miércoles, 31 de octubre de 2018

Novela: Oculto sendero de Elena Fortún (2016)


La autora.-
Elena Fortún es muy conocida por la serie de novelas cuya protagonista es Celia. Novelas catalogadas como infantiles pero que pueden leerse también como novelas de crecimiento, impregnadas de una gran frustración. Escribió también otros cuentos para niños y obras de teatro. En el libro Oscuro sendero se intuye por qué. 

Mi opinión.-
Oculto sendero es una obra autobiográfica y que Elena Fortún jamás pensó que se editaría. Es una especie de diario de desahogo pero muy bien estructurado.

En la obra oculta su verdadera personalidad dando vida a una pintora, en lugar de escritora, desde la infancia hasta su madurez. Su infancia está dominada por la incomprensión de los adultos, especialmente de su madre y también por el abuso y la brutalidad de las criadas y entre ellas, hay que mencionar especialmente a Casiana. Manipuladora, injusta y abusiva. A cambio de que la niña pueda dormir con ella cuando tiene miedo, le exige pequeños chantajes: juguetes, frascos de colonia y otros tesoros que María Luisa guarda. Al principio, odié a este personaje, a esta Casiana y me alegré de que, al fin, desapareciera en el libro. Pero después pensé que Casiana quizá tuviera sólo un par de años más que María Luisa, por eso le gustaban las mismas cosas, los pequeños tesoros que la protagonista recibía por ser una niña bien.

El Madrid de la infancia de Elena Fortún

Se nota el resentimiento de clase en sus relaciones con la criada, pero también su excesiva dependencia de ella por miedo a estar sola. María Luisa vive con sus padres y sus dos hermanastros mayores. Poca atención le prestan estos últimos si no es para mortificarla e insultarla. Su madre preocupada por sus imaginarias enfermedades de corazón, tampoco le hace mucho caso. Es descendiente de una familia de buena posición, pero sólo pudo casarse con un viudo de clase media trabajadora, ni siquiera pudo conseguir como marido a un burgués y eso alimentó su frustración.

Bordado. Nipis

María Luisa siempre se ha considerado diferente pero todavía no sabe por qué. Recibe una educación muy escasa, la típica de las señoritas de principios de siglo. Música, dibujo y bordado. Pocas lecturas serias y mucho menos nada que le haga pensar en otra cosa que no sea un buen matrimonio. Sin embargo, también se fija en las señoritas distinguidas que empiezan a vivir su independencia. Las señoritas que se maquillan y perfuman, que fuman en público y que beben y parlotean en cafeterías y bares.

Las mujeres empezaban a independizarse
No importa donde vaya María Luisa, siempre se encuentra en ambientes de cierta brutalidad para su alma en capullo o para sus ojos nuevos. Es una niña y adolescente de extremada sensibilidad y por ello, sus primeras noticias sobre el sexo y las relaciones con los hombres provenientes de la criada Lucrecia resultan repugnantes. Durante unas vacaciones sufre también un episodio de abuso sexual cuando apenas es una adolescente. Un juez baboso y repugnante quiere darle "un besito", aunque ella no quiera y ella asustada se lo cuenta a su madre. En lugar de servir para que el hombre sea acusado como abusador, este episodio hace visible a la niña como pieza de caza para el resto de los hombres del hostal que se afilan los colmillos. Así crece, entre la incomprensión de los adultos y también de las niñas y la enorme culpabilidad que siente.

Hotel Quisisana, donde se encuentra con su amante
Al final, la joven se casa. Más para escapar de su madre que para formar una verdadera familia. Ha conocido a un joven pintor que le ha dado clases de dibujo y que parece distinto a los demás y al reencontrarse con él, piensa que podrá ser un buen candidato. Será su peor decisión. Porqué él cambiará nada más casarse y se mostrará irritable, hosco, envidioso, cobarde y con pocas luces. Seguirá durante su matrimonio la brutalidad y el sentirse desubicada sin saber porqué. Al final aceptará que su orientación sexual no es la habitual durante su estancia en Canarias; aunque su vida no será mucho más feliz. También las relaciones entre mujeres estarán dominadas por estrategias de poder, especialmente, teniendo en cuenta que debían vivirse mucho más discretamente que las relaciones homosexuales entre hombres.


