La autora.-
Margaret Atwood es de sobra conocida. Es escritora, activista social y política, también ha sido profesora. Pertenece también a Amnistía Internacional y ha
sido durante muchos años, y espero que algún día lo consiga, candidata al
Premio Nobel. En 2008 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y
años antes también había recibido el Premio Booker, por El asesino ciego. Es también la autora de El cuento de la criada, la distopía más famosa de principios del
siglo XXI. Otras obras suyas son: Por
último, el corazón, Nada se acaba,
La maldición de Eva.
Mi opinión.-
Lo comento siempre que tengo que escribir sobre un libro de
cuentos. No me gustan los libros de cuentos. En bastantes ocasiones no
encuentro cual es el denominador común entre ellos y yo creo que deben de
tenerlo y luego, cuando uno de los cuentos me gusta, me sabe a poco. En éste no
ha sido así. El hilo conductor figura ya en el título. La maldad, la maldad
humana. Pero tratada de un modo muy particular. Con mucha gracia, mucha ironía
y mucha mala leche dirigidas, casi siempre, a la crítica de la masculinidad.
Los tres primeros Alphinlandia,
El aparecido y La dama oscura
tienen una clara conexión. Ofrecen la triple perspectiva de una relación
amorosa. Cada uno de los protagonistas fue uno de los vértices del triángulo
adulterino y expone, indirectamente, cómo ese suceso sigue repercutiendo en su
vida pasados más de treinta años. Pero no se queda sólo en esto. Además, dos de
los protagonistas son consumados escritores, dedicados a géneros distintos; con
lo cual, la autora, aprovecha para despacharse a gusto sobre la impostura
literaria, la preeminencia de unos géneros literarios sobre otros y sobre el
oficio de escribir. Pura delicia.
En El aparecido, Él,
Gavin, es un gran poeta que desprecia a las mujeres y, especialmente, a
Constance, que fue la única mujer que le abandonó. Aunque después de una vida
dedicada a la alta literatura
descubre, poco antes de morir, que no suscita tanto interés en los estudios
como creía. Descubre que, en realidad, los críticos prefieren estudiar la obra
de Constance.
Constance, después de su ruptura con Gavin, dedicó su vida a
la ciencia ficción y ha tenido mucho éxito en el gran público. Cosa que a Gavin
le parece muy secundaria porque él prefiere un público más erudito al que
tomarle el pelo. En Alphinlandia vemos
la vida de Constance y cómo compatibilizó la creación de su mundo con sus
tareas de esposa y madre. Y podemos imaginarla escribiendo a escondidas, en la
mesa de su cocina, cuando los hijos pequeños ya se habían ido a la cama y el
marido estaba viendo un partido de fútbol en la televisión.
Entonces creó un mundo completo y perfecto, donde cada cosa estaba
en su sitio y en el que la gente malvada recibía su merecido. Un mundo
alternativo para escapar de su realidad que, al final, resultó ser un mundo más
real y gratificante que la vida misma. Ella era la diosa de ese mundo, la
señora sobre la vida y la muerte. En La dama oscura,
Jorrie, la causante de la ruptura entre Gavin y Constance, tiene que
enfrentarse a ésta durante el entierro de Gavin. Allí saldarán cuentas y
descubrirán que podrían haber sido amigas. Jorrie perdió su vida, en cuanto
Gavin se cansó de ella y sólo tuvo como refugio la relación con su hermano
gemelo.
Lusus Naturae
rompe abruptamente con esta trilogía de cuentos estupendos. Y nos muestra la
vida de una niña distinta. Una niña monstruosa a la que temer sólo porque es
distinta, sin ningún otro motivo. Es el cuento que menos me ha gustado y es por
lo que comentaba antes. No le veo la relación con el resto. El novio liofilizado y Sueño con Zenia, la de los colmillos rojo
brillante son muestras de
masculinidades ridiculizadas, pero con mucho cariño. La mano muerta te ama me ha parecido magistral. Es un ejercicio de literatura dentro de literatura en el que la autora vuelve a criticar la clasificación de la literatura por géneros. En este caso, una novela de serie B llega a convertirse en sucesivas versiones de películas de serie B, generando unos considerables ingresos para su autor. Ingresos que puntualmente debe de repartir con sus antiguos compañeros de piso que le sirvieron de inspiración para crear a sus personajes. En un momento determinado, el autor quiere terminar con esta situación de una manera sangrienta pero en lugar de eso se encuentra con unos carcamales y un viejo amor que no han podido olvidarle. Si en algún momento pudo vengarse de ellos, está claro que ya pasó esa oportunidad. Humor, fina ironía y savoir faire por parte de Atwood.
Colchón de piedra es el cuento más amargo. No hay lugar para el ridículo en él y sí para poner de manifiesto cómo hechos traumáticos siguen teniendo repercusión pasados los años. Pero también es una reescritura de la femme fatale.
Colchón de piedra es el cuento más amargo. No hay lugar para el ridículo en él y sí para poner de manifiesto cómo hechos traumáticos siguen teniendo repercusión pasados los años. Pero también es una reescritura de la femme fatale.
Y respecto a A la
hoguera con los carcamales podría decir que podría tratarse de una distopía
que tenemos a la vuelta de la esquina. Y eso hace que sea descorazonador. La
violencia contra los seres no productivos, la falta de respeto y amor por
aquéllos que suponen una carga y el egoísmo individualista pueden llegar a ser los
signos característicos de una sociedad opulenta como la nuestra. Ahora que un
nuevo virus ha hecho tambalearse a nivel mundial estas sociedades nuestras, tenemos
una oportunidad para reflexionar sobre lo que es importante y lo que no. La
literatura de Margaret Atwood es muy recomendable. Siempre, siempre.
Nueve cuentos malvados
Margaret Atwood
Trad. Victoria Alonso Blanco
Ed. Salamandra
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