miércoles, 31 de marzo de 2021

Música: Carmina Burana de Carl Orff. 41º Ciclo de Introducción a la Música. Auditorio de Zaragoza, 2021.

Termina el 41º Ciclo de Introducción a la Música del Auditorio de Zaragoza y lo hace con los Carmina Burana adaptados por Carl Orff. En realidad, se trata de una colección de canciones y poemas de los siglos XII y XIII. Fueron encontrados en el siglo XIX, en un manuscrito que se conoce también como Codex Buranos, en la abadía de Benediktbeuern, Baviera. Son textos satíricos, contra el poder establecido, y también a favor de los placeres terrenales, del amor y del goce de la naturaleza, canciones de taberna y dados. 

Parece que fueron escritos por los goliardos. Unos clérigos vagabundos, que no se sometían a ninguna regla monacal y que vivían un poco a salto de mata, de la caridad de los vecinos, de la mendicidad o, directamente, de pequeños hurtos. También entraban en esta categoría los estudiantes de la sopa boba y los pícaros. Todos ellos iban recorriendo los pueblos y ciudades y a cambio de comida o dinero deleitaban a los lugareños con sus canciones picantes. El manuscrito original está compuesto por más de 100 pergaminos, algunos de ellos iluminados, y más de 200 poemas-canciones que puede verse en la Bavarian State Library, de Munich.

Bueno pues, Carl Orff utilizó una selección de estos textos escritos originalmente en latín, alto alemán medio y francés provenzal antiguo y compuso una cantata que, sin duda, es su obra más conocida y como obra sinfónico-coral, la más importante del siglo XX, según el director Igor Tantos. Se estrenó en 1937. Comienza y termina, como la rueda de la vida, con la canción más conocida, O Fortuna, que supongo que la mayoría recuerda porque está incluida en la banda sonora de Excalibur, la película dirigida por John Boorman en 1981 y que narra parte de las aventuras de los Caballeros del Rey Arturo. Pero esa es otra historia.

En esta representación, junto al Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, el coro de adultos y también el infantil, intervinieron: la soprano, Vanesa García, el tenor, Emmanuel Faraldo y el barítono, Javier Franco, dirigidos por Igor Tanto. La versión programada para el pasado 28 de marzo, era para dos pianos, seis percusionistas y los coros, algo que no es habitual porque normalmente se utiliza la versión con orquesta. Fue eso lo que más me sorprendió, el protagonismo de los pianos. En la grabación que yo tengo, de la Orquesta Filarmónica y Coros de Londres, dirigidos por Zubin Mehta, la percusión lógicamente es mucho más notoria. Además, supongo que por la disposición de los cantantes, separados a causa del coronavirus-19, el coro resultaba un poco tenue. Pero en conjunto disfruté mucho. Me gustó, la representación.

Carl Orff compuso una música que te arrastra hacia la alegría de vivir, quieras o no, con todas sus consecuencias. Una música circular, envolvente, sin llegar a ser repetitiva. Él incluyó como subtítulo de esta obra Canciones profanas para solistas y coros con acompañamiento de instrumentos e imágenes mágicas. Supongo que por esto, en un momento determinado de esta actuación, el tenor entra en el escenario interpretando el vuelo de un pájaro que parece adoptar forma humana antes de ponerse a cantar. El pobre cisne recuerda sus tiempos de esplendor antes de ser churruscado en una taberna. Pura ironía y divertimento.


Excalibur


 

Dos páginas del Manuscrito. Maravilloso, ¿no?

Aquí os dejo también la Danza, En el jardín, y Quando sumus, En la taberna. 






miércoles, 24 de marzo de 2021

Exposición Fotografía: Un horizonte falso de Alberto García-Alix. IAACC Pablo Serrano, 2021

Una de las cosas que me ha atraído siempre de la fotografía es su capacidad para enmascararse y engañarnos. Bajo la apariencia de ser un documento fiable que intenta representar escrupulosamente la realidad, se esconde un instrumento capaz de alterarla a veces con técnicas muy elaboradas como el fotomontaje, la solarización o las múltiples exposiciones en un mismo negativo; pero frecuentemente, también, mediante un simple encuadre que resulte efectivo. Así, la fotografía es capaz de crear mundos y realidades ficticias. Esto ha sido posible en esta exposición, Un horizonte falso. 