Elena Fortún nació en 1886 y teniendo en cuenta esta autobiografía podemos imaginar que sufrió mucho. A la incomprensión de los demás se unía su propia incomprensión. Era una mujer muy religiosa y conservadora que vio frustrada su carrera como escritora. Tuvo que dedicarse a la literatura infantil, considerada como género menor puesto que su marido presumía de ser un gran escritor y no toleraba que nadie le hiciese sombra. Elena Fortún se escondía en el baño para poder escribir sin molestar. No tuvo una habitación propia.

Un fichú de tul blanco
Me ha extrañado que no haya ninguna referencia al contexto histórico en el que se desarrolla la novela de autoficción. Ni siquiera en los momentos más dramáticos de la Guerra civil, la posguerra, el exilio y la vuelta a España. Eso me ha desilusionado un poco. Sin embargo, la novela es muy recomendable. Incluso por el uso del lenguaje y la recuperación de expresiones un poco ñoñas y también por Introducción crítica de Nuria Capdevila-Argüelles. 



Oculto sendero 
Elena Fortún

Edición 
Nuria Capdevila-Argüelles y María Jesús Fraga. 

Ed. Renacimiento.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Novela: Aranmanoth de Ana María Matute (2000)


La autora.-
Ana María Matute fue calificada como la mejor novelista de la posguerra. Era miembro de la Real Academia Española y también fue Premio Cervantes. A los 5 años escribió su primer cuento y a los 17 ya firmó su primer contrato, de 3.000 pesetas en 1942. La torre vigíaOlvidado Rey Gudú y Aranmanoth conforman su trilogía medieval. Otras obras suyas son: Demonios familiares, Paraíso inhabitado, Primera Memoria y una gran cantidad de cuentos con la infancia como protagonista. 


Mi opinión.-
He terminado este verano la trilogía medieval de Ana María Matute pero, afortunadamente, todavía me quedan muchas obras de esta gran autora. En esta breve novela se repiten temas que ya trató en las anteriores: la familia, la educación, la adolescencia. Pero será porque se termina la trilogía o no sé por qué yo me quedo sólo con uno de ellos. La sensación de que esa Edad Media, reflejada en estas tres novelas, indefectiblemente desaparecerá en cuanto desaparezcan sus personajes. Es una sensación extraña.


De alguna manera, los tres personajes principales han sido abruptamente desalojados de la comodidad de su infancia. Orso vivía apaciblemente con su padre ausente pero, llegada la edad, tendrá que irse al castillo del Conde para iniciar su aprendizaje como caballero. Aranmanoth, un hijo no deseado de Orso, será expulsado del mundo de las hadas al que pertenece su madre para reafirmarse como criatura humana. Windumanoth, tercer vértice del triángulo fatal, cumplirá el deseo de su padre y será entregada en matrimonio a Orso, bastante mayor que ella y a quien no reconocerá como marido, sino como sustituto de su padre.


Aranmanoth y Windumanoth se dan a conocer como niños inocentes. Sin embargo, las constantes ausencias de Orso y el paso del tiempo les abocarán al amor prohibido. Igual que en Olvidado Rey Gudú, el amor se manifiesta como una fuerza poderosa y peligrosísima, El corazón es como un lobo hambriento. El corazón es un depredador (pg. 126). Ninguno de ellos quería desairar a su padre y esposo pero lo hacen y, a pesar de que Orso tampoco hubiese querido castigarles por su osadía, deberá hacerlo porque el Conde, representante del orden social, la autoridad y la jerarquía, se lo ordena.


Orso es un personaje muy interesante que debería haber sido desarrollado con más intensidad. Conocemos un poco de su infancia, ese período en que vivía en el mundo de las mujeres y que, con muy pocas ganas, debe de sustituir por el mundo de los hombres. Aparte de un encuentro fugaz con un hada, cuando engendra a Aranmanoth, no se le conocen amores. Su vida ha transcurrido siempre de guerra en guerra por su vasallaje respecto al Conde. Es un personaje que respeta el orden social y que nunca se hubiera atrevido a quebrarlo. Es un hombre obediente y resignado a su suerte.


