domingo, 2 de septiembre de 2018

Visita cultural: La Cartuja Baja, Zaragoza (junio 2018)


La Cartuja Baja de Zaragoza debería figurar en uno de esos listados de sitios singulares. Fue convento de cartujos y se abandonó durante la desamortización de Mendizábal; después fue ocupándose poco a poco hasta constituirse como pueblo y actualmente es un barrio de Zaragoza. Después de esta vida tan ajetreada todavía conserva la fisonomía de una cartuja.

La portada barroca

El único torreón que se ha conservado como los originales.

La Orden de Chartreux o de los Cartujos fue fundada por San Bruno en el año 1084. Es una orden contemplativa, muy austera y dedicada a la oración, el estudio, el silencio y el trabajo. Todavía quedan varias cartujas en activo en el mundo; algunas de ellas ocupadas por otras órdenes. Todas ellas se proyectaban igual. Un recinto cerrado por muralla de ladrillo con torreones, una portada de acceso, la iglesia en un lugar central, la procura y la hospedería, las celdas de los monjes y claustros, talleres y huertos. En la Cartuja Baja todos estos elementos todavía son perfectamente reconocibles.

Un cartujo, un poco siniestro, da la bienvenida
Alonso de Funes y Villalpando, descendiente de los barones de Quinto, y su esposa Jerónima Zaporta, nieta del rico comerciante Gabriel Zaporta y de Sabina Santángel, mercaderes que dejaron en Zaragoza el Patio de la Infanta, del que hablaré otro día, dispusieron en su testamento la fundación de una Cartuja en Aragón. Consta que en el año 1634 ya se habían firmado las capitulaciones aunque la construcción y la ocupación de la Cartuja fueron muy posteriores. En un principio se instaló cerca de Alcañiz, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción pero en 1651 se trasladó a las proximidades de Zaragoza y no fue fácil. Muy preocupados estaban los monjes por la provisión de pescado.

La iglesia y detalle del atrio

"Lo de fundar dentro del reino de Aragón fue disposición del señor don Alonso, muy justo y prudente, y así se ha de estimar la de su mujer que quiere lo mismo...La señora mucho ha deseado que fuese cerca de Çaragoça, confiando goçar de lo se hiciese en vida. No faltan inconvenientes en ello y no pocos. El mayor es la excesiva subida del precio del pescado, la competencia de proveerse del con Aula Dei, el estar dos cartuxas tan juntas ... si es cerca de la ciudad la frequencia de los seglares ha de ser molestísima ... Porque no es porquería...el beneficio que se suele seguir de benefactores ricos como los que ha experimentado Aula Dei por la vecindad y los experimentan las casas que están cerca de ciudades… Mucho nos has aconsejado que busquemos puesto en las faldas del Moncayo; otros ...cerca de Taraçona...; otros, y son muchos, que había en Alcañiz; pero ... sea donde fuera sólo suplicamos por reverencia de Dios que miren sea sano, alegre para los paseos de los religiosos, que no falte provisión de pescado, ni agua suficiente. Escarmienten en lo que padecen otras casas por falta desto, que todo es menester sin faltar una dellas para una cartuxa." (reflexiones del padre Luis Vera, encargado de la puesta en marcha de la fundación de la Cartuja de la Inmaculada Concepción, en relación al futuro lugar de ubicación del monasterio (31-I-1635), Archivo Histórico Nacional, Sección Clero, legajo 8585).

La nave de la iglesia y la bóveda con lunetos




Trampantojo
La Iglesia se consagró en 1731 y la totalidad de la Cartuja no se terminó hasta 1767. Más de un siglo de problemas hasta que se pudo habitar normalmente durante apenas 50 años. Durante la Guerra de la Independencia fue Cuartel General del Ejército de Napoleón y aunque los monjes volvieron brevemente después de terminada la ocupación, en 1835 la abandonaron definitivamente como consecuencia de los decretos de Mendizábal. Tierras y dependencias se subastaron en lotes y fueron adquiridas por colonos que las realquilaron. Sufrieron muchas transformaciones, pero hoy todavía su estructura original es reconocible.
Los claustrillos han sido totalmente reformados



Pero todavía quedan vestigios de pintura
En 1982, fue declarada Conjunto de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura y a partir de entonces se hicieron obras de consolidación y rehabilitación, principalmente de la iglesia de planta de cruz latina, tiene una sola nave y bóveda con lunetos. Se han rehecho los pavimentos y zócalos cerámicos y también se han recuperado las pinturas y los trampantojos, con  imágenes de cartujos y celosías. La iglesia es ahora muy luminosa.

La celda del prior

La parte de atrás de la celda de un monje, hoy una vivienda unifamiliar
Como la construcción del Conjunto se dilató tanto en el tiempo, Elena Barlés, profesora de la Universidad de Zaragoza y experta en cartujas, afirma que se pueden reconocer fácilmente tres tipos de barroco. Un barroco sobrio en la fachada de la portería, otro más recargado en el atrio de la iglesia y en el interior, uno más influido por líneas más suaves.


El claustro mayor reconvertido en parque municipal.

De los claustrillos laterales quedan vestigios de las arquerías; pero el claustro mayor se ha destinado ahora a parque público. La mayoría de las celdas de los monjes han desaparecido; queda, sin embargo, la celda del prior y otra más austera que son viviendas unifamiliares muy cotizadas actualmente.


El pavimento de la iglesia da un poco de vértigo

En 1734, la Cartuja de la Concepción era así.




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