Paloma Ulacia Altolaguirre ha escrito cuentos y novelas y también es pintora. Memorias habladas, memorias armadas fue declarado finalista en 1988 del Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias de la Editorial Tusquets. Concha Méndez fue su abuela.
Supongo que debe ser muy difícil transcribir una conversación mantenida a lenguaje escrito. Sin embargo, desde mi punto de vista la autora de este libro lo ha conseguido. Quizá ha influido en ello el inmenso cariño que sentía por su abuela, la protagonista. Incluso puede diferenciarse claramente el estado emocional de la entrevistada. La primera parte del libro, cuando Concha Méndez recuerda su infancia y juventud, se puede respirar la alegría, la rebeldía y las ganas de vivir. Todo aquello que se consume con el paso del tiempo y cuya ausencia queda bien reflejada en la parte final del libro.
Concha Méndez fue una mujer
excepcional. Lo que se dice una adelantada a su época. Una mujer deportista y
vigorosa a la que, en el final de su vida, también la depresión la alcanzará,
aunque será capaz de superarla. Aventurera y valiente. Dispuesta y, a veces,
obligada a cambiar de país, a dejar una familia que no la comprendía y a formar
otra lejos de lo que siempre había conocido.
Porque Concha Méndez sólo quería
viajar y aprender, escribir y vivir; y esto la obligó a desertar de su familia
y de su clase social. Porque en aquel momento, si en determinadas clases
sociales todo esto estaba mal visto para los hombres, mucho peor era
considerado para las mujeres. Como ella misma dice había nacido «en un mundo
que la obligó a la evasión».
Fue, durante 7 años, novia del
cineasta Luis Buñuel al que había conocido durante unas vacaciones de niños
pijos en San Sebastián. Fue amiga también de Lorca y Dalí, pero no quería que
la incluyesen en la etiqueta de «surrealista». Ella sólo quería vivir sin
asfixiarse. Maruja Mallo fue su gran amiga. Habían sido compañeras de colegio.
De familia rica, su padre se
había hecho a sí mismo y su madre pertenecía a la aristocracia empobrecida por
haberse mantenido durante generaciones sin hacer nada. Típico matrimonio en el
que uno, el advenedizo, pone el dinero y la otra, el apellido de alcurnia. De
aquí venía la insistencia de su padre en querer olvidar sus orígenes de clase
baja y en que sus hijos e hijas fuesen señoritos sin veleidades artísticas.
Concha Méndez era una mujer muy
inteligente que supo enseguida que para emanciparse de su familia y su clase y
ser libre debería prepararse primero. Pero como su familia le tenía prohibido
asistir a la universidad decidió cultivar sus contactos ya que su círculo
íntimo le quedaba muy estrecho. Algunas escenas con su familia, reproducidas en
el libro, son de puro vodevil. Estando de vacaciones en San Sebastián, decide
marcharse a Suecia y le dice a su madre «me voy a Estocolmo». La madre
contesta: «Esto es el colmo». Así que Concha decide salir corriendo y su madre
llama a la policía. Como se trata de la huida de una menor de edad, solicita a
un juez que no la haga volver a su casa. El juez sentencia que estará viviendo
en un hotel hasta que su padre le prometa que la dejará viajar. Pero el padre
nunca cumplirá esa promesa.
También fue una de las fundadoras
del Liceum Club Femenino, como centro cultural y también de beneficencia para,
principalmente, señoras y señoritas burguesas. Escribía poesía, especialmente
hai-kus, poemas breves japoneses que ya me gustaría encontrar; también obras de
teatro y fue, durante toda su vida, de país en país, editora.
Hay que recordar la época en la
que vivió para ser conscientes del esfuerzo que tuvo que hacer. No sólo por
enfrentarse a su familia, sino después por vivir en el período convulsivo de la
república y la posterior Guerra Civil, el exilio y la II Guerra Mundial. Todo
mucho peor para las mujeres. En el código español «la mujer, el niño y el
retrasado mental estaban en el mismo plano…». Se interesó también por la
política pero puede definirse como conservadora a pesar de su carácter
aventurero. No habla muy bien de Alberti, cuando se entera de que éste, sin su
consentimiento, la ha mencionado en unos panfletos del Partido Comunista.
Tampoco perdonó la infidelidad de su marido.
Un libro muy recomendable. Sobre
todo para aquéllos y aquéllas interesados en recuperar parte de la Generación
del 27, de las mujeres de la Generación del 27, doblemente silenciadas. Por el
régimen franquista y por sus compañeros de generación.
Poemas de Concha Méndez
recitados por ella misma: Aquí
Un fragmento de las conversaciones con Concha Méndez:
Paloma Ulacia Altolaguirre
Concha Méndez
Editorial Renacimiento
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