen existir discriminaciones por razón de sexo/género. La primera de estas iniciativas se presentó en 1923; pero, a día de hoy y aunque parezca increíble, todavía no se ha conseguido incluirla en la Constitución de la nación.

Según el sistema constitucional estadounidense, este tipo de enmiendas se aprueban en la Cámara de Representantes y en el Senado, pero después deben de ser ratificadas por las cámaras legislativas de cada uno de los estados. El último intento de incluir esta enmienda se aprobó en 1971 y 1972 por Congreso y Senado respectivamente e inició después su periplo para ser ratificada por los estados. En 1977, sólo quedaba pendiente de ratificación por parte de tres estados y así sigue en 2020.

En este momento empieza la serie de TV, cuando Phyllis Schlafly, interpretada por Cate Blanchett, consigue movilizar a una gran cantidad de mujeres conservadoras contra la ratificación de la enmienda. Aunque ya he comentado que cada capítulo está protagonizado por una mujer, la trama principal de la serie gira en torno a ella; es el personaje más complejo. En cierto sentido, me recuerda a Cayetana Álvarez de Toledo, recientemente cesada como portavoz del Partido Popular. Una mujer tan conservadora, tan conservadora y tan ambiciosa que, incluso, le dio miedo a su propio partido. Algo así sucedió con Schlafly. 

Era una mujer con grandes ambiciones políticas dentro del Partido Republicano. Una mujer muy inteligente, luchadora, muy competente pero relegada a un segundo plano por ser mujer. Yo creo que su antifeminismo se hace más radical porque el feminismo se define como una lucha colectiva y no individual. Schlafly está acostumbrada a luchar sola, a desconfiar de todo el mundo y tiene muy asumido que en la cumbre sólo hay sitio para uno. Para una, en su caso. Desde este punto de vista encarna al individualismo estadounidense feroz, capaz de aprovecharse de cualquier situación, de cualquier causa aunque no crea en ella, en su propio beneficio.

De alguna manera, vivía en una contradicción absoluta. Cómo es posible que Schlafly estuviera en contra de que las mujeres ocupasen un puesto en la vida pública, si ella lo estaba haciendo. Cómo es posible que considerase que las mujeres debían quedarse en su hogar, si ella no paraba en el suyo. Qué contrasentido, ¿no?

La explicación es ésta. Su verdadera pasión en política era la defensa nacional y no la lucha contra el feminismo. En un momento de distensión dentro de la Guerra Fría, cuando el Partido Republicano fue favorable al control de armamento con la URSS, al que ella se oponía, Schlafly apostó muy fuerte y consiguió parar la ratificación de la ERA, no porque estuviese en contra de esta enmienda sino porque pensaba que así ganaría puntos dentro de la estructura de su partido y conseguiría dedicarse a la política internacional de defensa que a ella más le interesaba. Pero su partido no pensaba lo mismo y sus ambiciones no se vieron satisfechas. Fue arrinconada. En el último capítulo de la serie esta situación se describe muy bien. Schlafly vuelve resignadamente a la cocina de su casa a hacer magdalenas, bizcochos o galletas; no sé si Álvarez de Toledo habrá hecho lo mismo. Habría que pensar en lo que hubiera conseguido Phyllis Schlafly si se hubiera sumado al movimiento feminista como hicieron otras mujeres conservadoras, en lugar de luchar contra él.

Gloria Steinem, interpretada por Rose Byrne, y Betty Friedan son conocidas en España por sus libros y su activismo. En la serie interpretan diferentes tendencias dentro del movimiento feminista, a veces tendencias claramente enfrentadas, en las que también incidía la brecha generacional entre ambas. Además, hay otras protagonistas menos conocidas, por lo menos para mí. Shirley Chisholm, congresista afroamericana que se postuló para la carrera presidencial o Bella Abzug. Una buena oportunidad para conocerlas. 

