jueves, 26 de septiembre de 2019

Exposición: Poéticas de la emoción. CaixaForum Zaragoza


La etimología de la palabra emoción está relacionada con el movimiento. Y eso son los emociones algo que nos moviliza por dentro, para bien y para mal. Es una respuesta prelingüística a determinados estímulos; es la primera respuesta de un bebé. Es aquella respuesta que no tenemos que aprender; la que vive muy cerca de nuestros instintos.

Llanto sobre Cristo muerto de Esteban Jordán, 1567-1600

El Arte y sus distintas disciplinas se han preocupado de las emociones en dos aspectos principales. Por una parte, parecen destinados a provocar emociones en los espectadores y por otra son instrumentos en los que el autor vierte y expresa sus propias emociones. Así se produce un doble juego que potencia la expresividad de las emociones. El autor se emociona y emociona al mismo tiempo.

Joan Miró. Bailarina, 1981
La exposición presenta obras de diferentes épocas bajo este denominador común: la expresión poética de las emociones. Desde la pintura gótica a las vídeocreaciones más novedosas, los autores se implican en la trasmisión de emociones. Aunque no siempre lo consigan. Yo tengo que reconocer que estar varios minutos frente a una grabación de vídeo de un artista llorando, I’m too sad to tell you de Bas Jan Ader, no me provoca ninguna emoción.

I'm too sad to tell you. 1971

Sin embargo, The silent sea de Bill Viola o Turbulent de Shirin Neshat sí que me produjeron una honda emoción, como también, el Descendimiento de la cruz. ¿Por qué unas cosas nos emocionan y otras no? Supongo que todo depende de nuestra propia vida, de nuestra historia.

Turbulent 1998

Si yo me defino como feminista es más probable que me emocione la videoinstalación de Shirin Neshat, Turbulent, que muestra en dos pantallas enfrentadas la diferencia entre hombres y mujeres. Un hombre vestido de blanco, de espaldas a un auditorio compuesto exclusivamente por hombres, proyecta y exhibe su voz y su derecho a estar en el mundo; mientras que en la pantalla opuesta, una mujer con un vestido negro y frente a un auditorio vacío no tiene ninguna posibilidad de ser escuchada.




Este Descendimiento de la cruz, anónimo de Escuela hispanoflamenca, se ha inspirado directamente, especialmente las expresiones de Nicodemo, San Juan y la Magdalena, en el pintado por Rogier van der Weyden en 1435 y que se encuentra en el Museo del Prado. Resulta conmovedor ver cómo el autor ha reproducido fielmente las gotas de sangre traslúcidas alrededor de la corona de espinas de Cristo. En este detalle, me recuerda también a la obra de Juan de Flandes que pude ver en la última exposición de las Edades del Hombre, La oración en el huerto. Allí también el autor se afanó en reproducir el sudor de sangre propio de la angustia ante la muerte.


En The silent sea de Bill Viola, un grupo de nueve actores expresa sincrónicamente sus emociones individuales, formando una ola. Apenas se mueven, apenas se rozan pero constituyen una unidad de sentimiento y emoción; además, la lentitud del movimiento potencia la más mínima variación en cada una de las expresiones.


También hay espacio en la exposición para la fotografía documental y de prensa, que muestra la lucha emocional y física por los derechos políticos y sociales y también para la fotografía de guerra. Pero no olvida tampoco las sencillas fiestas de pueblo y la diversión. Todo puede ser abarcado con las emociones tanto individuales como colectivas. Hasta el 27 de octubre en CaixaForum Zaragoza.

Funeral en Kosovo. Enric Folgosa Martí

Distintas manifestaciones en Barcelona. Años 1970. Colita

Günther Förg. Sín título. 1988


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