miércoles, 15 de noviembre de 2017

Cine: Florence Foster Jenkins de Stephen Frears (2016)

Florence Foster Jenkins tenía muchísimo dinero y le faltaba casi todo lo demás. Ha pasado a la historia por su voz chillona y chirriante y por su horrorosa manera de cantar. La primera vez que oí hablar de ella fue en un programa de radio que dejó de emitirse hace tiempo. Era Clásicos Populares, dirigido y presentado por Fernando Argenta. 

El programa tenía una sección que se llamaba ¿Hacemos cisco el disco? Creo recordar que, además de estas cantantes de ópera, con mucha voluntad pero sin ningún talento, se daba paso también a música chill-out y aquello que se llamó música de la Nueva Era, que para mí resultaba un poco desquiciante. Y creo que para Fernando Argenta también.


Florence Foster Jenkins pasó a la historia como un personaje friki. Pero evidentemente detrás de cada uno de estos personajes frikis, siempre hay una persona que actúa con lógica, aunque sea con una lógica propia que los demás no podemos entender. Queda claro también que el fenómeno friki, donde un individuo capta la atención de una audiencia por su notoria falta de talento, no es un invento de la televisión actual. Ya había muestras de ello en los años 1940, especialmente en Estados Unidos. Tenía que ser en Estados Unidos, donde el dinero es Dios y obtenerlo, sea como sea, una Religión.


Lo que hace esta película, precisamente, es humanizar al personaje, dentro de sus límites como ficción. Con un cariño indudable por Florence, Stephen Frears, la presenta como una excéntrica mujer adinerada, en los últimos años de su vida, apasionada por la música y con la suficiente fuerza y con grandes deseos para poder expresarse libre, aunque sea torpemente. Es una mujer emprendedora. Creó el Club Verdi, para que personas de la alta sociedad, pero musicalmente bastante incultas, asistieran a espectáculos teatrales que ella misma financiaba y protagonizaba.


Se trataba de representar escenas de las principales óperas y ballets, como tableaux vivants. También se ocupaba del diseño de vestuario y de las coreografías. Excéntrica, sí; pero también muy creativa. No hay que olvidar que tenía más de 70 años cuando murió, poco después de cantar en el Carnegie Hall de Nueva York, y que padeció toda su vida la sífilis que le contagió su primer marido a los 18 años.

La verdadera Florence Foster Jenkins
En la película se presenta el ambiente en el que vivió y los personajes, más o menos famosos que conoció y que se acercaban a ella cuando necesitaban dinero. Todos menos uno. Su marido tiene un gran protagonismo. Era también un actor mediocre pero que ejerció durante toda su vida como ángel de la guarda de Florence. Él se encargaba de la promoción de los espectáculos y de “contratar” a los periodistas que debían escribir las críticas halagadoras sobre los espectáculos. El problema se presentó cuando Florence quiso cantar además de representar cuadros vivos.


El marido se llamaba St.Clair Bayfield y estuvieron juntos 30 años, a pesar de mantener una relación de abstinencia sexual debido a la enfermedad de ella. Hugh Grant se encarga de darle al personaje su especial toque británico y una ternura infinita en su relación con Florence (Meryl Streep).


No sabría decir si Florence era consciente de sus nulas capacidades para cantar y le importaba un pimiento porque quería vivir y transmitir su pasión por la música o si vivía las consecuencias de un delirio mental producido por la sífilis. De cualquier manera, no perjudicaba a nadie y, sin embargo, fue objeto de burla alguna vez, aunque su marido estuviera allí siempre para protegerla. Al final de la película, antes de su muerte, Florence dice dicen que no sé cantar, pero en realidad lo he hecho en el Carnegie Hall. Fue su sueño cumplido.


La película es una biopic clásica que da mucha importancia a la puesta en escena, un poco teatral, y sobre todo se apoya en las magníficas interpretaciones de Meryl Streep, Hugh Grant y de Simon Helberg que interpreta al pianista que siempre acompañó a Florence. 



Dirección: Stephen Frears
Guion: Nicholas Martin
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Danny Cohen
Intérpretes: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg, Nina Arianda, Rebecca Ferguson. 

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