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miércoles, 6 de abril de 2022

Novela: Insolación de Emilia Pardo Bazán (1889)

La autora.-

Emilia Pardo Bazán, condesa de Pardo Bazán, nació en 1851. Fue educada en un colegio francés y podía leer también en inglés. Viajó por toda Europa frecuentemente. Estuvo muy interesada por la novela naturalista, aunque los especialistas prefieren encuadrarla dentro del movimiento literario realista. Cuando su marido le exigió que dejase de escribir, ella decidió separarse de su marido, aunque siempre se tuvieron un gran respeto. No fue una mala opción. Luchadora por la educación e independencia de las mujeres. Otras obras: Los Pazos de Ulloa, La Tribuna, La madre naturaleza, Memorias de un solterón. Escribió también ensayos, libros de viajes, biografías y una abundante obra periodística. Quedan también publicadas algunas de las cartas que escribió a Benito Pérez Galdós, Miquiño mío. Murió en 1921 y con motivo de este centenario se hizo una exposición en la Biblioteca Nacional. 

Mi opinión.-
Insolación es uno de los libros que más me ha gustado últimamente, aunque a algunos, incluido Leopoldo Alas “Clarín” les parezca un mero folletín. A mí me parece una novela de crecimiento. Asís Taboada, la protagonista, se descubre a sí misma. Es una joven viuda y rica de finales del siglo XIX que viaja frecuentemente entre Madrid y Galicia. La casaron, de adolescente, con uno de sus tíos lejanos, cincuentón que murió hace unos años. Tiene un entorno familiar y de amistades saneado y estable y visita frecuentemente la iglesia y a sus tías  solteras. Y no espera nada más de la vida.

Sin embargo, en una soirée se encuentra con Pacheco, un joven andaluz que, como personaje, parece de cartón piedra. La autora se esmera en anotar cuidadosamente su manera andaluza de hablar, con su sonoridad y sus modismos. Algo que a mí me parece que chirría. Por lo demás, es alegre, un seductor un poco sinvergonzón pero, al mismo tiempo, un completo caballero que cae completamente enamorado de Asís y que la anima a disfrutar de la vida.

La novela podría narra un triángulo amoroso pero la autora ha querido ser mucho más original y lo ha conseguido. Sin embargo, hay otro personaje que merece también su atención. Es Pardo, un personaje que aparece también en Los Pazos de Ulloa y La madre naturaleza. También gallego como Asís y que se encarga de poner de relieve la influencia del clima y de las costumbres, ese determinismo que obligaría a la gente a ser y a actuar de una cierta manera sin que pudiera evitarlo. Curiosamente, él también pretendió casarse con su sobrina pero no lo consiguió. Creo que eso ha creado en él un resentimiento que le hace ser un tanto hipócrita.

Emilia Pardo Bazán estructuró su novela de una manera muy inteligente. La acción comienza in media res, es decir, a mitad de la historia. Encontramos a Asís sufriendo las consecuencias de lo que ella llama insolación que no es otra cosa que una resaca monumental. Una resaca que no sólo es de vino sino también de comida, música, alegría y buen humor, incluido todo ello en un pícaro flirteo con Pacheco en la romería de San Isidro.

A partir de ahí, los primeros capítulos son un monólogo consigo misma o, mejor dicho, un diálogo con su implacable conciencia que, curiosamente, queda nombrada en masculino para remarcar que son los hombres quienes crean las normas sociales que limitan, especialmente, a las mujeres. La dama se sorprende de las reacciones que ha tenido. Nunca se hubiera imaginado ir a una romería que un prácticamente desconocido. Nunca se hubiera imaginado quebrantar de esa manera las normas del decoro y la buena educación, ni haber comprometido su posición como viuda, madre de una hija. Aunque Pacheco no le ha resultado desagradable ni siquiera se le pasa por la imaginación que pudiera entablar una relación con él. Como viuda de treinta y tantos años ha entrado ya en la zona de invisibilidad para los amoríos.

Hay dos escenas muy interesantes que ponen de manifiesto el buen hacer de Emilia Pardo Bazán como escritora. La primera es la escena de la borrachera que sufre Asís en la romería, donde la Pardo Bazán consigue traducir en palabras esa sensación de mareo y vértigo, asemejándola a un viaje en barco en un mar tempestuoso. La segunda es la del baño, en la que se describe con todo lujo de detalles cómo Asís intenta olvidar su desliz y restablecer su honor lavando con minuciosidad todo su cuerpo. Hay que decir que la novela fue considerada un escándalo en su época, aunque hoy resulta bastante blanca y con un final feliz y honorable. Leopoldo Alas "clarín" fue un crítico feroz que parecía tener una inquina personal contra la Pardo Bazán y consideraba esta novela como "encajes de telarañas" o que la autora "toma por materia literaria lo que no lo es" una "boutade pseudoerótica" o una "fábula agradable y picante". Tampoco se cortaba un pelo en considerar a Asís Taboada una "jamona atrasada de caricias". En fin. 

