Nuevamente he ido a ver otro montaje de Madama Butterfly
pero esta vez ha sido en directo, en el Auditorio de Zaragoza. Teniendo en
cuenta que el auditorio no está diseñado para ser un teatro de ópera no tenemos
más que una o dos producciones al año, pero con creatividad e ingenio se pueden
superar todos los obstáculos.
El escenario es pequeño, sí, y apenas queda sitio para la
orquesta, los cantantes y el coro, por eso esta vez la orquesta ocupaba la
parte central y se ha diseñado un pequeño escenario a la izquierda comunicado mediante
una pasarela circular que rodeaba a la orquesta. Ha sido obra del director de
escena Emilio López. Un poco complicado pero muy original. Se complementaba
también con proyecciones en la parte frontal de la escena. De verdad, muy
original.
La Orquesta Reino de Aragón se fundó en el año 2011 y entre
sus objetivos estaba precisamente éste, interpretas óperas en directo para el
público zaragozano. Desde entonces se ha seguido consolidando como todo un
referente, tanto nacional como internacionalmente. El coro Amici Musicae estuvo
perfecto especialmente en el coro a boca cerrada. Carmen Solís y Vicent Romero
interpretaron a Butterfly y a Pinkerton. Isaac Galán interpretando a Sharpless
también hizo un gran trabajo y Jorge Franco se llevó grandes aplausos en su
papel del casamentero Goro.
Todos nos fijamos en el personaje de Butterfly pero debe de
ser muy difícil también interpretar a Pinkerton porque es un personaje repulsivo
por el que ni el público ni el intérprete pueden sentir ninguna simpatía. Esta
ópera se estrenó en 1904 y está ambientada en Nagasaki. Puccini, el autor no
podía saber lo que ocurriría en la ciudad 41 años después. No se conocía
todavía la energía nuclear y mucho menos su aplicación a la guerra.
Pero sí que los estadounidenses ya mostraban maneras más
propias de matones colonizadores. Ya despreciaban las culturas diferentes y se
arrogaban derechos que nadie les había dado sobre países, territorios, riquezas
e, incluso, seres humanos. A este tipo de gente pertenece Pinkerton. Destinado
en Nagasaki para entretenerse y pasar el rato decide comprar una esposa, una
niña que ha caído en la desgracia y la pobreza por el suicidio de su padre. No tiene
más remedio que ser geisha o concertar un matrimonio sin amor.
Pinkerton se aprovecha de esa situación y después la
abandona. Butterfly ha abandonado a su familia, a su religión y a sus
antepasados. Se considera ciudadana estadounidense y por ello cree estar
protegida por sus leyes. Para mostrar todavía más su cinismo y su arrogancia,
cuando Pinkerton vuelve con su esposa estadounidense y se entera de que ha
tenido un hijo, no duda en querer llevárselo para educarlo en occidente ¿Se
puede ser más cabrón? Sin duda, se podría pero sería difícil.
Pinkerton es el príncipe encantado abusador. Aquel que no
necesita humillar porque la situación de pobreza y abandono de una mujer en un
contexto conflictivo ya la empuja indefectiblemente hacia él. Así que si un
borracho, abusador, egoísta, racista, pedófilo (no olvidemos que ella tiene 15
años) y probablemente paleto e ignorante es la salvación de una niña, sólo se
puede gritar ¡socoooooooorro!
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