Una gran serie que debería ser materia de estudio en los colegios e institutos. Muy recomendable.












lunes, 24 de agosto de 2020

Ensayo biográfico: Flora Tristan: Feminismo y Socialismo en el siglo XIX de Jean Baelen (1972)

El autor.-
Jean Baelen fue embajador de Francia en Polonia y Grecia entre los años 1940 y 1955. Otras obras suyas: La chronique du Parthénon. 

Mi opinión.-
Lo primero que tengo que decir es que este ensayo biográfico no me ha gustado; pero su protagonista, Flora Tristán me ha parecido un personaje sumamente interesante. Desde mi punto de vista, el autor ha escrito una obra caótica, siguiendo la vida del personaje pero sin acercarse a ella. Ha habido, además, capítulos en los que copiaba textualmente las obras de la autora; cosa que habría que agradecerle porque supongo que las obras de Flora Tristán serán inencontrables. Este libro se publicó en 1972 y yo lo compré en 1989; todavía no había podido leerlo. Llevo bastante retraso, ¿no?


Flora Tristán nació en París en 1803 de madre francesa y padre español, con orígenes vascos y peruanos. Muy relacionado con la alta burguesía peruana y entre cuyas amistades estaba Simón Bolívar. No obstante, con la muerte temprana de su padre, ella y su madre empezaron a padecer penurias económicas. La solución, como en tantas otras ocasiones, fue un matrimonio de conveniencia con un artesano para el que Flora había empezado a trabajar. Con él tuvo tres hijos y cuando se decidió a dejarle y a huir del hogar conyugal, sólo se llevó consigo a su hija pequeña, Aline. Extraño, ¿no?


Hoy, su vida puede parecer un culebrón, incluso su marido intentó matarla de un disparo, pero logró escapar. A partir de entonces su vida tuvo bastante más interés desde un punto de vista sociopolítico. Huyó al Perú, en 1833, donde su padre tenía familia. Una familia adinerada que, con la excusa de que el matrimonio de sus padres no había sido valido, le negó su parte de la herencia. En realidad la recibió como a una hija, pero de dinero nada. Así que no tuvo más remedio que volver a Francia. Vivió una época de constantes revoluciones y disturbios; cuando se empezaba a fraguar la sociología como nueva ciencia social. Las independencias de las colonias americanas, los coletazos del imperio de Napoleón y también la conflictividad en Inglaterra. Durante su estancia en Perú, escribió el primero de sus libros. Era un análisis bastante exhaustivo de la historia y las costumbres en Perú; y también prestó gran interés a la indumentaria de las limeñas en comparación con las habitantes de Arequipa, donde ella había vivido. Desde este punto de vista podría considerarse ya un ensayo sociológico. Se tituló Peregrinaciones de una paria y tuvo mucho éxito.


Se preocupó por temas candentes. Por ejemplo, en relación con la situación de los esclavos una vez liberados, afirmaba que la liberación debía ser gradual y que debía prepararse y educarse al esclavo para que pudiese vivir como un individuo libre. Y, por supuesto, también fue una adalid del feminismo, publicando en 1835, cuando todavía nadie pensaba en las mujeres migrantes, Nécessité de faire bon accueil aux femmes étrangères y de la causa de los obreros constituida, principalmente, por la necesidad de unir a los obreros y obreras para que formasen una clase universal. Dejará expuesta esta teoría en su obra fundamental L’Union ouvrière que publicará en 1843.


Por esa época también vivía en París Karl Marx. Sin embargo, no hay constancia de que nunca se encontraran. A partir de la publicación de L’Union ouvrière Flora Tristán toma conciencia de su cometido en la vida. Siente que tiene una especie de misión, de apostolado social. Conseguir que los obreros se unan y se reconozcan como clase social será su meta. Viaja por toda Francia y se entrevista con los líderes de las diferentes ciudades y de todos los gremios y también con algunos empresarios. Uno de ellos le dice sin rubor: “Pagamos la mitad a las mujeres, cosa muy justa, porque trabajan mucho más aprisa que los hombres; si les pagáramos el mismo jornal, ganarían demasiado”. Sin embargo, no podrá terminar su obra. Enferma y muere en 1844. Era muy joven y no podemos saber qué hubiese conseguido.


