La autora.-
Siri Hustvedt tiene una larga trayectoria
como novelista, ensayista y poetisa. Es también una feminista destacada. Ha
recibido el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019, por toda su
obra. Otras obras suyas: Los misterios
del rectángulo, El verano sin hombres, La mujer que mira a los hombres que
miran a las mujeres, Recuerdos del futuro.
Mi opinión.-
El titulo de esta novela no podía estar mejor
elegido. Todo cuanto amé es el
resumen de todo lo que se pierde al vivir y de todo lo que queda después de
haberlo perdido. Las experiencias de vida y una soledad bien gestionada.
La historia se sitúa en el ambiente artístico
neoyorquino de finales de los años 1970 y está compuesta de varias tramas que
se entrelazan y cuyo personaje principal es Leo Hertzberg, un historiador y
crítico de arte. La fascinación que siente Leo por la obra del pintor Bill
Weschler marcará la vida de ambos.
Serán amigos íntimos y sus esposas también. Vivirán
muy cerca. Las dos familias criarán juntos a sus hijos y también compartirán
sus vacaciones. Esto no será un obstáculo para que las rutinas, las pequeñas traiciones,
las enfermedades y la muerte, una muerte inesperada y brutal, apaguen el
entusiasmo del enamoramiento y la juventud.
También se enfrentarán juntos a la enfermedad
mental de uno de los hijos y a su deriva como delincuente. Y la autora será
capaz, al mismo tiempo, de ofrecer una radiografía sobre el mercado del arte y
la influencia de este mercado en la definición de lo que debe o no debe ser una
obra artística. En este sentido, es una novela sobre la creación artística pura
y sobre cuándo y por qué esa creación empieza a ser comercial.
Todo el camino que iniciamos en la vida
empieza con una pérdida. Perdemos el entorno protector del útero y a partir de
ahí todo lo demás. Conseguir y perder, conseguir y perder, parecen los estribillos
de una vida cualquiera aunque no nos pongamos de acuerdo con qué es lo que
debemos conseguir y nos duela perder todo lo que perdemos.
Esta es una historia íntima, contada desde
una voz masculina que se enfrenta a la vejez, a la decadencia y a la
enfermedad. Y que, además, va a perder el sentido de la vista y esta pérdida le
apartará definitivamente de sus últimas alegrías: poder admirar una obra
pictórica o escultórica, leer y escribir. Perder ese sentido sobre el que ha fundamentado
toda su vida y toda su carrera profesional como crítico de arte será la última muestra
de la crueldad de la vida.
Siri Hustvedt
Todo cuanto amé
Trad.: Gian Castelli Gair
Seix Barral
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