Alberto García-Alix es uno de los fotógrafos más conocidos en España, desde la Movida, con una larga trayectoria como artista y también como editor. Su primera exposición data de 1981 y de ahí hasta hoy. Fue Premio Nacional de Fotografía en 1999 y Premio PhotoEspaña 2012. Su estilo, para mí, era muy reconocible hasta esta exposición. Formato casi siempre cuadrado, blanco y negro, fotografías muy directas y fuertemente expresivas de la bohemia y, en general, del mundo de la noche madrileña, con sus caídos y sus supervivientes.

Pero, además, en esta exposición se muestra que él no ha dejado de indagar y de plantearse retos. Me han sorprendido mucho “sus sombras y desenfoques” de edificios y el tratamiento dado a algunas fotografías de naturaleza. En ambos casos crea mundos especiales: en el primero un mundo onírico y surrealista, más cerca de de Chirico, alejado de la crudeza de sus retratos lumpen y en el segundo, un mundo orgánico y paradójicamente muy espiritual. Además de estos dos ámbitos también contamos en la exposición con retratos y autorretratos, más clásicos en su producción, y con una serie de fotografías dedicada a su otra gran pasión, las motos.

De lo que podría considerarse fotografía de naturaleza me ha resultado muy inquietante El purgatorio del año 2008. No sé si es una proyección de mis propios fantasmas o si el autor ha manipulado digitalmente la imagen (la verdad es que en las exposiciones de fotografía apenas hay información sobre los procesos que utilizan los autores y no entiendo por qué). Decía que quizá el autor haya manipulado digitalmente la imagen pero yo soy capaz de ver a las ánimas del purgatorio enganchadas en esas ramas. No sé si las ramas intentan que las almas no abandonen el mundo de los vivos o si quieren impedir que vayan a su último destino: el cielo o el infierno, pero yo las veo allí, enganchadas, retenidas en esas ramas. Tengo que repasar cuál es la función del purgatorio y si existe en otras religiones también.

Otra de mis fotografías favoritas de esta exposición ha sido El lamento de un perro del año 2011, de la serie Patria querida. Irremediablemente esta imagen me ha remitido a Goya y a su Perro semihundido, una de las pinturas negras más fascinantes. Y es en esta imagen donde encontramos e, incluso, podemos palpar la “mentira” de la fotografía. ¿Por qué creemos que este perro emite un lamento? En apenas fracciones de segundo ha quedado plasmada su mirada en el negativo fotográfico y luego mediante procedimientos químicos se ha positivado en papel, ¿es eso suficiente para evaluar si es un lamento o no? Puede ser tristeza pero no tenemos suficiente información para asegurarlo ¿no? En cualquier caso, es una fotografía preciosa y emocionante. Sólo por eso ya merece estar colgada en una exposición.

De los retratos y autorretratos, destacaré dos: Autorretrato dibujado a un muro y Autorretrato infantil ambos de 2012. No sé cual me inquieta más. En todas estas fotografías parece que los objetos cobran vida y son tratados como personas pero al mismo tiempo las personas retratadas han encontrado una vía para escapar de la intromisión del fotógrafo.

 

Lástima que la pandemia no permita editar folletos u hojas de sala sobre las exposiciones. A mí me gustaba quedarme con ellos como recuerdo de haber ido. Pero también reconozco que es una oportunidad para buscar la información. Las redes sociales sirven también para esto aparte de para insultar y reírse de los demás (ironía). Creo que voy a repetir y volveré a esta exposición, hasta el 4 de abril en el Museo IAACC Pablo Serrano de Zaragoza. Y algún día espero que se restablezcan las visitas guiadas para conocer la colección de esculturas de Pablo Serrano, un artista que también merece la pena. 


