miércoles, 10 de junio de 2020

Novela: Man de Kim Thúy (2016)

La autora.-
Kim Thúy vive actualmente en Canadá aunque nació en Vietnam en 1968. Un momento muy conflictivo. Por ello salió de allí como refugiada con sus padres hacia Malasia, para terminar en Canadá. Otras obras suyas: Ru, novela autobiográfica. 

Mi opinión.-
La autora no podrá negar que su formación académica francesa empezó antes del exilio y que continuó en la zona francófona de Canadá. Para mí se nota en su escritura. Frases, párrafos y capítulos breves y contundentes pero muy narrativos, que dicen muchas cosas y con un gran sentido poético.


Al principio la narración resulta un poco confusa, sobre todo para quién no tenga mucha idea sobre la guerra de Vietnam. Su primera infancia dominada por la cultura francesa y después su reeducación por parte de la guerrilla, quienes utilizaban las páginas de los libros franceses para envolver el pescado.

Refugiados

Después, se va centrando en su nueva vida en Canadá. Una nueva vida que, sin embargo, se ve condicionada de tal manera por su origen oriental que le conciertan un matrimonio. Con su marido montará un restaurante y es allí donde empezará a tomar conciencia de su propia vida y de sus carencias emocionales.

Notre-Dame de Saigón

La cocina del restaurante le sirve como laboratorio para entender que, a pesar de llamarse Man, la satisfecha, tiene un agujero en el corazón. Le faltan los amores que ha ido perdiendo o que, ni siquiera, ha tenido tiempo de encontrar. A pesar de que vive, el amor de su madre biológica, el de su segunda madre y también de la tercera, el amor descafeinado de un marido ausente, el de sus hijos no deseados, el amor de sus nuevos amigos y la irrupción del amante que la coge desprevenida. Nada le sirve para estar satisfecha.

Un chè de tres colores

Introduce de vez en cuando recuerdos de la vida en Vietnam, de la represión y de la reunificación posterior de las familias. Algo que para ella ya no se produjo. Y también de las costumbres, de las tradiciones culturales que se perdieron por influjo de la colonización francesa, como la costumbre de las mujeres de teñirse permanentemente los dientes de negro. Los llamados dientes de azabache eran considerados un signo de distinción y elegancia.

Qué mejor ciudad para enamorarse y perder el amor

Queda también espacio para la crítica en los países de acogida. Especialmente, crítica para algunos hombres que buscan en las mujeres orientales una sumisión que las occidentales ya no estamos dispuestas a consentir. Recomendable. 


Man
Kim Thúy

Trad. Laura Salas Rodríguez

Ed. Periférica

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, deja tu comentario