Por supuesto, es un personaje muy desconocido en Francia y en el resto del mundo. Apenas los estudiosos muy especializados se fijan en ella. Supongo que porque era mujer, más que por haber muerto tan joven.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Cuentos: Manderley en venta de Patricia Esteban Erlés (2019)


La autora.- Patricia Esteban Erlés es una reconocida cuentista, además de profesora de literatura y columnista del Heraldo de Aragón. Ha recibido varios premios por sus libros de cuentos y también ha participado en antologías con otros autores. Otras obras suyas son: Azul ruso, Las madres negras, Abierto para fantoches o Casa de muñecas. También se confiesa domófila y es muy activa en redes sociales. 

Mi opinión.- Si algo se puede decir de estos cuentos es que, dentro de su sencillez, dentro de la cotidianeidad, buscan lo insólito y lo insólito, la mayoría de las veces, conduce al terror. Las casas, mejor dicho, el interior de las casas es el escenario perfecto. Aparentemente son seres inanimados, inocentes aunque, en la realidad, ocultan todo aquello que no se quiere ver. Y es que, uno de los grandes logros de esta literatura, es que lo insólito surge de lo habitual. Ya la ilustración de portada nos da una pista. Una casa con piernas para correr. Pero además existen otros hilos comunes entre estos cuentos. En algunos ese hilo común es el fetichismo. Esto sucede con los dos primeros, dos de los que más me han gustado.


En Una y otra se da una duplicación de la mujer fatal, de la mantis religiosa dispuesta a devorar al macho y un macho que, aparentemente podía controlarlo todo, termina así devorado por su propio deseo. Culo de manzana es una muestra clarísima de reificación de una mujer. Que, por deseo y venganza del hombre y en un ejercicio literario de jibarización, queda reducida a un culo. Un hermoso culo.


Habitante es un cuento que me ha producido terror. Me recuerda a un cuento que no he podido localizar, creo que era de Cortázar. Era un cuento sobre un jersey asesino. Yo creo que en Habitante, sí que se cumple con el dicho de que el hábito hace al monje, porque el traje de baño olvidado por la antigua dueña o inquilina del piso, parece convertirse en la nueva piel de la habitante del piso que termina por asumir el nombre y la personalidad de la antigua. Escalofriante.


El otro hilo conductor que he podido detectar ha sido ese precisamente. La identidad; el doble; y, todavía más, el doble siniestro aquel que usurpa nuestra identidad y nos quita todo, poco a poco, incluso los hijos y la vida. Como en Ada Newman. En Línea 40, lo insólito proviene del trasvase de identidad entre dos personajes. Como si las almas fuesen saltimbanquis que pueden pasar de un cuerpo a otro sin que el dueño del alma pueda hacer nada por evitarlo. Este también me ha recordado a otro cuento de Cortázar. Sí que recuerdo el título Lejana.


En la más bella del baile, sin embargo, no he encontrado esta afición por lo insólito. Aquí lo que destaca es la crueldad de unos machorretes que no tienen otra cosa qué hacer que reírse de las feas. Para mí, este cuento, que está muy bien, desentona respecto al resto de ellos. En realidad, no sé cuál es el criterio que utilizan los editores para seleccionar unos cuentos para un libro y otros no. Es algo que me gustaría poder preguntarle algún día a la autora.



Patricia Esteban Erlés
Manderley en venta
Ed. Páginas de Espuma

miércoles, 12 de agosto de 2020

Novela: Esos cielos de Bernardo Atxaga (1995)


El autor.-
Bernardo Atxaga es el pseudónimo de José Irazu Garmendia, novelista, poeta y ensayista en vasco y en castellano. Fue Premio Nacional de Narrativa en 1989 y Premio Cesare Pavese de Poesía en 2003, entre otros. Otras obras suyas: Obabakoak, El hijo del acordeonista, El hombre solo. 

