miércoles, 29 de agosto de 2018

Exposición de fotografía. Robert Capa en color. CaixaForum Zaragoza


Robert Capa es conocido por haber desarrollado su profesión como reportero de guerra, por supuesto en blanco y negro, pero también estuvo muy interesado por la fotografía en color. Es curioso confrontar las dos facetas que parecen irreconciliables: el sufrimiento en blanco y negro y la vida alegre en color. Pero los humanos somos así, contradictorios. Es también famoso por aquella frase-consigna para ser un buen fotógrafo: Si tu foto no es buena es que no estás suficientemente cerca.


La fotografía en color surgió casi al mismo tiempo que el blanco y negro en el siglo XIX. Sin embargo, se trataba de procedimientos costosos y muy inestables, inadecuados para la reproducción masiva. Pero en 1938, Kodak desarrolló el kodakchrome, un rollo de película en color muy estable que podía ser almacenado durante mucho tiempo y que daba lugar a fotografías de colores brillantes y perfectamente reproducibles en la prensa. Capa que era muy inquieto quiso probarla enseguida, cubriendo la guerra chinojaponesa que se libró durante la II Guerra Mundial.



Desde entonces fotografió indistintamente en blanco y negro y en color, también las guerras y sus consecuencias. Pero las fotografías de guerra en color eran más difíciles de vender. Testimonio de estas dificultades son las cartas que Capa enviaba a su hermano, su representante ante las editoriales, dándole instrucciones precisas sobre el precio que debía conseguir por los reportajes y que se presentan también en esta exposición.


Pero como no todo en la vida es guerra, Capa también fotografió la sociedad de su tiempo. La de las clases altas que en los años 1950 podían cogerse vacaciones para ir a esquiar o la de las sociedades comunistas que esperaban pacientemente a que empezase el desfile mostrando las grandezas de la dictadura del proletariado o la de grupos étnicos minoritarios. Todo cabía en su cámara.


También había espacio para el cine, el arte o, mejor dicho, para la vida de los artistas en general. Documentó así varios rodajes de películas clásicas: La condesa descalza, La burla del diablo. Y las vacaciones de Picasso o de Hemingway u Orson Welles. Disfrutar de la vida y de la familia después de las atrocidades de la guerra, de cualquier guerra. No en vano, Capa había perdido a bastantes amigos y colegas haciendo un reportaje. Incluso a Gerda Taro fotógrafa, de las primeras reporteras de guerra, su compañera que murió durante la Guerra Civil española.


Robert Capa ilustró algunos libros de reportajes periodísticos que también están traducidos al castellano. Por ejemplo, A Russian Journal de John Steinbeck.



Esta es la foto que más me ha gustado. Una mujer joven disfrutando de la vida y el paisaje reflejado en los cristales de sus gafas. No sé si será la misma mujer protagonista de la siguiente fotografía donde la silueta de la montaña se repite en la curvatura de la espalda de la mujer. Eso es ser un maestro.



Ava Gardner en La condesa descalza

En CaixaForum Zaragoza, hasta el 9 de septiembre de 2018.

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