Esta novela está muy relacionada con La reina sin espejo, que a mí, aparte de El mal de Corcira, es la novela que más me ha gustado de la saga. Se retoman antiguos personajes y se descubre la verdadera personalidad de uno de ellos, Robles, compañero y mentor de Vila en su estancia en Barcelona, que aparece brutalmente asesinado. Robles había empezado con pequeñas corruptelas y acabó deslizándose hacia la corrupción consumada pero antes tuvo tiempo de salvar a Vila. Es la imagen del padre que Vila no tuvo. También vuelve a aparecer Riudavets y los mossos de esquadra
Brevemente, pues, hemos conocido a la Dulcinea de este Quijote que, en su lucidez, no puede evitar la amargura por el efecto piedra pómez del paso del tiempo y tampoco puede evitar llorar “lágrimas de viejo caimán” y temblar por el amor perdido, por su Dulcinea inalcanzable. Claro que Vila, tiene la ventaja de que allí siempre está Chamorro. Chamorro con ese sexto, séptimo u octavo sentido, que el machismo elegante siempre atribuye a las mujeres, está para recoger los pedacillos de Vila e intentar recomponerlos (creo que ya lo he dicho en otra ocasión pero hace falta una novela en la que Chamorro sea protagonista absoluta).
En esta novela no hay las habituales referencias cultas a libros o música o, por lo menos, yo no las he encontrado tan intrincadas con la trama. A excepción de la música de Franco Battiato que compone la banda sonora de la historia de amor de Vila y Anna. Pero, en cierta manera y a pesar de esa amargura, Vila recupera la pasión por su trabajo que consiste “… en restaurar la ilusión rota, en regenerar la apariencia que se habría desmoronado… en cuanto la buena gente supiera de las actividades a las que se dedicaban los supuestos servidores de la ley”. ¿Es o no es un Quijote para los siglos XX y XXI? Incluso llega a la plaza de Barcelona donde el Quijote perdió su última batalla.
Como dato curioso coinciden en el mismo día la muerte de Robles, el linchamiento de Gadafi y el comunicado del abandono de las armas de ETA. El mundo, para volverse loco. Novela muy recomendable y para leerla en paralelo con La reina sin espejo.
La marca del meridiano Lorenzo SilvaDestino
Serie Bevilacqua y Chamorro:
El alquimista impaciente, 2000. Premio Nadal
La niebla y la doncella, 2002
Nadie vale más que otro, 2004. Relatos
La reina sin espejo, 2005
La estrategia del agua, 2010
La marca del meridiano, 2012. Premio Planeta
Los cuerpos extraños, 2014
Donde los escorpiones, 2016
Tantos lobos, 2017. Relatos
Lejos del corazón, 2018
El mal de Corcira, 2020
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