Mi opinión.-
Hace mucho tiempo leí El hombre solo y me pareció una buena novela sobre gente que trata de rehacer su vida. Esta otra novela tiene esa misma inspiración. En ninguna de estas dos obras se mencionaba ETA, pero podría sobreentenderse que hablaba de ella al mencionar a “la organización”. No creo que evitar el nombre sea por miedo, quizá es una licencia literaria para abarcar un mayor número de público.

El autobús como microcosmos. Nueva vida 
Me ha sorprendido gratamente que la protagonista de esta novela sea una mujer. Una mujer que sale de la cárcel Modelo en Barcelona y emprende un viaje de retorno hacia su hogar en Bilbao; un viaje que será emocional. En realidad tendrá que crearse su propio hogar y recomenzar una nueva vida porque ya no puede volver atrás. En el trascurso de esas horas, de viaje en autobús, da a conocer al lector su historia y su manera de pensar y de vivir y asume la responsabilidad sobre su vida. Errores y aciertos.

Cárcel Modelo, Barcelona.

La novela es bastante clásica en su estructura y en su lenguaje. Pero es valiente teniendo en cuenta que se escribió en 1995 y que trata el tema del arrepentimiento entre los etarras presos. Algo que la banda terrorista no supo asimilar y qué frecuentemente castigó con la muerte o el ostracismo social del arrepentido/traidor. Como sucedió con Yoyes, asesinada en 1986.

Desde el autobús también se ve Zaragoza.

Así que el espacio reducido de un autobús sirve de transición entre la celda donde la protagonista ha pasado los últimos años y la ría de Bilbao donde tendrá que volver a empezar. En ese espacio reducido la mujer, Irene, tendrá que recuperar la habilidad para tejer relaciones con extraños porque su mundo anterior, tanto su familia como sus compañeros de militancia la han rechazado. Antes, cuando pertenecía a la organización, ésta se encargaba hasta de organizarle su vida sentimental y de aconsejarle sobre la no conveniencia de enamorarse de ciertas personas. Entonces, su familia tampoco compartía su manera de vivir. Así que ahora ni unos ni otros le darán su apoyo.

Bilbao. Destino final
Me ha gustado mucho que el personaje principal fuese una mujer. No sé si ha sido elección consciente del autor o no que se llame Irene, Paz, y que haya estado en un grupo terrorista. Quizá sea una manera sutil de poner de manifiesto la incoherencia humana. Me ha gustado también que se trate de una mujer valiente que sabe asumir sus decisiones y que piensa seguir decidiendo su vida exactamente igual, asumiendo sus errores; y que es capaz de criticar a un hombre que no ha sabido ser su amigo.

Irene, interpretada por Ainhoa Aierbe

Irene es una mujer que tiene que reinventarse a partir de las cosas que tiene porque todas las personas que había a su alrededor le han fallado. Y que, entre esas cosas que cimentarán su nueva vida, haya elegido libros me parece una sana elección. La literatura la salvará. Y esos cielos, también. La constante referencia a pedazos de cielo que ve a través de la ventanilla del autobús, es una promesa no de libertad, sino de vida. También se hizo versión cinematográfica; pero no puedo opinar porque no la he visto.




Esos cielos
Bernardo Atxaga

Ediciones B

viernes, 7 de agosto de 2020

Ensayo: Pandemocracia. Una filosofía de la crisis del coronavirus de Daniel Innerarity (2020)

El autor.- Daniel Innerarity es catedrático de filosofía política y social en la Universidad del País Vasco y profesor en el Instituto Universitario Europeo de Florencia. Es también colaborador habitual en la prensa escrita, El País y La Vanguardia. Ha recibido varios premios, Premio Euskadi de Ensayo 2019 por Política para perplejos y por su trayectoria y en el año 2004, Le Nouvel Observateur le incluyó en su lista de 25 grandes pensadores del mundo. Otras obras suyas: Una teoría de la democracia compleja, La política en tiempos de indignación, La sociedad invisible. 