Por el contrario, Aranmanoth y Windumanoth sí que desafían el orden social, pero lo hacen involuntariamente, sin apenas darse cuenta. Crecen y, al mismo tiempo, sus sentimientos crecen y cambian con ellos. Aunque más que crecer desearían volver a la infancia, volver a la seguridad del mundo de las mujeres. Ese mundo, que creen poder recobrar, está en el Sur de donde proviene Windumanoth y hacia allí emprenden su huida. Es una narración muy intensa, muy bien construida. Ana María Matute tenía una habilidad especial o una dedicación especial para describir paisajes, colores y ambientes. Esa recreación de una época mágica, con personajes que buscan su sitio sin hallarlo. Y es ese mundo mágico, lo que desequilibra todavía más a los personajes. Es la unión de lo fantástico y lo mágico, pero recreados de una forma muy realista, lo que produce más angustia. Muy recomendable.




Aranmanoth
Ana María Matute

Ed. Booket

jueves, 18 de octubre de 2018

Cine: El reino de Rodrigo Sorogoyen (2018)


Si hay algo que, en los últimos años caracteriza a un político corrupto es su afición por las comilonas de marisco y los paseos en yate. Así es como empieza esta película con varios personajes, entre ellos sólo una mujer, sentados a la mesa de un restaurante de moda, en una ciudad mediterránea, zampándose raciones y raciones de marisco, riendo y bebiendo, sintiéndose los más listos de la clase. 

No sé a qué reino hace referencia la película, pero el partido político que se representa podría ser PP, PSOE o, incluso, cualquier otro de ámbito autonómico con ciertas conexiones con el poder central. La ciudad tampoco se nombra pero bien podría ser alguna ciudad valenciana o andaluza o balear. Está bien que no se haya definido la localización porque en todas ellas ha habido sonoros casos de corrupción que parecen dar la razón a quienes sienten la corrupción como un mal endémico.


En ese contexto se ha movido, en los últimos años, como pez en el agua Manuel López Vidal, interpretado por Antonio de la Torre. Ahora, cuando está a punto de culminar (de momento) su ascenso político, se destapa un caso de corrupción que le señala directamente. Sin embargo, él empieza una carrera desenfrenada cuyo objeto principal es demostrar que no es el único implicado. Ya se sabe. Cuando todo va bien somos muy amiguitos, pero cuando las cosas empiezan a ir mal, tiro de la manta y me llevo a todos por delante. Esto hará que sus compañeros le consideren una amenaza directa y le empiecen a tratar como un apestado: no le cogen el teléfono, no lo quieren recibir en sus despachos. Para que pueda salvarse será determinante que pueda incriminar al resto. Cosa que no será nada fácil con la policía, la prensa y sus propios compañeros detrás.


Lo que más me ha sorprendido de esta película es la ausencia de biografía del político, un hombre del que sólo se juzga su pasado y su presente corrupto, pero del que sabemos poco más. Es un buen padre de familia, todavía enamorado de su mujer después de más de 20 años de matrimonio, pero no conocemos nada de su familia de origen, de su vida de juventud, de sus estudios o de sus otros trabajos antes de meterse en política.


Alguna anotación sobre su pasado quizá contribuyera a explicarnos su deriva. Pero el director no quiere darnos explicaciones. Nada de una infancia traumática o dominada por la pobreza, nada de una juventud de privaciones que nos pudiera hacer empatizar con él. Pienso que quiere presentar a un corrupto de una manera neutral, sin darle excusas ni justificaciones de ningún tipo pero, al mismo tiempo, exponiéndole como un hombre normal. 


Él dice de sí mismo que sólo hacía lo que hacían los demás y, en vista de la reacción de sus compañeros le creemos, pero esto no nos debe servir como justificación. Hay una escena muy reveladora. En un bar, el camarero está hablando animadamente con unos clientes y en un momento dado, se confunde, al darle los cambios a un joven. Visiblemente le devuelve más dinero del que le corresponde y éste joven, tranquilamente, se lo mete en el bolsillo. En cierta manera, esto también es corrupción porque, quizá, cualquiera de nosotros, gente normal, hubiéramos hecho lo mismo. Que quede bien claro que todos podemos ser corruptos.


