lunes, 30 de diciembre de 2019

Novela: El fuego invisible de Javier Sierra (2017)

El autor.-
Javier Sierra nació en Teruel en 1971, es escritor y también periodista; ganó el Premio Planeta en el año 2017, con esta novela. Es un autor muy exitoso, incluso en 2006 figuró en la lista Top Ten de The New York Times. Ha estado siempre muy interesado por sucesos que todavía no están explicados o cuya explicación no le convence. En prensa escrita y en radio y televisión ha conducido revistas y programas como Año Cero, Otra dimensión o Cuarto Milenio. Otras obras suyas: La pirámide inmortal, El maestro del Prado, Las puertas templarias


Mi opinión.-
Aunque la lectura de algún libro me haya decepcionado no me importa dar una segunda o tercera oportunidad al autor, si me queda tiempo. Eso me pasó con El maestro del Prado que, al final, me resultó demasiado abrumadora y, como novela de misterio, excesivamente previsible, pero como guía del Museo del Prado, es excepcional.


De Dublin hasta el Pirineo oscense, en búsqueda
Pero bueno, en cuanto supe que Javier Sierra publicaba nueva novela en la que San Pedro el Viejo y Santa Cruz de la Serós en Huesca eran personajes principales, no lo dudé y me lancé a por ella. Soy capaz de cualquier cosa para promocionar el románico oscense. Puro, recio y profundo.

San Pedro el Viejo, Huesca
Esta novela me ha resultado más interesante que El maestro del Prado. Tiene más ritmo y sabe sostener la intriga a lo largo de las poco más de 500 páginas. El protagonista, un joven investigador decidido y apasionado por las palabras y los libros raros, es reclutado por una dama culta para participar en un club selecto, la Montaña Artificial, dedicado a la búsqueda de la verdadera sabiduría. Allí se encontrará con una joven enigmática y otros compañeros aunque, en realidad, antes de llegar a la verdadera sofía deberá recomponer su pasado, sus carencias familiares y encontrarse con su verdadero yo.

Catedral de Jaca
Se propone pues un viaje iniciático cuya materialización tendrá lugar en las diferentes iglesias del grial por Barcelona, Jaca, Huesca, Valencia y otras iglesias de Gerona. Esta búsqueda del grial conlleva sus peligros pero también su recompensa. En este caso, la literatura y el arte, especialmente la pintura románica, serían las fuentes ocultas de poder, los vehículos para hallar el camino hacia lo trascendente, hacia la raíz primigenia de lo absoluto.

La montaña artificial
Aunque, para los descreídos o por lo menos para los descreídos protagonistas de esta novela, el grial sólo fue una invención para dar prestigio a una nueva casa real, la de Aragón, en el momento en que se escindía de los reyes de Pamplona y se estaba reconquistando la península a los musulmanes Pg. 169). Como consecuencia de esta gran campaña publicitaria, las iglesias del Pirineo ofrecen a la vista representaciones del grial como un cuenco luminoso.

Santa María de Taull

Independientemente de la versión que creamos, las pinturas están ahí para ser admiradas, más que observadas, en busca de claves místicas. Están ahí sus colores profundos, sus rasgos esquemáticos y aparentemente duros, el despliegue de su simplicidad, nos vincula con aquéllos hombres y mujeres que vivieron hace mil años y que, ante la futilidad de la vida, creyeron en una vida eterna perfecta.

Santa María de Ginestarre

Esta Montaña Artificial, que busca el verdadero conocimiento, tendrá que separarse y seguir las distintas rutas del Grial. Y, en esto, yo hubiera preferido que la ruta oscense tuviera una mayor relevancia. Aun así, vale la pena embarcarse en la lectura de esta novela. Creo que, esta vez, el autor ha mostrado un cuidado especial a la hora de acercarse a la literatura, a la pintura y a sus misterios.




El fuego invisible
Javier Sierra

Ed. Planeta



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