jueves, 1 de mayo de 2014

Cine: Bienvenido Mister Marshall de Luis García Berlanga

Esta ha sido la segunda película de cine clásico que hemos comentado en el curso de Análisis fílmico que estoy haciendo. Reconozco que es una obra maestra del cine. No me cabe duda. Es inteligente, divertida, profunda y caben dentro de ella, los subgéneros principales del cine: western, folclórico, cine de denuncia, incluso el autor afirma en una entrevista que, parte de la película es un homenaje al cine soviético. Pero confieso que tengo cierta animadversión al cine de Berlanga y no sólo por su misoginia abiertamente confesada. 

Lo que más me gusta son los diálogos, llenos de chispa, con un humor fino y surrealista. Gran parte del mérito se debe al escritor Miguel Mihura. Una narración muy ágil y perfectamente articulada entre todos los protagonistas, algo difícil de mantener en una película coral. Casi me atrevería a decir que sólo hay un protagonista; todo el pueblo que responde a un estímulo como si fuese un único organismo. 

Gracias a este curso me he enterado de lo que se llama “arco dramático berlanguiano” y que es parte de lo que más me molesta del cine de Berlanga. Berlanga siempre sitúa a sus personajes ante una oportunidad, algo imprevisto que si saliese bien podría cambiar definitivamente sus vidas, pero el problema es que la inmensa crueldad (revestida de ternura) de Berlanga hacia sus personajes, siempre impide que las cosas les salgan bien. A pesar de la simpatía que siente por los personajes, retrata con mucha crudeza, el sometimiento, el conformismo, la falta de expectativas y el fracaso constante, la aceptación de la miseria, la abulia y la inercia. Todo ello me hace salir del cine dando patadas.

Villar del Río (no del Campo), un pueblo donde no llega el tren, recibe la visita del Delegado (máxima autoridad) que viene a anunciarles la próxima visita de los americanos del Plan Marshall.  El Plan Marshall se había diseñado para ayudar a la rápida reconstrucción de Europa después de la II Guerra Mundial. Fueron beneficiarios los países que había sufrido la expansión nazi. La España franquista que había sido aliada de los nazis, quedó fuera de estos planes de recuperación económica. Se dice que esta película pasó la censura por su tono claramente antiamericano. Yo creo que la pasó porque los censores no brillaban por su inteligencia. 

Bueno, con la noticia de la llegada de los americanos, todo el pueblo se moviliza para recibirlos como se merecen. Casualmente están en el pueblo, Carmen Vargas (máxima figura de la canción española) y Manolo su representante que conoce perfectamente los gustos de los americanos. Así que embarca a todos en la transformación de un pueblo de la meseta castellana en un pueblo andaluz de cartón piedra. Después de todo el esfuerzo, los americanos pasan de largo. 

Pero por un momento los habitantes de Villar del Río han podido soñar. Las escenas de los sueños de los personajes principales me parecen soberbias. Cada una respetando las pautas del género correspondiente: western para el sueño del alcalde; escenarios de cartón piedra para el sueño histórico del hidalgo venido a menos; y el sueño de la maestra que no se llegó a rodar y que, confesado por el propio Berlanga incluía alguna especie de intercambio (sexual) entre la maestra y unos jugadores de béisbol altos, rubios y guapos.

La maestra y la folclórica son los únicos personajes femeninos. Son estereotipos como corresponde al tono de sátira que Berlanga da a toda la película, pero, la folclórica, exageradamente estereotipada e ignorada por la cámara incluso cuando está cantando, roza el ridículo. Y eso que Lolita Sevilla era la protagonista absoluta de la película y por ello percibió los honorarios más altos. 

Parece que Berlanga odiaba el cine folclórico que en aquella época tenía mucho éxito sobre todo en el mundo rural, mayoritario entonces en España. Además le habían impuesto la temática folclórica para poder rodar la película. Tomando en consideración esto y que las cantantes de la época no brillaban como actrices, creó este personaje. Una folclórica a la que sólo van a ver hombres y después de la primera canción ya no le hacen ni caso. Es muy conocida la escena en la que toda su conversación se reduce a asentir lo que dice su representante con “ozú”, “vaya”, “digo” o la otra escena en la que directamente, Manolo su representante la hace callar “porque están hablando los hombres, niña”. Ridiculización de la folclórica, corta de entendimiento y de instrucción. 

Una sátira de la España rural donde al final, Berlanga salva a los inocentes personajes pero quedando por encima de ellos, como un señorito burgués.





Director: Luis García Berlanga
Intérpretes: José Isbert, el alcalde; Manolo Morán, Manolo el representante; Lolita Sevilla, Carmen Vargas; Elvira Quintillá, Eloísa la maestra; Fernando Rey, el narrador.

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