Antonio de la Torre está rodeado de buenos actores y actrices con magníficas interpretaciones. Josep María Pou, al que espero ver en el Teatro Principal de Zaragoza en el nuevo montaje de Moby Dick, entre ellos; pero también Luis Zahera que, en una secuencia memorable, expone las debilidades y neuras de un buen corrupto. También hace un pequeño papel Laura Gómez-Lacueva de Oregón TV y Bárbara Lennie que, en el monólogo final, nos deja con los pies al borde del precipicio.


Dirección: Rodrigo Sorogoyen
Guion: Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen
Música: Olivier Arson
Fotografía: Alex de Pablo
Intérpretes: Antonio de la Torre, Josep María Pou, Nacho Fresneda, Ana Wagener, Bárbara Lennie.

lunes, 15 de octubre de 2018

Novela: Donde los escorpiones de Lorenzo Silva (2016)


El autor.-
Lorenzo Silva estudio derecho y ejerció como abogado durante bastantes años. Sin embargo, su vocación literaria terminó ganando. Ha escrito principalmente novela, pero también poesía, algún ensayo y un par de libros de viajes. También ha sido guionista de cine y colabora habitualmente en la prensa. De la serie de Bevilacqua y Chamorro lleva ya escritas diez novelas. Otras obras suyas: Historia del Marruecos español, Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos, Trilogía de Getafe. 

Mi opinión.-
Ya he comentado alguna vez que la novela negra o la novela policíaca son una excusa para hacer una radiografía de la sociedad. En el caso de Donde los escorpiones no se analiza una sociedad o una época determinados pero sí un microcosmos. Un espacio cerrado donde se abren paso los mismos vicios, las mismas rivalidades y pasiones; pero que está situado a miles de kilómetros de España y cuyos habitantes son militares de diferentes países y algún colaborador local.

La droga que se vende en Cañada Real se cultiva en Afganistán

La acción está situada en la base española de Herat, en Afganistán y, a priori, dado que se trata de un espacio cerrado debería ser más fácil localizar al asesino. Sin embargo, quizá sea eso lo que más miedo le da a Bevilacqua. Cuando se produce el asesinato de un militar español, la pregunta importante es ¿quién puede haber accedido a una base militar española dotada de una seguridad extrema? Suponiendo que haya sido alguien de fuera, el fallo de seguridad sería abrumador, pero ¿y si el asesinato lo hubiera cometido alguien de dentro? La respuesta a esta segunda hipótesis es todavía peor.

Las cundas. Ida y vuelta al poblado y dosis de droga por un módico precio

Bevilacqua, Vila para los que se atascan con su nombre, ya no es un hombre joven, ronda los cincuenta, y empieza a acarrear los primeros síntomas de la vejez. Parece ser que su última relación sentimental también ha terminado. Sin embargo, su mente sigue siendo tan perspicaz, reflexiva y sagaz como siempre. Además sigue teniendo una cierta tendencia hacia el estoicismo, no espera nada, no le sorprende nada. Pero, por otra parte, también frecuentemente se sigue enredando en pensamientos que no le favorecen.


Para que Vila no divague demasiado, su compañera Chamorro se encarga de devolverle a la realidad. Vila y Chamorro parecen, frecuentemente, don Quijote y Sancho. Aunque sea éste un paralelismo demasiado manido. Por otra parte, su hijo, un excelente estudiante, le confiesa su interés por ingresar en la Guardia Civil. Así que, en este momento de su vida, Vila tiene el alma en un hilo y aprovecha para leer a Pessoa y sacar enseñanzas de Don Draper, el protagonista de Mad Men, que representa la esperanza, ir siempre hacia adelante, reinventándose por causa de los embates de la vida.


Con este planteamiento Lorenzo Silva aprovecha para contar la vida en un recinto militar internacional, de los que cada vez serán más frecuentes. Porque, queramos ser conscientes o no de ello, la línea de frente se ha desplazado varios miles de kilómetros de nuestra frontera nacional. Nos guste o no, se impone también la colaboración entre ejércitos que durante siglos han sido enemigos y, además, un último factor a tener en cuenta es que la población local, en este caso de Afganistán, puede no estar muy contenta con esos despliegues.


