La autora.-

Mi opinión.-
A veces las descripciones comerciales que se hacen de los
libros no coinciden en absoluto con el contenido de los mismos ni con la intención
que tuviese el autor al escribirlo. Tierra
de mujeres tiene como subtítulo Una
mirada íntima y familiar al mundo rural y no dudo de que lo sea; pero, por otra parte, la
autora confiesa haber tenido la intención de dar voz al mundo rural en general
y, especialmente, a las mujeres rurales doblemente silenciadas. Y en esto creo
que ha fallado.
Yo había leído ya la mitad del libro y me he dado cuenta de
que María Sánchez seguía sin darles voz a las mujeres rurales. Hablaba de su
experiencia de niña criada en el campo y de mujer que ha decidido volver a él
pero, por ejemplo, no ha contado en profundidad la experiencia de las otras
mujeres. Mujeres de su familia, como su abuela y su madre, que no tuvieron la
oportunidad de elegir o mujeres de su generación que optan por la ciudad en lugar de por el campo. Así que, desde ese punto de vista, me ha parecido un
libro fallido.
La escritura resulta muy poética pero para mí se pierde en
la nostalgia. Y a pesar de lo que se dice en la contraportada, “alejada de
postales bucólicas” sólo hay que ver la fotografía elegida para ilustrar la
portada y darse cuenta de que no es cierto. Creo que la autora cae en lo mismo
que critica: idealizar el pueblo, el campo y lo rural. Olvida, de esta manera,
las inquinas, los cotilleos, la falta de privacidad o, incluso, la vida que Bernarda Alba
hizo vivir a sus hijas. Todo ello también es parte del mundo rural.
Se queja, con mucha razón, de las diferentes oportunidades para
vivir que ofrecen la ciudad y el campo. Pero eso no es culpa de la ciudad. El
mundo rural ha estado abandonado, pero los barrios periféricos de las ciudades
también lo han estado hasta hace muy poco. Tenemos que hacer un esfuerzo por
incluir una perspectiva rural en nuestro pensamiento y actuar de manera que la España vaciada no siga vaciándose,
pero creo que libros de este tipo no ayudan en nada a esa causa.
Quedarse instalado en la nostalgia de supuestos tiempos
mejores no sirve de nada. Es posible que, tal y como se queja la autora,
desaparezcan modos de vida, lenguajes y ritos propios de los mundos rurales
(porque no existe un único mundo rural, hay que hablar en plural) pero surgirán
otros. Es una queja que ya habíamos encontrado en Miguel Delibes. Sin embargo, surgen otras experiencias, se nombran y se renombran con nuevas palabras y también hay nuevos modos de vida. Eso es el
ser humano. Un ser cambiante y en permanente evolución. Además, de que casi nunca, cualquier
tiempo pasado fue mejor y, especialmente, para las mujeres.
Hoy lo rural vende. Hoy el feminismo y los asuntos que
interesan a las mujeres venden. Veremos si gran parte de la literatura que aborda estas temáticas y que hoy parece excelente pasa el cribado del tiempo. Sinceramente, creo que este libro
no lo pasará.
Tierra de
mujeres
Una mirada
íntima y familiar al mundo rural
María Sánchez
Seix Barral
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