Si hay algo que no me ha gustado es, precisamente, ese final. No porque sea un final feliz sino porque es bastante apresurado. Y es algo que no es la primera vez que me pasa. En Memorias de un solterón también el final era algo folletinesco y en Tristana de Pérez Galdós también parece que el autor tuviera prisa por terminar. Como si se le terminase el papel o algo así.

A mí me parece que entre los personajes de Tristana y esta Asís de Insolación puede establecerse una continuidad. A pesar de sus evidentes diferencias, Tristana y Asís casi podrían ser diferentes edades de la misma mujer. Ambas casadas en la adolescencia con viejos. Ninguna de ellas ha podido decidir por sí misma. Tristana tiene apenas 20 años cuando empieza su novela y Asís más de 30. Me gustaría pensar que cuando Tristana tenga 30 y posiblemente ya sea viuda, podría descubrirse a sí misma como hizo Asís. Yo espero que sí, entre otras cosas, porque Tristana termina donde empieza Insolación, en una iglesia. Quizá ambas mujeres se conozcan allí, lleguen a intimar y el ejemplo de Asís sirva para despertar definitivamente a Tristana. Sororidad, aunque no se puede decir que la novela sea un alegato feminista sí que lo es en cuanto que una mujer asume el protagonismo en su propia vida. 

La novela es muy recomendable. Sobre todo en la edición de Cátedra con una Introducción muy completa de Ermitas Penas Varela. 

Insolación 
Emilia Pardo Bazán
Edición de Ermitas Penas Varela
Cátedra.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Novela: Tristana de Benito Pérez Galdós (1892)

El autor.-
Benito Pérez Galdós fue uno de los máximos exponentes de la novela realista en Europa. Aunque su obra fue tan extensa que puede dividirse en varias épocas con el denominador común de haber provisto a sus personajes de una gran profundidad psicológica. En los Episodios Nacionales la historia no sólo pertenece a reyes, militares y políticos, el pueblo llano también tiene su protagonismo. Otras obras suyas: Tormento, Fortunata y Jacinta, Misericordia. 

Mi opinión.-
Lo que más me sorprendido de esta novela es que, aunque pueda parecer lo contrario, Tristana no es la protagonista y el feminismo tampoco es su principal tema. Aunque después con el “despertar” de Tristana se va corrigiendo, en los cuatro primeros capítulos de los veintinueve que forman la novela, hay un absoluto protagonismo don Lope. Es para enfadarse pero no para dejar de leer. Pérez Galdós, según he leído, abordó en esta novela la situación/esclavitud de las mujeres de clase media en la España de finales del siglo XIX. Sin embargo, la solución que aporta es la solución habitual: un matrimonio de conveniencia. En este sentido, no llegó a las últimas conclusiones a las que debería haberle llevado una verdadera novela feminista.

Don Lope, mitad Quijote, mitad don Juan, arquetipos literarios eternos, se hace cargo de una huerfanita adolescente. Es un cincuentón arruinado por su mala vida que, cada vez, debe de buscar una casa más barata donde vivir pero que todavía puede permitirse tener servicio. La fiel Saturna también tiene su imagen especular en la literatura universal: es la dignidad, la lealtad y el pragmatismo de Sancho Panza pero no será la escudera de don Lope, sino el único apoyo de la joven Tristana. Bueno pues, don Lope es un crápula decrépito y manipulador que no se molesta, ni siquiera, en seducir a la niña Tristana. Toma lo que cree que es suyo por derecho y no hay nada más que hablar. Aunque, esta vez, será su última seducción. Además, don Lope, tiene una concepción del honor ya anticuada y en realidad no es malo, es que le han educado así.

Tristana, la niña, no tiene estudios, no tiene familia, no tiene amigos, no tiene un entorno que pueda acudir en su ayuda. Es inocente, inculta, indefensa, atrasada en su desarrollo moral, inerme muñequita de porcelana, principalmente pasiva. Pero no es tonta ni incapaz, simplemente ha sido abandonada. Por ser mujer, no era lo suficientemente importante como para que su familia o el estado, la iglesia o cualquier otra institución social se preocupase de que Tristana accediera a una educación que le brindaría un trabajo digno y una posición social solvente. No, su única salida era la dependencia de un marido pero, en este caso, don Lope se encarga también de cortar esa salida (al menos al principio).

Tristana y don Lope mantienen una relación tóxica en la que ambos mantienen posiciones enfrentadas y que no tienen la misma relevancia. Son amo y esclava. Sin embargo, el tiempo y las circunstancias parecen jugar a favor de Tristana y, es posible, que las posiciones se inviertan. Ama y esclavo llegarán a ser.