No obstante, en ese recinto cerrado, se reproducen las mismas pasiones que fuera. Las altas y las bajas pasiones. Amoríos, trapicheos más o menos grandes, tráfico de drogas, demasiado alcohol, traiciones y deslealtades en situaciones de máximo estrés. Pero al final, el criminal es el más previsible y el motivo del asesinato de lo más común. Casi resulta un poco decepcionante especialmente porque el criminal consigue escapar y seguir su vida, esperemos que, carcomida por los remordimientos.

Lorenzo Silva estuvo en julio de 2014 en la base de la ISAF de Herat documentándose para escribir esta novela. Aprovecha en este libro para lanzar alguna crítica pero, en general, él siempre se sitúa de parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Fuerzas Armadas incluidas. Como ciudadanos, todavía no les hemos perdonado un pasado demasiado agresivo; pero, deberíamos esforzarnos por conocerlos más de cerca. Pasarán años todavía hasta que podamos sentar las bases de una cultura de defensa democrática, respetuosa para militares y ciudadanos, pero la literatura puede ser un primer paso para tender puentes. Y Bevilacqua y Chamorro son buenos embajadores.

Serie Bevilacqua y Chamorro:
El lejano país de los estanques, 1998. Premio Ojo crítico
El alquimista impaciente, 2000. Premio Nadal
La niebla y la doncella, 2002
Nadie vale más que otro, 2004. Relatos
La reina sin espejo, 2005
La estrategia del agua, 2010
La marca del meridiano, 2012. Premio Planeta
Los cuerpos extraños, 2014
Donde los escorpiones, 2016
Tantos lobos, 2017. Relatos
Lejos del corazón, 2018
El mal de Corcira, 2020



Donde los escorpiones
Lorenzo Silva

Ed. Booket

miércoles, 10 de octubre de 2018

Exposición de fotografía: Tierra de sueños de Cristina García Rodero (2018)

Es la primera vez que veo una exposición de fotografía en color de Cristina García Rodero, especializada en la investigación de rituales y celebraciones religiosas por todo el mundo, fotografiadas en un riguroso, denso y tupido blanco y negro que dotan de gran valor artístico a esos documentos antropológicos.

Shirvani el día de su boda. Lleva un saco de arroz para su nueva familia

Sin embargo, en este trabajo creo que ha elegido el color para aproximarnos a una dura realidad, pero desde un punto de vista más esperanzador. Tierra de sueños exhibe la pobreza, las enfermedades, los matrimonios infantiles de los habitantes, principalmente mujeres, de Anantapur; una zona de pobreza crónica donde la Fundación Vicente Ferrer hace mucho tiempo que empezó a trabajar. Con colores vivos y muy saturados nos acerca a esa realidad; una realidad que gracias al impulso de las mujeres puede llegar a cambiar.


Porque junto a todas las lacras mencionadas antes, también podemos ver una manifestación de mujeres de Anantapur durante el 8 de marzo; o tres universitarias compartiendo una modesta habitación donde los apuntes conviven con una cuerda para tender la ropa. En definitiva, esperanza de cambio.



Es un trabajo realizado por encargo de la Fundación y de la Obra Social de la Caixa durante un mes y medio. No obstante, no aparece la mirada crítica de la fotógrafa, ni siquiera delante de una niña de 10 años que celebra junto a su familia su primera menstruación, como señal de que ya puede contraer matrimonio. Es una mirada amable y comprensiva que, a veces, también manifiesta una cierta ironía. En estas dos fotografías sobre la maternidad enfrenta a dos mujeres que acunan en sus brazos dos seres vivos muy diferentes. Y en la siguiente las necesidades del niño quedan en primer término, remarcando lo que es verdaderamente importante.




