La novela está dividida en tres partes que se corresponden con la infancia, la adolescencia y la juventud de los tres protagonistas principales: Kathy, Ruth y Jimmy. Estudian y viven en un típico internado inglés y ninguno de ellos tiene familia. Desde el principio les educan como niños especiales, no sabemos si por sus cualidades intelectuales o por cualquier otra característica. Porque, una de las cosas que más me gusta de esta novela es que está estructurada como un thriller, casi como una novela de misterio, un rompecabezas que el lector o lectora que irán encajando poco a poco pero sin encontrar su verdadero sentido hasta el final de la novela.
Bien es cierto que el autor va diseminando pistas a lo largo del texto. Los guardianes y la directora educan a los niños sin ocultarles que un día, se convertirán en cuidadores y donantes y que deberán completar. Además, sienten el miedo que provocan en algunos personajes cercanos. Pero ellos, no llegan a saber hasta el final del libro, al mismo tiempo que el lector, cuál es el significado real de todo eso en sus vidas. Mientras llega ese momento se desarrollan como niños y adolescentes aparentemente normales aunque no tengan mucho contacto con el exterior.
Kathy, Ruth y Jimmy representan las tres reacciones habituales que los seres humanos tenemos frente a la vida, lo desconocido y el abismo de la existencia, frente a la muerte. Kathy es generosa, tímida y reservada, aparentemente muy racional y ordenada pero, en realidad, tiene que hacer un gran esfuerzo para contener sus emociones. Ruth, por el contrario, es caprichosa, una pequeña manipuladora que siempre obtiene lo que quiere aunque, lo cierto es que tiene un miedo incontrolable a ser abandonada. Jimmy es la emocionalidad pura, el deseo de amar y de ser amado, la rabia desatada y un corazón que, frecuentemente, le desborda. Aceptación, manipulación y rabia; tres estrategias muy humanas.
También se desarrolla el inevitable triángulo amoroso aunque esto no sea lo importante de la novela. Como parte de su educación como seres especiales han sido instruidos concienzudamente en qué, cómo y cuándo deben desarrollar relaciones sexuales; a pesar de saber, desde su infancia, que serán estériles. Pero como seres humanos inexpertos no saben cómo desenvolverse en las relaciones emocionales.
En este sentido, esta novela puede considerarse como una novela de crecimiento pero es también una distopía. Una distopía que cada vez puede ser más posible si consideramos moral la instrumentalización del ser humano en beneficio de otros seres humanos. Recuerdo ahora el lema de la Tyrrell Corporation en Blade Runner de Ridley Scott, Más humanos que los humanos. Y este es el punto clave de la novela. No son humanos, al menos para las leyes del momento en el que están viviendo.
Recomiendo esta novela y su película también. Está magníficamente interpretada por Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield y dirigida por Mark Romanek.
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