Bruno es un joven atractivo y rico con problemas
reconocibles. Su principal problema es que su padre quiere internarle en un
psiquiátrico y él quiere asesinar a su padre para poder disponer de su fortuna. Para evitar el internamiento se le ocurre intercambiar asesinatos
con un perfecto desconocido de manera que nadie pueda relacionarlos. La ocasión
se le presenta cuando conoce a Guy, un joven y prometedor tenista de clase baja
que espera ascender a través de su matrimonio con la hija de un político. La única
pega es que Guy ya está casado y su odiosa mujer no le quiere conceder el divorcio. Intercambiar las víctimas es la solución perfecta para Bruno y para Guy; pero Bruno no
cuenta con la honestidad y los escrúpulos morales de Guy.
Hitchcock se planteó esta película después de varios fracasos
y pretendió volver al cine comercial que los críticos desprestigiaban. Pero cuando
se es un genio hasta lo puramente comercial es una obra de arte. Por el uso de la fotografía,
por su capacidad de narración visual y por el suspense que sabía imprimir a cualquier situación cotidiana. Eligió una novela de Patricia Highsmith, que
no he leído pero que consideraba normalita, y se puso a trabajar en el guion con
Raymond Chandler, escritor de prestigio de novela negra, con el que no se llevó
muy bien, hasta el punto de que le despidió y rehízo completamente el guion por
su cuenta. Parece que en la novela original había también una cierta atracción homosexual entre los protagonistas que
en la película es más sutil. Los dos personajes parecen las
dos caras de la misma moneda, el bien y el mal eternamente enfrentados.
Bruno insidioso y corruptor desafía a Guy angelical y puro.
En la película gana el bien, no se puede esperar menos de una película
americana diseñada para el gran público. Sin embargo, podríamos hacernos muchas preguntas si Guy hubiese accedido a asesinar al padre de
Bruno. ¿Que hubiese pasado a partir de entonces? Posiblemente se hubiera establecido una alianza de sangre para seguir
matando. Y entonces, ¿quién hubiese elegido a la siguiente víctima? El poder corruptor de Bruno, ¿hubiese sido tan efectivo?
Director: Alfred Hitchcock
Guion: Raymond Chandler, Czenzi Ormonde, sobre novela de Patricia Highsmith
Música; Dimitri Tiomkin
Fotografía: Robert Burks
Intérpretes: Farley Granger, Ruth Roman, Robert Walker, Patricia Hitchcock, Marion Lorne.
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