El tercer vértice de este tradicional triángulo amoroso es Horacio Díaz. Aparentemente un artista romántico, en la realidad un burgués de buena posición que hace de Tristana su amante y que, poco a poco, se va alejando de ella. Sin embargo, antes de este abandono, Tristana encontrará en Horacio la fuerza suficiente para enfrentarse a don Lope, para intentar cambiar su vida, asumir la responsabilidad de su propia educación y tratar de soñar y de convertir sus sueños en realidad. El amor, así, le ilumina el camino pero no  lo suficiente. Ya he comentado que Tristana no tiene referentes, ni familia, ni amigas, únicamente la fiel Saturna apegada a la tierra. Por eso, los intentos de emancipación de Tristana se frustran. Sus sueños de ser pintora, escritora, música o actriz no tienen un fundamento sólido y quedan frustrados por el camino. Especialmente, cuando Tristana enferma.

En ese momento será don Lope quien acuda en su socorro y será entonces cuando Tristana empiece a convertirse en ama. La desaparición de Horacio tampoco supondrá mucha tristeza ni para Tristana ni para la lectora. Es un hombre convencional que, al mismo tiempo, que la animaba a desarrollarse consideraba que una esposa o una “querida perpetua” no deberían tener “tal flujo de pensar temerario” (pg. 91) y así le decía “no te hagas tan sabia que me asustas” (pg. 121).

Así pues, tanto don Lope como Horacio, el paso del tiempo, la enfermedad y la misma Tristana se encargan de sofocar sus ansias de saber y desarrollarse. Queda convertida en una burguesa respetable, puesto que don Lope se casa con ella y soluciona su dependencia económica, que asiste a misa y socorre a los pobres. Es un final que puede parecer desolador pero, al mismo tiempo, es un acto de generosidad egoísta (sí pueden ser las dos cosas) de don Lope. Podemos pensar, dada la edad y los achaques de don Lope, que Tristana vivirá una próxima viudez y que todavía será joven para vivir otra vida, quizá al lado de otro hombre y quizá, con éste otro hombre mantendrá una relación más sincera, más justa y más equilibrada. Más moderna, en definitiva.

En este sentido, casi puede leerse en paralelo con Insolación de Emilia Pardo Bazán. Podrían las protagonistas tener un hilo en común: la frustración por sus primeros matrimonios y la posibilidad de, siendo todavía jóvenes, enviudar con una sólida posición económica y poder decidir sobre su vida como hace Asís Taboada. Pero en fin, eso sería una segunda parte de Tristana que Pérez Galdós no escribió. Recomiendo esta novela, sobre todo en la edición de Random House ilustrada por Monica Barengo. También existe una adaptación a cine dirigida por Luis Buñuel, en la que se explota más la vertiente sórdida de la historia. Es de 1970 y está protagonizada por Catherine Deneuve, Fernando Rey, Lola Gaos y Franco Nero.

Tristana
Benito Pérez Galdós
Random House
Ilustraciones de Monica Barengo



viernes, 19 de noviembre de 2021

Cine: Sin tiempo para morir de Gary Fukunaga (2021)

No os fieis del título de esta película porque sí, hay alguien que va a morir. Spoiler. Bond, James Bond muere ¡y nadie nos lo había advertido! ¿Por qué, señor, por qué? Desde 1962 se han filmado 25 películas del agente 007, unas mejores que otras, con diferentes actores (cada uno dándole su toque especial al personaje): Sean Connery, brutalmente sexy; George Lazenby, no lo conozco; Roger Moore, con su elegancia británica; Timothy Dalton, no le pegaba nada; Pierce Brosnan, y su gracejo irlandés; y Daniel Craig, mi favorito. 

Hasta ahora es la serie cinematográfica más larga dedicada a un personaje y una de las más taquilleras. Quizá, por eso, nunca nadie se había atrevido a matar al personaje. Desde el punto de vista cinematográfico, la verdad es que poco importa puesto que, para sucesivas películas siempre se puede recurrir a historias que hayan pasado en un momento anterior a éste; pero, desde el punto de vista emocional, ¡hombre, eso se avisa! Cuando Daniel Craig, después de 15 años interpretándolo, dijo que ya estaba aburrido del personaje, lo cual es muy comprensible, no me imaginé que los productores y guionistas serían tan expeditivos y, en lugar, de esta solución optarían por una más que merecida jubilación.

Daniel Craig, desde un punto de vista emocional, es el James Bond más complejo y más oscuro de toda la saga. Es brutal y sexy como Sean Connery aunque más moderno, sobre todo en sus relaciones con las mujeres. Un James Bond más humano y menos personaje de cartón piedra. Junto con Skyfall, donde Bond se enfrentaba a la muerte de un ser querido, esta es la película más emotiva de las que yo he visto. Será por la excepcional reaparición (ninguna chica Bond había repetido película) de Lea Seydoux interpretando a la doctora Swann. Le sobra una n para ser un cisne pero actúa tal cual, con elegancia y delicadeza y, con su dulzura e inocencia, es capaz de hacer olvidar a Vesper Lynd.

