jueves, 15 de julio de 2021

Exposición de Fotografía: Ricardo Compairé. Registro de un tiempo


Ricardo Compairé es uno de los fotógrafos clásicos más reconocidos de Aragón y esta no es la única exposición que se ha hecho de su obra. Nació en Villanúa, Huesca, en 1883 y allí desarrolló su carrera como farmacéutico (se licenció en Barcelona pero decidió volver a su Pirineo) y su pasión como fotógrafo. Trataba de dejar constancia en imágenes de una vida que ya se estaba perdiendo y también fue pionero en cuidar del turismo que iba desarrollándose y que en aquel momento se llamaba “excursionismo”. Los turistas buscaban bellezas naturales y arqueológicas en el Alto Aragón. 

Vivió en varias poblaciones principales del Pirineo de Huesca hasta que se estableció en Hecho, donde quedaba todavía muestras de la persistencia de un modo de vida antiguo (en los años 1970, todavía uno de los habitantes vestía diariamente su traje tradicional) y se puso a documentarla para evitar que se perdiera. Fue un gran documentalista de su época. Una época en la que se produjo el resurgir de la identidad regionalista y de un ideario de regeneración que debía de pasar por la vuelta a la naturaleza y a las raíces (que, por otra parte, tan peligroso resultó después).

Así queda en sus fotografías el tiempo pasado y nos produce una gran ternura porque los que tenemos ya cierta edad todavía hemos visto en directo algo de lo que se muestra en esta exposición. Aunque haya sido, únicamente, en las vacaciones de verano de infancia, podemos recordar los trajes de fiesta de las ansotanas pero también los trajes de faena de las mujeres que vestían como mis abuelas. Pocas cosas subsisten ya en la práctica aparte de los paisajes que siguen enmarcando la vida y la realidad de quienes por allí pasan.

Del pastoreo y de los oficios tradicionales ya nada queda; la industria del turismo, principalmente, los ha ido sustituyendo. Y eso es lo que él decía y dejó escrito: los paisajes pueden volver a retratarse pero los personajes, los modos de vida, los utensilios y las herramientas desaparecen en el tiempo.

Llama la atención en esta exposición los retratos de mujeres jóvenes engalanadas para la ocasión y de hombres viejos, con los blusones llenos de remiendos. Como si la emigración ya estuviera haciendo sus estragos y los hombres jóvenes hubiesen decidido, más o menos voluntariamente, huir de las penurias y de las duras condiciones de vida. También experimentó con la fotografía estereoscópica, aunque en esta exposición no haya ninguna, y filmó cortos.

Como fotógrafo da muestras de su calidad y del dominio de la técnica. Utilizaba cámaras plegables y que podrían desplazar su foco para encuadrar correctamente una imagen. Teniendo en cuenta que eran cámaras de placas y que tenía que utilizar un trípode porque las emulsiones fotográficas eran muy lentas, se entiende que su fotografía fuese muy reflexiva, muy pensada, de desarrollo muy lento. En la que trataba de alcanzar la profundidad de las cosas y, especialmente, de las personas a través de una utilización compleja de la luz, de los contraluces y de los encuadres.

Los tableaux vivants protagonizados por las mujeres que desempeñan tareas en otro tiempo habituales pero que en ese momento ya estaban desfasadas, destacan por su frescura y por la espontaneidad del posado, aunque exista un verdadero, y a veces, arriesgado trabajo de composición y encuadre por parte de Compairé. Y es que hay que tener en cuenta que cuando él toma estas fotografías de gentes con ropajes tradicionales o sus herramientas y escenas populares o modos de vida peculiares, éstos ya son de otro tiempo. Son recreaciones en las que se implica todo el pueblo para que él las documente en imágenes surgidas de procesos químicos. Me gustaría saber si los descendientes de esos fotografiados todavía conservan esos trajes y si siguen viviendo allí.

También estuvo muy implicado en la vida cultural de Huesca. En la última farmacia que regentó (y que sus descendientes siguen llevando) situada en la calle Padre Huesca 4 de Huesca, creó una sección de fotografía en la que daba cursos gratuitos y patrocinando un concurso fotográfico periódicamente. Todo para desarrollar la afición al arte fotográfico. Algo que hay que agradecer y resaltar de esta exposición es la presencia de copias de autor, que siempre se encargaba de fabricar sus propios marcos de madera, teñidos con permanganato potásico y oxidados al sol. Ese era el nivel de perfección que Compairé exigía a su ocupación como fotógrafo. Y estas copias de la época, que no siempre se facilitan en las exposiciones, son las que potencian la emoción de contemplar unas imágenes que el propio fotógrafo creó, hace casi 100 años. Un puente entre épocas.

Murió en 1965 y su archivo de 4000 fotografías fue adquirido en 1989 por la Diputación Provincial de Huesca, encargada desde entonces de su difusión a través de grandes exposiciones. Hasta el 18 de septiembre de 2021, se puede pasear el Alto Aragón de principios de siglo en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.


Algunas fotos que pueden contemplarse en la Exposición. 




Mujeres jóvenes y hombres viejos




Las escenas o tableaux vivants. En la de abajo puede verse la poderosa diagonal que dibujan las miradas del chico de la izquierda y de la chica que está en el balcón a la derecha, ¿no? Una imagen perfectamente equilibrada


Siluetas, contraluces, composiciones geométricas que destacan por su ritmo. Un gran fotógrafo.





Una vida para el recuerdo. Y abajo la dificultad de fotografiar un pequeño rebaño de ovejas que casi pasa desapercibido en un paisaje abrumador. 



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