Aquí está El Purgatorio, ¿veis las almas?







miércoles, 17 de marzo de 2021

Narrativa: Memoria de chica de Annie Ernaux (2016)

La autora.- La literatura de Annie Ernaux ha sido calificada como auto-socio-biografía. Partiendo de su propia vida y experiencias, la autora intenta explicar el mundo y sus contradicciones sin caer en la autoficción. Premio Renaudot en 1984 y Premio Formentor en 2019. Otras obras suyas: L’autre fille, L’occupation, La femme gelée, Une femme

Mi opinión.- He dicho en el párrafo anterior que la autora no cae en la autoficción puesto que su característica fundamental, desde mi punto de vista, es que huye de cualquier artificio y de cualquier adorno. Con su literatura, según los críticos, nos enfrentamos a la literatura más real, más encarnada en lo real del siglo XXI.

En esta novela especialmente podríamos decir que Annie Ernaux utiliza los recursos de algunas escuelas de sociología consagradas. La relectura de sus diarios, redactados durante toda su vida, la recuperación de cartas escritas durante el momento estudiado e, incluso, la investigación de las fotografías de la época. No recurre únicamente a los “traicioneros” recuerdos sino que recrea las situaciones que quiere narrar acudiendo a las fuentes originarias. Todo un desafío de estilo literario.

En Memoria de chica resucita los años de su primera juventud: desde su primer trabajo como monitora hasta la elección de una carrera universitaria. Dos hitos en su evolución como persona independiente que trata de controlar su vida alejándose de sus padres. En ese momento examina con atención su origen social, para dar paso a una cierta vergüenza de clase social desfavorecida que incluye también a sus padres.

En esta novela Ernaux empieza a dejar atrás su condición de hija de la tendera, de niña sofocada por un ambiente provinciano y católico aunque bien atendida por sus padres. Y aprovechando su inteligencia y predisposición para los estudios puede acceder a una educación que, en principio, no le habría correspondido. Esto produce un quiebre en su personalidad. Por un lado, la vergüenza por su origen al compararse con otras compañeras de clase social superior y por otro lado, la vergüenza de sentir vergüenza por sus padres. Unos padres que se han desvivido por ella, por darle la mejor educación para que viviese mejor que ellos.

Es una situación difícil de digerir para una adolescente que se enfrenta en 1958 además con su educación católica y con sus primeras experiencias y decepciones sexuales y con las consecuencias que éstas tendrán: el ridículo y el escarnio por parte de sus compañeras, la maledicencia y el insulto por parte de los chicos, pero que ella acepta porque se considera una vanguardista de la libertad sexual, incluso antes de leer a Simone de Beauvoir cuando, en realidad, es una joven analfabeta sexual.

Annie Ernaux utiliza la literatura para dar voz a quienes no han sido escuchados nunca. Es decir, a la clase trabajadora que intenta y consigue que sus hijos lleguen a ser clase media, aunque éstos se sientan incómodos en esa zona fronteriza y dentro de la clase trabajadora a las mujeres, presionadas y utilizadas sexualmente y, al mismo tiempo, condenadas por ello. Es, en este sentido, una literatura subversiva y de clase en el sentido marxista de la expresión.

En el discurso de agradecimiento del Premio Formentor, Annie Ernaux menciona constantemente la expresión no estar en mi sitio que aplica a su adolescencia y primera juventud y especialmente a su estancia en el internado burgués en el que la convivencia con sus otras compañeras, de origen social superior, casi le había convencido de estar ilegitimada e incapacitada para emprender estudios universitarios superiores. Es allí cuando empieza su vocación de escritora y su rebeldía se proyecta en la elección de sus temas. Fijarse en la microhistoria de la vida cotidiana de una adolescente en conflicto y esforzarse en recrearla en toda su crudeza supone una búsqueda de la verdad y de lo real, desprovista de artimañas, excusas y coartadas que no puede identificarse con la autoficción que, desde mi punto de vista, trasciende la autoficción. Elegir para esta literatura un lenguaje y un estilo tan descarnados, neutros y tan desprovistos de emociones en realidad consigue el efecto contrario, revivir la realidad. Cualquier libro de Annie Ernaux es muy recomendable. Está ya entre mis autoras favoritas.