Lo peor de esta película, sin duda, es el malo, aunque cuente con una buena interpretación por parte de Rami Malek. Él es Lyutsifer Safin, su nombre casi casi se pronuncia como Lucifer y con eso ya se dice todo. Safin resulta ser un malo demasiado sofisticado, demasiado parecido a otros malos, demasiado fuera del mundo real, demasiado plano, demasiado siseante, demasiado serpiente y, además, resulta ser demasiado demasiado. Sobre todo porque es increíble que haya matado a la madre de la doctora Swann delante de ésta, cuando era apenas una niña y no haya envejecido en los últimos 20 años. Como malo tiene poca chicha. Sin embargo, sí que resulta mucho más inquietante el arma que ha diseñado para terminar con sus enemigos y con algunos de sus amigos también.

Es una nueva arma diseñada para matar selectivamente. El virus Heracles, virus tecnológico diseñado gracias a la genética de sus potenciales víctimas. Aterrador. Poco se ha hablado de esta característica tan específica de una arma que mataría por el simple contacto entre dos seres humanos, un abrazo, una caricia entre el infectado y su víctima serían mortales. Y Bond, James Bond está infectado y si, alguna vez, decidiera abrazar a la doctora Swann o a su hija Mathilde las mataría.

En fin. En esta última película aparece la nueva (sí, nueva) 007, pero esto no quiere decir que sea la nueva James Bond o Jane Bond o comoquiera que se les ocurra llamarla. Aunque, por otra parte, quizá la nueva James Bond ya haya nacido pero todavía tenga que crecer. Y no digo más.

Aparte de estas importantes novedades, la película dirigida por Cary Fukunaga despliega las bazas habituales de la saga. Una vida de lujo, sofisticación y elegancia en alguna costa caribeña y/o europea; un potente coche que se ciñe a las curvas y desafía a los acantilados tal y como James Bond ciñe la cintura de sus compañeras de aventuras; la dosis correcta de alcohol y sol, elegantes trajes; persecuciones vertiginosas y peligros inminentes sorteados con suerte, disciplina y maestría.

Queda fuera de este post hacer un estudio sobre la imagen de las mujeres en toda la saga Bond. Como primera aproximación queda la sensación de que la representación de las mujeres evoluciona según lo van haciendo nuestras sociedades occidentales. Son mujeres cada vez más poderosas e inteligentes, no meros objetos y objetivos sexuales para el mujeriego más mujeriego de todo el cine mundial.

Con esta película ha llegado el final de una etapa. Y es un final heroico. Será la salvación, propia y de los demás, por el sacrificio y la muerte de un hombre valiente y canalla a partes iguales. Y al final quedará un te voy a contar la historia de un hombre bueno. Bond, James Bond ha dejado una considerable herencia y continuará. Sin duda. Pero, ¿cómo? No lo sabemos. 

Por aquí mi opinión sobre la única novela que he leído de Bond, James Bond, Goldfinger y de Spectre, la película de 2015. 


Dirección: Cary Joji Fukunaga
Guion: Neal Purvis, Robert Wade, Cary Joji Fukunaga y otros
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Linus Sandgren
Intérpretes: Daniel Craig, Léa Seydoux, Rami Malek, Ralph Fiennes.

lunes, 2 de marzo de 2020

Música: Beethoven y Shostakóvich. Auditorio de Zaragoza. Febrero 2020


El Concierto para violín, piano y violonchelo, en do menor op. 56, conocido por Triple Concierto, es una rareza dentro del panorama musical de la época, aunque durante el barroco ya había antecedentes. Sólo un genio como Beethoven podía haberse arriesgado tanto. Lo que hace que este concierto sea tan original es la importancia dada tanto a los instrumentos considerados individualmente, como a su equilibrada interacción entre ellos y también con la orquesta.


Fue compuesto entre 1804 y 1805, aunque no se estrenó hasta 1808, cuando en España estábamos en plena invasión napoleónica. Beethoven lo dedicó a su amigo y mecenas el príncipe Lobkowitz quien se había comprometido, junto con otros dos príncipes, a pasarle una asignación de dinero periódicamente. No sé si la historia será cierta pero es muy interesante.

Jerónimo Bonaparte
Cuando Beethoven vivía en Viena no andaba muy bien de dinero y Jerónimo Bonaparte, hermano de Napoleón y, por imposición de éste, rey de Westfalia, le ofreció una renta fija como maestro de capilla de su corte. Los príncipes Lobkowitz, Kinski y Rodolfo de Austria, suscribieron el Pacto de los tres príncipes, para evitar que saliera de Viena y se comprometieron a pasarle una asignación anual. Los dos primeros tuvieron problemas y no pudieron cumplir este pacto pero el Archiduque Rodolfo de Austria sí que lo hizo. Como era de esperar, este magnífico concierto no tuvo muy buenas críticas en su momento.


La segunda pieza del programa fue la Sinfonía nº 9, op. 70 de Shostakóvich. La leyenda dice que ningún compositor vive para escribir su décima sinfonía; pero Dmitri Shostakóvich decidió romper con esta maldición. Compuso su novena sinfonía, en 1945, por encargo de las autoridades soviéticas para celebrar el triunfo de la URSS durante la II Guerra Mundial. Pero al contrario de lo que pretendían las autoridades, le dio a su obra un tono muy satírico e incluyó algunos fragmentos de canciones populares judías, a pesar del antisemitismo de la URSS, de manera que algunos no la consideraron una sinfonía al uso clásico.


No obstante, parece ser que Stalin no era tan tonto como Shostakóvich se pensaba y percibió este tono crítico, prohibiéndole estrenar más sinfonías. Shostakóvich siguió componiéndolas, aunque hasta la muerte del dictador no se pudiesen estrenar ni la décima, ni la undécima ni las siguientes hasta un total de quince. Lo importante es que rompió la maldición de la 9ª.


Esta sinfonía debía cerrar la trilogía dedicada a la guerra, pero en lugar de una sinfonía ampulosa para mayor gloria de Stalin, Shostakóvich compuso una obra sencilla, alegre, dedicada al pueblo que tanto había sufrido, con la intención de insuflarle nuevas ganas de vivir. Y así la recibió el público y la consagró como una obra fundamental del siglo XX. Está estructurada en cinco breves movimientos.


La consecuencia es que Shostakóvich fue acusado de ser “burgués” y de “estar contra el espíritu del pueblo”. A partir de entonces y hasta 1953, cuando fue rehabilitado, tuvo que conformarse con escribir música para el cine. Durante ese tiempo pudo haber desertado de la Unión Soviética, puesto que era un compositor conocido y reputado en todo el mundo, pero no quiso hacerlo. Julian Barnes escribió una ficción novelada sobre su biografía, El ruido del tiempo, donde reflexiona sobre las decisiones que el compositor tuvo que tomar en su vida, pero sigue manteniéndonos en la duda de si la colaboración con el régimen fue voluntaria o no. Creo que esta sinfonía deja bien claro que Shostakóvich supo mantener una distancia crítica con el régimen.



lunes, 5 de agosto de 2019

Novela: Los papeles de Aspern de Henry James (1887)


El autor.-
Está considerado como uno de los grandes escritores universales, situado entre el realismo y el modernismo literario de principios del siglo XX. Nació en Estado Unidos pero adquirió la nacionalidad británica. No sé si le gustaba más el Viejo Mundo que el nuevo. Otras obras suyas: La vuelta de tuerca, Retrato de una dama, La heredera, Las bostonianas; muchas de ellas adaptadas al cine. Se le considera un maestro en lo que los anglosajones llaman novella, relato largo o novela corta. 

Mi opinión.-
Los papeles de Aspern es una de sus más famosas novella y fue publicada en 1887. Tiene como telón de fondo la extremadamente decadente Venecia y uno de sus palacios habitado por dos damas estadounidenses contagiadas también de la decadencia.


Este parece ser un planteamiento recurrente dentro de la obra de James. El contraste entre dos mundos. No en vano, en su tumba se le califica de hombre de dos países, intérprete de su generación en ambos lados del océano. Por una parte, el nuevo mundo representado por algún personaje ingenuo que se ve desbordado por la tradición del viejo mundo. En esta novela, sin embargo, yo no lo veo así.

Tumba de Henry James
Un editor estadounidense, que no es nada ingenuo y que vive obsesionado por un poeta que vivió cien años atrás, se traslada hasta Venecia siguiendo la pista de unos papeles, cartas que Aspern, el poeta, escribió a una de sus amantes. El poeta y la existencia de estas misteriosas cartas están basados en la vida y la relación que mantuvieron P.B. Shelley y Claire Clermont, hermanastra de su esposa y durante bastantes años su propia amante.

Percy B. Shelley, marido de Mary Shelley
El editor será el personaje central a través del cual conoceremos a los otros; fundamentalmente las dos mujeres. Este personaje es lo que se llama el centro de conciencia. Conocemos la trama, el aspecto, la psicología e, incluso, el entorno, a través de sus ojos y, también, de su arrogancia; pero quizá esa no sea la verdadera situación. Me ha resultado un personaje profundamente antipático, codicioso y un poco misógino. Sus descripciones de las dos mujeres son dignas de cualquier acosador.

El jardín es muy importante en la trama
Es curioso, pero al ser el centro de la conciencia y describir los personajes tal y como él los ve, no hace más que describirse a sí mismo. Describe a la antigua amante del poeta como una vieja decrépita y codiciosa y es, especialmente, desagradable con estas descripciones. Y, en cuanto a la más joven, una mujer de mediana edad casi la considera menos que nada, invisible a no ser porque es la llave que le puede conducir a la posesión de los papeles que tanto codicia. No tiene escrúpulos en mentir, en fingir ser otra persona o en cortejar a la más joven de las mujeres.


