Pasan los años (minutos en la representación) y es la mujer
traicionada y amargada; es la reina a quien su propio marido adúltero le quita la
dignidad y el trono; y es la viuda inconsolable que sospecha que su marido ha
sido envenenado por Fernando el Católico y que vaga por toda Castilla buscando a
quien la quiera escuchar. También es madre de varios hijos a los que apenas ve.
Y abuela del rey, de Felipe II que amenaza con enviarla ante el Tribunal de la
Inquisición temiendo que se haya convertido al luteranismo. Concha Velasco ha sido capaz de condensar toda esa experiencia vital y exponerla sin pudor en el teatro, ante el público que actúa de confesor de una moribunda más lúcida que nunca.
La reina Juana murió el 12 de abril de
1555. En esa noche se sitúa la acción de la obra, la confesión de la reina ante el padre Francisco de
Borja.
Las palabras de su confesión tienen vida. Las palabras hacen que los personajes
más determinantes en la vida de Juana aparezcan en esa última noche. Madre,
padre, hijos, emperador, rey, reina, los comuneros. Todos ellos acuden a su
llamada para seguir importunándola. Al final Juana, que había vivido la mayor
parte de su vida sola y recluida, únicamente acompañada por su última hija, muere
rodeada de todos aquellos que no la entendieron, que la utilizaron para sus
propios fines.
Juana fue la tercera hija de los Reyes Católicos y no estaba
destinada a reinar. Se concertó su matrimonio con Felipe el Hermoso y tras la muerte de sus hermanos mayores fue declarada
heredera. Isabel la Católica murió en
1504 y Felipe el Hermoso, el marido intruso, era lo suficientemente intrigante para quedarse con la corona y con el apoyo de la nobleza castellana conseguir que Fernando se retirase a su
reino de Aragón. No le sirvió de mucho porque apenas unos meses después de ser
proclamado rey, Felipe murió de fiebres. Juana creyó fervientemente que su
padre le había envenenado.
Juana I de Castilla |
A partir de ahí todo fueron conspiraciones e intrigas
políticas para evitar que Juana reinase hasta que en 1509 Fernando el Católico
dispuso que la encerrasen en Tordesillas hasta su muerte, por miedo a que los
comuneros, contrarios al reinado de Carlos I y de toda su corte de funcionarios
extranjeros, la reclamasen como legítima reina de Castilla. Si no estaba loca
cuando la encerraron después de 46 años allí no extraña que sí lo estuviera.
Director de escena: Gerardo Vera
Autor: Ernesto Caballero
Escenografía: Alejandro Andújar y Gerardo Vera
Iluminación: Juanjo Llorens
Vestuario: Alejandro Andújar
Videoescena: Álvaro Luna
Intérprete: Concha Velasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario