miércoles, 7 de julio de 2021

Novela: La mirada del alma de Luis Mateo Díez (1997)

El autor.-
Luis Mateo Díez es novelista y poeta, también miembro de la Real Academia Española y en el año 2020 fue Premio Nacional de las Letras Españolas, entre otras razones porque su literatura tiene “un lenguaje poético de extraordinaria riqueza y una preocupación constante por la dimensión moral del ser humano”. Otras obras suyas: La soledad de los perdidos, Juventud de cristal, La fuente de la edad y la trilogía El reino de Celama. 

Mi opinión.-
Luis Mateo Díez ha confesado más de una vez que su mayor ambición sería crear un mundo literario propio. No he leído ninguna otra de sus obras pero creo que en esta novela lo ha conseguido. Eso sí, es un mundo completamente separado del nuestro y autónomo. Un mundo de fantasmagorías, el que está al otro lado del espejo envuelto en una niebla amarilla de enfermedad y muerte pero donde no habita el miedo sino la resignación. En cierto sentido recuerda el mundo de Comala de Pedro Páramo o a La Montaña Mágica de Thomas Mann.

Él se define como un escritor irrealista y esto significa que aunque no incluye la actualidad en sus novelas sí que busca el sentido de la misma a través de sus mundos imaginarios poblados de seres transparentes, fantasmales. Seres por los que irremediablemente ha pasado el tiempo y ya no tienen nada que aportar a la vida. No es que su literatura sea triste (a mí no me causa esa impresión) es que queda reducida a lo humano esencial. Sin más aditamentos.

En La mirada del alma Romero, el protagonista, vive en un sanatorio para convalecientes. No sabemos cuál es su dolencia pero, desde el principio, intuimos que no saldrá vivo de allí. A ratos perdidos, cuenta a otros dos convalecientes como fue su vida, acotada por dos encuentros determinantes presididos por unas miradas que desnudaban el alma. Cincuenta años de existencia anodina, marcados por el abandono y la orfandad, el hambre y el aislamiento, separaban estos encuentros con dos prostitutas que, simbólicamente, representan el alfa y el omega de su vida.

Durante toda la novela se intercambian las voces de dos narradores. Una es la del propio Romero y otra la de uno de los dos compañeros de convalecencia que le escuchan con interés diferente. De cualquier manera, Romero cuenta la historia a estos dos compañeros y su historia tiene una mayor resonancia en uno de ellos que ejerce de eco y narra la historia a los lectores. Yo no he entendido muy bien porqué se produce ese juego. Es posible que aunque ambos aportan un punto de vista muy parecido, Romero sea quien más influido está por la ensoñación y la inminencia de la muerte le hace confesarse y el otro narrador que ejerce de confidente, sea el encargado de reconocerse en el testimonio de Romero. O quizá el autor sólo quiere hacer patente que Romero es un enfermo terminal que necesitará que alguien concluya su historia..

Hacia mitad de la novela, la narración toma un giro imprevisto. Casi se convierte en una novela de misterio, donde el protagonista, ya adulto, adquiere la condición de perseguidor de una mujer enigmática. De ella lo primero que ve es un pie desnudo refrescándose en un río que el autor describe como el pellejo olvidado de un bicho que hubiesen sacrificado hacía mucho tiempo y ella miraba desde la ausencia o la falta de cordura... Un pie, que era un pez o un pájaro arrecido, desplumado por el oprobio… La comparación del pie con un pez o un pájaro es fetichismo puro. Esta mujer es Mena, una prostituta con la que inicia una difícil relación. Muy recomendable.



La mirada del alma
Luis Mateo Díez
Ed. Alfaguara

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