Pero lo que más me sorprende es la relación de Vila con el feminismo. La novela se publicó en el año 2010 y muestra un cierto tufillo contra la Ley de violencia de género. La aprobación y promulgación de la Ley 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, supuso para muchos (casi todos, bueno todos, machistas más o menos reconocibles) un cierto terror. Sospechaban que iban a proliferar (todavía algunos lo dicen sin pestañear) las denuncias falsas y que las mujeres iban a vengarse por milenios de sufrimientos haciendo peligrar el estatus de buenas personas de los pobrecitos hombres.
Vila (o Lorenzo Silva) parece que va por ese sendero. Siempre ha dicho (y ha demostrado) que no es machista, pero también se ha empeñado en recalcar de tanto en tanto que, desde luego, no es feminista. Y esto es algo que me ha extrañado siempre. ¿Por qué hombres tan cultos como Vila no se molestan en investigar qué es el feminismo? No se trata de que tengan que leerse doscientos ensayos de teoría feminista desde el siglo XIX (aunque podemos considerar que el feminismo moderno empieza con la Ilustración, no vamos a exigir tanto). Se trata únicamente que se atengan a la definición de la RAE sobre el sustantivo feminismo:
Del fr. féminisme, y este
del lat. femĭna 'mujer'
y el fr. -isme '-ismo'.
1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
¿Cómo alguien puede no ser feminista? No es tan difícil, ¿no?, principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Igualdad de derechos que todavía no se ha conseguido de manera efectiva y por la cual hay que seguir peleando todos los días. Feminismo no significa subvertir el orden y sustituir el abuso machista por el abuso de las mujeres. No, señores, nunca ha sido eso. No significa que los hombres renuncien a sus derechos. No, señores, nunca ha sido eso. No significa que los hombres sean perseguidos por el hecho de ser hombres. No, señores, nunca ha sido eso. No se trata de que los hombres renuncien a sus derechos. No, señores, nunca ha sido eso. Se trata de que los hombres entiendan que deben renunciar a privilegios. No se trata de que las mujeres maten a los hombres impunemente. No, señores, nunca ha sido eso. Se trata de que los hombres no maten a las mujeres. No, señores, la Ley 1/2004 no supuso indefensión para los hombres y el número de denuncias falsas sigue siendo ínfimo y además se detectan sin mayor problema. Y aquellos machistas que no quieren reconocer que lo son se detectan también fácilmente porque utilizan expresiones como “prejuicio de género” o “ideología de género” y mantienen que “la violencia no tiene género”; pero sí lo tiene. Y en la violencia de género el agresor es hombre y la víctima es mujer.
Pues yo creo que, parte de este miedo de los hombres, inspira esta novela que, además, está basada en hechos reales. Y no es que yo niegue que las mujeres podemos ejercer violencia contra los hombres es que las estadísticas ahí están. A finales de mayo de 2021, en apenas una semana, ha habido 6 mujeres y un niño asesinados por parejas o exparejas (es decir, violencia de género). Ningún hombre.
El hilo conductor de esta novela es el agua. En realidad, se trata de resaltar que su capacidad de cambiar y adaptarse a distintos recipientes (situaciones) es lo que le confiere una considerable ventaja frente a los enemigos. El agua va hacia abajo, hacia lo vacío y no tiene forma constante. Claro que, aplicado, a la vida de la víctima casi significa que para recuperar la custodia de su hijo tiene que estudiar las enseñanzas de Sunzi y de Epicteto y poner en práctica una estrategia que, en realidad, no le sirve contra un enemigo brutal. Un poco excesivo, ¿no?
Aparece otro personaje interesante que no sé si se repetirá en lo sucesivo pero que a mí me gustaría volver a ver. La jueza Gómez Fernández-Vadillo, de nombre María Antonia, parece hecha a medida de Vila y, a veces, parece que le tira los tejos. Resuelta, colaborativa y sin miedo a tomar decisiones peliagudas a pesar de que Vila se muestra bastante insolente con ella. Una mujer que está de buen ver pero que Vila dejará pasar porque sigue con un autoimpuesto voto de castidad. A Chamorro le ha tomado demasiado afecto “para ofrecerle la estropeada mercancía que sobre esas premisas podría compartir con ella” (pg. 165) y de Salgado, la otra compañera guardia civil, Vila dice “… aunque ya había cumplido los 35…” En fin, que no está por la labor de entablar ninguna relación porque sigue teniendo penitas de amor o porque sea un machista redomado encubierto que dice “…el matrimonio es un contrato desventajoso para el hombre…” (pg. 256). Jaaaaaaaaaaaaaaaaa, jaaaaaaaaaaaa. En cualquier caso, imprescindible leer esta novela.
Serie Bevilacqua y Chamorro:
El alquimista impaciente, 2000. Premio Nadal
La niebla y la doncella, 2002
Nadie vale más que otro, 2004. Relatos
La reina sin espejo, 2005
La estrategia del agua, 2010
La marca del meridiano, 2012. Premio Planeta
Los cuerpos extraños, 2014
Donde los escorpiones, 2016
Tantos lobos, 2017. Relatos
Lejos del corazón, 2018
El mal de Corcira, 2020
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