Memoria de chica
Annie Ernaux
Trad. Lydia Vázquez Jiménez
Cabaret Voltaire

miércoles, 10 de marzo de 2021

Música: Concierto para piano nº 4 en sol mayor, Op. 58 y Sinfonía número 5 en Do m, Op. 67 de Beethoven. Auditorio de Zaragoza, 2021

De este 41º Ciclo de Introducción a la Música del Auditorio de Zaragoza he elegido el concierto conmemorativo del 250 aniversario del nacimiento de Beethoven, ofrecido por la Orquesta Reino de Aragón, dirigida por Álvaro Albiach por enfermedad del director titular, Ricardo Casero. Más adelante iré a ver también Carmina Burana

Como la pandemia covírica-19 sigue fastidiándonos, no se ha editado ningún folleto y he tenido que buscar a través de internet y en mis libros la información necesaria para hacer este comentario; porque, aunque antes de empezar el concierto, el director del ciclo presenta las obras, para mi memoria de pez no es suficiente escucharlo lo que tenga que decirnos una sola vez. Así que tener que investigar no ha estado nada mal. La programación era muy interesante: el Concierto para piano nº 4 en sol mayor, Op. 58, con Krisztina Fejes como solista, y la Sinfonía número 5 en Do m, Op. 67. Ambas obras son más o menos de la misma época.

Beethoven compuso la Sinfonía número 5 en 1807 y el Concierto número 4 en 1808, cuando vivía en Viena y, como siempre, con problemas de dinero. Entonces, el rey de Westfalia, hermano de Napoleón, le ofreció una renta fija como maestro de capilla de su corte; pero, para evitar que Beethoven abandonara Viena, Rodolfo de Austria, junto con otros dos suscribieron el llamado Pacto de los Príncipes por el que se comprometían a pagarle una renta anual. Sólo el archiduque Rodolfo cumplió este compromiso y Beethoven nunca abandonó Viena.

Por esa época ya sabía que su sordera sería progresiva y terminaría por ser incurable, lo cual influyó decisivamente en su música, haciéndola mucho más intensa, dolorosa y trágica. En cierto sentido, sobrepasaba así su condición de artista del Romanticismo, extravagante y rebelde, y se implicaba en una música más hondamente humana.

La primera pieza que escuchamos fue el Concierto número 4. Hay que resaltar que fue Beethoven el primero que lo estrenó, como pianista, en 1808. En esta ocasión lo que más me llamó la atención fue la enorme expresividad de la solista, Krisztina Fejes, una joven pianista húngara que interpretaba para el público, por primera vez, este concierto. En una entrevista publicada, la pianista ha confesado que, aparte de la complejidad técnica, la mayor dificultad de este concierto es mantener una profunda conexión con la orquesta. Ella, sin duda, que consiguió mantenerlas. Es la primera vez que he visto a un solista dirigirse de una manera tan contundente y enérgica a la orquesta en las breves pausas que permite esta partitura.

Especialmente, el segundo movimiento de este concierto me ha parecido excepcional. Se produce un diálogo constante entre solista y orquesta. La orquesta suena a veces amenazadora y violenta pero es el pobre piano quien consigue domar a esa orquesta altiva y orgullosa con su melancolía. Sin duda es la parte más profunda y sentida de esta pieza que merece ser escuchada con mucha atención.

Después, la Orquesta Reino de Aragón interpretó la Sinfonía número 5, la más conocida desde las primeras y dramáticas notas que muchos autores consideran como la antesala del destino final. A mí me parece más bien la desazón ante la inevitabilidad de un destino que no se quiere y del que se pretende huir en vano. En algún sitio he leído que el segundo movimiento, después del apasionamiento del primero, es más parecido a una marcha fúnebre. No sé. A mí me recuerda un Himno por su solemnidad. El tercer movimiento está compuesto como un scherzo. En castellano se puede traducir como escarceo o broma y que habitualmente es alegre, aunque no siempre. Termina la sinfonía como un allegro espectacular. El filósofo y musicólogo Theodor W. Adorno consideraba que en esta sinfonía se utilizaban elementos de la filosofía hegeliana como la dialéctica de contrarios que podíamos escuchar también en el concierto mencionado anteriormente. Mis conocimientos de música y de filosofía no son suficientes para afirmar o desmentir pero sí que puedo decir que disfruté muchísimo el concierto.

