jueves, 28 de mayo de 2020

Cuentos: Supervivientes de Java Rosenfarb (2004)


La autora.-
Java Rosenfarb está considerada como la escritora en yiddish más importante del siglo XX. Sobrevivió al Holocausto después de pasar por el gueto de Lódz y varios campos de concentración. Terminó viviendo en Canadá donde, completamente dedicada a la escritura, intentó rehacer su vida. No se ha traducido ninguna de sus otras obras al castellano: The tree of live, Bociany, Of Lodz and love. 

Mi opinión.-
Editar un libro de relatos debe ser bastante difícil. Creo que debe encontrarse una unidad temática, en este caso la hay, pero también debe haber una unidad de estilo que, para mí, en este caso no se cumple. El libro lo componen seis cuentos, aunque el último sería más una semblanza biográfica, y todos ellos tienen como denominador común que su protagonista es un superviviente. Sin embargo, no todos ellos tienen el mismo estilo ni siquiera una longitud similar. Resultan, de esta manera, poco armónicos entre sí. Respecto a la traducción, existen algunas palabras en polaco, alemán o yiddish que tienen su explicación en la correspondiente nota al pie de página, pero otras no y no sé a qué se debe esta diferencia de trato.

El uniforme despersonalizador

En El novato se relata el difícil proceso de reincorporarse a una vida cotidiana y banal como la que solemos llevar todos. Un superviviente de los campos de concentración aprende nuevamente a trabajar, a hablar con sus compañeros, a negociar un contrato laboral. Sin embargo sigue sintiendo frío a pesar de llevar un abrigo fuera de temporada y de trabajar en un taller de planchado de ropa.

Las literas inmundas
Último amor es la historia de Amalia, enferma terminal de tuberculosis y su marido Gabriel, un escultor con cierta fama. Regresan a París donde se conocieron para cumplir la última voluntad de Amalia. Los únicos motores de su vida han sido la supervivencia y la pasión erótica, por eso, pretende vivir una última experiencia sexual con un hombre más joven, con un desconocido al que Gabriel tendrá que convencer. Jean Pierre será el tercer vértice del triángulo y verá su vida afectada gravemente por esta mínima relación con Amalia. Es el cuento más largo y produce tantos cambios de protagonista que resulta demasiado confuso para desembocar en un final que yo considero estrafalario.

La vajilla que se permitió llevar a los condenados
Un viernes en la vida de Sarah Zonabend muestra la soledad de una superviviente a pesar de haber rehecho su vida, estar casada y tener dos hijos. Sigue siendo inestable emocionalmente. Seguimos su divagar y llora sin motivo, odia y se enamora al mismo tiempo de un cartero al que no conoce, quiere escapar de su casa y finalmente decide continuar escribiendo su diario. Después de leerlo queda una sensación de amargura: haber sobrevivido al exterminio para llevar una soledad existencial absoluta.

La olla para cocinar los comistrajos
El comienzo de La venganza de Edgia me ha parecido terrible. Parece existir una ley perversa que gobierna la psique de los supervivientes y que les impide salir del campo de exterminio. En el campo sólo existe el deseo de supervivencia a cualquier coste, incluso convirtiéndose en kapo, en cómplice de los torturadores. El campo se había convertido en el único universo posible y los guardas eran los dioses. Cuando el campo termina, los kapos tienen miedo de que se les reconozca y esperan ser víctimas de una venganza que quizá no llegue.

Las maletas para viajar hasta el exterminio

En Pajarillo rojo la protagonista se enfrenta al drama de haber sobrevivido a su pequeña hija y de verla revivir en cualquier niña que conoce. Sus alucinaciones le hacen descuidar su vida actual y perder la única posibilidad de rehacer su existencia.

Las máscaras para que los guardianes no se envenenaran
El último poeta de Lódz no es un cuento de ficción. Lódz fue el segundo gueto más grande de Polonia después del de Varsovia. Sobrevivió casi hasta el final de la guerra y fue un goteo constante de deportados hacia los campos de exterminio. Aun así, la gente se acostumbró a sobrevivir allí y los poetas como Shayevitch siguieron escribiendo, conscientes de que su obra se perdería y de que el único medio de resistencia en esas condiciones brutales del gueto es cuidar del espíritu propio.

El gueto de Lódz

Las fotografías de este post están tomadas de exposición Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos que vi en Madrid en Mayo de 2018. Conviene recordar siempre.








Java Rosenfarb
Supervivientes
Xordica Editorial

Trad. de Daniel Gascón


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