La autora.-

Mi opinión.-
Una de las protagonistas nace también en la prisión de Evin
y termina viviendo el exilio en Italia. Es, pues, una novela autobiográfica. La
primera novela de la autora se nutre de su experiencia de la represión, la
violencia y el exilio. Para ser exactos es la experiencia de varios miembros de
su familia. Encarcelados, ajusticiados y exiliados. Algo que se repite
habitualmente en los regímenes autoritarios como es el de la República Islámica
de Irán.
En esta novela hay momentos verdaderamente intensos y
dolorosos, descritos de una manera muy poética. Pero al mismo tiempo, hay
tantos personajes y tantas historias que me ha resultado difícil de seguir. La autora
ha repartido sus experiencias en varios personajes emparentados entre ellos, de
manera que las historias se desarrollan independientemente; pero hay tantos
saltos en el tiempo y tan fragmentados que a veces no se siente la necesidad de
continuar con la lectura.
La realidad de la prisión de Evin |
Por otra parte, yo hubiera necesitado también una
descripción del contexto sociopolítico, que dio lugar a esa represión tan
brutal durante 30 años; o que, al menos, aparecieran personajes del otro bando.
Pero no hay nada de eso. Poco sabemos de la represión iraní concretamente y aunque
tampoco tiene porqué ser diferente de cualquier otra represión surgida de un estado
totalitario y excluyente, hubiese sido necesario para completar la vida de
desarraigo y de muerte por motivos políticos. Y también para entender cómo
muchos iraníes, activistas durante la revolución contra el sha, que querían
modernizar el país, se sintieron traicionados una vez que la revolución se
mostró tan intolerante.
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Jacarandá |
Es una novela de esperanza y de mujeres muy fuertes. Todos tratan de mantener la
lucha por la libertad continuamente porque en cierta manera, aunque los padres
intentan evitarlo, los hijos heredan ese capital de represión y lucha. Los
padres ocultan su historia en la cárcel, pero los hijos tarde o temprano la
descubren y necesitan conocer su pasado para poder entender su presente en
otros países, en otras culturas. Algunos de ellos ya no sienten deseos de
volver a Irán, pero sí interés por cómo evolucionará la situación política. Al fin
y al cabo, como dice la autora en una entrevista, Reza Sha obligó a las mujeres
iraníes a quitarse el velo para poder salir a la calle y los ayatolás las
obligaron a ponérselo si querían salir; pero la verdadera libertad está en que cada mujer elija si quiere llevar velo o no.
Sahar Delijani
A la sombra del árbol violeta
Ed. Salamandra
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