Esta fotografía me llamó especialmente la atención. Un grupo de mujeres posan para la cámara engalanadas para recibir a un representante político, en Cundala Thanda. Pertenecen a la tribu sugali de la que no he podido encontrar ninguna información. Pero, las dos mujeres de la izquierda de la fotografía…



Cristina García Rodero ha sido la primera española en pertenecer a la Agencia Magnum y también es de las pocas fotógrafas que ha podido inaugurar su propio museo en vida. Toda una pionera. En CaixaForum Zaragoza, hasta el 13 de enero de 2019. 

Nagamani, 6 años, tiene glaucoma congénito

Darhani, 10 años, celebra su primera menstruación y que ya puede contraer matrimonio 


jueves, 4 de octubre de 2018

Cine: Todos lo saben de Asghar Farhadi (2018)


¡Qué difícil es pertenecer al género humano! Lo digo porque como mamíferos nacemos muy inmaduros y eso nos hace estar muy desprotegidos para vivir en un entorno tan hostil. Por eso inventamos la sociedad y su entramado de relaciones. Las relaciones familiares y de amistad. Cuando todo va bien, va bien e, incluso, muy bien. Pero cuando las cosas se tuercen esas frágiles relaciones de conveniencia contribuyen todavía más al desastre. Qué débil resulta ser la confianza y qué pronto se quiebra. 

De eso va esta película. De lo fácil que es romper la confianza que, necesariamente, deben mantener entre sí unos seres humanos tan desprotegidos en un entorno tan hostil. Además, tiene también ciertos matices de tragedia griega y de destino que irremediablemente debe cumplirse que trascienden a la localización de la trama en un pueblo español.


Laura (Penélope Cruz) vuelve a su pueblo para asistir a la boda de su hermana. Le acompañan esta vez sus dos hijos, Irene una adolescente alocada y el pequeño, pero su marido (Ricardo Darín) ha tenido que quedarse en Argentina. Durante la celebración del banquete de bodas, Irene desaparece y comienzan a llegar mensajes al teléfono de su madre reclamando un rescate.


A partir de aquí la desconfianza se apodera de todos los asistentes, familiares y amigos, todo el círculo íntimo que rodea a una familia aparentemente normal. Esta desaparición hará que revivan odios y rencores antiguos, deudas no satisfechas y comportamientos miserables que se juntarán con una nueva remesa de odios y envidias en gente que debería mantener vínculos de amor y confianza.


El personaje clave de la trama es Paco y lo interpreta magistralmente Javier Bardem. Es un personaje abiertamente bondadoso y, quizá por ello, es quien más sufrirá. Es el amor de adolescencia de Laura y el hijo de los criados que ha conseguido prosperar gracias a su trabajo. Ahora está casado con Bea y parece que, cuanto mejor le van las cosas a él peor le van a la familia protagonista. Algo que el patriarca, el padre de Laura, no puede soportar. Mariana, la hermana mayor de Laura (Elvira Mínguez) y su marido (Eduard Fernández), al igual que Laura y Alejandro, también están pasando apuros económicos; y, además, su hija, una joven que ya es madre, vive una crisis matrimonial porque su marido no puede encontrar trabajo.


Todo este entramado está perfectamente ensamblado en la película y fluye con una gran sutileza gracias a un guion muy meditado. El hecho de que la acción se desarrolle en un pueblo español no tiene una gran trascendencia puesto que se exponen, durante toda la película, situaciones que podrían darse en cualquier otro sitio. Envidias y conflictos universales que no desaparecerán, a pesar del fundido en blanco y de la tos de Paco que parece un presagio de un final rápido.


La película no es un thriller psicológico, ni tampoco una película policíaca donde importe quién es el secuestrador. Trata de acercarse al abismo de las relaciones humanas y, en ese intento, consigue hacer reflexionar sobre la periódica reaparición de un pasado no resuelto imbricado en un presente convulso y también sobre la conveniencia de no volver atrás si se ha tenido la oportunidad de escapar.



Dirección y guion: Asghar Farhadi
Música: Alberto Iglesias 
Fotografía: José Luis Alcaine
Intérpretes: Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Bárbara Lennie, Elvira Mínguez, Ramón Barea, Inma Cuesta. 

lunes, 1 de octubre de 2018

Novela: En estado salvaje de Charlotte Wood (2015)


La autora.-
Novelista australiana con fama de provocadora y desde luego por esta novela lo es. Con esta novela ganó el Stella Prize, premio establecido en 2013 para cualquier tipo de género literario escrito por mujeres. Hasta ahora no se ha traducido ninguna de sus otras obras al castellano. 

