lunes, 11 de marzo de 2019

Exposición: Panteones Reales de Aragón (2019)

Todavía queda una semana para verla

No me gusta pensar que vivimos, durante los últimos años, un intento de reivindicación de la historia de Aragón debido a los empujones que nos dan los nazicatalanistas. Me gustaría pensar que hemos sabido valorar desde siempre lo que hemos sido y lo que hemos tenido. Quizá sea demasiado optimista en este aspecto y todavía vivamos acomplejados. No sé.


El caso es que hay una exposición sobre los Panteones Reales de Aragón que sirve de excusa para repasar la historia del reino. Esa historia que, desde ciertas instancias políticas catalanas, se intenta oscurecer. Ya se sabe que el vencedor es quien escribe la historia y que, actualmente, los vencedores son quienes tienen más dinero y saben utilizarlo para reescribir la historia e intoxicar con campañas de inspiración goebbeliana.


En cualquier caso, bienvenidas sean nuevas exposiciones para revivir la historia. Esta vez es a través de las sedes de los enterramientos de los reyes de Aragón. No deberíamos despreciar el arte funerario ya que ha sido la primera manifestación artística desde que la humanidad dejó atrás su condición simiesca. Todo para recordar a los difuntos, aunque sólo fuesen una minoría.


La exposición recorre varios de estos lugares elegidos por los reyes y reinas para su último sueño. Algo especial debían de tener para cada uno de ellos. Y para mí también. Principalmente dos de ellos, ambos en Huesca: San Juan de la Peña y San Pedro el Viejo. En la exposición se incluyen piezas también de Sijena, Santa Cruz de la Serós, San Victorián y Montearagón. Además, también hay una pequeña sección dedicada a Poblet y Santes Creus y a quienes quedaron lejos de casa.

Testamento de Ramiro I, pergamino. Archivo Histórico Nacional

Se han diseñado también varias rutas para cada uno de estos lugares de descanso eterno que pueden consultarse en la página web www.panteonesrealesdearagon.es y que espero que se mantenga una vez terminada la exposición. Por otra parte, hay que advertir que, dada la fragilidad de algunas piezas, se ha optado por exhibir reproducciones. Así pasa con el sarcófago de doña Sancha que puede verse diariamente en el convento de benedictinas de Jaca. En total se exponen 144 piezas: sarcófagos, pinturas, documentos, relieves. Hay también una recreación en 3D de cómo eran los monasterios antes de la Guerra Civil.

Portada de la Iglesia de Santa Cruz de la Serós, Vicente Carderera
De San Juan de la Peña se exhiben, principalmente, documentos. El testamento de Ramiro I, la crónica de San Juan de la Peña, una Biblia y un Antifonario mozárabes y también algunos anillos que se localizaron en las últimas excavaciones arqueológicas. Cuando hice la vía aragonesa del Camino de Santiago volví a visitar este monasterio y también el de Santa Cruz de la Serós, en la cuarta etapa.

Sección del Panteón Real de San Juan de la Peña. Biblioteca Nacional de España

En Santa Cruz de la Serós se conservó una de las piezas más relevantes de esta exposición, aunque sólo se vea su reproducción. Pero como ya he comentado antes actualmente está en Jaca y también lo visité durante el Camino de Santiago, durante la segunda etapa. Es el sepulcro de doña Sancha. No fue reina pero fue la mujer más poderosa de Aragón durante siglos; más que, incluso, la reina Petronila. Dos mujeres fundamentales de la historia del reino separadas por 100 años.

Detalle de la reproducción del sepulcro de doña Sancha y del sepulcro real

Del Monasterio de San Victorián me quedo con la tabla central del retablo de San Victorián de Martín Bernat, colaborador de Bartolomé Bermejo en algunas obras que éste realizó en distintas ciudades de Zaragoza. Esta pintura, actualmente, está en la Catedral de Barbastro desde 1952 y es perfectamente reconocible en ella la influencia de Bermejo. No conozco Montearagón y sería una buena oportunidad para hacerlo seguir la ruta establecida por esta exposición.

San Victorián

En San Pedro el Viejo sí he estado y varias veces, especialmente cuando estuve viviendo en Huesca. Un sitio especial, al que le tengo mucho cariño. La última fue en el año 2017, cuando se cumplían los 900 años de su fundación, post. En esta exposición se ha incluido un boceto del célebre cuadro de La campana de Huesca, de José Casado del Alisal (1880). Pintura historicista encargada de propagar la leyenda de esta campana que nunca sonó y que, actualmente, puede verse en el Ayuntamiento de Huesca. También se ha incluido otras pinturas historicistas, retratos de los reyes de Aragón y entre ellas hay que destacar la de la reina Petronila, enterrada en Barcelona y cuyo matrimonio con Ramón Berenguer IV de Barcelona fue el germen de la Corona de Aragón. Retrato  pintado por Manuel Aguirre Monsalve en 1853.


Reina Petronila, inicio de la Corona de Aragón
Las señoras de Sijena también están presentes en la muestra. Varias tablas, sepulcros y también documentación con escudos de armas que probaban la limpieza de sangre de las mujeres que profesaban en la orden. A este monasterio pertenece una de las tablas que más me ha gustado, La mujer adúltera. Atribuido a Miguel Ximénez, otro de los colaboradores de Bartolomé Bermejo y que se conserva en el Museo de Huesca y que, yo creo, que debería ser sometido a una buena restauración porque una grieta de más de un centímetro recorre de arriba abajo todo el cuadro y sólo verla ya duele. No sé si será posible un arreglo, sin embargo, la delicadeza del rostro ha sobrevivido a las grietas. Es de mis piezas preferidas.

La mujer adúltera y detalle de la grieta


Otra pieza muy curiosa ha sido un calco de la lápida sepulcral de la tumba de Catalina de Aragón, reina de Inglaterra, primera esposa de Enrique VIII y madre de la reina María, la sangrienta, Bloody Mary. Aunque el rey se divorció de ella, produciendo un seísmo en el seno de la iglesia católica, los ingleses la siguen apreciando y todavía se conmemora su muerte. Estos calcos fueron realizados por el embajador de España en Reino Unido en 1924.

Los calcos
Mi pieza favorita es un pequeño relieve en alabastro policromado que representa el ceremonial llamado “correr las armas”. Perteneció al sepulcro de Fernando I en el Monasterio de Poblet pero hoy se encuentra en el Museo del Louvre, parece ser que a consecuencia del expolio de los soldados de Napoleón. Es una obra atribuida a Pere Oller Este ceremonial fue muy popular en los siglos XVI y XV y mostraba el duelo por la muerte de un rey o un noble. Así los caballos pisaban y rompían los escudos y sus gualdrapas eran negras; los caballeros arrastraban las banderas por el suelo y llevaban sus escudos al revés. Muy interesante.

Atribuido a Pere Oller



Sala de la Corona, Edificio Pignatelli. Zaragoza.
Hasta el 17 de marzo de 2019

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