Mi opinión.- El autor define su libro como “reflexión filosófica de urgencia”. Aquéllos que se están quejando de que un filósofo ostente el puesto de Ministro de Sanidad, durante esta grave pandemia que estamos padeciendo, no sé qué pensarán de esta reflexión de un filósofo. A mí, además de urgente me parece muy necesaria sobre todo porque extenderá su alcance más allá de los tiempos de la pandemia.

Parece que el modelo de democracia en el que hemos crecido se ha agotado y la realidad impone reformas y actualizaciones en todos los ámbitos de nuestra vida. Como dice Innerarity esta crisis pandémica también ha servido para revelar las deficiencias estructurales de un sistema complejo. Esta sería la palabra clave de este pequeño ensayo, complejidad. Lo que se acaba es el mundo basado en las certezas, en la existencia de seres invulnerables y en la autosuficiencia. Traducido, podríamos decir que se acaba o debería acabarse la arrogancia europea; y en un sentido más amplio, la arrogancia occidental. Pero, ¿eso no se había acabado ya después de la II Guerra Mundial? Parece ser que no.

Hemos aprendido que el esfuerzo, el conocimiento y la ciencia tenían como aplicación práctica primordial el control del medio en el que vivimos, el control de la naturaleza en provecho del ser humano. Pero siempre hay imprevistos, cosas que se nos escapan, aunque nos olvidemos. Hoy, a causa de un nuevo virus capaz de poner patas arriba nuestro mundo, de norte a sur y de este a oeste; ayer, por una inundación, un incendio, un atentado terrorista o cualquier otra enfermedad aparentemente controlada.

Ahora es tiempo de aprender, y de que políticos, filósofos, sociólogos y demás científicos enseñen al resto, que a medida que la investigación científica amplía nuestras posibilidades de saber también amplía el no-saber y la incertidumbre hasta llegar a una situación de incertidumbre sistémica; y también debemos aprender que la investigación científica requiere tiempo, recursos, personal e instalaciones y sobre todo paciencia, mucha paciencia y humildad para asumir su inevitable fracaso. Algo así como si siempre tuviéramos que andar sobre una cuerda floja, a punto de caer al vacío, sin red.

Desde una perspectiva sistémica nos encontramos con un sistema sociopolítico complejo, gobernado por la incertidumbre y atacado por fuerzas desconocidas e invisibles. El primer paso para tomar las riendas de la nueva situación sería reconocer esta fragilidad de nuestros sistemas y promover una gobernanza guiada por la inteligencia colectiva y cooperativa que nos llevase a pensar sistémicamente pero que, sobre todo, nos impulsase a entender lo que los sociólogos llaman diferenciación funcional. Es decir, que ya no vivimos en una sociedad compacta y homogénea sino sofisticada y compleja, con diferentes lógicas que a menudo son contradictorias entre sí, aunque deban complementarse.

Lo hemos visto durante la pandemia. Es terrible pero no podemos permitirnos caer rendidos ante la lógica sanitaria y pasar un confinamiento eterno, que destroce la economía, hasta que surja la vacuna que nos permita volver a vivir; pero tampoco podemos dejarnos llevar por la lógica de la economía y la productividad y salir a la calle como si nada estuviera pasando. Ese es el desafío de la complejidad, hallar un equilibrio que nos permita sortear el virus y relanzar la economía sin arriesgar la salud de los ciudadanos y ciudadanas. Además, se impone también asimilar nuevas enseñanzas y entre ellas, la más importante, es desarrollar una cierta habilidad para gestionar el riesgo y aprender a vivir con él. Lo que traducido sería encontrar una nueva ética de la responsabilidad, individual y colectiva. Muy recomendable.


