El autor.-
Enrique Gaspar y Rimbau fue escritor y diplomático. Escribió
obras de teatro, libretos para zarzuelas y crónicas sobre sus destinos
consulares, principalmente China. Últimamente se ha vuelto famoso gracias a la
serie de TV, El Ministerio del Tiempo.
Uno de cuyos capítulos está basado en El
anacronópete, la primera máquina para viajar en el tiempo, publicada en 1887,
casi diez años antes de la publicación por H.G. Wells de La máquina del tiempo.
Mi opinión.-
Soy fan incondicional del Ministerio del Tiempo desde el primer capítulo. Ha tenido tanto éxito que, además de serie de TV, es también cómic, novela y lo que le queda. En esta cuarta
temporada me parece que los creadores, guionistas y directores se han superado
con creces. Así que en cuanto mencionaron en el correspondiente capítulo esta
obra, El anacronópete, me faltó
tiempo para exigir que me la regalasen por mi cumpleaños y, en cuanto me llegó
el libro, también me faltó tiempo para devorarlo.
En realidad, esta nueva edición rescata el libro original,
respetando sus grabados y también la portada de 1887, pero añade dos obras más (que espero leer
muy pronto): La metempsícosis y El
viaje a China. Fascinante.
Don Sindulfo García es un acaudalado inventor zaragozano
que, acompañado por su ayudante, su sobrina, la criada y doce mujeres de vida
licenciosa (ojiplática me quedé con esto) se presenta en la Exposición
Universal de París con su vehículo para viajar en el tiempo. Como corresponde
al siglo XIX, el autor es muy farragoso en las descripciones, mantiene un poso
de ironía y sobre todo buen humor, al afirmar que conocer el pasado (y reformarlo) es
obligatorio para basar un buen futuro en el presente. Buena premisa para un político, ¿no? Sería espectacular si se
pudiese hacer, aunque una de las premisas de la serie de TV es que la historia es la que y no se puede cambiar.
Aprovecha también Enrique Gaspar para denunciar la situación
opresiva de las mujeres y constituirse en un claro defensor de su derecho a la
igualdad. Aunque su protagonista, don Sindulfo, no sea como él. El caso es que
don Sindulfo se ha enamorado de su sobrina y ésta, por supuesto, no tiene ninguna
intención de corresponderle. Así que el científico decide trasladar a toda su troupe a algún tiempo pasado en el que
un hombre todavía pudiese imponer su voluntad de matrimonio a una mujer porque a
finales del siglo XIX, eso ya no era posible. Estos matrimonios de conveniencia entre tío y sobrina no
debían ser algo extraño, puesto que salen en otras obras literarias famosas de
la época (como Tristana de Benito Pérez Galdós) e, incluso, Fernando VII se
había casado con su sobrina.
La trama del Anacronópete resulta rocambolesca y los personajes son
muy de vodevil o mejor dicho de sainete; aunque el autor también aprovecha para dar lecciones sobre historia y mostrar su admiración por la civilización china. Por lo demás, todo son amores contrariados, engaños
y, al final, ¡¡¡¡ojo, spoiler!!!!, resulta que no sólo la vida de los Serrano ha sido un
sueño. Una lectura muy refrescante. La recomiendo, sin dudarlo.
Enrique
Gaspar y Rimbau
El
anacronópete. La metempsícosis. Viaje a China
Gaspar & Rimbau
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