En un principio, me pareció intuir una cierta misoginia por parte del autor. Sin embargo, reflexionando un poco realmente quien sale peor parado y quien se revela como un personaje poco honesto sería el editor. No sé. En realidad, no se sabe mucho de la vida sentimental de Henry James y eso ha hecho sospechar de su orientación sexual. Esto no sería relevante si no hubiese demostrado un gran interés por los personajes femeninos y, especialmente, por su psicología, pero al mismo tiempo, en esta novella no los trata muy bien.


Henry James ha sido varias veces adaptado al cine. Incluso esta obra lo ha sido, aunque con adaptaciones bastante libres; la última se estrenará en 2018. Pero he descubierto una titulada The lost moment, de 1947, con Robert Cummings, Agnes Moorehead y Susan Hayward que me ha resultado muy interesante por el cambio que, respecto a la novela original, experimenta Tita, la mujer más joven y sobrina de la antigua amante de Aspern. En esta película, Tita sufre un desdoblamiento de personalidad. Es una mujer, rígida, solterona que está entrando en su madurez, vestida de negro y, en otros momentos, es una joven seductora, que parece haber asumido la personalidad de la amante del poeta y cree vivir en otra época. Esperaremos la próxima adaptación protagonizada por Vanessa Redgrave y Joely Richardson, que son garantía de buenas interpretaciones, y Jonathan Rhys Mayers, al que no conozco.




Los papeles de Aspern
Henry James

Trad. Catalina Martínez Muñoz

Ed. Alba minus

lunes, 29 de julio de 2019

Teatro: Entre bobos anda el juego de Francisco de Rojas Zorrilla. Festival de Almagro (2019)


El autor.-
Francisco de Rojas Zorrilla fue un autor de gran éxito durante el siglo XVII y sus obras siguieron representándose durante el XVIII. Se le adscribe a la escuela de Calderón y, aunque apenas vivió 40 años, han llegado hasta hoy unas 40 piezas entre obras teatrales, entremeses y autos sacramentales. También adaptó obras de otros al teatro, como Persiles y Sigismunda de Cervantes. Otras obras suyas: Donde hay agravios no hay celos, Lo que son las mujeres, Casarse por vengarse. 

Mi opinión.-
Entre bobos anda el juego fue escrita en 1638 y existe constancia de una primera representación ante Felipe IV en 1645. Desde entonces hasta hoy, ha sido una de las obras más representadas del autor. Incluso en 1899 se estrenó una versión musical para zarzuela que recuperó el nombre del personaje principal como título, don Lucas del Cigarral.


Se encuadra dentro del género comedia; más bien se puede considerar una farsa o comedia de figurón puesto que el personaje central suele ser un viejo rico, estrafalario, orgulloso y pedante que pretende casarse con una joven, generalmente de familia bien venida a menos. Debía ser un personaje bastante corriente porque en la literatura tuvo mucho éxito. Se podría decir que uno de los últimos exponentes de este género fue El sí de las niñas de Leandro Fernández de Moratín, estrenada en 1806.

Don Pedro, don Lucas, doña Alfonsa y doña Isabel

Para esta segunda visita a Almagro elegí esta función sin conocerla. Únicamente me sonaba la compañía de teatro, Noviembre Teatro, por haber asistido a dos representaciones suyas en el Teatro Principal de Zaragoza: HeddaGabler con Cayetana Guillén Cuervo y El mercader de Venecia con Arturo Querejeta e Isabel Rodes que desempeñan papeles principales en esta Entre bobos. En absoluto me ha decepcionado, al contrario. Hubo momentos en que estuve tan metida en la función que, sin duda, era yo quien tenía cara de boba.


No me parece extraño puesto que seguir una comedia en verso no es nada fácil. Para mí, requiere mucha concentración pero el esfuerzo merece la pena. Y eso que me había preparado un viaje exprés, de apenas 24 horas, desde Zaragoza a Almagro. Casi iba tan rápida como los personajes de la obra que no paran de entrar y salir de escena; se producen situaciones cómicas sólo por el trajín que llevan. Hablan abiertamente o murmuran sus penas sin cesar. Y si no las hablan, las cantan. Aunque el público no puede solidarizarse con penas tan ridículas que mueven a la risa y la carcajada.


Un criado calvo que se llama Cabellera es el encargado de dar noticias a doña Isabel de su pretendiente don Lucas. El tal don Lucas no tiene ninguna gracia ni donaire, es avaro, desconfiado, presuntuoso y se emperifolla sin medida. Doña Isabel debe obediencia a su padre, un hombre con no muchas luces, pero está enamorada de don Pedro, caballero prudente y sin dinero que está emparentado con don Lucas. Don Lucas tiene una hermana, doña Alfonsa, calva y con barba, enamorada de don Pedro. Entra en escena también don Luis pretendiente sin mucho éxito de doña Isabel que acabará apañándose con doña Alfonsa.


