Sinopsis.-
La historia de la familia Santa Cruz desde 1869 a 1876, como un reflejo de la burguesía de la España de la Restauración. Juanito Santa Cruz, el hijo, joven y despreocupado, es amante intermitente de Fortunata y marido de Jacinta. El triángulo amoroso sirve de excusa para describir las relaciones entre clases sociales y el freno que supone la burguesía ociosa e involucionista, anclada en el pasado.
El autor.-
Benito Pérez Galdós (1843-1920). Fue el máximo representante de la novela realista-naturalista en España, sobre todo incluyendo el lenguaje de las clases más populares. También fue político, considerado de izquierdas y al parecer esto influyó en que no le se otorgase el Premio Nobel.
Mi opinión.-
Recomendar un clásico de la literatura española del siglo XIX sería una obviedad, pero si yo tuviera hij@s les obligaría a leerla. Es la novela más conseguida del naturalismo en español y destaca, sobre todo, por su descripción detallada de la burguesía, ñoña, rancia y meapilas, coexistiendo con las clases más bajas. La novela está ambientada en la España de la Restauración, un período complicado; y aunque Galdós, es el máximo exponente en España de la reflexión socio-política en la novela, lo que más me interesa es destacar los personajes.
Maxi y Juanito. Fortunata y Jacinta. |
La galería de personajes es impresionante. Muy especialmente las mujeres, mujeres muy fuertes, acostumbradas a “cargar” con hombres aniñados que sólo les traen problemas. Fortunata y Jacinta, dos imágenes especulares, buena y mala, virtuosa y perdida, rica y pobre, compañeras unidas por la desgracia de amar a un cretino; también destaco a Mauricia la dura, alcoholizada, escandalosa y al final de su vida con delirios místicos; la beata doña Guillermina y doña Lupe y su pecho postizo de algodón (una metáfora también de su corazón, a medias insensible), burguesas que hacen de la caridad un negocio.
Creo que el siglo XIX fue la cumbre de la novela, para la literatura española y también para otras del entorno. Un siglo apasionante, convulso y sobre todo, revolucionario. Podríamos poner como inicio y final de siglo, la Revolución Francesa y la Revolución Rusa y transversalmente y de manera silenciosa la Revolución de las Mujeres. En el siglo XIX se vivió el despegue definitivo de la incorporación de la mujer a la vida, a todas las dimensiones de la vida: literaria, social, política; y al mismo tiempo fue el siglo más ferozmente misógino de la historia.
Sólo tenemos que fijarnos en las protagonistas de las grandes novelas. No importaba que fuesen ricas o pobres, burguesas o del pueblo, cultas o semianalfabetas, todas, absolutamente todas, malcasadas y prematuramente muertas por venenos, sobrepartos o abuso emocional. Después de haber desafiado al orden burgués, eran estigmatizadas, despellejadas y rechazadas por la sociedad. La lista sería interminable: Madame Bovary y el arsénico, en 1857; Ana Karenina y el tren, en 1877; Fortunata y un mal parto, en 1887; Nana y la viruela, en 1880; Thérèse Raquin y sus remordimientos, en 1867.
Nunca he entendido por qué estas mujeres, sin duda basadas en personajes reales, sólo eran capaces de desafiar las convenciones por unos hombres pequeñoburgueses, que frecuentemente no merecían la pena; y tampoco sé si este tipo de novelas reflejaba fielmente esa realidad o se escribían para advertencia/escarnio de lo que podía pasarles a las transgresoras. Quizá la solución, como siempre, sea más sencilla y puedo pensar, afinando el cinismo que me caracteriza, que esa disección del carácter y los sentimientos más profundos de las mujeres y su despellejamiento público, sólo fuera un ajuste de cuentas por algún gatillazo del autor.
Describir así a las mujeres (mujeres fuertes perdidas por peleles), y sobre todo castigarlas por su osadía, podría ser una muestra de machismo; pero ¿cómo describen estos autores a los hombres? En Fortunata y Jacinta no salen muy bien parados. El padre de Juanito es un ser débil, que ha sufrido una educación muy estricta en su infancia y ahora el bienestar económico hace posible que su hijo se eduque como un parásito; el hermano mediano de Maximiliano, es un cura glotón; su hermano mayor, un político chaquetero; los amigos de Juanito, depredadores como él. Creo que sólo se “salva”, muriendo en la novela, Manuel Moreno Isla, enamorado en secreto de Jacinta y que, casualmente, vive en Londres, porque no soporta la grisura del país.
Antes he dicho que Fortunata y Jacinta podían considerarse imágenes especulares; creo que lo mismo se puede aplicar a mis personajes “favoritos”: Juanito Santa Cruz, llamado El Delfín y Maximiliano Rubín. Enfermo social y enfermo mental, respectivamente. Ñoños, infantiloides, impotentes, parásitos, sobreprotegidos por madres desbordantes, asfixiantes; incapaces de ser hombres en su hogar. Dedicados a torear a las mujeres del pueblo y después sacudirse el gabán y volver a la respetabilidad de su casa burguesa. Son la imagen de la debilidad e indolencia del país; debilidad física en el caso de Maxi y moral en el caso de Juanito. Maximiliano encuentra la salvación en su delirio, pero Juanito seguirá siendo inconsistente y voluble, dedicado a la caza de jóvenes como Fortunata a la que Galdós describe como “infeliz joven abandonada, miserable y quizá maloliente”.
Hubo una muy buena adaptación para la televisión hace unos años dirigida por Mario Camus e interpretada por Ana Belén (Fortunata), Maribel Martín (Jacinta), François-Eric Gendron (Juanito Santa Cruz) y Mario Pardo (Maximiliano Rubín). Se puede ver a través de la web de rtve.es/alacarta. Y también hay una nueva adaptación de Ana Karenina para el cine, otra sufridora que no me podré resistir a ver.
Fortunata y Jacinta
Benito Pérez Galdós
Edición de Francisco Caudet
Ed. Cátedra. Letras Hispánicas
A mi entender las mujeres más libres del XIX están en la novela inglesa, Elizabeth Bennet de Jane Austin o Jane Eyre de la Brontë o incluso la Dorothea de George Eliot en Middlemarch son mujeres que hacen su voluntad y sólo se subordinan a un hombre en busca de un beneficio (ya sea material o espiritual) pero claro son heroínas de libros escritos por mujeres no por hombres como Anna Karenina. Me gusta tu blog, me encanta hablar de libros, bueno es saber que estás aquí
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Por aquí o por tu blog nos iremos viendo.
ResponderEliminarMuchas veces leemos bestsellers horribles por ser novedad y descuidamos leer los clásicos, es una pena. Siempre he dicho que nos conocemos El quijote o Los tres mosqueteros de memoria por las series, películas, etc., pero que pocos los hemos leído. Gran novela, eso sí para coger con ganas (como casi todas las novelas del XIX) y gran adaptación a TV. Qué pena que no sigan adaptando nuestra literatura y sin embargo tengamos que tragarnos Águila roja. En fin!!!
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