Mi opinión.-
A primera vista se podría creer que ésta es otra novela de distopía terrorífica donde las mujeres son las protagonistas principales. Sin embargo, nada más empezarla vemos que lo más terrorífico es que podría darse perfectamente en la realidad. Es más, la autora se inspiró en hechos reales.

Diez mujeres jóvenes se despiertan en un lugar aterrador después de haber sido drogadas. No se conocen entre ellas, aunque algunas son famosas. Los guardianes les rapan el pelo, las visten con harapos y les racionan la comida. Las obligan a trabajar y las maltratan, aunque no hay agresiones sexuales. Y esperan.

Este es el canto siniestro de los dacelos o cucaburras. 
Parecen reírse amargamente de ti o quizá de ellos mismos

Vera y Yala se distinguirán pronto de las otras y también entre ellas mismas. Yala se servirá de su instinto para sobrevivir. Se convertirá en una cazadora y renunciará incluso a hablar. Vera, por el contrario, explotará al máximo sus capacidades racionales para tratar de escapar. Es una mujer muy culta y recordará sin cesar sus visitas a ciudades europeas y a museos y será capaz de trazar un plan para eliminar a su carcelero que, sorprendentemente, saldrá bien. El resto de compañeras quedan diluidas por la fuerte personalidad de Yala y de Vera.


Poco a poco vamos descubriendo que todas tienen algo en común. Han sido víctimas de agresiones sexuales o han manifestado algún tipo de conducta sexual no aceptada por una sociedad occidental y se han atrevido a denunciarlo. Como consecuencia de ello sufren este internamiento y una violencia atroz contra sus cuerpos que proviene de la actitud de sus carceleros que a su vez viven encarcelados allí y también proviene de un medio ambiente agreste. Una granja abandonada y cercada por una valla eléctrica, en un paraje inhóspito.


A medida que todos los personajes caen en la cuenta de que nadie irá a por ellos, los papeles se invierten. Las prisioneras ya no lo serán tanto y los carceleros perderán parte de su poder. En ese momento, me recordó a la novela de William Golding El señor de las moscas donde unos niños que han sufrido un accidente y han ido a parar a un isla desierta reinventan la humanidad con los mismos errores y abusos. Y pensé que también sería el inicio de una nueva tribu, una tribu matriarcal. Especialmente, cuando las mujeres se comprometen a fabricar una muñeca. Una muñeca que resulta ser siniestra. Pero no, no crean una nueva sociedad.

El señor de las moscas 
No entendemos porqué durante toda la novela las prisioneras son sometidas a esa violencia brutal, física, psíquica y también medioambiental que, sin embargo no necesita ser explícita ni macabra. No hay redención en el enciero pero tampoco hay muerte. Hay existencia sin esperanza y el único deseo de prorrogar el sufrimiento sin ninguna explicación. Pero en el mundo real, a menudo, tampoco entendemos porqué nos pasan las cosas.


El estilo de la autora puede definirse como lacónico, brutal, llevando a las mujeres y a los carceleros al borde de la animalidad; pero, resulta también lírico, extremadamente intenso y doloroso. Es una novela desagradable, a veces repulsiva que, en un contexto de supervivencia es capaz de relacionar la compasión de Yala acunando a un canguro moribundo con una nueva Piedad de Miguel Ángel o comparar la exuberancia de flores y animales en los tapices del Museo de Cluny con la brutalidad de un paisaje habitado por hierbajos y pájaros estruendosos. 


No puedes dejar de leer porque está basada en hechos reales. En todos los países del mundo hay o ha habido técnicas e instituciones para reeducar a las mujeres desviadas. Aquí, en España, los conventos  o los manicomios servían para esconder los deslices de las jóvenes. No es tan extraño pensar que, en otros países, todavía sigan existiendo. Terrorífico.




En estado salvaje
Charlotte Wood

Traducción: Miguel Temprano García

Ed. Lumen