Don Lucas después de caer con mucha gracia en el exceso, la vanidad y el engreimiento, se dará cuenta de que no debe ser un obstáculo para los jóvenes enamorados y de que ni siquiera merece la pena castigarles pues ya será bastante castigo que se vean, enamorados, pero sumidos en la pobreza.

La Antigua Universidad Renacentista AUREA

Cualquier obra del siglo XVII tiene que sufrir un proceso de limpieza y pulido para priorizar el texto y la interpretación. Así, en este caso, la escenografía es mínima, la música acompaña sin abrumar y el vestuario de Lorenzo Caprile es elegante y también cursi. Si todas las interpretaciones son excelentes, sobresale la de José Ramón Iglesias como don Lucas. Él y su imponente sombrero que, durante la representación, le dio algún que otro sofoco por el calor de La Mancha.


Espero que la próxima vez que vaya a Almagro pueda ir con un poco más de sosiego. Es una ciudad pequeña pero tiene su encanto. Además se programan varias funciones al día en las distintas sedes y siempre hay alguna exposición relacionada con el teatro. Esta vez no fui al Corral de Comedias, pero pude entrar cuando la compañía Ay teatro estaba ensayando Todas hieren y una mata de Álvaro Tato. Es una comedia escrita hoy pero según las reglas de la comedia barroca: con una dama que quiere ser valorada como ser humano, un galán, el antagonista y los criados encargados de enredar la trama. Me gustaría haberla visto. Espero que gire y llegue a Zaragoza. Teatro en verso en el siglo XXI.







La iglesia de San Agustín fue parte de un convento de Agustinos Recoletos fundado por la familia Figueroa, fundación que no sentó muy bien a los jesuitas siempre enzarzados en competición con el resto de las órdenes religiosas. Se la consideró obra cumbre del barroco de Ciudad Real, aunque hoy no viva su mejor momento. Actualmente se dedica a sala de exposiciones pero sigue exhibiendo parte de sus pinturas murales y también algunas grietas que duelen. 








El Museo Nacional del Teatro cumple este años su primer centenario y también merece una visita. Algunas fotos más de Almagro.












lunes, 24 de diciembre de 2018

Teatro: Moby Dick de Herman Melville (2018)

Si tuviera que señalar sólo una cosa de este montaje teatral sería la voz demente del capitán Ahab. Su manera de arrastrar las sílabas finales de cada frase expresa con toda rotundidad la desesperación y la deriva mental de un  personaje que ya no tiene sitio en el mundo de los vivos. Su obsesión por cazar la ballena sustituye cualquier rasgo humano que pudiera tener el capitán.


Ni siquiera su reciente paternidad es motivo suficiente para atarle al mundo. Es más poderosa la atracción por el abismo representado por la ballena blanca. En los primeros minutos de esta adaptación teatral, José María Pou que interpreta al capitán Ahab, muestra en su monólogo que el color blanco no es tan puro como se pretende. El color de la virtud poco compasiva, del hielo que supone una muerte segura, de los espumarajos de un mar que se comporta como un monstruo de fauces insaciables. Todo eso es el color blanco. Todo eso y también Moby Dick. El sujeto involuntario de la locura de Ahab; siempre y cuando tengamos en cuenta que, al ser un animal, no tendría voluntad alguna.


¿Y si no fuese así? Moby Dick es sólo un animal. Pero quizá tenga algo de blanco ángel caído, diabólico, o simplemente algo de crueldad humana para que Ahab se embarque en su persecución por todo el planeta y vea a la ballena blanca como un monstruo inteligente y huidizo.


Al fin y al cabo Ahab sólo escucha su propia locura; es la locura enloquecida. En este montaje, sólo dos actores representan a la tripulación del Pequod, ese microcosmos donde se cruzan diferentes vidas que para Ahab no tienen ningún valor. Únicamente tienen cierta relevancia aquéllos personajes que por su cobardía, Pip, o por su prudencia, Starbuck, hubieran podido salvar a Ahab. Starbuck es un cuáquero que se debate entre el cumplimiento de su compromiso con Ahab y la certeza de que ése será un viaje hacia la muerte. Y Pip es el pinche de cocina, el más joven e insignificante de los enrolados. La salvación de Ahab es un vano intento por parte de ninguno de ellos. Desde el primer encuentro con Moby Dick, el capitán está irremediablemente perdido. Sólo Ismael sobrevivirá. Es el último en llegar al barco, el último en vivir la locura de Ahab, quizá por eso se salva.


Dice Juan Cavestany que, durante años se ha dedicado a leer este libro para intentar extraer su esencia y que ha llegado a la conclusión de que es la historia de dos suicidas. Por motivos evidentes el primero de los suicidas es Ahab; el segundo, cada uno de los que nos empeñamos en leer el libro sumergiéndonos en esa vorágine de odio autodestructivo.