Pandemocracia. Una filosofía de la crisis del coronavirus

Daniel Innerarity

Galaxia Gutenberg

martes, 4 de agosto de 2020

Novela: pequeñas mujeres rojas de Marta Sanz (2020)


La autora.-
Marta Sanz es doctora en Literatura Contemporánea. Cincuentañera o casi. Finalista y ganadora de varios premios literarios, entre ellos el Premio Ojo Crítico de Narrativa en 2001. Otras novelas suyas son: Black, black, black, Daniela Astor y la caja negra, La lección de anatomía. Recientemente ha publicado también un ensayo titulado Monstruas y Centauras. Y un libro de cuentos con mucha retranca: Retablo. Además ha sido comisaria de esta exposición: Benito Pérez Galdós. La verdad humana. Vamos que no para. 


Mi opinión.-
La referencia a Dashiell Hammett ya es toda una declaración de intenciones. Ya sabes que esta novela no va a ser amable contigo y que va a escudriñar los rincones oscuros de las almas de las personas. No es fácil de leer tampoco. La autora califica su estilo de escritura de barroco rojo. Profusión de palabras lanzadas con toda la fuerza de un proyectil pero que fueran detenidas por un muro imperceptible, un muro de cristal situado a pocos centímetros de la boca.


La novela está estructurada en tres partes, separadas por unas lecturas que deben hacerse lentamente, como masticando las palabras. Apenas unas páginas que aíslan unos capítulos de otros y donde el protagonista es el orfeón siniestro de los muertos en cunetas. Es un coro deslenguado, macabro y paradójicamente, lleno de vida. Hipercrítico y con muchas ganas de gritar porque intuye que caerá nuevamente en el olvido, si Paula no lo remedia. Esta parte para mí, es un ejemplo de virtuosismo en el dominio del lenguaje. Paula es una mujer de mediana edad, guapa y coja, funcionaria, que ha decidido participar en una excavación dirigida a recuperar los cuerpos de asesinados durante la Guerra y la Posguerra civiles y que todavía no han tenido la sepultura que merecían. Es una novela sobre la memoria histórica y, especialmente, sobre la desmemoria. En mi opinión es profundamente desesperanzadora. Porque hay muchos que no quieren recordar, aunque recordar no les perjudique.


Ya he dicho que no era una novela fácil. A veces se hace incluso demasiado farragosa. Esto me ha pasado con el último capítulo, durísimo. No sólo por las situaciones atroces que describe crudamente pero, al mismo tiempo, evitando dar detalles y evitando regodearse en ellas. Sino porque después de 200 páginas vemos que todo ha sido producto de la banalidad del mal. Y, a partir de entonces, ya no hay esperanza.


Porque si la maldad está inspirada sólo en la codicia quedará repartida a partes iguales entre todos los habitantes del pueblo y, entonces, será siempre imposible de erradicar. Porque si la maldad no tiene un origen ideológico y Franco hubiese perdido la guerra y la república hubiera subsistido, Jesús Beato se hubiese hecho de oro denunciando a falangistas; porque su dios es el dinero. Y eso es lo que más desesperanza me causa. La codicia. 



Me gustaría que la autora escribiese una novela sobre el personaje central de ésta, Jesús Beato, nombre elegido, para saber qué había sufrido en su vida, qué le hizo ser como es, qué le carcomió el alma antes de llegar a Azufrón. Azufrón es el pueblo donde se desarrolla la novela. Reconstruido con palabras, olores y sabores o con palabras, tufos y sinsabores. Un pueblo amargo no sólo por lo que oculta sus zanjas.


Esta novela termina la trilogía que la autora ha dedicado a su detective Arturo Zarco, pero él nunca tiene voz en la historia. Parte de la novela se desarrolla epistolarmente entre Paula y Luz, hasta que ésta última toma el protagonismo absoluto. No entiendo muy bien por qué la autora lo ha querido así, para mí añade un poco de confusión y dificultad a la trama. Hablaba antes del estilo barroco rojo. Al final me quedo con la sensación de ser uno de los enterrados sin ceremonia y sin ataúd, con la boca llena de tierra como el narrador tiene la boca llena de palabras que brotan y se atropellan unas a otras con mucha emoción y rabia. Muy recomendable y para leer más de una vez.



pequeñas mujeres rojas
Marta Sanz

Ed. Anagrama