En el siglo XVII Inglaterra ocupó militarmente la isla de
Irlanda y se concedieron facilidades a ciudadanos ingleses para emigrar y
establecerse allí, comenzando a desplazar y marginar a la población autóctona y católica mayoritariamente. Durante los años siguientes el malestar fue
creciendo y surgieron movimientos independentistas, más o menos violentos, hasta
que a principios del siglo XX se convocó un referéndum que propició la partición
de la isla. Referéndum, nacionalismo, independencia. Todas estas palabras pueden aplicarse
hoy a la situación en Cataluña.
En los 6 condados que constituyen Irlanda del Norte (Ulster) ganó la opción de seguir perteneciendo a la corona británica y no integrarse
en la nueva República de Irlanda. Sin embargo, esto no supuso el final del
conflicto, sino la consolidación de grupos paramilitares por ambos bandos, nacionalistas
católicos y unionistas protestantes, que estarían durante años enfrentándose.
El título de esta película ’71 hace referencia a la situación en Irlanda del Norte durante los
años 70. Máxima tensión y frecuentes disturbios en el Ulster entre los dos
bandos; a los que había que añadir el despliegue del ejército y el
endurecimiento de medidas policiales y judiciales, dirigidas principalmente contra
la población de tendencia nacionalista, para reprimir-controlar-superar esa
situación. Una situación que nunca se consideró como guerra abierta. Irónicamente
en Irlanda se la conoce como Troubles.
Me recuerda también la situación vivida en los años 1980 en el Líbano. Durante
casi 15 años a la guerra se le estuvo llamando Les événements (Los acontecimientos).
En este contexto, un grupo de soldados británicos debe
desplegarse por la ciudad de Belfast como apoyo en una operación rutinaria de
la policía. Algo que en principio no entrañaría ningún riesgo, en esa situación
tan violenta, significaba acercar una cerilla a un bidón de gasolina. Ya los
niños de la barriada que los militares van a registrar en busca de terroristas, les reciben
con globos llenos de mierda y orina que estallan al estrellarse contra sus
caras. Como resultado de esa operación desastrosa, dirigida por un joven
teniente idealista, uno de los soldados es asesinado y su compañero debe huir
de una jauría humana que intenta acorralarle. A partir de ahí, las diferencias entre cazadores se difuminan y el protagonista tiene que huir de sus enemigos y
también de los que suponía sus amigos.
Gary Hook (Jack O’Connell) es el soldado que todos quieren
cazar. Es un chico joven, nacido en cualquier zona rural del Reino Unido, desindustrializada
y con tasas de paro juvenil difícilmente justificables. Se alista en el
ejército porque no puede encontrar otro trabajo y porque piensa que le enviarán a Alemania,
a tareas poco menos que administrativas. En lugar de eso le envían a un frente
de guerra no declarada. Al principio de la película le vemos despidiéndose de
un niño que posiblemente sea su hijo o su hermano pequeño, pero lo que es
seguro es que Gary es el único adulto que puede responsabilizarse de ese niño. Podemos suponer que alistarse en el ejército es la única posibilidad que tiene para lograr y proporcionar a ese niño una vida mejor.
En su primera operación acaba perdido-abandonado en tierra
hostil, sin poder confiar en nadie o, lo que es peor, viéndose obligado a
confiar en cualquiera. En su contra está la población civil acosada por la
policía, el mismo ejército al que pertenece y los grupos terroristas; los terroristas de ambos bandos
(jóvenes como él e incluso adolescentes y niños) que le persiguen con saña para
ejecutarle y sus propios compañeros del ejército, involucrados en actuaciones
bastante turbias de las que Hook ha sido testigo involuntario. A su favor, sólo
un médico que le cura las heridas para que pueda seguir corriendo.
Todo se combina en esta película de ritmo ágil, amarga y
descorazonadora, que muestra la capacidad de crueldad y violencia del ser
humano, el miedo y la traición. Hook huye por los callejones de una ciudad que
no conoce y la cámara le sigue para que vivamos en primera persona su desorientación
y acoso. Y aunque el director apuesta por una puesta en escena realista y a
veces casi documental, al final pesa más en la película su dimensión de
thriller que su análisis político. Pero como thriller de supervivencia, deja
sin aliento.
Dirección: Yann Demange
Guion: Gregory Burke
Música: David Holmes
Fotografía: Tat Radcliffe
Intérpretes: Jack O'Connell, Paul Anderson, Valene Kane.