En este montaje, la escena se desarrolla íntegramente en la cubierta del barco y hace que la imagen y las luces sean una parte fundamental del desarrollo de la acción, aunque desaparece la imagen mítica del predicador en un púlpito con forma de proa. José María Pou resulta inmenso en el escenario y está muy bien arropado por Jacob Torres y Oscar Kapoya que, al interpretar a varios personajes, aportan vida a la aventura insensata de Ahab. La ballena se hace presente también. Proyectada en una vela desplegada que inunda el escenario y parece querer engullir también al público. Al final, un ojo enorme es lo único que reconocemos de Moby Dick. Queda allí, imperturbable, como testigo monstruoso de la locura y muerte de Ahab.





Versión muy recomendable, entre otras cosas, por la intensidad de las interpretaciones. Y para los más valientes que no duden en "atacar" el libro original. Hace unos años, encontré en la red, el audiolibro en inglés, completo, gratuito y leído por conocidos actores y actrices. Para no perdérselo, Capítulo 58, Moby Dick, leído por Benedict Cumberbatch.

Texto de Juan Cavestany sobre la novela de Herman Melville
Dirección: Andrés Lima
Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan 
Iluminación: Valentín Alvárez (AAI)
Música: Jaume Manresa
Video creación: Miquel Ángel Raló
Intérpretes: José María Pou, Jacob Torres y Oscar Kapoya

jueves, 22 de noviembre de 2018

Cine: Animales sin collar de Jota Linares (2018)

Me parece meritorio adaptar un clásico de la literatura universal, como es Casa de muñecas de Henrik Ibsen, obra teatral estrenada en 1879, a nuestros días y a nuestra realidad. Meritorio y difícil. En esta ocasión, el director y guionista Jota Linares desarrolla la acción en Andalucía y demuestra que la luz cegadora y el calor sofocante pueden ser tan desoladores como el frío y la bruma nórdicos. 

Así encontramos a Nora viviendo en Andalucía, como la esposa de un político de los que se llaman de la nueva izquierda transversal, el secretario general de Pueblo Unido, que acaba de ganar las elecciones. Se abrirá entonces una nueva etapa en la que, ahora, esta fuerza política promete lo que se ha prometido siempre: limpieza, transparencia y lucha contra la corrupción. Veremos si esta vez va en serio.

Abel, el nuevo presidente de la Junta de Andalucía a punto de tomar posesión, tiene un pasado salvaje y algo turbio, aunque, esta vez, ha sido convenientemente aireado por la prensa sin que haya tenido coste electoral. No ha engañado a nadie. Era joven y se perdía por las drogas y el alcohol, hasta que animado por la fuerza de Nora ingresó en una carísima clínica especializada en la rehabilitación de drogodependientes. En Barcelona, empezó su nueva vida y hasta ahora. Nora y Abel son los nuevos vencedores.

Nora

Por otra parte, están los perdedores. Los que se dejaron arrastrar por la codicia propia o heredada y cayeron en la corrupción, casi sin darse cuenta, como quien cae en arenas movedizas, cuanto más quieres salir más te hundes. Víctor está en esa situación. Es hijo del caciquillo que ha terminado en la cárcel y se ocupa de su madre tan impactada por su ruina que ha perdido la cordura. Abel y Víctor se conocen desde niños. La madre de Abel fue criada en casa de Víctor y los chicos crecieron juntos hasta acabar siendo amigos y compadres de borrachera. Amigos y rivales, embarcados en una relación tóxica que se rompió definitivamente con la muerte del hermano de Abel.

Abel

No es un triángulo amoroso pero, a pesar de la ruptura, todavía mantienen un fuerte vínculo. Nora pidió dinero prestado a Víctor para la desintoxicación de Abel; dinero proveniente de la corrupción. Y aunque le da devuelto todo el dinero, esa vinculación se hará más trágica con el triunfo político de Abel, porque Víctor querrá algo más a cambio de no destapar la falsedad en la que viven los tres.

Víctor
La película es interesante aunque, hay momentos en los que se desvanece el protagonismo de Nora y Abel ocupa un espacio que no le correspondería. Natalia de Molina, interpreta a Nora, pero me resulta poco creíble que, en el siglo XXI, la mujer de un político de la izquierda transversal no tenga trabajo ni vida propios y se dé cuenta de una manera, un poco tangencial, de que no es allí donde quería estar. Sin embargo, su interpretación es impecable, llena de dolor y rabia. Como también es impecable la interpretación de Ignacio Mateos como Víctor, el hijo del cacique corrupto que tiene que recoger los platos rotos y bregar con la mierda que le ha dejado su padre y que acabará derrotado por su propio comportamiento honesto. Daniel Grao, en el papel de Abel, también resulta creíble y solvente. Pero, el "chantaje de Víctor" tiene poca fuerza y la decisión final de Nora es demasiado blanda y endeble. Tal y como no era creíble su situación personal, su emancipación tampoco lo es.


Dirección y guion: Jota Linares
Música: Pablo Trujillo, Vanessa Garde
Fotografía: Junior Díaz
Intérpretes: Natalia de Molina, Daniel Grao, Ignacio Mateos, Natalia Mateo, Mario Tardón.