Por aquí, mis comentarios sobre otros conciertos de Beethoven: Concierto para violín, piano y violonchelo, en do menor op. 56, Triple Concierto y Sinfonía nº 6 en Fa, Op. 68 “Pastoral”.

miércoles, 3 de marzo de 2021

Novela: Quédate conmigo de Ayobami Adebayo (2017)

La autora.- 
Ayobami Adebayo es una joven escritora nigeriana. Estudió literatura inglesa y después hizo un máster en Escritura Creativa por la Universidad de East Anglia; también ha seguido formándose con Chimamanda Ngozi Adichie y Margaret Atwood. Ha publicado algunos cuentos en prestigiosas revistas literarias y Quédate conmigo es su primera novela. 

Mi opinión.- 
Yejide y Akinyele son una joven pareja nigeriana. Casados y muy enamorados. Él trabaja en un banco y ella regenta una peluquería de su propiedad. Se conocieron en la universidad y desde entonces no se han separado. Con este planteamiento podríamos pensar que esta es una novela romántica, similar a cualquier novela occidental, en la que un acontecimiento no esperado desencadena una tragedia. Pero es algo más.

Con este contexto la autora introduce sutilmente varios niveles de lectura. En primer lugar, algo que se repite en todas las sociedades: la esterilidad como arma arrojadiza contra las mujeres; en segundo lugar, la falta de comunicación y confianza entre hombres y mujeres, aunque ambos estén ligados por el amor y la convivencia diaria; y, por último algunas pinceladas sobre la sociedad tradicional nigeriana de la etnia yoruba, sus contradicciones y también su hipocresía.

Yejide empieza siendo la protagonista absoluta y a través de su mirada conocemos al resto de los personajes. Esto hace que los hombres principales en la trama queden casi a la altura del barro. Tanto Akinyele como su hermano Dotun aparecen como cobardes, sometidos a la autoridad de la familia y, en el caso de Dotun, respondiendo al estereotipo del “cuñao” español. Sin embargo, a medida que avanza la trama el personaje de Akinyele se hace más relevante y eso enriquece la novela. Aparece su voz rotunda y, de esta manera, teniendo en cuenta su perspectiva completa la visión sobre el sufrimiento de la pareja. Una aportación que resulta sorprendente y que da mucha fuerza a la narración.

Son los monólogos alternos de cada uno de los cónyuges, que ofrecen diferentes puntos de vista sobre el mismo asunto, los que subrayan el ambiente de incomunicación y de desconfianza entre los esposos. A pesar de su mutuo amor es imposible que lleguen a tener una relación plena. La presión familiar por la supuesta esterilidad de ella les alejará todavía más. Yejide recurrirá a curanderos que alterarán gravemente su equilibrio psíquico y Akinyele se verá obligado por su familia a tomar una segunda esposa con consecuencias trágicas.

La acción se desarrolla durante más de veinte años y para subrayar el transcurso del tiempo la autora hace referencia a la situación política nigeriana, pero de una manera muy superficial puesto que, estos acontecimientos en realidad no inciden directamente en la trama. Aparecen los sucesivos golpes de estado, algunos fallidos, la represión política y la desaparición y muerte de opositores, la creciente radicalización islámica actúan como metáfora de la propia vida de los protagonistas atrapados en su deseo de cambiar y paralizados por la inercia de la sociedad tradicional. Una sociedad hipócrita que, al mismo tiempo, que ha adoptado la religión anglicana de los colonizadores sigue manteniendo la poligamia; una sociedad que valora a los padres por el número de hijos que tienen, mientras que son las madres quienes realmente se ocupan, incluso económicamente, de ellos.

La novela me ha parecido muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una primera novela. Sin embargo, el final resulta apresurado y yo creo que era fácilmente mejorable sin caer en la cursilería. Por otra parte, en la versión ebook había algunas cosas raras que no sé a qué atribuir. No sé si era una mala traducción o una mala maquetación. Varias veces aparece la expresión “hermano mi” que no entiendo o referencias a comidas tradicionales que no se explican y que merecerían una nota a pie de página.

 

Ayobami Adebayo
Quédate conmigo
Traducción Irene Oliva Duque
Gatopardo Ediciones