miércoles, 8 de diciembre de 2021

Novela: Volar alto de Jorge Sanz Barajas (2021)

El autor.-
Jorge Sanz Barajas es Licenciado en Filosofía y Letras y Doctor en Ciencias Políticas. Trabaja como profesor de literatura y colabora también en prensa. Otros libros suyos: La balada del ahorcado y el ensayo biográfico sobre José Bergamín, titulado José Bergamín: la paradoja en la revolución, Las hadas muertas, Capital del desierto. Coordina el Taller de lectura de novela, Libros para entender el mundo, en Zaragoza. 

Mi opinión.-
Esta es la tercera novela de Jorge Sanz Barajas y como las otras dos tiene como escenario principal la ciudad de Zaragoza. Es algo que le tenemos que agradecer porque además rescata una ciudad que no hemos conocido. La Zaragoza de la posguerra que, parece que no y aunque no es el tema principal de la novela, fue una ciudad de intrigas donde en la calle Cervantes existía una sede del Partido Nazi Alemán y en la calle Costa había una oficina de la Gestapo; donde había que circular por la acera derecha para demostrar afinidad con el régimen y donde, en la clandestinidad, se seguían reuniendo los represaliados comunistas.

Es una historia de amor atípica y una novela biográfica atípica. En ella se facilitan pocos datos vitales de los personajes y apenas se dicen bonitas palabras quizá porque Ciriaco y Amaya no pueden vivir una apuesta clara por el futuro, ni ensoñaciones que estén fuera de lugar. Y es así porque es una historia donde predomina el miedo, la clandestinidad y la sospecha y porque, por encima de todo, es una historia de derrotados y perseguidos que siguen manteniendo su dignidad a fuerza de alimentar secretos y pequeñas alegrías.

Ciríaco Párraga es un pintor e ilustrador, republicano y comunista, que acaba de salir de la cárcel. Llega a Zaragoza para recomponer su vida cerca de unos camaradas que han podido establecerse allí. Es 1940 y allí conoce a Amaya Hidalgo, una joven vitalista y llena de fuerza que se convertirá en su compañera. Amaya escribe cartas a su madre que está en la cárcel y que nunca envía porque Amaya ha podido escapar y vive en la clandestinidad. Y sigue escribiendo cartas para no cercenar la necesidad de hablar cuando, en realidad, impera el silencio, la mordaza y la censura. Amaya es la Tellito.

Yo resaltaría dos cosas de esta novela. En primer lugar, está escrita de una manera muy poética soltando emociones y permitiéndoles que vuelen alto pero, al mismo tiempo, una cierta aspereza se encarga de romper ese ritmo poético. El autor no se deja llevar por sensiblerías y fotografía la vida que se desarrolla durante la posguerra civil en una ciudad de provincias dominada por el miedo y la sospecha. Esta poesía se hace novela en una escritura de frases muy cortas y rotundas y que se asemejan a las pinceladas de Párraga que huyen del dibujo por considerarlo un artificio indigno que limita la expresividad de la pintura pura. Los párrafos que describen la pintura y la manera de pintar de Párraga han supuesto, para el autor, una gran labor de documentación facilitada por el hijo del pintor.

En segundo lugar, esta novela también sirve como reportaje y crónica de la vida de la burguesía culta zaragozana de la posguerra; la mayoría de ellos francófilos en una ciudad “ocupada” por los nazis y la Falange. Una vida que pretendía escaparse de las limitaciones del Régimen aunque de manera muy tímida. Aparecen Jalón Ángel, Pilar Bayona, Camón Aznar, Miguel Labordeta e, incluso, en la presentación de una exposición de Ciriaco Párraga, la hermanísima de Franco, Pilar, en una intervención totalmente novelada pero que podría haber sido cierta. Porque todos los personajes involucrados y todas las situaciones que viven son rigurosamente ciertas. Ciriaco Párraga trabajó en Zaragoza en el estudio de Jalón Ángel, fotógrafo de la burguesía zaragozana y gracias a él pintó dos retratos de Franco teniendo como modelo fotografías. Nunca se vieron personalmente y menos mal porque llegó a pensar en atentar contra Franco durante las sesiones de posado. Amaya, la Tellito, se llamaba en realidad Palmira Julia Tello Landeta. Fue miliciana en las Juventudes Socialistas Unificadas, muy próxima a una de las Trece Rosas, Dionisia Manzanero y protagonizó una portada de la revista Estampa. A final de su vida viajaba asiduamente a Estados Unidos para visitar a su hija y a los veteranos del Batallón Lincoln. En 2003, con 83 años participó en una manifestación contra la Guerra de Irak. Dos fotografías icónicas. No cesó de luchar.

Hay un tercer personaje que merecería una novela por sí mismo. A mí me gustaría poder entender a personajes como éste. Aunque Almudena Grandes lo incluyó en su novela Las tres bodas de Manolita no es suficiente para abarcar al personaje. El comisario Conesa, antiguo militante socialista reconvertido en quintacolumnista y torturador, sometía a las presas de la cárcel de Torrero a largos y dolorosos interrogatorios. Durante la II Guerra Mundial colaboró con la Gestapo. Más adelante, durante la Transición y los primeros años de la democracia en España, se encargó de la lucha antiterrorista contra ETA y el Grapo. Todo un personaje que deberíamos conocer.


Volar Alto
Jorge Sanz Barajas
Xordica 


Algunos cuadros de Ciriaco Párraga





Las fotografías icónicas de la Tellito. Una vida de lucha






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